El basilisco (del griego basilískos: «pequeño rey») era un ser mitológico creado por la mitología griega que se describía como una pequeña serpiente cargada de veneno letal y que podía matar con la simple mirada, que consideraban el rey de las serpientes. Posteriormente se lo ha representado de diversas maneras siempre con características reptilianas. La extraña creatura llamada Basilisco era un animal mitológico con cuerpo de reptil, alas de espinudas, colas en forma de lanza, patas y cabeza de gallo. El Basilisco vivía en el desierto que él mismo creaba; con su mirada era capaz de romper piedras y quemar el pasto. El Basilisco exhalaba fuego, secaba las plantas, envenenaba las aguas y mataba sólo con su mirada. Basilisco a través de la historia La afirmación de que el Basilisco es el Rey de las Serpientes, es casi lo único que no ha cambiado de su descripción a lo largo la historia. En un comienzo se lo describe como una pequeña víbora venenosa, con un aliento que marchita las plantas, resquebraja las rocas y mata cualquier hombre o animal sólo con su mirada (siglo I, Plinio el Viejo). Su apariencia se mantiene hasta que autores medievales como Pierre de Beauvois, en su libro "Bestiario", recogen la imaginación popular generando al menos dos nuevas versiones acerca de su origen. La primera versión lo define como el hijo de Medusa, la que al ser decapitada vertió su sangre, de la cual nacieron todas las serpientes. Un mounstruo que emite horrendos silbidos (que incluso ahuyentan a otros mounstros), capaz matar con la mirada, como su madre. La segunda versión nos cuenta que este animal mitológico nace en luna llena, justo a medianoche, de un huevo deforme (pequeño y sin yema), puesto por un gallo o gallina vieja, fecundado por una serpiente e incubado por un sapo durante 9 años. De todos ellos tomó sus características. Si sus pequeños huevos no son consumidos por las llamas, de ellos nacen unos pequeños gusanillos colorados que se aposentan debajo de las casas, y que en menos de un año serán adultos, que se alimentarán del aliento de los durmientes, quitándoles su energía y llegando incluso a causarles la muerte, si no se logra a tiempo conjurarlo. Los síntomas para reconocer a la víctima es la característica "tos seca". Probablemente esta versión se basa en el conocido fenómeno de la gallina que cambia de sexo cuando envejece, que canta como el gallo y también le crecen carúnculas, pero que sigue poniendo huevos. Entre las formas de matarlo se cuentan: Vestir a un hombre con una armadura de espejos, así al ver su mirada reflejada en los espejos, moriría. De la misma manera porner espejos en la casa, asegura eliminarlo del hogar, aunque una medida extrema sería quemar la casa completamente. Una manera más riesgosa de matarlo es verle antes de que él nos vea, aunque en la mayoría de los casos, esto también te costaría la vida.