Una gran erupción en un planeta lejano Astrónomos creen que pueden detectar actividad volcánica fuera de nuestro Sistema Solar ABC / MADRID Día 08/09/2010 - 17.00h 2 COMENTARIOS El impacto del volcán islandés Eyjafjallajökull(el nombre xD) sobre el tráfico aéreo hace tan solo unos meses nos recordó el impresionante poder de estos fenómenos de la Naturaleza. Sin embargo, por mucho que nos haya impresionado, esta erupción palidece ante la furia de los eructos cósmicos de Io, una de las lunas de Júpiter, el cuerpo más volcánico del Sistema Solar y un auténtico infierno de gases. Ahora, los científicos intentan descubrir estas bocas humeantes mucho más lejos. Creen que estos estallidos pueden repetirse en otros mundos rocosos más allá de nuestro sistema planetario y aseguran tener la tecnología y el método para detectarlos. WADE HENNING Recreación artística de una luna con gran actividad volcánica orbitando un planeta de gas gigante en otro sistema planetario Para poder observarlos, se necesita «algo realmente tremendo, una erupción que expulse un gran cantidad de gases a la atmósfera», explica la astrónoma Lisa Kaltenegger, del centro de astrofísica Harvard-Smithsoniano. «Utilizando el telescopio espacial James Webb podríamos detectar una erupción de diez a cien veces mayor del tamaño del Pinatubo -volcán de Filipinas- en las estrellas más cercanas». A los astrónomos les faltan décadas para conseguir la imagen de la superficie de un planeta más allá de nuestro Sistema Solar, pero en algunos casos han sido capaces de detectar atmósferas de exoplanetas gigantes gaseosos conocidos como «Júpiter calientes». «Una erupción emite humos y gases distintos, por lo que la actividad volcánica en un planeta rocoso podría dejar una firma en la atmósfera», concluye Kaltenegger. Para examinar qué gases volcánicos podrían ser detectables, la investigadora y sus colegas de Harvard desarrollaron un modelo de erupciones en un exoplaneta similar a la Tierra. De esta forma, descubrieron que el dióxido de azufre procedente de una gran erupción explosiva es fácil de medir, porque es abundante y desaparece lentamente en el aire. Como el Tambora La erupción de 1991 del monte Pinatubo en Filipinas arrojó cerca de 17 millones de toneladas de dióxido de azufre a la estratosfera -la capa de aire que se extiende desde unos 11 hasta unos 50 km sobre la superficie de la Tierra-. La mayor erupción volcánica de la historia, la del evento Tambora en 1815, fue aproximadamente diez veces más poderosa. Estas erupciones gigantescas no son frecuentes, así que los astrónomos tendrían que analizar muchos planetas del tamaño de la Tierra para pillar una en el acto. Sin embargo, si esos otros mundos son geológicamente más activos que la Tierra, el éxito puede ser más probable. Para buscar dióxido de azufre volcánico, los astrónomos apuestan por utilizar una técnica conocida como eclipse secundario, que requiere que el exoplaneta cruce por detrás de su estrella cuando ésta se ve desde la Tierra. Al restar la luz de la estrella, los astrónomos se quedan con la señal del planeta donde buscar pistas de moléculas químicas. Con esta técnica, cualquier planeta del tamaño de la Tierra a menos de 30 años luz de distancia podría mostrar signos de actividad volcánica a los ojos del James Webb.