El obsesivo Codex Seraphinianus La legendaria primera edición del Codex Seraphinianus No todos los libros misteriosos provienen de épocas remotas o de lugares maravillosos. El autor del Codex Seraphinianus todavía camina entre nosotros y a sus sesenta años, aún se refleja en las fotografías y contesta a los periodistas. Respecto al Codex, sin embargo, ha dejado escrito que únicamente se sabrá de su propósito tras su muerte. O tal vez no. Para salir de dudas, impaciente lector, sólo quedan dos caminos. Uno es esperar. El otro, apresurar la apertura del testamento… Un domingo mediado el año 1976, Luigi Serafini cogió unos lápices de colores, empezó a dibujar y observó sorprendido el resultado. Aquello fue el inicio de una enciclopedia universal que se desarrolló durante treinta meses en su pequeño apartamento romano, y fue creciendo rigurosa, desde zoología y botánica a medicina y lingüística. Lo peculiar es que no se trataba de una enciclopedia de nuestro mundo, sino de un extraño universo paralelo en el que las cosas son parecidas a las de nuestro lado del espejo, pero su significado puede estar temiblemente alejado del que creemos estar viendo. Vemos hombres –si es que son hombres– que transmutan en máquinas o animales. Asistimos a extrañas cópulas con finales imposibles. Contemplamos operaciones quirúrgicas de transplantes, o tal vez partos, o tal vez asesinatos rituales… El autor, Luigi Serafini Es el lector el que pone todo de su parte para buscar un significado a lo que ve, con la incómoda sensación de perderse algo crucial que le hará cometer un espantoso error. Serafini también inventó una escritura para acompañar las ilustraciones. Una misteriosa letra cursiva sin significado demostrable que algunos irreductibles se empeñan en descifrar, pues dedican sus noches a tratar de romper un código que no tiene solución, porque no la necesita. El autor previno a los incautos con el dibujo de una inscripción similar a la Piedra Rosetta. Por una parte está en su incomprensible serafiniano, por la otra, el idioma al que se traduce es aún más extraño y alienígena. Una burla por lo inútil de aquellos intentos. También hay unas pocas palabra en familiar francés, extraídas del capítulo VI de En busca del tiempo perdido, en la sección sobre literatura de su enciclopedia. Quizás en su mundo ni sea francés ni obra de Proust. La foliación del códice sí ha sido descifrada; está basada en una numeración en base 21 que el propio autor confiesa haber olvidado. Cuando Serafini concluyó cincuenta páginas de las más de 500 que llegaría a tener su códice, comenzó a recorrer todas las editoriales de Italia para publicar su libro. Todas negaron el proyecto, atrincheradas en su basto y reconocido conocimiento del mercado literario. No es extraño, pues es el gremio que ha rechazado publicar Por el camino de Swann, Los Buddenbrock, La familia de Pascual Duarte, Cien años de soledad, Dublineses o Lo que el viento se llevó. Una tarde de verano de 1978 los dibujos llegaron a la editorial de Franco Maria Ricci, que en un arranque de genio decidió publicar en 1981 una lujosa edición de 4.000 ejemplares encuadernada en seda negra, protegida por un estuche y dividida en dos volúmenes. El primero fue dedicado a las ciencias naturales y el segundo a las sociales. Los ejemplares de esa fastuosa tirada son piezas codiciadas por lectores de todo el mundo, que están dispuestos a pagar auténticas fortunas por el derecho a poseerlas. Muchos alaban el sentido del humor que contiene el Codex. A mi me produce una indefinible sensación de horror, con sus páginas acerca de la antigravedad o sus arcos iris líquidos. Puede ser una parodia de las enciclopedias medievales, o un informe alienígena que intenta explicar a los suyos las incomprensibles costumbres de nuestro mundo. Yo temo que sea el libro de un sitio real, donde el asesinato sea una forma de bondad o la buena educación, un crimen. Si el universo es lo suficientemente grande, en este preciso instante hay un doble tuyo que está leyendo estas mismas palabras. Tal vez tu gemelo piense lo mismo que ahora piensas, lector, o puede que se levante de su silla y salga de la habitación. Si el espacio es infinito, las dos alternativas son simultáneas porque incluso los hechos más improbables tienen lugar en algún sitio. Es matemáticamente seguro que nuestro otro yo reflexione acerca de este escrito a una distancia de 10 elevado a 1028 metros de aquí. No es metafísica, sino una consecuencia inexorable, pues todo acaba por repetirse cuando los dados se echan el necesario número de veces. Por eso, es probable que el mundo serafiniano también exista. Consuélate pensando que nunca entrarás en contacto con él, excepto en las páginas de este libro. http://www.linksole.com/foipse
seria bueno ke alguien si tienen el ebook de este libor a alguna pag pa deskargarlo... pa kaxar mas del tema,,, si es ke esta en alguna nueva edicion si
muy buen aporte, todo un misterio mezclado con humor, ilogica, ridiculo, seriedad y sinsentidos muy interesante, me encantaria verlo mas.. " incluso los hechos más improbables tienen lugar en algún sitio " buena frase
men hay esta el libro todabia lo estoy bajando para que lo coloques el link se agradece la info men http://www.linksole.com/foipse