Vida de universitaria

Hola a todos, espero que estén muy bien y agradezco por el cariño y los mensajitos que me han enviado. Aunque me habría gustado llegar a más personas con mi primera historia, entiendo igual que sólo son mis primeros pasos por este sitio. En esta ocasión, quiero llevarlos a la época en que entré a la universidad. Algunos la recuerdan con gran cariño, otros quizás no tanto. El punto es que en esta época fue donde más experiencias tuve, así que es muy probable que cuente dichas historias en este blog. Espero les guste y puedan imaginar en sus mentecitas el detalle de mis escritos.

La primera vez que entré a la sala de clases de la universidad iba toda esperanzada de conocer más gente, ya había cumplido la mayoría de edad y uno se siente invencible, siente que puede hacer lo que sea ahora que se rompe esa barrera de lo que puedes o no puedes hacer según tu edad.
Como eramos mechones todos, andábamos como los típicos pollitos a todas partes en grupito buscando a nuestra mami gallina. ¿Dónde queda tal sala? ¿A dónde tenemos que ir ahora? Lo mismo de siempre en un curso de niñitos nuevos.
En esa semana nos hicieron actividades para conocernos mejor y entablar relaciones como curso. Ahí estaba él, (digamos que se llama Pedro para ocultar bien su identidad. No vaya a ser cosa que ande por aquí leyendo y sepa que la historia trata de él jaja) Un chico de 1,72 cms, cabello negro, nariz fina, labios normales y de cuerpo delgado. En un momento, la profesora dijo que debíamos armar grupos de 4 para conversar entre nosotros y conocernos. Ahí estábamos entonces en el mismo grupo junto con otras dos compañeras, nos llevamos bastante bien en ese ratito y leceamos harto hasta que se acabó la clase.
Ese mismo día salimos los 4 a comer y conocer la ciudad (debo confirmar que en esa época yo arrendaba una pieza para poder estudiar en la universidad, puesto que vivía en otra ciudad), por suerte Pedro era de ahí, así que nos llevó a conocer lugares re bonitos y picadas para comer rico.
Pasaron los días y nos empezamos a llevar muy bien, en especial con Pedro que era el único hombre en el grupo. Lo genial de él era que no se trataba del típico machito que se juraba mino o se hacía el jote, era bastante educado y amable con nosotras así que por ahí fue agradando más.
El tema es que los chicos de la U armaron una bienvenida para los mechones, con las chicas nos preparamos para ir. Ellas toda maquilladas y yo ahí bien simple no más. Para ser sincera no me gusta maquillarme porque prefiero andar a lo natural en ese aspecto.
Pedrito nos fue a buscar a la pensión de mi amiga, y nos fuimos todos juntos al famoso carrete. No era mi ambiente, a decir verdad, era el primer carrete serio que tenía en mi vida jaja porque prefiero mil veces quedarme en casita viendo alguna película o leyendo un libro. El punto es que llegamos y la música estaba realmente fuerte, apenas podía escuchar qué me decían las chicas y yo asentía nada más haciéndoles creer que entendía jaja.
Mientras bailábamos Pedro llegó con chelitas, rechacé la invitación porque tampoco bebo alcohol o fumo. No me gusta para nada ni me interesa probarlo. Menos mal mi grupo entendió y me dejaron tranquila, lo que más me apesta es esa gente que te obliga a fumar o tomar para pasarlo bien.
Pasaron las horitas y ya algunos andaban medio pasados jaja se me acercó un chico de unos cursos más arriba a jotearme, además de borracho estaba pasado a cigarro e intentaba alejarme de él pero me seguía a todas partes para puro hablar conmigo. Pedrito se puso su capa de super héroe y sacándome al compañero de encima. Si bien ese no era mi ambiente, si estaba carreteando pretendía pasarla bien. No estaba ni ahí con jotes, menos con tipos borrachos que ni sabían quién era.
Nos pusimos a bailar entonces, pusieron unos reggaeton de la época de "La gasolina" jaja la era pokemona, todos pegados bailando. Pedro se puso a bailar detrás de mi y nos pusimos a perrear, me sentía bien bailando con él así que no hubo atado en seguir.
Era muy tarde y el ambiente se había puesto medio calentón, veía parejas besándose y perreando super sexy. Yo sólo era una pollita chiquita en un lugar que parecía de puros viejos jaja, en serio que parecía que tenían sexo con ropa mientras bailaban.
Mientras Pedro se frotaba conmigo fue cuando cambió todo, porque comencé a sentir su pene todo duro debajo del pantalón. No negaré que fue muy excitante pero también fue un poco extraño sentir sus manos tomando mi cintura y su cosa atrás como si estuviera intentando penetrarme.
Sentía su respiración en mi cuello y la situación se volvía cada vez más extraña, porque de partida yo no tenía ninguna intención de tener pareja o de enamorarme. De que era excitante, si, no lo negaré, pero era muy extraño todo.
Ya habrán sido como las 3 de la mañana y me entra todo el sueño, le dije a las niñas que me iba a volver a la pensión y ellas muy simpáticas se fueron conmigo para que no anduviera sola por la calle.
Pedro también se fue con nosotras porque sólo compartía con nosotras, así que los 4 nos largamos de la U y cada cual para su casa.
Al otro día en clases nos pusimos a conversar de lo que había pasado en el carrete, las chicas habían visto cómo bailaba con Pedro. Le contaron cómo estábamos perreando y él se puso ROJO total, ni siquiera me miraba de la vergüenza, hasta que le pedí a las chicas que no lo molestaran, que ya había pasado.
Nos organizamos para ver pelis durante esa noche, como era fin de semana podíamos quedarnos juntos para esperar la otra semana.
Propuse que se podían quedar en mi pensión, como era la única arrendataria podía invitar a mis compañeros sin problema. Además el dueño me tenía mucha buena onda porque le recordaba a su hija de pequeña, quien ahora ya tiene su familia y vida armada luego de la U.
Entonces quedamos todos listos, esa noche compramos cositas para comer mientras veíamos una peli. Llegaron mis dos amigas primero y más tarde Pedro con una bebida en los brazos, nos costó mucho organizarnos para decidir qué película íbamos a ver, habían unas bien buenas entre medio.
Habrán pasado hartas horas, yo estaba quedándome dormida en el hombro de Pedro mientras las otras chicas ya estaban medio aburridas. Decidieron que se iban a ir, así que nos despedimos mientras Pedro seguía acostado en mi cama.
Ahora que olvidaba, mi pieza en la pensión no era la gran cosa, era una pieza con cama, escritorio, baño y una tv.
En fin, las niñas se fueron y una vez que me despedí de ellas volví a mi cama, donde me esperaba Pedrito. En ese momento hubo un silencio bastante incómodo, preferí no decir nada y hacerme la tonta viendo la película.

Pedro: ¿En el carrete te hice sentir incómoda?

Entendí que me estaba preguntando eso por lo que le contaron las chicas sobre el perreo que tuvimos.

Yo: No, estabas medio pasado y sólo estábamos bailando.
Pedro: Pero di mucho jugo.
Yo: Naa, tranqui. Tenemos confianza, si somos amigos.
Pedro: Ese es el tema po, que somos amigos.

Sentí algo raro, y simplemente dejé que la situación siguiera su curso para ver qué pasaba.

Pedro: Me gustas más que la cresta, Javi.

Como yo estaba apoyada en su hombro, toma mi cara con su mano y me da un beso. Fue un beso bastante tierno y suave. Sentí como me recorría un calor por el cuerpo y sabía que mis mejillas estaban rojas, porque se puso a reír luego de besarme.
Yo le respondí con otro beso para que no me mirara toda sonrojada, me abrazó y llevó su mano a mi cintura. Estábamos los dos acostados mientras la tv seguía prendida. Empezaron a chocarse nuestras lenguas como si se tratara de un combate para ver cuál se movía mejor. Fue un momento realmente caliente hasta que se puso a besar mis orejas y mi cuello (mi gran debilidad), comencé a gemir muy bajito para intentar simular, pero la excitación se estaba volviendo demasiada.
Él también comenzó a gemir mientras besaba mi cuello, con mis manos apretaba su espalda porque no podía contenerme. Su mano comenzó a tocar mi pierna y ahí fue cuando me posicioné mejor y él se puso sobre mi. Abrí mis piernas para que él se acomodara mientras nos besábamos y dentro de poco comenzó a moverse.
Estábamos frotándonos como si estuviéramos teniendo sexo, fue algo realmente caliente porque comenzó a moverse más rápido cada vez. Estábamos dejándonos llevar simplemente entre besos y caricias, en eso me puse a apretar su trasero con las manos y me encantó porque lo tenía muy durito, quedé ultra loca con eso.
En serio que fue muy rica la experiencia, sentía su cosita toda dura debajo de su pantalón chocando contra mi, la mía estaba muy mojada y simplemente me estaba dejando querer.
Habrán pasado unos 15 minutos hasta que ambos empezamos a bajar las revoluciones y nos quedamos abrazados sonriendo. Él me besaba la frente mientras intentábamos respirar normalmente.
Pasó un ratito y me dijo que tenía que irse, así que lo fui a dejar a la puerta y al volver a mi pieza, noté el desastre que había quedado en mi cama, el cubrecama estaba tirando en el suelo y las frazadas estaban totalmente desordenadas.
Con las mejillas aún rojas, ordené la pieza y me fui a dormir. Había sido una linda noche.

En el siguiente relato contaré qué sucede más adelante, espero que les esté gustando esta historia y sean pacientes conmigo porfis. Como también trabajo, me robo un ratito de tiempo para poder escribirles mis aventuras.
Nos vemos en la Parte 2.

 

Me gusta explicar bien mis cosas jajajaja