El gurú del ayuno extremo!

Tema en 'Cementerio De Temas' iniciado por [ғαɴтôмαѕ], 22 Ene 2009.

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  1. [ғαɴтôмαѕ]

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    Desde que se anunció la llegada del argentino Víctor Truviano a Chile, varias alarmas se encendieron. [​IMG]

    Recoleta. Martes 18 de diciembre de 2007. En una sala enorme, de paredes blancas y piso de madera, en el segundo piso del Centro cultural Anandamapu, unas 60 personas –hombres, mujeres, niños– esperan sentadas en el suelo, en círculos, descalzas.

    Silencio.

    Víctor Truviano, argentino, 30 años, de cuerpo escuálido, pelo café, liso, largo, enredado, y sonrisa permanente, entra en la sala. Se sienta. Comienza a hablar. Cuenta que algún día fue un eximio violinista, que tocaba en conciertos, que daba clases, que vivía con su madre en un barrio a las afueras de Buenos Aires. Y que un día, en enero de 2006, lo dejó todo. Fue el día en que –asegura– dejó de comer. Y más tarde, de beber.

    Víctor Truviano, con la sonrisa pegada en el rostro, les dice que encontró el prana, la energía vital del universo, y que de eso se alimenta: del sol, del amor. Que nunca más orinó, defecó ni eyaculó. Qué nunca se ha sentido mejor.

    El músico argentino colgó el violín y dejó de tocar los staccato de Niccolo Paganini, su especialidad. Desde ahí su vida consiste en recorrer el mundo. Hoy está inubicable en un retiro pránico en Uruguay, más tarde partirá a Nueva Zelandia, antes estuvo en Ecuador, y en febrero –un año después de aquella charla– regresará a Chile. Es el gurú de quienes practican el ayuno extremo, que describen como "procesos respiratorios de 21 días para alimentarse de la luz". La única actividad es ayunar, quizás bailar, y por las tardes repetir mantras en un círculo.

    En febrero próximo pasará 21 días con 20 ayunadores chilenos –que pagaron los $400 mil que cuesta el retiro– en una parcela con acceso al río en el Cajón del Maipo. La primera semana, sus seguidores no comerán ni beberán nada. Durante la segunda podrán tomar jugo de naranja diluido al 80 por ciento; y la tercera semana aumentará de a poco la pulpa de la fruta. Truviano preparará las bebidas.

    La visita de Víctor Truviano a Chile hubiera quizás pasado inadvertida, como hace un año, si no fuera porque una madre se enteró de que su hija de 23 años y con un historial de trastornos de la alimentación pensaba asistir y, alarmada, denunció esta práctica públicamente.

    Karim Nikola Bahna aparece descalzo en el pasillo del Centro Cultural Anandamapu que dirige en la comuna de Recoleta, una casona que perteneció a su familia, con salas de yoga, baile, teatro, terapia, y una cafetería. Bahna, de 38 años, es bailarín y coreógrafo y también el organizador del retiro que Truviano piensa hacer en Chile. De marcadas facciones árabes, tiene el pelo crespo amarrado en una cola tirante, una polera de algodón blanca y un pantalón ancho negro. Invita a pasar a una sala y se sienta; cruza las piernas sobre la silla y, con los dedos, se arranca las durezas de sus pies de bailarín.

    Bahna está molesto. Molesto, dice, porque lo llaman periodistas para preguntarle sobre el retiro, le hablan de doctores, de anorexia. Habla con un leve acento extranjero: "¿Por qué creen que los médicos siempre tienen la razón? ¿Cuánta gente en el mundo ha muerto por culpa de los médicos?", se pregunta. "El ayuno no es para pasar hambre, no es un proceso para dejar de comer. Es un trabajo de purificación, de desarrollo de la concentración, de afinamiento de la percepción, es de sensibilización; tu olfato se pone como un perro, los colores se ven más vivos, te pones más ágil. Después, cuando degustas algo, mmm –dice cerrando los ojos y llevándose los dedos a la boca–, es como si nunca lo hubieras degustado".

    Abre los ojos.

    Bahna dice que el placer que le provoca dejar de comer sólo se compara con estar tumbado en una playa del Caribe, sintiendo la brisa del aire tropical sobre su cuerpo.

    Ya no está molesto. Cuenta que irá un médico al retiro: viene de EE.UU. y es especialista en cáncer. Dice que cura esa enfermedad cambiando la alimentación de sus pacientes. "No más carnes, azúcar, alimentos refinados".

    Bahna conoció a Víctor Truviano a través de una amiga que trabaja con delfines y ballenas. "Víctor parece un niño, un andrógino, no sabes si es hombre o mujer, pero luego te mira con la mirada de un anciano que te penetra", dice sonriendo, con los ojos bien abiertos.

    Las ganancias del retiro, agrega, son para pagar la difusión y producción y para Víctor, que llegará desde Nueva Zelandia junto a su novia Alice. "Él no necesita dinero, vive de la luz, sólo necesita pagar los gastos de movilización –viaja con un pequeño bolso, con un saco de dormir, una muda de ropa y partituras de Bach que lee en silencio– y para ayudar a su mamá", aclara Bahna.

    Al otro lado de la línea se escucha la voz temblorosa de Dora, la madre de Víctor Truviano. Pareciera que apenas sostiene las lágrimas mientras relata la última cena que le cocinó a su hijo. "Canelones de ricotta, para Navidad. Canelones de ricotta para Navidad. No lo puedo olvidar nunca", dice con la voz lenta, de octogenaria, cuando recuerda ese 24 de diciembre de 2006. No sabía, entonces, que sería la última cena que le prepararía.

    Confiesa que le costó entender la decisión de su hijo, pero no le quedó otra opción que aceptar. "Traté de entenderlo, uno no saca nada con oponerse; por el contrario, siento que se empecinan, y más lo hacen".

    Dora vive en una casa modesta en el barrio Avellaneda, en las afueras de Buenos Aires, con su hijo Carlos que es chef. Víctor no come y Carlos cocina. Víctor tiene una pieza llena de almohadones donde a veces se queda a dormir cuando la visita. Dora es costurera, viuda y es su madre adoptiva. Los padres biológicos de Víctor, un pianista y una mujer con problemas de salud, se lo entregaron cuando tenía cinco años. Víctor nunca más supo de ellos.

    Dora no quiere dar detalles de la vida de sus hijos, porque teme que se enojen con ella y sólo repite, como si fuera un mantra: "Es simple, un muchacho simple como cualquiera, nada más. Nada más tocaba el violín, nada más. Un buen hijo. Es muy buena persona conmigo". El día anterior, el diario argentino El Clarín había publicado un artículo sobre las prácticas de su hijo y está afligida porque todos los vecinos se enteraron.

    El ayuno extremo lo conoció Truviano a través de Lucía y José, una pareja de bailarines argentinos. Practican el contact improvisación, un estilo de danza –que muchas veces se baila sin música– donde, según explica Lucía, las leyes de la física se aplican al cuerpo humano; "sinergia, choque, momentum", dice al teléfono. Los videos de YouTube que han subido muestran cuerpos desparramados en el suelo revolcándose, pasando unos por encima de otros.

    Lucía conoció a Víctor en un tren. Ella llevaba un contrabajo y él un violín. Se pusieron a conversar y al poco tiempo Víctor se mudó a la casa de sus nuevos amigos. Era cuando aún era músico. "Se levantaba a las cuatro de la mañana, le ponía un broche al violín para que fuera sordo, y tocaba y tocaba". Todo cambió cuando Lucía leyó el libro Vivir de luz, de la australiana Ellen Graves, que firma como Jasmuheen, una de las fundadoras del "breatharianism" (que se traduce en algo como "respiranismo"), quien lleva quince años predicando el ayuno extremo, porque, asegura, ella no vive de la comida, sino que de la energía.

    "Lo que nos pareció interesante es la libertad que te da. No tienes más necesidades como la comida. No comer es liberación total", dice la bailarina.

    Jasmuheen ha sido duramente cuestionada tras la muerte de tres personas vinculadas a los procesos de ayuno que ella promueve. En marzo de 1997, Timo Degen, profesor alemán de 31 años, reportó problemas visuales a los 12 días de ayuno. A la semana cayó en coma para luego fallecer. En 1998, Lani Marcia Roslyn Morris murió en Brisbane, Australia, de un ataque al corazón mientras ayunaba. Estaba severamente deshidratada, sus riñones fallaron y sus pies estaban con gangrena. Alcanzó a escribir en su diario "Sólo pienso en tazas de earl grey. Ayer me sorprendí pensando en sopa de tomates y cil*****, hoy es torta de selva negra y chocolate caliente con marshmallows". Al año siguiente, el cuerpo de Verity Linn fue encontrado en las montañas de Escocia, donde ayunaba, junto a un diario donde relataba que dejó de comer para purificarse.

    Lucía y José hicieron su primer proceso respiratorio en Brasil en 2005. Luego aplicaron la técnica con Víctor. Fue en una casa que arrendaron cerca de Buenos Aires, en San Clemente, en enero de 2006. "Fue una muy buena experiencia. Víctor un día se despertó con un pájaro que le picaba la cabeza. Se levantaba con un hilo lleno de flores de manzanilla colgando de la nariz. Un día se subió a un caballo sin montura y se acostó sobre él, sin saber montar. Estaba completamente feliz", cuenta Lucía.

    Sin embargo, el mismo Truviano ha contado que no le fue tan fácil. Que después de ayunar por un largo tiempo su cuerpo se debilitó al punto de que se le cayeron el pelo y los dientes. Cuando Víctor Truviano sonríe, en su boca relucen dientes blancos, casi perfectos. Asegura que le volvieron a salir.

    La ciencia no le cree a Víctor Truviano. Los doctores se ríen cuando escuchan que lleva tres años sin comer y uno y medio sin beber líquidos y que a los 30 años le volvieron a salir sus perfectos dientes albos.

    Por la consulta de la siquiatra Patricia Cordella han pasado cientos de anoréxicas, que restringen la comida al máximo, y las sensaciones que describen durante el primer año y medio de comer muy poco, son las mismas que siente Karim Nikola Bahna, el organizador del retiro en Chile, cuando deja de comer: estado de máxima alerta, híper tonicidad muscular, agudeza visual, lucidez. Son los instintos. El cuerpo reacciona para que la persona salga a buscar alimento.

    "Entran en un estado de elación. No necesitan dormir, es como si hubieran consumido anfetaminas. Se sienten absolutamente felices, liberados", dice la siquiatra. Esto explica por qué algunos van más allá. Y explica, también, la preocupación de la madre que alertó en un noticiero de la llegada de Truviano a Chile. Su hija, que ha tenido problemas con la comida desde octavo básico, es una de las veinte personas inscritas en el retiro del Cajón del Maipo.

    INVESTIGACIÓN: LEYLA HALES
    Sabine Drysdale.


    Aca les dejo un Video del Susodicho
    [ame="http://www.youtube.com/watch?v=Av4YJFQntro"]YouTube - Victor Pranico[/ame]


    Y Aca Lo que Practica: El Prana.

    http://es.wikipedia.org/wiki/Prana


    Saludos Cumpa Y Princesitas!!!
    ::portalnet::

     
  2. taekwondean

    taekwondean Usuario Nuevo nvl. 1
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    pfff a kien le importa esa wea
     
  3. P.A.T.O.X

    P.A.T.O.X Usuario Casual nvl. 2
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    no kreo en eso, a mi entender les gusta engañar a la gente debil de espiritu, k solo buska a alguien a kien adorar!
     
  4. :::..S I K U T A..:::

    :::..S I K U T A..::: Usuario Casual nvl. 2
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    mmmmm.....es poco creible .....pero bueno...quien soy yo para ecir que cosa es real y cual no....
    asdsadsad
    asdasd
    sad
    sa
    se agradece
     
  5. chepitoo

    chepitoo Usuario Casual nvl. 2
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    la we larga me da paja leerlaa! cueeeek
     
  6. Nagato

    Nagato Usuario Maestro nvl. 6 ★ ★ ★ ★
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    muy largo pero
    GRAX.
     
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