Subaru Impreza Diésel

Subaru lanzaba a principios de este año el primer motor diésel en la historia de la marca, una mecánica que ha ido montando de forma progresiva en los distintos modelos de su gama y que, desde este mes de diciembre, está disponible también en el Impreza.

El constructor japonés se ha mantenido fiel al concepto de propulsores de cilindros opuestos que usa habitualmente en las mecánicas de gasolina. Para Subaru este esquema de motor es mucho más eficiente que los tradicionales de cilindros en línea o en V, porque se consigue un tamaño más compacto que repercute de forma positiva en varios aspectos: hay menos inercias, se reducen las vibraciones y, como consecuencia de ello, también mejoran las prestaciones y el confort de marcha.

Además, la situación de estos motores en el vehículo permite bajar el centro de gravedad, una característica que mejora el comportamiento dinámico del coche.

Desde hace años, Subaru ha basado buena parte de su estrategia de marketing en la competición, participando de forma asidua en el campeonato del mundo de Rallys, precisamente con el Impreza, donde ha cosechado numerosos éxitos.

Por eso este modelo, incluso en esta nueva versión diésel, no oculta su vocación deportiva con unos rasgos de diseño que le dan un marcado carácter, tanto en el exterior como en el interior.

Pero la estrella de esta nueva variante del Impreza es su motor bóxer diésel de dos litros y 150 caballos. Su funcionamiento es encomiable. Sólo al arrancar se deja sentir el sonido clásico de las mecánicas de gasóleo, pues una vez circulando, destaca por su silencio de marcha, la ausencia de vibraciones y una respuesta agradable en cualquier régimen de giro.

A muy pocas revoluciones este propulsor entrega ya una cantidad de fuerza considerable, lo que permite una conducción relajada y tranquila. Sin embargo, tampoco defrauda cuando queremos imprimir un ritmo más alegre y responde con mucha agilidad e inmediatez a los requerimientos del acelerador.

Este mecánica va unida a una caja de cambios manual de seis velocidades que tiene un escalonamiento correcto para sacarle el mejor partido, tanto desde el punto de vista de las prestaciones como del consumo, que se mantiene en valores ajustados en todo momento. El único pero que le podemos poner es el tacto rugoso de la palanca para pasar de una a otra marcha.

El comportamiento del Subaru Impreza Diésel es bueno y su conducción resulta francamente agradable, por ese compromiso entre suavidad de funcionamiento y dinamismo.

También en eso las suspensiones cumplen su cometido de manera intachable y no abusan de la rigidez para lograr así un alto grado de confort, pero también son lo suficientemente firmes como para poder encadenar curvas sin desagradables balanceos.

La tracción simétrica y constante a las cuatro ruedas, otro elemento típico de Subaru, contribuye decisivamente a la seguridad de este modelo, sobre todo cuando nos enfrentamos a condiciones de piso deslizante, donde podemos mantener un ritmo de marcha elevado con una absoluta sensación de control sobre el vehículo.

 

no estamos acostumbrados a un impreza con diesel jajaja
pero sabes, se ve un buen vehiculo. Los subarú siempre son buenos vehiculos.