Estrellas

Dicen que las cosas que más deseas suceden cuando menos te lo esperas.

Los momentos mágicos que la vida nos regala son incontables, sin embargo hay momentos clave que nunca olvidaremos. Esos momentos en que hay un sentimiento tan intenso que te deja sin respiración, en el que tu imaginación va más lento que la realidad, donde tus brazos se vuelven alas, y tus piernas pueden cruzar mares con una zancada. Y fue uno de esos momentos el que viví sin esperarlo, pero si debo admitir vaya que lo deseaba con toda el alma.

En mis años de facultad estuve perdidamente enamorado de una de mis amigas, ella lo sabía le había pedido que fuéramos novios pero me rechazo, y que damos como amigos. Nuestra relación siempre fue un poco extraña, ya que siempre andábamos abrazados o de la mano, yo le llenaba de besos el rostro y ella me miraba con unos ojos tan llenos de amor, que nunca los ha podido igualar ninguna de mis parejas. Tenemos como quien dice reglas, que nunca hemos mencionado, no nos besamos en la boca, ni nos sobre pasamos con el otro. En fin pueden pensar que quede en la maldita “friend zone”. Pero créanme que con ella, bueno solo diré que eh tenido muchos orgasmos en mi vida, pero ninguno se compara a la sensación de tenerla en mis brazos.

Para todo esto y no hacer el cuento eterno, les diré, vivimos en monterrey una ciudad ubicada en el norte de México. Pero a mitad de la carrera yo me di de baja, y me fui a vivir al DF (Capital del país ubicado en el centro). Cuando eso pasó no me dio tiempo de despedirme de ella. Y no supe más de mí amada amiga hasta que un día que fui a acampar con unos amigos, bueno, más que acampar eran unas cabañas. La segunda noche que pasamos ahí yo Salí a caminar y a mirar las estrellas, me encanta mirar las estrellas, son tan mágicas y de noche cuando estiras tu mano hacia ellas parece que las puedes tocas.

Y ahí estaba yo, mirando para arriba, y recordé a mi princesa, y empecé a hablar en voz alta como si la tuviera enfrente, le decía que la amaba, que la necesitaba, que era la criatura más hermosa que pudiera existir. Que yo veía más allá de su cuerpo, y de su cara bonita. Que para mí lo más hermoso era su alma y su forma de tratar a las personas, que era de eso de lo que yo estaba enamorado; y de su mirada, le dije, sé que me amas, lo veo en tus ojos. Me sentí ridículo y me callé, casi lloraba en ese momento y escuche su voz.

• Si te amo princeso, por eso mismo no me arriesgare a perderte siendo más que amigos. Novios van y vienen, pero me siento segura al tenerte conmigo, al saber que siempre hay alguien que me quiere y con quien puedo acudir cuando me lastiman. – Y la mire estaba ahí sentada en una roca a menos de un metro de mí. La contemple un instante, y le dije.
• Tú también has estado ahí para mí, recuerdas cuando teresa me dejo por el estúpido de Lizandro.
• Sí. –y se rio me senté junto a ella y la abrace. La mire justo a los ojos, esos ojos llenos de amor en los que me podía perder toda la vida. ¿Has sentido esa sensación en la dices puedo morir ya no necesito nada más de la vida, soy pleno?, Así me sentí. Le dije.
• Solo una vez, solo esta vez. –y me dijo
• Solo esta vez.

Mis ojos se cerraron y mi visión se abrió, y mis oídos se cerraron y podía escucharlo todo, los aromas tenían color y los colores eran fuego, ese fuego amielado que sale de su boca, perfumado de esencias dulces y picantes. Mis labios en sus labios, eran los mismos labios, ella temblaba en mis brazos o mis brazos temblaban al tenerla; no lo sé.

Lo que sí, es que a las ropas se las llevo la niebla de la madrugada, o quizás no era de madrugada y la niebla no era más que el calor de nuestros cuerpos, yo tenía seda en las manos y eran sus caderas, la vía láctea dibujada en su espalda plateada por la luz de la luna, y yo me bebía el manantial de la vida, directamente de su cáliz ardiente y convulsionante. Mis dedos se fundían con sus dedos, con su cabello con sus pechos. No paramos en caricias hasta que nos tocamos más allá del cuerpo, éramos uno y en uno íbamos y veníamos. Con la tempestad del mar que mece aun barco en sus olas, así nos mecíamos. Nos entregamos al otro a uno mismo. Y el mundo se volvía tan pequeño que cabía en un pequeño claro del bosque.

La luna nos dejó solos, y seguíamos siendo uno. Y ahí en la completa oscuridad no sabíamos dónde terminaba uno y donde comenzaba el otro, y la verdad era que no importaba, al fin estábamos fundidos, unidos para siempre, como siempre habían estado nuestras almas, ahora lo compartían nuestros cuerpos, ¿Recuerdas la sensación de plenitud y de poder morir satisfecho? Esto era más, era querer regresar de entre los muertos y saber que podía hacerlo porque estábamos juntos. Fue más que sexo, fue más que hacer el amor. Esto ya no era amor era algo más. El climax llegó y no llego solo, vinieron varios. No me di cuenta de cuando quedamos dormidos, pero sí que despertamos al mismo tiempo, ella me miraba con amor, siempre esos ojos llenos de amor. Me acerque a besarla, di con la comisura de su boca solamente, el sol había salido. Nos vestimos. Nos abrazamos, volvimos cada cual a su campamento.


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Me disculpo, me salío lo poeta, y no tengo tiempo para escribir otro relato. Es una historia real. Para quien le interese ella fue de vacaciones con su familia, no nos pusimos de acuerdo ni nada fue el destino. Eso se lo pregunte despues. No volvimos a hablar de lo que paso. La sigo amando, segimos siendo amigos, cada quien por su lado, pero no hay dia en que no hablemos.

no olviden puntar del 1 al 7 aunque espero puros 2 =P saludos y gracias por leer, disculpa a los que se decepcionaron.