Alexitimia, vivir sin emociones

La alexitimia es un desorden neurológico que consiste en la incapacidad de la persona tanto para identificar sus emociones como para expresarlas. Es más frecuente en hombres que en mujeres y registra cifras más elevadas en individuos que padecen algún tipo de dolencia crónica. Etimológicamente, alexitimia es un neologismo de origen griego que significa "ausencia de palabras para manifestar emociones y sentimientos". Este término fue introducido en la bibliografía médica en 1972 por E. Sifneos, un psiquiatra de Chicago (Estados Unidos) de origen griego. El español Francisco Alonso Fernández, catedrático de Psiquiatría y Psicología Médica y experto en esta patología, considera que desde el punto de vista neurológico, la alexitimia se entiende "como un déficit comunicativo emocional, asociado con el pensamiento de operaciones, alta impulsividad y copiosas sensaciones", y en cuya etiología participan "factores cerebro-orgánicos, psíquicos y sociales".



"Analfabetos emocionales"
Los alexitímicos también son conocidos como "afásicos de sentimientos o de afecto" y también como "analfabetos emocionales". Según Alonso Fernández, estos enfermos no se inmutan ante la vivencia de un fenómeno emocional, "no gesticulan, no cambian el tono de voz ni tienen recursos mímicos".
Dado que la prevalencia de esta enfermedad en la población masculina es del 8 al 10 por ciento, el experto advierte de que "al incapacitar para la comunicación afectiva con los demás, comporta rasgos perturbadores para la convivencia y se traduce en un sufrimiento tremendo para las mujeres que comparten su existencia con un compañero alexitímico".
El catedrático recuerda también que el desequilibrio genérico de la incidencia de la alexitimia, "está en pugna con lo que sucede en muchas especies animales, en las que el macho ofrece el comportamiento juguetón o sociable".
En el artículo "La alexitimia en relación con el sexo y el rol de género", aparecido en 2005 en la "Revista Institucional de Ciencias Sociales y Humanidades", el mexicano J. Moral señala que el alexitímico, con un comportamiento habitual serio y reservado, se convierte en un agente frustrante para su compañera.
"Aunque su pareja en principio ¿dice- le alaba como un santo en casa, a poco que se profundice pasa a calificarlo como "un santo endiablado" que no ofrece comunicación afectiva, ni la más ligera muestra de cariño o apoyo, ni es capaz de abandonar la actitud autoritaria, elementos a los que se agrega la expresión habitual de mal humor o de un estado emocional negativo".
La experiencia en los diferentes estudios sobre esta patología revela un alto porcentaje de separaciones y divorcios de parejas en las que uno de los componentes ¿por lo general, el hombre- es alexitímico, si bien esa ruptura se produce entre los 40 y 50 años de edad, cuando los hijos han abandonado el hogar.
La detección de este problema no resulta fácil, aunque, según Alonso Fernández, existen indicios que denotan una alexitimia en distintos grados en el paciente, como por ejemplo la ausencia de verbalización de las emociones, la incapacidad para soñar, dificultades para expresarse, monotonía en el tono del discurso y la incapacidad de ofrecer reacciones emocionales, salvo la hostilidad o el enfado.
Un psicoterapeuta sería el primero en detectar la presencia de este problema, pero existe una dificultad previa consistente en la incapacidad del alexitímico para solicitar una psicoterapia que le mejore. Y esto sólo se da cuando su pareja, o algún familiar, le empuja a que acuda al profesional de la salud mental.
Existen también recursos para detectar la alexitimia, como son la Escala de Toronto, impulsada por el psiquiatra canadiense G. Taylor y consistente en un cuestionario aceptado por numerosos gabinetes psicoterapéuticos, así como escalas y gráficos.
Pacientes asmáticos
Los estudios clínicos indican por otro lado que "el alexitímico es un sujeto somatizador por excelencia", es decir, manifiesta a través de alteraciones corporales lo que no puede expresar verbalmente.
La bibliografía internacional sobre la materia especifica la lata prevalencia (entre un 20 y un 40 por ciento) de la alexitimia en la patología física: enfermos digestivos inflamatorios, pacientes con la enfermedad de Crohn, además de una elevada variedad de afectados por males psicosomáticos, como el asma bronquial, la colitis ulcerosa, o la migraña.
Una muestra de esta evidencia es el estudio llevado a cabo en treinta y tres hospitales españoles por doctores de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR), el cual reveló que la alexitimia se registraba de forma notable en pacientes asmáticos, lo cual suponía una dificultad añadida para el control de la enfermedad.
En el estudio se advertía de que este problema neurológico puede ser el desencadenante de crisis mortales entre quienes padecen asma, debido a que a que éstos no perciben correctamente los síntomas de esa dolencia respiratoria y son incapaces de actuar consecuentemente.
Durante los veinticuatro meses de recogida de datos para la elaboración del informe se registraron 228 crisis casi mortales de asma, aunque no se detectaron diferencias significativas entre los grupos establecidos por edad, género o gravedad de la patología.
No obstante, la proporción de pacientes con alexitimia fue notablemente más elevada en las personas que habían sufrido alguna crisis casi mortal (36 por ciento), que en los pacientes con asma pero que nunca la habían padecido (13 por ciento).
A la vista de los resultados de este estudio, los neumólogos consideraron que las terapias psicológicas podrían contribuir a reducir la frecuencia de estos ataques de asma tan grave en los enfermos que además sufren alexitimia.
Como suele ocurrir casi siempre, las opiniones entre psiquiatras y psicólogos para tratar la alexitimia son divergentes. Mientras los primeros son partidarios de un tratamiento con psicofármacos para reducir la hostilidad y los sentimientos negativos de los enfermos, a veces combinados con una terapia, los segundos se inclinan por una fase de terapia individual seguida de terapia grupal, para ayudarles a socializarse.

http://www.cl.terra.com/salud/interna/0,,OI4840104-EI5479,00.html