Los gatos suelen ser bastante territoriales, pero a veces esta característica puede jugarles una mala pasada, o incluso, hacerlos quedar en ridículo. Un pequeño felino tuvo una terrible confusión al enfrascarse en una batalla con quien pensó, era un nuevo integrante de la familia. Lo cierto es que se traba de una figura de porcelana con la forma de un gato, por lo que jamás tuvo respuesta alguna por parte de su inmóvil "rival".