la obra de Oscar Fonck Sieveking (tiene que ver con lo que va a pasar el 2012? )

Tema en 'Cementerio De Temas' iniciado por alexeigo, 19 Abr 2010.

  1. alexeigo

    alexeigo Usuario Nuevo nvl. 1
    187/244

    Registrado:
    12 Sep 2007
    Mensajes:
    5
    Me Gusta recibidos:
    0
    Construyamos Arcas: la obra de Oscar Fonck Sieveking

    [​IMG]
    Sobre las más altas cumbres de las montañas deberían
    colocarse reproducciones de los conocimientos más importantes
    para el ser humano, en depósitos protegidos,
    con el objeto de que estos que han sido tan difíciles de perfeccionar,
    no se pierdan en pocas generaciones a consecuencias
    de una catástrofe que tiene que ser prevista.

    Oscar Fonck Sieveking




    I.- LOS CATACLISMOS CÍCLICOS Y MIGRACIONES REMOTAS. Los trabajos desarrollados por Oscar Fonck Sieveking (1901-1997) se centran en el estudio de las catástrofes geológicas, los misteriosos comienzos de la cultura humana, las islas y continentes desaparecidos, la salvación de los sobrevivientes y las expresiones culturales remanentes, entre otras notables temáticas. Su primera obra se tituConstruyamos Arcas. Los Enigmas del Pasado (1965), donde señala como consecuencia de los cataclismos cíclicos que asolan al planeta, movimientos migratorios a escala global, siguiendo la teoría del naturalista Cuvier, según la cual nuestra tierra debe sufrir periódicamente grandes catástrofes que aniquilan a la mayoría de los seres vivientes y que en esa forma propenden a renovar y remozar las distintas formas de vida existentes; y las catástrofes cósmicas propugnadas por Hörbiger, quien postula la sucesión de cataclismos cíclicos, como el que produjo el hundimiento de Atlantis, siendo esta isla el centro desde el cual se esparció la civilización al Mediterráneo y a América (P.39). Según Fonck, las catástrofes se hayan registradas en numerosos relatos míticos de los diferentes continentes, como asimismo en los escritos sagrados de los Caldeos, en el Mahabarata, Ramayana, Zend Avesta, los Edda, la leyenda de Phaeton, la Epopeya de Gilgamesch y la salvación diluvial de Noe. Atlantis, Mu, Lemuria y Hiva figuran en los relatos legendarios como continentes desaparecidos, forzando la migración a escala global de los sobrevivientes. En su trabajo, Fonck establece la existencia de un arco protohistórico existente entre Tiahuanacu, Atlantis y la antigua Troya, comprobado por medio de la metalurgia y los símbolos (P.163 y ss). Los contactos entre la América Aborigen y el Mediterráneo fueron también establecidas por Donelly a través del alfabeto maya de Diego de Landa, el egipcio y el fenicio. Las conexiones intercontinentales fueron interrumpidas por los cataclismos que asolaron al planeta y que significaron el movimiento de los polos y el cambio de posición del eje de la tierra que tendría como consecuencia rápida la inundación de muchas costas y de países situados a bajo nivel; en seguida, una modificación casi instantánea en el clima de casi todo el mundo, con pocas excepciones; después, el crecimiento lento, pero ininterrumpido del nivel de todos los mares, con mayor intensidad a la altura del nuevo ecuador, y reduciéndose, a medida de acercarse las zonas a los nuevos polos (P.137). De acuerdo a Fonck, la antigüedad del Hombre es remota, señalando que todo nos indica que la civilización humana es antiquísima y que no ha podido mantenerse a través de los milenios, sencillamente, porque el destino no lo ha permitido (P.251). Vestigios de los tiempos antidiluviales serían los Mounds (Túmulos) de Norteamérica y las pirámides y torres halladas en Perú, similares a las encontradas en la India, Egipto, Mesopotamia y Centro América. En Construyamos Arcas, se establece la presencia de Gigantes en el pasado remoto de la Tierra, siguiendo las teorías de Denis Saurat (“Atlantis y el dominio de los Gigantes”) y la Cosmogonía Glacial de Hörbiger, las cuales se sustentan en el factor gravitacional de la Luna Terciaria sobre el planeta y los seres vivos, lo que habría significado un mayor tamaño de estos últimos (P.276).

    II.- CIVILIZACIONES Y PODERES PERDIDOS. Su segunda obra se titula En busca del Homo Sapiens (1969), una novela humorística que detalla la ardua búsqueda de ésta especie humana en la sociedad. Luego publica Ra Tapu Mana. Una mirada al mundo invisible que nos rodea (1971), donde abarca una amplia visión en torno al conocimiento esotérico, la parapsicología y las remotas Civilizaciones del Pasado, indicando a la Atlántida como una antigua potencia central, un pueblo prediluvial del cual surgen las posteriores culturas tras el gran cataclismo, siendo así las más antiguas civilizaciones conocidas de Asia, Europa y América. Ello explica, según Fonck, las sorprendentes relaciones existentes entre Pascua, Mohenjo Daro, Harappa y la India (P.18). Describe además los lazos de contacto entre la Isla de Pascua, la India y Egipto y asimismo entre la Polinesia y América, como lo demuestran ciertos objetos arqueológicos encontrados en éstas regiones y las concepciones cíclicas del Tiempo. Define a su vez el origen atlante de los Mayas de Yucatán y la presencia de población vikinga precolombina en Hvitramannaland y la Gran Irlanda: esto es, la Tierra de los Hombres Blancos, es decir, la América Aborigen.

    III.- EL GRAN VIAJE. Su cuarto trabajo es Rapa Nui: el último refugio. El origen de los Pascuenses (1973), en el cual refiere los grados de perfección cultural y evolución esotérica que alcanza la Humanidad tras largos períodos de Tiempo. Fonck aborda el estudio de la misteriosa Isla de Pascua, sus habitantes y su enigmática cultura, señalando que los primeros habitantes de la isla son los primeros sobrevivientes de la primera raza del mundo. De color amarillo, muy altos, de largos brazos, con una gran capacidad torácica, con orejas enormes pero sin el lóbulo distendido, cabellos rubios, cuerpo brillante desprovisto de vellos. No conocían el fuego. Eran los Hanau Eepe. Esta raza existía antiguamente sobre otras dos islas polinésicas. Llegaron en barcos de una tierra situada detrás de América (¿Atlántida?) (P.92). La migración protohistórica desde la Atlántida se rastrea según Fonck, por ejemplo en la toponimia, advirtiendo que en Asia los nombres de pueblos a menudo terminan en stán (Hindustán, Pakistán, Afganistán, Beluchistán, Nuristán, etc.) mientras que en México, la expresión para país o tierra es tlan. Y en Noreuropa para la misma expresión, la palabra es land. Si comparamos las tres expresiones: stán, tlan y land, podríamos suponer que es una y la misma palabra pronunciada por distintos pueblos de distinta manera (P.45). Estas similitudes se explican por los movimientos migratorios de los grupos primitivos como consecuencia de las considerables modificaciones geográficas y, podría decirse, geológicas de hace alrededor 11.500 años, que fueron producidas por el diluvio universal, el que, a su vez, provino de un cambio de posición del eje de la tierra con sus consiguientes trastornos: los océanos se salieron de sus anteriores posiciones para anegar y hacer desaparecer continentes enteros como la Atlántida, Mu, Mapu, Gondwana, haciendo aparecer continentes hasta entonces sumergidos, y produciendo, además, el cambio en la posición de los casquetes polares (P.172). Según Fonck y otros autores citados en su obra, los primigenios habitantes de Rapa Nui eran totalmente distintos a las actuales poblaciones: los primeros investigadores que llegaron a la isla establecieron que, según la tradición, hubo en tiempos anteriores muchos nativos que tenían la tez blanca, ojos azules y cabello rubio. Los actuales recuerdan todavía a varias personas, muertas a fines del siglo pasado y a comienzos de este siglo, que tenían estas características (P.138-139), apreciación reforzada por William E. Thomson, quien señaló en 1886 que algunos hombres tenían barbas largas, un hecho desconocido tanto entre los indios americanos como entre los polinesios. Estos relataban que sus antepasados habrían llegado en grandes barcos desde el este, un país montañoso, siguiendo siempre el sol poniente (P.170). Las conexiones intercontinentales entre América, Isla de Pascua, Asia y Egipto son ejemplificadas a lo largo de la obra, determinando notables similitudes entre la escritura cretense ó minoica, los glifos egipcios, hititas, la escritura de Harappa y Mohenjo Daro, China y la Isla de Pascua, ramas de una remota cultura que levantó los monumentos megalíticos en Europa, África, Asia Menor y Asia en general, la cual se internó posteriormente al Océano Pacífico, y por qué no suponerlo, llegaron también a América, donde igualmente abundan los monumentos megalíticos que en su mayor parte son de procedencia desconocida (P.208-209). Fonck precisa un conjunto de similitudes intercontinentales, entre las que destaca la semejanza del dios pascuense Tu y Odín, ambas deidades de un solo ojo; los registros de los Incas llamados quipus, conocidos asimismo en la Polinesia; la relación entre las runas de los indogermanos llevadas a la India y los petroglifos de Rapa Nui llamados Rona, estableciendo el origen de los antiguos pascuenses en la Tierra de Hiva, es decir, la Tierra de Shiva. Es el Gran Viaje, la gran ruta de las tribus norafricanas descendientes de los Atlantes, hasta llegar al “Último refugio”, es decir, la Isla de Pascua, concluyendo que esa cultura tan lejana estaba unida a su cultura matriz a través de una especie de cordón invisible que no fue cortado, representado por esas fuerzas esotéricas (P.308).


    En Kahunas. Los Poseedores del Secreto (1975), el autor desarrolla el estudio de la misteriosa secta sacerdotal de Hawaii, los Kahunas, descendientes de un antiguo grupo proveniente de Noráfrica, junto a otras interesantes expresiones del conocimiento, como la Radiestesia, las facultades de la autosugestión, el Inconsciente Colectivo de C. G. Jung, el Yoga, las extraordinarias actividades de Paramahansa Yogananda y las experiencias del médium Jaime Galté, entre otros notables capítulos, promoviendo la recuperación de cualidades perdidas en el Hombre actual. La obra describe la extensa migración de las doce tribus bereberes de los Montes Atlas y del desierto del Sahara, de las cuales once tribus tomaron la determinación de trasladarse a un grupo de islas situadas en el Océano Pacífico, donde podrían conservar sus conocimientos psíquicos, llamados huna, y que coinciden con los hawaianos. Los componentes de estas tribus fueron aparentemente los que llegaron a colonizar las islas de Oceanía y que son conocidos actualmente bajo el nombre de polinesios (P.310). En la obra, se establece la existencia de un arco entre las culturas hindúes y pascuenses, como lo dispone la presencia en la India de los santuarios llamados stupas, mientras que los pascuenses construyeron torres llamadas tupa. Otras demostraciones residen en el hecho de que los rishis hindúes han encontrado en Pascua el nombre de arikis y de que, si tratamos de traducir el nombre de Brama al pascuense, nos encontramos con la sorpresa de que Raa, significa “sol” (¿o Dios?) y ma΄a es sinónimo del “que sabe”, lo que podría interpretarse como: “El Dios que sabe” (P.210). De acuerdo a Fonck, la migración de los bereberes parte desde el desierto del Sahara hasta la India (Pakistán Oriental), y desde ahí, a través de las Malayas, Sumatra, Java, Borneo y las Célebes, a Nueva Guinea y al Pacífico, para llegar finalmente a su objetivo final, a Rapa Nui (P.327). Los bereberes -continúa Fonck- prosiguieron hasta América y tuvieron una fuerte influencia sobre los pueblos americanos, ya que he podido comprobar tribus amazónicas que han dejado nombres en su toponimia, traducibles perfectamente a base del idioma pascuense (P.329). El conocimiento de los Kahunas se remonta a una cultura antiquísima que tal vez se remonte a tiempos prediluviales (Atlántida) (P.323).

    En Hombres y Estrellas (1979), Fonck propugna un estadio superior de la Humanidad en las desconocidas épocas pasadas, preglaciales, a diferencia de los postulados de Erich von Däniken, quien expone a lo largo de su obra el origen extraterrestre de la civilización y la cultura en la Tierra.

    IV.-ARRIBO A HVITRAMANNALAND. En Vikingos y Berberiscos. Los más osados conquistadores (1978), se determina el arribo a costas chilenas de embarcaciones libio-egipcias-berberiscas, específicamente en el balneario de Rocas de Santo Domingo, desde donde remontaron a Tinguiririca, siguiendo el curso del Río Rapel (P.25). Fonck refuerza sus postulados por medio de vestigios arqueológicos, como por ejemplo, tortugas y cabezas de pájaros esculpidos en roca, talismanes líticos, trozos de una columna, un sarcófago y la extraordinaria Piedra del Sol, un menhir calendárico, como también por medio de toponimia pascuense en la zona: Tinguiririca, Rengo, Requinoa, Chimbarongo, etc. Coincidimos con las apreciaciones de Fonck en cuanto a la improbabilidad de ser aquellas construcciones araucanas o mapuches, pero ¿fueron obra de población norafricana, libio - berberisca ó bien de otra cultura? Consideramos posible la capacidad de estos osados navegantes de llegar a remotos puntos del planeta, empero, estimamos el hecho poco probable para las construcciones megalíticas en la playa de Santo Domingo. Los talismanes y figurillas líticas descritas en sus trabajos podrían pertenecer a tribus indígenas, no poseyendo una impronta tangible e irrefutable de naturaleza egipcio - berberisca. La traducción al pascuense sobre la base de la toponimia es posible, pero rebatible por poseer estos lugares un significado totalmente diferente en las lenguas indígenas de las zonas indicadas por el autor. Coincidimos con Fonck en el carácter prehistórico y aún más, protohistórico, de la Piedra del Sol y las construcciones megalíticas de la costa central, como asimismo en el alto grado de conocimiento que poseyeron los constructores de éstas manifestaciones culturales del pasado. Sin embargo, no creemos que ellos hayan provenido del Norte de África ó de algún otro punto del planeta, por el contrario, son éstas construcciones megalíticas los vestigios de los primigenios habitantes de Chile y de la América Aborigen[1].


    Ambos grupos, Vikingos y Berberiscos, comparten un origen en común: los Indogermanos, puesto que las razas germánicas de distintos orígenes influenciaron las culturas mediterráneas, con lo que puede explicarse que los berberiscos y los tuareg parcialmente eran rubios, de ojos azules y piel blanca, naturalmente que tostada por el implacable sol del desierto (P.115). Fonck remonta los orígenes a la raza de los atlantes, que influenció indudablemente a los demás conglomerados étnicos con sus creencias, su idioma, sus costumbres y sus industrias, en forma que éstos, una vez desaparecida la gran isla, siguieron sustentando esas creencias y ese modo de vivir, el cual naturalmente tuvo que ir variando en contacto con pueblos que tal vez hubiesen vivido aislados, en islas o en extremos inaccesibles de algunos continentes (P.111). De este modo, establece el arribo de tribus celtas ó sus descendientes a Chile, como ha podido rastrear en algunas construcciones estilo menhir. Los Vikingos llamaron a América la Tierra de Hvitrama, es decir, La Tierra de los Hombres Blancos, gobernado por hombres de su estirpe, blancos y de ojos azules, de pelo rubio (P.137), señalando también la existencia de los indios blancos en Sudamérica, en países como Venezuela, Colombia, Brasil y Chile (P.138).

    V.-CONSIDERACIÓN FINAL. Recientemente, un libro póstumo de Oscar Fonck Sieveking ha sido publicado: Apaches, Comanches y Mapuches (2002), donde propugna la posibilidad del origen común entre los habitantes de la América Precolombina y Asia.
    En suma, se podría señalar que a lo largo de los trabajos de Oscar Fonck convergen los mitos y la Historia, las remotas tradiciones orales y los vestigios arqueológicos en una síntesis espiritual y material -arquetípica- que abre insospechados campos de conocimiento para nuestra Historia, estableciendo las bases para una revisión de la real antigüedad del Hombre y de las culturas del planeta -a la luz de la concepción de las catástrofes cíclicas-, descendientes de los sobrevivientes de los Diluvios y de los grandes cataclismos, como las capacidades mentales y materiales que la Humanidad porta en sí. Su extraordinaria obra vislumbra un pasado poco conocido de la Historia Preglacial de la Humanidad, alcanzando las puertas del Imperio de Atlantis.
     
  2. spaceman

    spaceman Usuario Nuevo nvl. 1
    16/41

    Registrado:
    6 Mar 2010
    Mensajes:
    263
    Me Gusta recibidos:
    0
    ai sipo wn... leyendo
     
  3. *walo

    *walo Usuario Habitual nvl.3 ★
    187/244

    Registrado:
    19 Nov 2009
    Mensajes:
    12.112
    Me Gusta recibidos:
    11
    Bastante interezante las obras de este tipo ...
    pero mmmm , puede que tengan que ver con lo que suceda a futuro .... porque el describe como "ciclos" lo que sucederá :p ...
    saludos