Una abuelita le dice a su nieto de 13 años: - Robertito, por favor a ver si puedes ayudarme a ponerme este supositorio que me ha mandado el médico para el catarro. A lo que Robertito contesta: -Abuelita, no se poner supositorios. La abuelita le insiste -Robertito que yo no llego, por favor que no me puedo agachar. Y Robertito, claro, no se puede negar. Cuando la abuela se pone en posición y el muchacho peska el supositorio, no puede por menos que exclamar asustado: Abuela, te lo meto por el culo o se lo doy de comer al pavo.