Los 7 sabios de la Antigua Grecia:Solón

Tema en 'Historia' iniciado por Draugen, 31 Jul 2012.

  1. Draugen

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    Solón nació en Atenas 639 años antes del nacimiento de Cristo. Después de haber estudiado con mucho provecho, viajó, y a su vuelta halló a su patria destrozada por disturbios civiles. Fue Solón elegido arconte o supremo legislador por unanimidad, y aun quisieron hacerlo rey, lo que rehusó. Una de las cosas que instituyó en Atenas fue un tribunal de justicia, en el que fallaban las causas los legos después de discutidas por los letrados, lo que presenciado por un sabio de Escitia, llamado Anacarsis, le hizo exclamar: «Me sorprende que a los sabios se deje la deliberación y a los necios la decisión».


    «Solón dio muy sabias leyes a aquella república; pero aburrido de ver que no se seguían, determinó ausentarse y viajar. Llegó a la corte de Creso, y este rey tan afamado por sus riquezas, las ostentó todas a los ojos de Solón, y le preguntó después si había conocido hombre más feliz que él; a lo que contestó Solón: Sí, señor; lo fueron más dos hermanos que conocí, llamados Cleobis y Bitón; fueron modelos de amor fraternal y de cariño materno. Era su madre sacerdotisa de Juno, y en una ocasión, estando ya subida en el carro, y tardando en llegar los bueyes que habían de tirar de él, para que no esperase su madre lo hicieron ellos y la condujeron al templo. Su madre, enternecida por esta prueba de cariño y de respeto, suplicó a los dioses que concediesen a sus hijos la mayor felicidad de los mortales, y aquella misma noche murieron ambos suave y tranquilamente.


    Cuando volvió Solón a su patria la halló de nuevo dividida en bandos, como era consiguiente a aquel gobierno; de estos disturbios se aprovechó Pisístrato para tomar despóticamente el poder. Solón echó en cara su conducta, así al pueblo como a Pisístrato, y se retiró a la corte del rey Filocipro, en la que murió a los 80 años.


    Una de sus sentencias era: Dejemos a los demás las riquezas, pero apropiémonos la virtud.


    El atributo de Solón es una cabeza de muerto o calavera: porque su máxima era que es necesario que una persona haya fallecido para juzgar si ha sido feliz.