-Dunnellen Hall era una gran mansión, tenía 28 habitaciones y era el lujoso hogar de una familia que vio cómo su mundo se rompía tras morir, de un ataque cardiaco, su propietario. Las vidas de los miembros de la familia cambió, y la casa, con demasiados recuerdos, fue vendida. Murió cuando su chófer lo llevaba de regreso a casa y su ya viuda, Linda Dick, trató de sacar el mejor provecho económico al inmueble. Dunnellen Hall se encontraba en Greenwich, Connecticut (EE.UU.) y se la llegó a comparar con el Diamante de la Esperanza; pero omitieron un importante dato: quién la habitara llevaría consigo a la mala suerte que perseguía a todos los que vivieran en ella. Así que el agente inmobiliario encargado de su venta omitió (evidentemente) este importante detalle. Y es que Dunnellen Hall traía mala suerte. Desde que sus primeros dueños la dejaron todo aquel que la ocupó sufrieron aprietos económicos y financieros. Las características de Dunnellen Hall eran soberbias, fue construida en 1918, era una mansión jacobina de doce hectáreas de extensión con acceso y vistas del Long Island Sound. La mandó construir Daniel Grey Reid para regalarla a su hija Rhea y su marido, Henry Ropping. En 1950 la propiedad fue vendida Loring Wasburn, presidente de una empresa fabricante de acero. Su felicidad duró trece años pues en 1963 sufrió unas fuertes pérdidas económicas y tuvo que vender la casa. Dunnellen Hall fue adquirida por una compañía financiera estando un tiempo deshabitada. Fue comprada posteriormente por Gregg Sherwood Dodge Moran a la sazón corista y ex esposa de un heredero de la fortuna de los automóviles «Dodge», esta se casó con un policía de Nueva York llamado Daniel Moran; la felicidad duró poco: él se suicidó disparándose en la cabeza. La casa seguía teniendo demasiados recuerdos y Moran la vende al financieron Jack Dick que, en 1968, pagó un millón de dólares por ella. Era el año 1971 cuando el financiero fue acusado, y procesado de haber disimulado casi un millón de dólares (concretamente 840.000 dólares). Para ello urdió una trama dedocumentos falsificados con los que consiguió un préstamo. Pero en 1974 moría víctima de un ataque cardiaco. El juicio no llegó a celebrarse. Su esposa, Linda, con el historial de la casa creyó que estaba en una casa maldita y fijó su precio de venta en tres millones de dólares. La cantidad fue abonada, y la mansión adquirida, por un millonario de la India llamado Ravi Tikko, propietario de superpetroleros que cayó encantado por la mansión y la adquirió en 1974. Pero llegó la crisis del petróleo y el mercado del crudo cayó en picado por el embargo petrolero de mitad de la década de los 70. El millonario indio Ravi Tikko tuvo que vender muchas de sus propiedades y entre ellas estaba Dunnellen Hall. La propiedad fue vendida al magnate Harry Helmsley dedicado a fincas y hoteles- y su esposa, Leona. La maldición siguió estando presente y en el año 1988 los Helmsley acusados de delitos federales al perder cuatro millones de dólares en impuestos, fueron procesados por evasión de capital. En 1989 Leona Helmsley fue procesada por evasión de impuestos, se la condenó a prisión y la maldición de Dunnellen Hall aguarda a todo aquel millonario que se atreva a habitarla. En 2008 se vendió por 35 millones de dólares, su precio de salida era de 125 millones de dólares. Características de la propiedad incluyen un estanque koi con cascada, gran piscina al aire libre, una cabaña con cocina y pista de tenis. Fotos interiores se ven majestuosas. El hall de entrada de 86 pies es con suelo de mármol con paredes de piedra caliza. Hay una biblioteca con paneles de roble, y el nivel inferior incluye un vendedor de vino y degustación de las salas. No tiene acceso a la playa - pero hay puntos de vista de la Long Island Sound.