El sábado 23 de julio del 2005 una estatua de la Virgen María habría movido las piernas, cobrando vida en la iglesia de San Pedro Apóstol, en la localidad de Acerra, a sólo 13 kilómetros de la ciudad italiana de Nápoles. Según los numerosos testigos, durante cuatro días, esta estatua de resina vidriosa y yeso blanco, de un metro y 65 centímetros de alto había movido sus piernas, las cuales se podían entrever a través de su vestido blanco. Algunos testigos de los hechos afirmaron haber visto cómo las facciones del rostro también cambiaron de posición, así como los dedos de su mano izquierda, con la cual sostiene una cruz de acrílico. Casi inmediatamente, y gracias a los medios de comunicación, cientos de fieles de toda Italia llegaron hasta este pequeño pueblo napolitano, captando con las cámaras de sus teléfonos celulares el momento preciso del milagro. Algunas de estas fotografías, muestran con toda claridad cómo el manto de la Virgen, originalmente blanco inmaculado, se convierte en una especie de tela transparente, que permite ver la coloración rosada de las piernas de la estatua. Pero por otra parte, también fue posible captar en video el momento preciso del milagro. El director de la Guardia Civil de Acerra, señor Franco Barbetta, quien es autor de uno de los más claros videos del extraordinario fenómeno, recuerda que inicialmente comenzaron a oírse rumores de que la Virgen se movía y por ello acudió al lugar de los hechos, comenzando a grabar con su cámara la escena. Poco tiempo fue necesario para que se percatara de que en efecto, más que un movimiento de sus piernas, lo que era más notorio en la Virgen era que su manto de piedra se había vuelto casi transparente, dejando entrever sus piernas, mismas que tenían un aspecto muy humano. Una vez que Barbetta formuló su reporte, la prensa italiana se abocó a conocer y difundir lo sucedido en Acerra, principalmente en Internet. De hecho, fueron decenas de servicios noticiosos los transmitidos en relación con el milagro napolitano, aunque también la televisión se ocuparía del caso. Programas tan seguidos como Studio Aperto, transmitido por la RAI Uno, muestra con toda claridad las reacciones de los testigos presenciales ante lo sucedido en esta pequeña localidad italiana. Si analizamos detenidamente la imagen de la Virgen de Acerra, tal como se encuentra actualmente en la iglesia de San Pedro Apóstol, se trata de una estatua de piedra de la Virgen María, con un vestido y una túnica, ambas de color blanco inmaculado. En su mano derecha sostiene un rosario, mientras que en la izquierda lleva una cruz de acrílico, sostenida apenas con los dedos. Se encuentra parada sobre una base también blanca, y es importante destacar el color rosado de sus pies, sus manos y su rostro, cubierto por el pelo negro. Si analizamos su vestimenta, podremos percibir con toda claridad los pliegues de su túnica y su vestido, mismos que le dan de perfil una sensación de estar al viento. Por otra parte, al contemplar su rostro, notamos que sus cejas son muy pobladas y sus labios son muy delgados, mientras que los ojos de la Virgen parecen observar silenciosamente al espectador, como si lo estuvieran vigilando. Pero al observar las fotografías y los videos captados por los teléfonos celulares, encontramos que algunos de ellas tienen gran definición, mientras que otros son muy nítidos. Sin embargo, es posible percibir en estas imágenes cómo aparentemente, la vestimenta de la estatua de la Virgen de Acerra parece transparentarse, permitiendo ver el color rosado de sus piernas. Inclusive hay quien afirma que sería posible observar cómo la Virgen parece mover ambas rodillas, como si quisiera caminar hacia delante. Esto en video es posible percibirlo, mientras que en las fotografías apenas se distingue un pequeño bulto a la altura de su rodilla izquierda. Haciendo las comparaciones correspondientes, podemos ver el rostro y las piernas de la Virgen, durante y después del milagro. Aunque el video del Sr. Franco Barbetta fue tomado en condiciones de iluminación no profesionales, es posible comparar la diferencia de colores en su vestido, así como el semblante de cada uno de los rostros. Indudablemente, alguna diferencia es perceptible, misma que atrajo la atención de cientos de feligreses, muchos de los cuales hablaban abiertamente de un milagro manifiesto. Por otra parte, y según el testimonio de mis amigos italianos Lorenzo Baldo, Maria Loi y Samuele Firrarello, un reporte que merece la atención es el de un periodista de un periódico local, que contó como algunos días antes había visto personalmente una esfera de luz sobre la estatua, que desde la altura del vientre se había movido a los pies. Según el colega periodista, el fenómeno había durado algunos minutos sin que hubiera ningún rayo solar que viniera de las ventanas. Y otro testimonio que mis amigos reportan es el de Gustavo, un hombre que había pedido una gracia a la Virgen y que había visto las piernas de la estatua, con aspecto de carne, llenarse de sangre, pero sin conseguir fotografiar la imagen oportunamente.