Henri Lothe El explorador que descubrió Tassili La envidiable valentía de este hombre, capitaneando expediciones que se adentraron en lo más escarpado del Sabara, permitió al mundo descubrir uno de los legados más misteriosos del pasado: las pinturas de Tassili, en el sur de Argelia. En un punto del Sahara argelino, 1933 Primero secó su sudor y después colocó la palma de su mano derecha sobre la frente, para evitar los rayos del Sol. No había duda; allí, grabado en las rocas había algo. Quizás un mensaje. Al teniente coronel Brenans se le quedaron los ojos como platos. Lo que en un principio era un rutinario reconocimiento de una zona próxima al puesto militar de Fort Polignac desembocó sin quererlo en uno de los hallazgos arqueológicos más importantes de la Historia. Tras bajarse del camello y pisar las ardientes arenas del valle de Ighargharen, lugar que aún no había sido "profanado" por los europeos, vislumbró una serie de frescos en los que seres deformes y monstruosos se mostraban lejanos, desfigurados en una vasta superficie que se perdía hasta allí donde alcanzaba la mirada. Era un lugar que los siempre ambiguos nómadas llamaban Tassili-n-Az- yer, "la meseta entre los dos ríos", en antiguo dialecto de los beréberes. Aquella información gráfica plasmada por los hombres cuando el Sahara era un vergel con- mocionó a los militares. Se envió un correo de máxima urgencia hasta el Museo del Hombre de París para reclamar la atención inmediata de Heni Lothe, explorador avezado en aventuras saharianas, superviviente de trayectos al límite y experto arqueólogo en el que todos confiaban para desentrañar aquel enigma y poner así en marcha la primera expedición a uno de los lugares más remotos de la Tierra. Lothe, de complexión fibrosa y con una voluntad de hierro, no se descorazonó cuando observó la densa vegetación salvaje que obstruía el tramo de acceso al lugar, y tras ímprobos esfuerzos logró adentrase allí donde se adivinaban frescos más imponentes. "Detrás de la selva de matojos había aún más, un mundo desolado y repleto de pinturas jamás vistas por el hombre blanco", escribió en su cuaderno de notas. Al otro lado se adivinaba un paraje lunar donde a buen seguro los dibujos de formas y seres misteriosos proseguirían hasta el confín del desierto. La curiosidad de aquel hombre inquieto y batallador se fue despertando paulatinamente con fuerza. Lothe y Perret, éste presidente de la Société de Géographie, echaron agallas al asunto y no se arredraron en desenfundar el machete para abrirse paso entre las zarzas, contagiando su entusiasmo al puñado de militares taciturnos que se unieron a la empresa. Al final, y según cuenta el explorador en su crónica del descubrimiento, con los brazos chorreando sangre por los inmensos pinchos de aquellas plantas y arboledas, lograron divisar un espectáculo sobrecogedor, "un mundo muerto, irreal, diferente a todo cuan jamás hubiésemos imaginado". Dioses del futuro grabados en la piedra Aquel grupo de esforzados privilegiados pudo observar con detenimiento algunos de los frescos realizados en tonos ocre y negro que mostraban escenas de caza con un gran realismo. El primer estudio sobre el terreno no dejó lugar a la duda. Aquella muestra pictórica se perdía en los albores del tiempo, muy anterior a las culturas mesopotámica o egipcia, pero con una plasticidad y unos conceptos artísticos que tiraban por la borda todo lo conocido hasta entonces sobre el pasado del Sahara. Elefantes, antílopes, jirafas... junto a seres envueltos en trajes blancos, algunos volando y siendo venerados por el resto. Dos décadas después, el 28 de febrero de 1956, Lothe regresaba al lugar con un equipo de pintores, artistas y arqueólogos dispuesto a calcar todas y cada una de las imágenes para su posterior estudio en París, en una misión de 16 meses que tuvo repercusión mundial. A pesar de la dureza y de las condiciones extremas que tuvieron que soportar, fueron finalmente guiados por las tribus nómadas hasta los dos yacimientos más impresionantes y enigmáticos de toda la región, donde les esperaba algo absolutamente increíble. "Seres imposibles" a los que contemplaban 10.000 años de antigüedad, y con alturas que en ocasiones superaban los 6 metros, dominando todas las escenas. "Nos enfrentamos a figuras extrañas, tan diferentes de todo el arte prehistórico, que nos hace movernos en un mundo absolutamente aparte", confesó sin rubor Lothe al ver por vez primera la efigie amenazadora, con los brazos extendidos y el cuerpo lleno de protuberancias del llamado "Dios Sefar", cuyo cráneo ovalado se alzaba a más de cuatro metros del suelo, mientras otras no menos misteriosas entidades le imploraban en ademán de rezo. Unos kilómetros más allá, entre las lomas de Yabbaren, de nuevo más sorpresas. Aquellas civilizaciones, de las que jamás se encontraron enseres, tumbas, ni huesos, habían plasmado con finos trazos las extrañas presencias de los "Cabezas redondas", seres que flotaban en las composiciones donde no aparecían las escenas de caza ni de la rudimentaria vida cotidiana. Simplemente el espacio vacío y aquellos "dioses" sumergidos en la nada. Provistos de yelmos parecidos a las modernas escafandras, con ceñidos monos de una sola pieza y lo que parecen ser cierres en el cuello y muñecas, algunas de estas criaturas alcanzaban dimensiones inimaginables en el arte prehistórico. Una de las más impresionantes surgió tras lavar con esponjas una superficie curva de arenisca erosionada por el viento. Aquel "astronauta" medía más de 6 metros y, cautivado por su grandeza, Lothe decidió bautizarlo con el sugerente e inmortal nombre de "gran dios marciano"... La Ciencia admitió que Henri había descubierto la verdadera "Capilla Sixtina de la Prehistoria", pero no estuvo muy de acuerdo con otras teorías del genial explorador, hipótesis que defendió hasta el fin de sus días y que indicaban que algo había ocurrido allí en la más remota antigüedad; algo que hombres de medio mundo se siguen preguntando aún hoy gracias a la audacia de este viajero menudo y valeroso, que un día decidió descubrir uno de los más extraños mensajes grabados por seres del pasado.
Ke buen trabajo el de este hombre !! gran espiritu aventurero y de descubridor jaja, para defender sus descubrimientos hasta el fin de sus dias! interezantee compadre ! pero ke lata ke la ciencia no haya querido darla facultad a todos sus descubrimientos! saludos
vale man se agradece... PD: estan apareciendo muchos teslas jajajaja cagaste earb te mando saludos xd
WOOOOOO!!! ke wena wn la kagoo, ke espiritu wn jejee premiado kon una gran recompensa, no kaxaba estas pinturas wn ke de pa dentro XD jejee ETs?? me rekordaron a los muñekos de los Hopi mmmm........ wena wenaa!! se agradeceee master!!saludoos!!
se agradece me gusto el aporte, el valor de un hombre brilla en situaciones como estas... muchos teslas por aca...