[HU][HC]José Tomás Ramos y su negocio de esclavos

Tema en 'Cementerio De Temas' iniciado por Leonpardo, 10 Oct 2011.

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  1. Leonpardo

    Leonpardo Usuario Casual nvl. 2
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    Leyendo Fantasmas y Retratos de la Tradición de Jorge Inostrosa, me encontré con la historia de la venta de esclavos chinos y otros asiáticos y luego de polinésicos a Perú para trabajos forzosos en las Islas Chinchas para la extracción de huano. Uno de esos empresarios era José Tomás Ramos, nombre que hoy se le recuerda con una importante avenida en Valparaíso y también en su tumba - en Valparaíso - hay un lujoso monumento de Mármol. Nunca pensé que este hombre tuviera una historia tan negra para ser recordado de esta manera.


    [​IMG]

    Tumba de José Tomás Ramos.
    El ángel de mármol perdió su cabeza y fue reemplazada
    por la que se aprecia en la fotografía.
    Patricia Štambuk M., Voces en el panteón. Historias y personajes
    del Cementerio Nº 1 de Valparaíso.



    José Tomás Ramos, entre 1850 y 1860, tenía un flota de varios buques que enviaba a China para adquirir chinos vía engaños o comprándolo a sus padres y los vendía en Perú. Embarcaba entre 400 y 500 chinos por buque, donde sobrevivía la mitad en un viaje que duraba tres meses. Luego en Perú, como supondrán, eran mal alimentados y obligados a trabajar hasta 20 horas al día para cumplir con las toneladas de material que debían extraer. Como muchos morían, más chinos llegaban y el negocio crecía.

    En 1860 Luego, el estado Peruano prohibió esta práctica con chinos, pero los comerciantes de guano y de esclavos buscaron otra alternativa: polinésicos. Entre esos polinésicos se esclavisaron cerca de 1000 pascuenses (en ese entonces no se consideraba territorio Chileno) pero éstos preferían morir en ves de ser esclavos: no comían y se dejaban golpear. Eso ocurrió en 1863.

    Al final, se prohibió toda clase de ventas de personas y se devolvieron muchos hombres a sus lugares de orígenes. Así, de los cerca de 1000 pascuenses, sólo regresaron 54 en pésimo estado de salud, contagiados de lepra y otras pestes. Otros tuvieron distinta suerte. El compromiso de los negreros era trasladar a los esclavos a su lugar de origen pero evitar el largo viaje, los barcos se adentraban mar adentro y los tiraban vivos al mar.

    A pesar de que hacía varios años estaba abolida la esclavitud de negros en varios países incluídos Chile y Perú, esta práctica se hizo común más de diez años frente a nuestras costas y con muy poca mano dura para evitar lo que sucedía. Jorge Inostrosa cuenta algunos intentos de Chile por evitar ésto.

    Éste es el origen de algunos chinos que pelearon por Chile en la Guerra del Pacífico.


    Fuente:
    Resumen redactado por mí del texto "Los Mercaderes de Carne Amarilla" del libro "Fantasmas y Retratos de la Tradición" de Jorge Inostrosa.



    Por si les interesó el tema, les dejo un copy/paste de un blog de Ernesto Guajardo:

    José Tomás Ramos fue uno de los empresarios porteños más prósperos de mediados del siglo XIX, aunque quizás para muchos hoy no sea sino en actual nombre de la Quebrada de San Agustín, aquella hendidura que separa los cerros Alegre y Cordillera.

    A mediados del siglo XIX, entre muchos otros negocios que pasaban por el puerto de Valparaíso estaba el tráfico humano, tanto de chilenos pobres, como de culíes y polinésicos. Segall nos recuerda que Benjamín Vicuña Mackenna anota en su libro Páginas de un diario durante tres años de viajes, 1853, 1854, 1855, que un terrateniente había comprado diez culíes. Segall es de la opinión que el nombre del comprador era José Tomás Ramos, «este individuo era un activo traficante en esclavos, comerciante azucarero y propietario de fincas en el Perú. Tenía su casa matriz en Valparaíso», acota el historiador. Renzo Pecchenino menciona algunos barcos chilenos que participaron de este negocio, entre ellos, Bella Margarita, Eliza (sic) Mason, «de la sociedad de traficantes ‘seis amigos’» y Ellen Elizabeth, de propiedad de Ramos. Gilberto Harris señala que, en 1862, la goleta Ellen Elizabeth llevó, a nombre de J. T. Ramos, «colonos» de las islas polinésicas a Lambayeque, a las haciendas de Ramos ubicadas en Patapo y Tulipe. Además, el buque chileno David Thomas, y probablemente el Bella Margarita y Elisa Mason, traficaron con polinésicos tomados en las islas Perhyn, indica Harris.

    Claudio Véliz señala que el negocio es el siguiente: el gobierno peruano le cancela a los propietarios de las embarcaciones y a los traficantes una suma por cada esclavo transportado, a fines de que sea devuelto a su lugar de origen. Al mismo tiempo, los armadores de los buques se comprometen a no continuar con esa práctica. Así, en la negociación que se lleva a cabo, el capitán de la Ellen Elizabeth logra el precio de ochenta y dos pesos por cada polinésico. No se conoce la cantidad de personas que transportaba la goleta.

    La actividad económica que se realizaba en lo que es hoy el norte del país requería de una buena cantidad de fuerza de trabajo. Y siempre existen maneras de conseguir esos brazos. Un empresario de la zona le escribe a José María Artola, comerciante de Cobija, que «consiguió traer de Valparaíso a 200 peones que le costaron $ 10.000 pesos oro» y le pide «que no admitan en sus faenas a estos prófugos... fácilmente se conocen hasta por el traje que llevan», cita Segall.

    Ante esto, acota el historiador:

    Esta carta implica varios problemas, pero el más interesante es: ¿por qué está dirigida a José María Artola, un comerciante, y no al Prefecto cuando habían leyes específicas que impedían por la vía policial toda huida de las faenas?

    La respuesta es: la Casa Artola tenía el control económico del tráfico de la zona. Era la agencia de contratación.

    Artola logra tal nivel de acumulación de capital que, desde Cobija, el 10 de junio de 1851, le ofrece colaboración a Agustín Edwards, en Valparaíso: «puede usted ocupar con franqueza a su afectísimo», le escribe.

    ¿Cómo era posible el tráfico de culíes? El historiador Marcelo Segall estudió el tema:

    Sin duda alguna que en 1850 regía la tajante prohibición constitucional de la esclavitud. Pero, otro asunto es la realidad mercantil de la época (...). El Derecho defendía el principio que todo compromiso mercantil, todo contrato, era vigente hasta su completa realización. Más estricto aun todavía, era en el caso de los pagos anticipados. Y el trabajo culí estaba fundado en el sentido jurídico que era un procedimiento contractual-mercantil, donde un hombre de empresa pagaba con anticipación las futuras labores de un trabajador. El contrato de trabajo firmado con los traficantes de culíes era un pacto comercial con una cláusula clara y precisa: el derecho de traspaso y venta del contrato. El espíritu mercantil realista de la época, se fundaba en que el dinero invertido en servicios futuros debía ser respetado por el individuo anticipado. Todo, bajo el supuesto que el traficante había a su vez pagado al culí, en China, los ocho años futuros de trabajo. ¿Cómo y cuándo? no le correspondía averiguar al nuevo contratista.

    El negocio es lucrativo y se conoce su mecanismo. Benjamín Vicuña Mackenna lo describe en un artículo publicado en El Mercurio de Valparaíso, el 23 de diciembre de 1862:

    En estos contratos, cuyo verdadero contenido ignoran, se les concede a los salvajes pasaje libre al Perú y en cambio se obligan a trabajar por un término de cinco a ocho años, recibiendo sueldo mensual de cuatro pesos. Como en el Perú bajo estas condiciones se venden a razón de 300 a 400 pesos cada uno, se ve cuán magnifico negocio están haciendo los capitanes de buques, tomando en cuenta que el pasaje no puede orijinar sino un costo de 40 a 50 pesos por flete incluso los víveres.

    Vicuña Mackenna concluye el texto con un vehemente llamado, que da cuenta de la posición que tiene parte de la sociedad chilena sobre este tema:

    Este tráfico inicuo clama al cielo y como parte firmante del tratado con Inglaterra sobre abolición del tráfico de esclavos, debe llamar la atención del gobierno de Chile a las numerosas espediciones (sic) que se han hecho y que se están preparando actualmente bajo bandera chilena.

    Fuente:
    http://eneltercermilenio.blogspot.com/2011/05/451-los-negocios-de-jose-tomas-ramos.html


    Saludos cordiales
     
  2. chicogrungero

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    Cuatico lo de los negocios con esclavos, menos mal que hoy en día está abolido, pero no faltan los países que todavía lo hacen. En el caso de Ramos, todo era para tener mano de obra más eficiente y obtener mayor ganancia.
    Gracias por el tema.
     
  3. Die_pun

    Die_pun Usuario Casual nvl. 2
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    En esa época precisamente el siglo XIX, la clase obrera chilena según varios escritores nacionales y extranjeros era considerada como la peor, la vergonzosa vida de la clase trabajadora, niños y mujeres incluidos que se empleaban en el trabajo minero en el norte de Chile, de hecho había una ley la mitad de éste siglo que decía que niños de 12 años podían emplearse en la minería. Está demás decir que a las familias, obreros se les pagaba con sueldos miseros de allí a la comparación con la esclavitud o explotación. Además se alude que el nivel de mortalidad en Santiago era espantoso, todo esto a raíz de la codiciosa oligarquía chilena.
     
  4. Célula 22

    Célula 22 Usuario Casual nvl. 2
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    Que cuático... Lo que hace la avaricia por conseguir mano de obra que exploten los recursos... y más encima tratados peor que animales, trabajando casi un día completo...
    Gracias
     
  5. Detruye Vaginas

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    Esclavo o Prole... en el siglo XIX era ser lo mismo... :nonono:
     
  6. José Manuel Balmaceda

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    enserio? tenia su historia oculta don José tomás, aunque en su tiempo esto era muy común este tipo de cosas.
     
  7. mauricioramos

    mauricioramos Usuario Nuevo nvl. 1
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    LA calle José Tomás Ramos Ramos... esta referida al Alcalde de Valparaíso, el escrito dice que manejo la esclavitud esta referida a su padre José Tomás Ramos Font, cuyo mausoleo esta en el cementerio nº 1 pasillo central. La foto que muestra el articulo no es del del Alcalde.

    El mausoleo del Alcalde Jose Tomás Ramos Ramos, esta entrando a mano izquierda, en la IM de Valparaíso en el salón de honor esta la pintura de él. Nada tiene que ver el padre con el Hijo en los negocios.

    Hay un libro donde José Tomás Ramos Font, que indica todos sus negocios, escrito por Juan Eduardo Vargas Cariola, de la catolica de stgo.

    Saludos
    MRamos
     
  8. Leonpardo

    Leonpardo Usuario Casual nvl. 2
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    Muchas gracias por aclarar todo eso. No pensé que se refería a su hijo el nombre de la calle. Sólo busqué la biografía de Tomás Ramos pensando que era el único concido.


    Gracias de nuevo y bienvenido.


    Saludos
     
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