Eros "creador de toda vida", el mismo que fue llamado Cupido por los romanos, simboliza al Dios del amor y es el mismo Platón quién relata su historia. Su nacimiento En el Monte Olimpo, lugar en el que habitan los dioses griegos, celebran con un gran banquete el nacimiento de Afrodita (Venus) la diosa del deseo, belleza y fertilidad. Al final de los festejos, Poros, dios de la abundancia, se aleja embriagado a descansar en los jardines de Zeus donde se duerme profundamente sin percibir que la mendiga Penía le observa. Penía diosa de la miseria y la carencia, deseosa de asegurar su futuro se acuesta a su lado para engendrar un hijo. Y es así como Eros es concebido. Eros, el amor. Por haber sido procreado el día del nacimiento de Venus, Eros siempre será compañero de la belleza pero tendrá un ambivalente destino: el legado de su madre es una permanente carencia y un futuro andariego, en tanto que el de su padre es la determinación y el coraje para ser un gran cazador. No es mortal ni inmortal, en ocasiones muere, renace y vive sellando su particular sino. El niño travieso Es en la época helénica que Cupido asume el aspecto de un pequeño travieso con alas en su espalda, cuyos caprichos son el tormento de simples mortales y grandes dioses. Antes de este período fue un joven, un presuroso adolescente que siempre cargaba su arco y flechas dispuesto a disparar y atravesar el corazón de los nuevos amantes. Cupido cae en su propia trampa Fue traspasado por sus propias flechas. La mitología cuenta que la diosa Venus, celosa de la gran belleza de Psiquis encomienda a Cupido una misión: que descienda a la Tierra y logre que la doncella se enamore de una horrible criatura. Cupido obedece, pero cuando ve a Psiquis queda tan impactado por su hermosura que, tratando de ocultar sus sentimientos, aleja de ella toda posibilidad de boda. Los padres de Psiquis, desesperados ante el inminente y solitario futuro de su hija, habían pedido ayuda al dios Apolo, desconociendo que Cupido ya lo ha convertido en su aliado. Siguiendo la orden de Apolo, la princesa vestida de novia es conducida por Céfiro, dios del viento, hasta un increíble castillo. Al anochecer Cupido la visita sin mostrar su rostro. Ante lo magnífico de su conquista ella se entrega esa misma noche y lo hará muchas más. Aunque fascinada con su suerte, le inquieta la única condición que le ha sido impuesta: tiene prohibido averiguar su identidad. Una noche la intriga es más fuerte y la joven alumbra el rostro de su amante dormido con una lámpara de aceite. Una gota caliente cae en su hombro y Cupido se despierta. Enojado, decide abandonarla asegurando que el amor sin confianza no puede vivir. Un final feliz Enamorado sin remedio, como buen dios del amor que es, Cupido regresa para buscar y perdonar a su amada. Tiempo después, ya en el Olimpo se casan con la bendición de Zeus, dándole a Psiquis el regalo de su inmortalidad. Después de todo, el amor siempre triunfa. Aplique buscador y no estaba, agradecer no cuesta nada. Saludos. ::bebe::