Las Camenas eran, especificamente, las ninfas que habitaban en la fuente del bosque junto a la Porta Capena, cerca de Roma. Usualmente son confundidas con Las Musas, éstas últimas, fueron asimiladas por los Romanos bajo esa forma (camenas), pero no son exactamente lo mismo en el estricto sentido de la palabra. Las Camenas, desde un principio, siempre mantuvieron su carácter de \'diosas\' arcaicas, más relacionadas con las fuentes de agua limpia, que con el Arte o con el papel de Las Musas propiamente dicho. La asimilación de Las Camenas a Las Musas fue difícil, desde el punto de vista religioso, no solo por su origen, funcionalmente distinto, sino también por su distinto número: Las Camenas nunca fueron nueve, si bien es verdad que su número no se precisa en ninguna fuente literaria, aunque siempre fueron designadas en plural; y desde luego, no parecen haber tenido nombre o personalidad individual fuera del ámbito del grupo, contrariamente a Las Musas. Esa multiplicidad indeterminada ha propiciado conjeturas un tanto atrevidas... Algunos suponen que Las Camenas constituían un grupo de ninfas correspondientes a los diversos manantiales que surgían en el monte Celio. No sabemos que las Camenas hayan disfrutado alguna vez de un templo propio, sino tan sólo de la capilla que durante mucho tiempo existió en el bosque sagrado, que protegía a la fuente de las diosas, cerca de la Porta Capena (para ir a Bovillas se salía de Roma por la Porta Capena para tomar la Vía Apia). En cuanto a su número original, suponemos que Las Camenas fueron tres, porque ese era el número usual para los colectivos de divinidades inseparables: Tres eran Las Parcas, que se asimilaron a las Tres Moiras romanas; tres Las Furias, identificadas con las tres Erinias; tres las Nixæ deæ (o los Nixi dei), deidades del parto de género incierto, cuyas estatuas arrodilladas estaban colocadas ante la cella de Minerva Capitolina. También en Grecia los colectivos cerrados de figuras divinas femeninas estaban compuestos, normalmente por tres miembros, como Las Gracias, si bien algunos vieron alterado su número por interpretaciones posteriores, como Las Horas, que pasaron de tres, a ser cuatro, al considerárselas representación de las cuatro estaciones del año. El número tres fue el número perfecto en el pensamiento religioso, aunque siempre suele hacerse referencia a los Pitagóricos... Pero la idea de la perfección, de la autosuficiencia del número tres, es un concepto religioso mucho antes que filosófico, especialmente en el mundo indoeuropeo. Las Musas fueron nueve ya en los poemas homéricos, y creemos que ése fue su número primitivo-aunque se den variantes-porque representaba la perfección absoluta, la perfección elevada al cuadrado: Musae ter ternae. Y cuando Ausonio, en el poema que dedica precisamente al número tres, alude a ter tribus Camenis (Griphus,22), está denominando sin más a la latina a las Musas olímpicas. También nos inclina a sostener que las Camenas fueron sólo tres la forma en que algunos autores romanos facilitaron la asimilación reduciendo el número de las Musas, para lo que aprovecharon una variante surgida en algunos lugares (Ver: Musas de Pausanias, en el monte Helicón) y algunos teóricos griegos. En un principio, no había relación entre Camenas y Música, fue posterior que personajes como Varro creó dicha relación entre las diosas y el concepto de Carmen (canto, poema, jardín). Otros personajes como Festo, Servio, Paulo Diácono también hace lo propio a este respecto... Relaciones, que en sí, nada tenían que ver, Camena no tiene relación alguna ni con \'Carmen\', ni con \'Canto\' o similares. Otra no-relación con la Música de las Camenas es la existencia de un culto público, que situaba a las Camenas en un ámbito ajeno a la música y las artes. e incluso a la profecía, dificultaba la asimilación por completo de Camenas a Musas. Las Camenas no ocuparon un lugar en la religión oficial, y por lo tanto, tienen un papel más maleable. Las Musas, si bien formaron quizá al principio un colectivo compacto, lo que permite que en La Odisea aparezcan, o bien las nueve juntas para cantar trenos por la muerte de Aquieles, aunque lo hacen por turno (XXIV,60) o bien una sola e indeterminada para infundir inspiración a un poeta; adquirieron ya en Hesíodo (Theog.75ss) su personalidad individual, y jamás la perdieron. Las Camenas, por el contrario, nunca dejaron de ser un colectivo compacto. Es cierto que se encuentra muchas veces Camena en singular, pero siempre en poetas que utilizan su nombre por el de Musa, como lo hizo en su día Livio Andrónico. La individualidad de las Musas permitió que se le atribuyeren hijos a algunas de ellas, si bien el hecho de que a menudo diversas tradiciones den un mismo hijo a una u otra parece indicar que dichas atribuciones son más bien tardías. Orfeo, por ejemplo, a quien la tradición común hace hijo de Calíope, en algunas fuentes aparece como hijo de Melpómene. Las Camenas por el contrario, no se le vieron atribuir hijo alguno, incluso cuando la mitología griega invadió las letras romanas, quizá porque su carácter colectivo estaba demasiado arraigado en las creencias romanas. Cuando encontramos a una Camena designada como madre de alguien, es de nuevo porque se utiliza su nombre por el de Musa. La tradición más antigua sitúa a la morada de las Musas en el Olimpo divino Pero también se vieron ubicadas en distintos montes terrenos ya desde Hesíodo Son situadas en el Helión (Theog.1ss), donde habitan y danzan junto a la fuente Hipocrena, y por lo general, los lugares de culto a las Musas constaban con alguna fuente. Las Camenas por su parte, sólo se ubicaron en un lugar: La fuente en el bosque junto a la Porta Capena. Ésta es la única y tenue relación que se puede establecer entre ambos grupos de diosas. Si Varro pudo decir, y Servio recoger, que Las Musas eran ninfas, es porque los griegos ya las confundieron en ocasiones Pero, en el estricto sentido de la palabra-por decirlo así-una ninfa nada tiene que ver con Las Musas o el concepto que se tiene de una diosa; las ninfas a pesar de ser seres divinos que están en estrecha relación y dependencia con la Naturaleza que las rodea, no son inmortales, son seres de larga vida, pero mortal... Pueden vivir muy largo período de tiempo, pero al final inevitablemente mueren. Un ejemplo muy claro de esto son las ninfas del tipo Hamadríades, que son ninfas de los árboles de Fresno, al cual está unida la ninfa íntimamente desde el momento de su nacimiento, al morir el árbol, muere la ninfa... Otro ejemplo de esto mismo, serían las ninfas Oréadas (ninfas de las grutas, cuevas y montañas), recordemos en este sentido la historia de Eco y Narciso Las Musas, son también seres divinos, pero de una categoría superior, son diosas, y por lo tanto son inmortales, no pueden morir. La única relación entre Musas y ninfas, son las fuentes de agua. Si las Musas eran veneradas en lugares donde existían fuentes sagradas, como la de Hipocrena y la de Aganipe en el monte Helicón, en esos lugares solía existir también un culto a las ninfas locales, de allí se facilita la confusión o asimilación de los dos cultos. Fue sobre todo en Beocia donde se conectaron en un mismo lugar los dos cultos. El más conocido, porque un tradición literaria llevó a confundirlos, es el monte Libetrias y Petra, donde Pausanias vio en un mismo lugar estatuas de las Musas y de las ninfas. Las Camenas y las aguas: El término que designa al agua viva parece haber sido en Roma lumpa, evolucionó en lympha, e independientemente que la imaginación utilizase el nombre Lymphæ para designar a las hadas del agua dulce, de aquí viene la veneración de las aguas como abstracción divinizada. De la fuente en el bosque de las Camenas, a parte del poder curativo que le atribuía Frontino, sabemos por Vitrubio que su agua era muy agradable de beber. La pureza del agua de las Camenas está atestiguada por Plutarco, quien dice que las Vestales iban diariamente allí por agua para purificar y limpiar su templo; naturalmente, Plutarco las considera Musas Esa conexión entre la fuente de las Camenas y las Vestales, ha llevado a Rosanna Cappelli a ver en las Camenas usas diosas protectoras de las novias Aunque no es posible asegurar que las Camenas fuesen diosas protectoras de las futuras esposas, sí podría pensarse en una relación con las futuras madres, cosa normal dado el poder fecundante atribuido a algunas fuentes. Al parecer, antiguas costumbres romanas, demuestran que recurrían a las Camenas porque en otro tiempo se las consideraba como diosas de la fertilidad, y por lo tanto fueran especialmente protectoras de las mujeres, en cualquier caso, si las Camenas tuvieron algo que ver con las novias como futuras madres, o con los nacimientos, sería debido al carácter fecundante del agua de su fuente. La personalidad originaria de las Camenas, ha de relacionarse pues, no con la música y el canto ni el arte en general, sino con el agua. Lo que llama la atención es que para personificar el agua se haya escogido a las Camenas, diosas de una fuente concreta y ni siquiera de las aguas dulces en general, y que no aparecen, que sepamos, en ninguna sistematización latina de las interpretaciones naturalistas. No se tiene constancia de la existencia de un culto público de las Camenas, como para otras diosas de fuentes, Egeria de Aricia o Juturna, cuyo culto siguió en vigor aun en época imperial Tanto Propericio, como Ovidio, hablan de la procesión de las matronas romanas al bosque de Nemi para agradecer a Egeria sus favores; en el caso de Juturna, de quien se dice el Servio ampliado, (Aen.ZIII,139) un fragmento de las Actas de los Arvales prescribe que se sacrifique a las ninfas y a Juturna el 23 de Agosto, día de los Volcanalia. Por el contrario, ni en las Actas ni en los calendarios de la época imperial se menciona a las Camenas. Sin embargo, sí debieron ser objeto de cultos particulares, ya que sabemos por el Servio ampliado que se les ofrecían libaciones (Buc.VII,21). Podría pensarse que la ofrende de leche era lo usual para cualquier divinidad de las fuentes, pero hemos visto que Marcial sacrificaba una cerda virgen a la fuente de su amigo Estela; también Horacio (C.III,13) ofrecía un cabrito a la fuente de Bandusia, y Ovidio cuenta (Fast.III,300) que Numa sacrificó una oveja a la fuente de la que bebían Pico y Fauno. La ofrenda de leche sería pues específica de las Camenas. Por otra parte, la ofrende de leche apunta a una extrema antigüedad de su culto, ya que esta práctica parece haber sido anterior en el Lacio a de de la libación de vino. Los propios romanos eran conscientes de que era una costumbre sumamente arcaica, y Plinio hacía remontar esos sacrificios a la época de Rómulo, es decir, al propio nacimiento de Roma. Otro dato que avala el carácter arcaico de la devoción a las Camenas es, como ya se indicó, que la tradición haga remontar la dedicación de su bosque al rey Numa, a quien los Romanos solían atribuir todas las instituciones sagradas de la época preetrusca. Los poetas romanos podían haber tomado a las Musas griegas sin asimilarlas, como hicieron con las Cárites , cuyo nombre tradujeron sin más como Gracias, o con las Horas. Este era el procedimiento normal para las divinidades griegas que no contaban con una figura equivalente en Roma. Sin embargo, sacaron a las antiguas Camenas de su entorno habitual (la fuente del bosque de Porta Capena) y las trasladaron a un mundo nuevo: El mundo de Apolo y de la inspiración poética Por lo demás, los poetas cristianos utilizaban el término Camena como metonimia corriente, al igual que se venía haciendo ya desde Horacio. Los poetas augusteos no tuvieron todos la misma actitud respecto al uso del término Camenas por Musas, o como metonimia para poesía. Excepto Horacio, los demás lo utilizaron con una cierta timidez A pesar, que desde un principio, el concepto de las Camenas estaba muy alejado de lo que se entiende por música, poesía y arte en general, hemos visto que mediante un proceso de asimilación (un tanto errónea) hubo un momento en que se les llegó a atribuir un papel similar al de las Musas Los poetas paganos siguen recibiendo convencionalmente su inspiración de las Musas o de Apolo, aunque algunos poetas cristianos abominen de las fuentes de inspiración paganas, como Paulino de Nola y prefieran recabar su inspiración de Cristo o el Espíritu Santo, las Camenas serán entonces las protectoras naturales de los poetas latinos, como lo son de Silio Itálico en Marcial VIII,66,1-2 Y seguirán inspirando a esos poetas los temas propiamente romanos Aunque los poetas sigan usando Camenas por Musas, incluso aunándolas en expresiones atrevidas como lo hizo Horacio, las Camenas seguirán representando las letras latinas frente a las griegas.