Un nuevo amor (Parte Final)

Hola, soy Javi. En esta historia soy una mujer de 21 años, mido 1,68 cms y siendo bien sincera y franca con ustedes, mi cuerpo está ejercitado puesto que entreno a menudo. Me gustan mucho mis piernas porque gracias al entrenamiento tengo mi potito bien paradito y firme, algo que a los hombres les fascina según mi experiencia. No tengo mucho busto, pero no es problema para mi vida sexual. Tengo unos labios carnosos, soy pecosa y mi cabello es de color negro. No tengo ninguna muralla para conversar sobre cualquier tema referente al sexo, en realidad me gusta mucho compartir experiencias con mis amigas e incluso mis amigos que me usan como psicóloga para darles consejos amorosos jaja.

La verdad es que quiero pedirle disculpas a todos quienes esperaban que continuara con la historia con Marcelo y mi suegro, Alfredo. En realidad, Marcelo había perdido bastantes puntos conmigo, porque se había dejado estar demasiado después de que estuviéramos saliendo. Mientras tanto, Alfredo me trataba muy bien, aunque claro, siempre con respeto.
El sexo con Marcelo se había vuelto repetitivo y aburrido. Había veces en que él no estaba en su 100%, supongo que por como era joven, tal vez se masturbaba. Él me daba la excusa de que era por el deporte, que terminaba muy cansado, pero yo sabía a la perfección por qué era realmente.
Sinceramente, yo me estaba aburriendo con una relación en la que siempre era lo mismo. Era vernos un rato, un par de besos, caricias y algo de sexo que me aburría. El tema fue que decidí en terminar la relación, porque la cosa no daba para más. Así que me comuniqué con Marcelo, diciéndole que quería conversar con él al respecto, y él se hacía el loco con eso, así que igual me molestaba.
Resulta que lo estuve esperando durante toda una tarde, para que llegara, pero no llegó nunca. Tuve que cancelar una junta con mis amigas para charlar con Marcelo. Me molesté demasiado con él, de verdad que estaba enojada. Lamentablemente no pude haber hecho nada más durante esa tarde, así que me preparé para el día siguiente de clases.
Resulta que pasó media semana y Cata se me acercó con un rostro lleno de impacto. Parecía que algo malo le había pasado y empecé a preocuparme. Se sentó al lado mío con su celular en la mano y me dijo que tenía que prepararme, porque era algo muy importante. Me enseñó lo que había en la pantalla y descubrí que había una foto de Marcelo con una compañera suya, dándose un beso.
Me dijo que se trataba de una foto reciente, era de esa misma semana. Supuse que por esa razón fue que faltó a nuestra conversación, así que me dio mucha más rabia. Le dije a Cata que no me iba a poner a llorar por un pendejito como él, porque lo que había hecho era una sinvergüenzura. Estaba pololeando conmigo y se atrevió a meterse con otra chica.
Esa misma tarde me lo encontré conversando con un grupo de sus compañeros, así que me acerqué a pedirle aunque fuera un minuto para hablarle. Él estaba muy concentrado en el tema de sus compañeros, así que cuando me aparecí con el rostro serio, ni se extrañó.

Yo: ¿Tienes algo que contarme?
Marcelo: No, ¿de qué?
Yo: No lo sé, algo interesante que hayas hecho en la semana. ¿Tal vez?
Marcelo: Naa, no he hecho nada del otro mundo. Ahora estamos estudiando, porque tenemos prueba.
Yo: Ah, mira que interesante.

Me puse más seria.

Yo: No se si te acuerdas, pero te pedí que fueras a mi depa a conversar el otro día. Y ni llegaste.
Marcelo: Pucha, discúlpame. Es que me puse a estudiar con los chiquillos y se nos pasó la hora.
Yo: Ah dale. Pero mira, te lo haré más fácil. Sigue con los chiquillos y yo me voy. Porque esto no da para más.
Marcelo: ¿Cómo eso?
Yo: Que estoy terminando contigo.
Marcelo: ¿Por estudiar estás terminando conmigo?
Yo: Cada cual sabe lo que ha hecho, cariño. Así que sigue en lo tuyo, yo ahora me voy.

Me fui y dejé a Marcelo prácticamente con la boca abierta, supongo que esperaba decirme algo a tipo de respuesta. Sin embargo, no le presté más atención.
Mientras iba caminando, recibí un whatsapp de Alfredo, lo que tomé como una señal de alerta por parte de la vida, supongo. Le comenté que había terminado con su hijo, porque él había sido un verdadero imbécil y no se merecía estar conmigo. Él me preguntó por qué y yo preferí no decirle nada, le dije que me iba a ir a descansar a mi depa, porque me había dejado super mal el asunto.
Cerré la conversación y guardé el celular hasta llegar al depa y echarme en el sillón. Me quedé dormida esa tarde hasta que escuché el timbre sonar. Atendí y el guardia de la recepción me comentó que Alfredo había venido a verme. Le pedí que lo dejara pasar, así que lo esperé ahí.
Él llegó con unos chocolates para subirme el ánimo jaja, lo recibí con un abrazo y lo invité a pasar. Ahí me preguntó qué era lo que había pasado con Marcelo, así que le conté todo lo que sabía, lo que Cata me había mostrado. Me demostré molesta con su hijo, y él lo notó bastante. Se acercó nuevamente para abrazarme y estuvimos así durante unos buenos segundos jaja, creo que igual duró bastante.
Yo quería vengarme de Marcelo, así que pensé en que tal vez Alfredo sería una buena manera de hacerlo. Giré un poco mi cabeza y me acerqué a su boca para intentar besarlo. Nuestras narices se tocaban ya.

Alfredo: ¿Está segura, mi niña?

Nos empezamos a besar y luego de un rato, él ya me estaba acariciando. Sentí de pronto que él me quería tomar en brazos, así que me levanté y me senté en su regazo. Ahí mismito me di cuenta de que él ya estaba excitado. Su pene estaba durísimo jaja. Yo me dejé llevar y empecé a frotarme con él, tenía unas ganas terribles de tirar y no me iba a detener por nada.
Alfredo empezó a besarme el cuello e intentaba bajar a mis pechos, pero mi polera no lo dejaba jaja, así que me la quité para él. Luego me levanté para quitarme el pantalón y los calzones y él hizo lo mismo. Me senté sobre él y con la mano tomé su pene para metérmelo. Yo ya estaba con muchísimas ganas, de verdad que sí, así que una vez que pude meterlo, comencé a moverme más rápido.
Estuve cabalgando sobre él mientras gemíamos, y luego de unos minutos, yo ya estaba llegando al orgasmo. Quería acabar pronto y al parecer él quería seguir jaja, pero con sólo verle la cara, me daba cuenta de que ya estaba acabando.
Yo ya había conseguido el orgasmo que quería, sin embargo, él aun no acababa. Así que tuve que apresurar el proceso. Me quité de encima y me senté frente a él. Tomé su pene y lo metí en mi boca para masturbarlo. Sólo me tomó al menos unos 2 minutitos y conseguí que se viniera en mi boca. No me quité el pene de dentro hasta que pude limpiarlo todo, y por si alguien tiene alguna duda, si, me tragué todo el semen hasta dejarle limpio todo el pene.
La verdad es que fue un sexo rápido, pero estaba tan deseosa de ello, que pude disfrutarlo igual.
Al final de todo, le dije a Alfredo que eso iba a ser nuestra última ocasión, porque no quería tener algo que me conectara con Marcelo. Él lo comprendió, aunque igual puso una carita de penita. Pero a pesar de todo, le dije que lo había pasado bien y que él era un buen hombre. Le agradecí por haberme tratado tan bien durante tanto tiempo y que esperaba que le fuera bien.
Él se vistió y se fue y yo me fui al baño para ducharme.

La verdad es que esta historia igual me daba un poco de pena al acordarme, porque yo quise mucho a Marcelo. Él había sido un amor muy lindo al principio, sin embargo, al tiempo después se convirtió en una porquería. Peor aún después de enterarme que él se había metido con otra niña. Después de todo, mi vida estaba apenas empezando, si tenía sólo 21 años jiji.
Espero que les haya gustado esto, sinceramente pido disculpas por haberme ausentado después de tanto tiempo y espero poder contar con su presencia en mis próximas publicaciones.