Hoy tenemos una de las leyendas misteriosas más famosas de Ecuador. La historia tiene ambientación taurina y se desarrolla en Quito, durante la época colonial. Un misterioso toro parece poseído por el Demonio y persigue a una muchacha hasta matarla, para después desaparecer sin dejar rastro. Una historia de misterio que hurga en el imaginario colectivo que identifica los animales con la entidad demoníaca. El argumento daría para realizar un video o una película de terror. Casa 1028 Una linda casa en el Quito de la época colonial. Una hermosa joven de buena familia. Un toro enfurecido se escapa del ruedo y persigue a su víctima, guiado por una demoníaca obsesión. Un cruel asesinato que queda sin resolver. Hoy vamos a descubrir una de las leyendas más misteriosas e inquietantes de Ecuador. Yo soy César Buenrostro y esto es ¿Qué te cuento? En la Casa número 1028 vivía una joven llamada Bella Aurora. La muchacha, quien era hija única, era conocida y admirada en todo Quito por su belleza. Ella y sus padres solían ir a ver las corridas de toros donde en aquel entonces se hacían: en la Plaza de la Independencia. Bella Aurora y sus papás estaban ansiosos por disfrutar del sangriento espectáculo, y la verdad es que la función taurina empezó bien. Los toreros hicieron sus lances; todo estaba tranquilo, en un principio... Luego de terminada la primera corrida el ambiente se tornó extraño. Un halo pesado se cernió sobre la arena. Se hizo el silencio entre la multitud. No apareció enseguida, pero se escuchaban sus bramidos cada vez más cerca. Hasta que la puerta se vino abajo con un sonido ensordecedor: entró el segundo toro. Era una bestia enorme, de pelaje negro. Rezumaba furia, a la vez que resoplaba, e incluso hubo gente que juró haber visto humo salir por sus narices. Ante la mirada atónita de los presentes, el toro escudriñó las tribunas, hasta clavar sus ojos en Bella Aurora. Sin apartar la mirada de la muchacha se acercó a los escalones. Bella Aurora estaba tan asustada que no pudo moverse... acabó por desmayarse. Sus padres y las personas a su alrededor la socorrieron de inmediato; la sacaron de ese lugar llevándola a su casa. Al ver desaparecer a la joven el toro se volvió loco. Empezó a dar vueltas por la arena, hasta que se lanzó contra la barrera protectora y consiguió salir. Sin dejar de gruñir siguió los rastros de Bella Aurora por las calles de Quito, y finalmente localizó la Casa 1028. Derribó la puerta con su enorme cuerpo y fue subiendo por las escaleras, como si estuviese poseído por algún demonio. Buscó obsesivamente y no tardó mucho en dar con su dormitorio. Bella Aurora se quedó petrificada; quería escapar, pero le faltaron fuerzas, y lo único que alcanzó a hacer fue gritar del terror. El animal no tuvo piedad cuando arremetió contra ella, clavándole los cuernos hasta el corazón. Resonaron ruidos desde las escaleras: los padres de Bella Aurora habían oído los gritos de la muchacha. Encontraron a su única hija bañada en sangre; nada pudieron hacer para salvarla. Huelga decir que no se vio rastro alguno del toro que la había matado; se había literalmente esfumado. Los padres de Bella Aurora enterraron a la joven y a los pocos meses se marcharon de la ciudad. Nunca se pudo averiguar de dónde vino el misterioso animal, ni cómo pudo desaparecer tan rápido sin dejar huella de su existencia. ¿Quizás realmente se haya tratado de un demonio que había tomado la apariencia de un toro negro? Mucho se ha especulado al respecto, pero nadie sabe a ciencia cierta qué tan verdadera sea esta leyenda. Sin embargo, si visitan Quito y buscan entre la calle Guayaquil y la calle Chile el Edificio Guerrero Mora, ustedes podrán encontrar, en la parte trasera del inmueble, una placa metálica cuyas letras azules marcan un número: el 1028.