El hombre que excavó un tunel con sus manos y atravesó una montaña. 38 años tardó en cavar, en secreto, 800 metros de una galería que se convirtió en monumento a la tozudez. Por algo se dice eres más tozudo que un burro, y es que cuando la tozudez se mezcla con la avaricia fabrica historias para la memoria. William Schmidt, alias el burro, era un minero seducido por la fiebre del oro que emigró con lo puesto al desierto de Mojave en busca de fortuna. La codicia y el miedo a los robos por compartir rutas con otros aventureros le llevaron a cavar, él solo, un pasadizo en la montaña directo a la fundición del gremio. En 1906, durante su estancia en la Kern, Schmidt descubrió varios yacimientos auríferos en la Copper Mountain, un macizo de 3.750 metros situado en Summit County, Colorado. Después de solicitar los respectivos permisos de explotación personales se trasladó, con lo puesto, a la cercana localidad de Garlok, en la montaña negra de El Paso (California) para establecer el campamento e su atrevida empresa. Schmidt adoptó dos Burros abandonados (de ahí su apodo, además de por su tozudez) que fueron su única compañía durante muchos años. La minería del oro era una labor muy solitaria e ingrata, con suma competencia y de requerimientos muy obstinados. Una vez evaluado en el desierto el yacimiento y sus posibilidades (normalmente en localizaciones inhóspitas) lo importante era calibrar las rutas de abastecimiento de agua y provisiones y el camino más corto a la fundición y a los compradores de mercancía. Imagen aérea de la montaña que Burro atravesó. . El túnel tiene una altura de 1,80 metros y su con una anchura de hasta 5 metros (en algún tramo) para una longitud total de casi 800 metros. Al final la altura del túnel es menor conforme las fuerzas y la columna de su escultor iban decayendo por la edad. Recto en su totalidad amén de un par de codos al final como buscando desesperadamente la salida. Cabaña donde vivió todos esso años. Cuentan los cercanos, que, conforme el túnel era más profundo, las explosiones eran cada vez más peligrosas porque solían pillar a Schmidt dentro de la galería, incapaz (por las cortas mechas) de correr lo suficiente para escapar de la onda expansiva. Conforme pasaba el tiempo la empresa de atravesar la montaña se transformó en una obsesión. Dedicaba más tiempo a la galería que a la extracción del oro. El empeño de Burro Schmidt por abrir a la luz el otro extremo del pasadizo era sólo comparable al tamaño de su soledad y su iniciativa, por incomprendida, ayudó a forjar la leyenda. Interior de la cabaña que le sirvió de hogar y que hoy es museo. Aspecto actual de la entrada del tunel junto a la placa que cuenta la peculiar vida de este hombre. .Incomprensiblemente y herido en su orgullo Burro Schmidt continuó 8 años más hasta ver culminado su sueño. Calculando volumétricamente y a posteriori la cantidad de roca extraída de la galería; los investigadores han concluido que Burro Schmidt extrajo en total 5.800 toneladas de piedras; unos 450 kilogramos al día, de media, durante los 38 años que duró tan singular desafío. Más de 70.000 horas de trabajos forzados. . Burro Schmidt murió en enero de 1954 con 83 años e inconsciente de su hazaña. Su cabaña y el túnel (en medio de la nada) se conservan intactos custodiados hasta hace muy poco por una vieja y enigmática funcionaria del estado que (re)vivió en soledad los viejos fantasmas que asolaron la mente del bueno de Schmidt.