FRAY TOMÁS DE TORQUEMADA , INQUISIDOR GENERAL Se dice que fray Tomás de Torquemada (1420-1498) era nativo de Palencia, otros lo sitúan como oriundo de Valladolid y nadie se aclara del todo en esas discusiones sobre su orígen, como tampoco se sabe a ciencia cierta si era descendiente de judíos conversos (llamados "Marranos") por parte de su abuela y, por tanto, de familia cristiana nueva. Lo que si sabemos es que entró desde muy joven en la Orden de los Padres Dominicos (quizás la peor, la más intransigente y la más brutal de las congregaciones cuya fama, por sus actuaciones a lo largo de la historia, la ha elevado al rango de la leyenda negra de la que difícilmente podrá librarse...) en el monasterio dominico de Valladolid, donde contaba con las influencias familiares. Ignoro si ese joven dominico con tan siniestro apellido se sentía desde un principio predestinado a ser la figura de proa de una política que él mismo convirtió más tarde en una auténtica cruzada contra los conversos judaizantes, acusados de abrazar públicamente la fe católica y siguiendo con sus prácticas judías en privado. Por decir que no quede, pero su apellido huele ciertamente a carne de converso chamuscada, a torturas y tormentos, a represión y persecución sanguinolenta y, por mucho que algunos quieran rehabilitar su memoria, los hechos de los que fue autor material son innegables. Su carrera de monje adquiere cierto relieve cuando en 1452, es elevado a la dignidad de Prior del Monasterio de Santa Cruz de Segovia. Veintidós años más tarde, en 1474, entra en la corte de los Reyes Católicos en calidad de confesor de Isabel I de Castilla-León y de Fernando II de Aragón, pero es uno de los 3 confesores que atienden normalmente las necesidades espirituales de los monarcas. Detalle del retrato de la Reina Isabel I "la Católica" de Castilla y León (1451-1504), en un retablo del siglo XV. Cuatro años más tarde, los reyes fundan (mediante bula papal) el Tribunal de la Inquisición del Santo Oficio, que depende directamente de la Corona (1478). Será, a instancias de la reina Isabel, en 1483 cuando el papa Sixto IV nombra al monje dominico para el cargo de Inquisidor General. Dos años atrás, en 1481, ya se había celebrado el 1er auto de fe en Sevilla, donde fueron quemados numerosos conversos judaizantes. Convertido pues en el temido Inquisidor General del Santo Oficio Español, Tomás de Torquemada se libró por entero a cumplir con la misión de erradicar de los reinos hispanos a los "Marranos", acusados por los cristianos viejos de convertirse al catolicismo por puro interés más que por verdadera convicción religiosa. Lo cierto era que los viejos cristianos se sentían molestos por la bonanza económica y comercial de esos judíos conversos, y en consecuencia perjudicados en sus negocios cuya ralentización era palpable, por lo que, más que religioso, el móbil era económico. Más fanático y ambicioso que profundamente religioso, ese bien podría ser el perfil de Torquemada: un eclesiástico que actuaba y justificaba su ensañamiento en nombre de Cristo, sin creer de pies juntillas en él y ni mucho menos para encontrar el camino que le llevara a Dios. En 1492, se encargó de la expulsión de la comunidad judía y, al año siguiente, tras 10 años en el cargo más temido y respetado de la Península Ibérica, se retiró al convento de Santo Tomás de Ávila, del cual era fundador. Hasta su muerte, acaecida en 1498, vivió angustiado por la paranóica idea de que querían envenenarle y, para evitar ser envenenado, tenía en la mesa de su celda una caja con polvo del cuerno de un unicornio, que tenía fama de ser el mejor de los antídotos. A pesar de sus miedos, murió de muerte natural en 1498 en dicho convento. Llorente, el 1er historiador de la Inquisición, daba el balance final del mandato de Torquemada al frente de esa execrable institución: 10.000 personas murieron en la hoguera, 27.000 sufrieron penas infamantes, tormentos, confiscaciones, delaciones y encarcelamientos. Tres siglos después, y gracias a los desórdenes de la Guerra de la Independencia, su tumba fue profanada y lanzadas al viento sus cenizas. Nunca se supo quienes fueron los autores de esa venganza aplazada, quizás porque eran demasiados. SALUDOS PD: QUIEN RECUERDA EL NOMBRE DEL INQUISIDOR QUE FUE NOMBRADO SANTO POR JUAN PABLO II