Mi spinn off con la bulmita (parte 02)

La “bulmita” y yo habíamos tomado la decisión de tener una relación sin nombre. Estábamos claros que desde el primer momento hubo una conexión especial entre nosotros. Decidimos no etiquetar nuestra relación, simplemente disfrutar el tiempo que pasábamos juntos. Una de las cosas que más nos unía era la forma en que nos entendíamos en la intimidad. Cada vez que estábamos juntos, sentíamos que hacíamos el amor en lugar de simplemente tener sexo. Era una conexión tan profunda y especial que nos hacía sentir más cerca el uno del otro. En una de nuestras conversaciones, surgió la pregunta: "¿Alguna vez has tenido una relación con una persona que al tener sexo sientes que haces el amor?". Ambos coincidimos en que nuestra relación era exactamente eso. Cada encuentro era una expresión de amor y cariño, más allá de la calentura y el deseo.

Salíamos juntos a comprar, a pasear por el pueblo, e incluso a disfrutar de largas caminatas por el parque. A pesar de pasar tanto tiempo juntos, siempre mantuvimos una relación estrictamente platónica. Nunca nos abrazábamos ni nos tomábamos de la mano cuando estábamos fuera de casa. A pesar de esto, nuestra conexión era innegable. Pasábamos horas hablando y riendo juntos, compartiendo secretos y confidencias. “La bulmita” siempre estaba ahí para mí, apoyándome en los momentos difíciles, celebrando mis éxitos y bueno yo también para ella.

A medida que pasaba el tiempo, empecé a darme cuenta de que mis sentimientos hacia la "bulmita" iban más allá de la amistad. Me di cuenta de que me había como enamorado de ella, pero no sabía si ella sentía lo mismo por mí, siempre asumí que ella tenía todo controlado. Un día, decidí reunir el coraje suficiente y sacar el tema a colación. Le dije que mis sentimientos por ella eran “más fuertes” y que no podía seguir ocultándolo. No fue sorpresa su respuesta, me reconoció que ella sentía cosas igual de fuertes por mí, pero que debíamos mantenernos tal como estábamos.

A partir de ese momento, nuestra relación cambió un poco. Definitivamente la había cagado con mi comentario, tanto así que ya no nos veíamos todos los días, solo cuando había tiempo. Por esa misma razón yo tomé la decisión de volver a mis andanzas, total, no fui yo quien puso las condiciones (debo reconocer que fue un pensamiento de picado). Resulta que en ese tiempo pasó algo, un día me llama la señora Anita (esa tremenda mujer que cuidaba mi casa) y me pidió permiso para faltar dos días, porque tenia que ir a un matrimonio el fin de semana, pero que el miércoles y viernes una sobrina de ella que antes la había acompañado a la casa iba a cubrirla para que la casa no quedara tirada. De echo yo esa semana por temas de trabajo debía estar fuera del pueblo e iba a llegar el día viernes. Y bueno llegué poh, abro la puerta de mi casa, tiro las cosas en el sillón y de pronto sentí ruido en el patio, estaban regando, en ese momento recordé que debía ser la señora Anita (había olvidado por completo lo del permiso), pegue el grito para el patio “Hola Anita, buenas tardes, me baño y conversamos, vengo todo sopiao”. Salí de la ducha me vestí rápidamente, voy al living, cuando de pronto veo salir a una morena, delgada, no más de 23 años, con su pelo tomado estilo “mi bella genio” y ahí recordé… “la sobrina de la señora Anita”, para mi dije “que morena más linda gueon”.

Ella: Hola, soy la sobrina de Anita, me llamo Constanza, tu debes ser “$%·/#”@”
Yo: hola, un gusto Constanza, si… debo reconocer que había olvidado lo de Anita.
Constanza: Y ella como te conoce tanto, me dijo que lo más seguro se iba a olvidar

Risas mutuas. Yo estaba como en un estado catatónico, no sabia que hacer ni que decir, era la sobrina de mi Anita querida, por nada del mundo iba a intentar hacer absolutamente nada que me trajera problemas con ella. Después de una platica de 15 minutos aprox hablando de su tía y un poco de varias cosas.

Ella: Espero que quedara todo como lo deja mi tía.
Yo. No te preocupes Constanza, se ve todo bien.
Ella: Dime Cony nomás
Yo: Bueno Cony, muchas gracias por haber cuidado la casa estos días.
Ella: en su velador dejé una cadenita que estaba tirada bajo la cama, salió mientras estaba barriendo. Su polola debe andarla buscando.
Yo: No, no tengo polola, pero cuando no estoy un amigo mío viene a ver la casa en las noches y bueno, quizás el me puede decir de quien es.
Ella: (risa poco crédula) Ya pues, me retiro… Espero que estés bien
Yo: Gracias por todo Cony que te vaya bien, salúdame a Anita.
Ella: Chaito y cuídate, trata de no andar descalzo por si se te aparece otra cadenita en el piso

Caramba… me salió buena para la talla la chiquilla atine a mirarla y reír solamente mientras se retiraba, ella se encargó de mirarme fijamente riendo también, y antes de abrir la puerta para salir volvió a mirarme hasta que cerró la puerta. Yo seguiría ordenando mis cosas y un par de horas más tarde aprestarme para ir a comprar unas cosas al súper, cuando de pronto “print” mensaje de whatsapp

Número desconocido: Hola… ¿cómo estás?
Yo: Con quien hablo
Número desconocido: Soy la cony, tengo tu número por que mi tía me lo dio por cualquier cosa
Yo: Hola Cony, cuéntame en que te puedo ayudar
Cony: Pasa que se me quedó un polerón en tu casa y quería ver si podía pasar a buscarlo
Yo: Mira yo no estoy en la casa, pero tu tienes llaves, pasa nomás a buscarlo y si no me mandas tu dirección y yo te lo paso a dejar mas tarde.
Cony: No te preocupes, tengo que andar por ahí más tarde y paso a buscarlo.

Yo estaba tomándome un vinito y comiéndome un quesito con semillas y soya, untando con galletas cracker y un vinito tinto (un manjar la mezcla), cuando efectivamente y aprox a las 10:30 PM tocan a la puerta, y al abrir… era ella.

Cony: disculpa si te molesto, vengo por el polerón
Yo: Tranquila, pasa tú misma a buscarlo, no sé dónde lo dejaste (la veo entrar)
Cony: estaba en la pieza de mi tía, lo encontré… ¿oye, te estas castigando?
Yo: me gusta esta mezcla es mi favorita… ¿quieres?
Cony: Siiiii, me encantaría probar

Se que estos relatos para muchos son eróticos o sexuales, pero creo que hay gente que también sabe disfrutar de esos momentos donde lo sexual no solo es con el cuerpo, sino también sensaciones y emociones que produce la química entre dos personas, esa iba a ser mi experiencia después de un buen rato de hablar y conocernos y ya ir por la segunda botella de vino.

Cony: Mi tía me habla tanto de ti que pareciera que te conociera
Yo: ella me conoce ya hace años, desde que me vine a vivir solo, sabe mucho sobre mi
Cony: Siempre he pensado que compartir una buena botella de vino es una de las mejores maneras de conocer a alguien.
Yo: Totalmente de acuerdo. Es como si el vinito ayudara a abrir la mente y a disfrutar de la compañía
Cony: Exactamente. Y creo que no es lo único que abre.

Miiiierdaaaaaaa dije yo, por dentro, mientras me reía con su talla algo subida de tono y ella muy coqueta también se reía a carcajadas.

Yo: Claro, abre corazones, abre puertas, billeteras y muchas cosas más (haciéndome el leso irónicamente)
Cony: A eso me refería yo, ¿a qué otra cosa podría estar refiriéndome? Pero, ya que estamos hablando de abrir cosas, ¿qué te parece si abrimos otra botella de vino y seguimos conversando?
Yo: Me parece perfecto, siempre es bueno tener una excusa para seguir conociendo alguien con tan bueno humor y simpática.
Cony: Y quién sabe, tal vez descubramos más cosas que podemos abrir juntos.
Yo: Eso suena interesante,

La tensión sexual era palpable en el aire, y aunque ninguno de los dos lo admitía abiertamente, ambos sabíamos que algo más que una simple conversación estaba empezando a ocurrir en ese lugar. Entonces, en vista y considerando todo lo que había pasado y los detalles que hasta esa altura para mi eran muchos, me atreví a preguntar.

Yo: Entonces, ¿la excusa del polerón era para esto?, porque cuando te fuiste a medio día ibas con un chaleco.
Cony: Ups, me pillaste… ¿tan evidente fui?
Yo: Entenderás que eres la sobrina de la persona que es como una madre “putativa” para mí, entonces no puedo andar pensando cosas y mucho menos pasándome rollos contigo.
Cony: Mira, si yo tengo algún interés en ti, es por culpa de ella, por todo lo que me habla de ti y tus cosas. Cuando ella pidió si alguien podía ayudarla con esto, me ofrecí inmediatamente porque tenia ganas de conocerte.
Yo: Entiendo, pero aún así, no puedo evitar sentirme un poco incómodo con la situación.
Cony: Lo siento, no era mi intención hacerte sentir así. Pero no puedo negar que desde que te vi llegar en la mañana, algo en ti me ha llamado la atención. Y si lo que te preocupa es mi tía, creo que eso es algo que se puede manejar.

La miré fijamente, tratando de descifrar si sus palabras eran sinceras o simplemente estaba jugando conmigo, era menor que yo, siempre esta esa posibilidad. Pero en sus ojos vi una chispa de interés que no pude ignorar.

Yo: Creo que deberíamos dejar de lado por un momento todo el discurso y pasar a lo concreto. ¿Qué es lo que realmente tienes en mente?

Cony se acercó lentamente, con una sonrisa traviesa en los labios.

Cony: Lo que quiero es muy simple. Quiero comprobar todo lo que mi tía tanto alaba de ti. Quiero conocerte y que tú me conozcas, por lo que ella comenta nunca te ha visto con nadie y eso me parece difícil de creer.

Claramente Anita no conoce esa parte de mi vida, porque yo me he encargado de que no la conozca. Ahora, La tensión en el aire se volvió aún más palpable, y su cercanía me hizo sentir unas ganas difíciles de contener. Sin decir una palabra, me acerqué yo esta vez un poco a ella, dejando la posibilidad de saber si ella continuaría. Y nada, terminó por confirmarme que estaba muy interesada, me agarró firme la cara y se abalanzó con tremendo beso. La verdad es que no era muy experta, a ratos se notaba falta de práctica, ella tenía 23 años y yo 35, no quiero decir que por la diferencia de edad yo sería mas experto que ella, porque la vida me enseñó que la edad no es sinónimo de garantías. De hecho, continuamos la conversación, donde pude enterarme que ella había tenido un solo pololo desde los 16 años y habían terminado el año anterior, su primera relación sexual la vino a tener a los 19 años con el mismo, y de ahí en adelante nadie más.

Nos tomamos esa ultima botella de vino, pasamos al sillón, donde por un tema de tiempo solo unos manoseos muy calentones de parte de ambos, 20 minutos mas tarde, a dejarla porque debía cumplir con el horario de llegada, de camino a su casa me contaría lo estrictos que son sus padres y entendería un poco su vida amorosa y sexual.

Y obviamente esta historia continuará…

PD: Insisto en entender que hay personas que le gusta el relato corto y sexual (2 cucharas y a la papa), creo que este portal es muy diverso y en esa diversidad entiendo que, si hay gente que no le gusta mi estilo, simplemente no entren a leer y lo hagan con quienes llenan sus necesidades. ¡¡¡Yo me conformo con desahogarme escribiendo y si alguien gusta de leerlo… GENIAL…!!! Lo digo por algunos mensajes directos que me han llegado.

Saludos.