[OCIO] 10 razones que explican la decadencia de Hollywood

Tema en 'Butaca Cinéfila & TV' iniciado por shamahell, 10 Nov 2016.

  1. shamahell

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    10 razones que explican la decadencia de Hollywood

    Es el secreto más difundido en la otra casa de los sueños: el declive reflejado en las pocas propuestas originales, la separación entre su agenda política y los espectadores así como las historias insulsas han hecho de Hollywood un sitio poco acogedor para disfrutar del buen cine. He aquí una decena de porqués

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    1. La etiqueta "políticamente correcta"

    Hace algunos años los musicales tuvieron un breve retorno con Chicago, que incluso se llevó el Óscar a Mejor Película. Fue entonces cuando llegó a manos de Universal la propuesta de filmar una nueva versión de La Novicia Rebelde. Los estudios reaccionaron horrorizados pues, afirmaron mediante un comunicado, "la religiosidad del guión podría ofender a ciertos criterios además que aborda un tema sobre la Segunda Guerra Mundial". Olímpicamente se pasó por alto que todavía hoy vemos películas donde aparecen los nazis, derrotados hace 65 años --Unglorious Basterds de Tarantino es la muestra más reciente--, aunque la razón más poderosa, y que Hollywood omite abordar, como sí no existiera, es la reacción de la etiqueta "políticamente correcta" que eventualmente matará a la creatividad del cine norteamericano.

    La primera película importante plagada de semejante modalidad fue Dancing With Wolves (1991), cuyo tema es idéntico --no casualmente-- al de la reciente Avatar: un tipo entra al terreno enemigo con la finalidad de conquistarlos pero termina por integrarse a ellos, de paso asumiendo la sabiduría milenaria de quienes están amenazados por el avance del progreso, además de enamorarse de alguien de la tribu (que en la película de Kevin Costner no era una mujer indígena sino una blanca "adoptada"). En principio parecía saludable que los westerns trataran con más dignidad a los indios aunque súbitamente lo PC hizo lo mismo con todas las minorías, de las cuales no se podía hacer mofa sin ser calificados de "racistas", término que no cubrió, por supuesto, que hubiera historias donde los blancos y los intolerantes fueran racistas. Algo igual ocurrió con la religión aunque, curiosamente, todas las creencias relacionadas con el cristianismo siguieron siendo atacadas por los guiones hollywoodenses. Pero cuando se trata de una película donde se destacan las virtudes religiosas resulta que pudieran "ofender" a los no cristianos. Esta es la razón por la cual hemos visto remakes bastante modificados de casi todas las superproducciones del Hollywood veterano, no así de La Novicia Rebelde.

    Sin embargo, esos temas tabú de Hollywood son los que el espectador quiere ver representados en el cine. Debido a la actitud PC, no ha habido una sola película sobre Osama bin Laden y los atentados, quien no fue siquiera mencionado en la brillante Flight 66 (2005) de Paul Greenglass, ni tampoco sobre el terrorismo islámico, y en cambio, han abundado los filmes donde los terroristas son los ya trillados supremacistas neonazis o los corporativos. "Lo políticamente correcto es en realidad una censura, y terminará por asfixiar a Hollwywood si no se hace nada en los siguientes años", señala el cinéfilo Sergio Luis Mirano.

    2. Los remakes, secuelas, precuelas y demás vainas

    Lamentablemente, todo se lo debemos a George Lucas quien fue de los primeros en proponer las malamente llamadas "precuelas" que no son otra cosa que un descarado intento por explotar una veta que de otro modo ya no podría dar para más. Desde entonces hemos tenido "precuelas" desde Superman, Batman y hasta James Bond. Esto ha dado otra carambola: el constante cambio de historias e historias ha enloquecido a los puristas puesto que el nombre ha resultado en mero membrete para atraer taquilla dado que Hollywood ya no quiere arriesgarse a introducir nuevos personajes; todos ellos debieron haber tenido éxito previo, ya sea en cómics, videojuegos o series televisivas.

    Y cuando tienen cierto éxito los estudios se apresuran a filmar la segunda, la tercera e incluso la cuarta parte. "Las únicas trilogías válidas del cine norteamericano son las de Star Wars, Regreso al Futuro e Indiana Jones". refiere Mirano, "y de El Padrino únicamente las dos primeras partes son excepcionales, la tercera es bastante malita. Fuera de esas películas con secuela., las demás trilogías no valen la pena, incluida Spiderman, cuya mejor película fue la primera".

    Los remakes son aun peores, pues ninguno de ellos ha rebasado el alcance y calidad del original. Cada vez que escuchamos Karate Kid lo que nos viene a la mente es la imagen de Pat Morita y Ralph Macchio mientras que la reciente nueva versión ya pasó al olvido absoluto, "y ni qué decir de los remakes de El Día en que se detuvo la tierra, un bodrio absoluto con todo y Keanu Reeves en el protagónico", comenta Mirano. Y lo mismo puede decirse de las series de TV que son llevadas al cine: "¿Hechizada? Guácala, infumable. ¿Los Locos Addams, Los Picapiedra o Meteoro? Ninguna de ellas es rescatable. La única que se ha salvado de la quema es Star Trek, y eso en las que participó el elenco original y Patrick Stewart", añade.

    3. Sueldos estratosféricos injustificables

    Un efecto colateral del auge de los blockbusters que se dio a fines de los setenta ocurrió cuando los artistas dejaron de depender de los estudios, los cuales decidían cuál película filmar, cuál locación, que reparto participaría y sobre todo quién sería el director. Las reglas del juego cambiaron, algo que al principio parecía positivo pues ello favorecía a los actores, quienes vieron duplicar, y aun triplicar, sus salarios por película. Uno de los casos más conocidos es el de Tom Cruise, quien cobró 5 millones de dólares por Top Gun (1986) pero para la cinta Days of Thunder se embolsó 12, y para la primera parte de Mission: Impossible se llevó 18 millones mientras que Nicole Kidman --a quien, por cierto, conoció durante el rodaje de la primera película-- su salario por película se triplicó en menos de un lustro.

    El problema es que tal inflación salarial rara vez ha resultado en actuaciones memorables. Luego de su Óscar por Erin Brokovich, el sueldo de Julia Roberts se disparó --puso en su cuenta bancaria 18 millones de dólares por estelarizar My Best Friend's Wedding-- pero ello ha terminado en actuaciones mediocres o de plano malas, algo que en Hollywood se mide por el nivel de recaudación. Hay otros casos: Jim Carrey cobró 4 millones por The Mask con lo cual alcanzó estatus de megaestrella al punto que firmó un sueldo de 18 millones de dólares por 23, filme que, no haría falta recalcarlo, fue un fiasco comercial. Entre más ha cobrado Carrey menos dinero llevan a taquilla sus actuaciones. Sin embargo quien ostenta la presea a actriz-mejor-pagada-con-peor-taquilla es Nicole Kidman, quien recibió 18 millones de dólares por aparecer en The Golden Compass, cuyo fracaso envió virtualmente a la quiebra a los estudios New Line.

    Si un empleado no rinde lo que de él se espera, lo prudente sería rebajarle el sueldo, y lo mismo debiera aplicarse a los actores que trabajan en Hollywood, donde los sueldos injustificados siguen provocando estragos. De otro modo los actores no se sentirán obligados a dar lo mejor de sí o de plano, a desquitar sus exorbitantes ingresos.

    4. La politización

    Como en buena parte del mundo, el espectador norteamericano va al cine a entretenerse, no a que lo atiborren con propaganda política. Asimismo y algo que Hollywood no termina de comprender, es que la mayoría de esos espectadores no comparten la ideología centroizquierdista tanto de los estudios como de los guionistas. Por esa razón dos de los filmes que ridiculizaban al ex presidente George W. Bush (uno dirigido por Oliver Stone y otro donde se especulaba con la muerte del ex mandatario) fracasaron en taquilla, lo mismo que todos los filmes que denunciaban la invasión a Irak como una mera aventura imperialista tipo Vietnam.

    Los espectadores no son tontos y saben perfectamente cuando se les intentan dar sermones políticos. Quizá debido al enorme éxito que tuvo Avatar el año pasado, Hollywood seguramente pensó que ello representaba el renacer del cine abiertamente político. ¿pero habría tenido igual éxito la cinta sin los efectos especiales tridimensionales cortesía de James Cameron? Ese mismo año hubo por lo menos otras tres películas proecológicas donde el villano era la avaricia de las multinacionales y ni una sola de ellas recuperó la inversión. El truco ya había sido utilizado anteriormente por Cameron en Titanic, donde la historia del trasatlántico es un mero parapeto para exponer la lucha de clases y la avaricia capitalista. Y, por supuesto cuando ni una sola película sobre el Ché Guevara ha sido rentable, incluida la misma donde el protagonista es Benicio del Toro, ganador del Óscar, queda claro que el público, por lo menos norteamericano, rehuye la burda politización hollywoodense, misma que suele ser apreciada más en Europa, donde el cine atraviesa también por uno de sus peores momentos.

    5. Los directores, una especie cada vez más pusilánime

    La era de los directores rebeldes se está terminando en Hollywood. Atrás quedaron aquellos genios como Stanley Kubrick y Robert Altman, acostumbrados a jugar con sus propias reglas. De esa dinastía sólo quedan activos Roman Polanski, Ridley Scott, Milos Forman y Clint Eastwood, aunque a éste último le ha dado por coquetear con lo políticamente correcto. "Spielberg fue alguna vez uno de esos directores pero una vez que ganó el Óscar se hizo más complaciente, lo domaron, pues, tanto así que en los últimos años no ha participado en proyectos verdaderamente memorables. Peter Jackson es otro de esos directores con agallas pero desafortunadamente no le ha ido bien con sus últimas películas ¿y saben por qué? Porque una de ellas era un remake", refiere Mirano.

    Y agrega; "El cine necesita a estos directores rebeldes, indomables, directores que le recuerden a Hollywood que debe asumir riesgos y que es una tontería guiarse por sus prejuicios y sus ideas preconcebidas si es que quiere sobrevivir como industria". Entre la nueva generación Mirano menciona a Paul Thomas Anderson, quien estuvo detrás de Boogie Nights y Magnolia "y quien logró sacarle el talento a Mark Wahlberg, quien como rappero no había demostrado ninguno, o quien resucitó la carrera de Burt Reynolds", a W. Night Shyamalan, director de El Sexto Sentido, "aunque ya se emborrachó de narcisismo", y a Todd Solonz "alguien menos conocido pero que dirigió Bienvenido a la Casa de Muñecas, sobre una niña que era objeto de cruel bullying en su escuela. Al espectador le gusta el cine que ofrezca retos y que al mismo tiempo lo entretenga. Si te fijas, ninguno de los directores que mencioné ha hecho remakes, precuelas, secuelas y demás. Aquí podría mencionar a los hermanos Cohen, sólo que sus películas casi nunca resultan financiables".

    Y en este casillero Mirano incluye a Tim Burton, "cuya creatividad están matando los remakes; éste es un genio al que Hollywood debiera dar mano libre para armar sus proyectos. Con la decepcionante Alicia en el País de las Maravillas creo que Burton debería darse cuenta de ello. Hollywood es lo que es gracias a los directores rebeldes, no a las decisiones de los estudios. Sin ellos la decadencia tenderá a acelerarse...", finaliza.

    6.Creatividad cercana al cero

    ¿Cuántas veces no hemos escuchado cómo varias de las mejores películas de la historia recibieron el desdén de los grandes estudios cuando se les mostraron los guiones? Hollywood está muy lejos de haber aprendido la lección y es hoy un coto donde los límites a la creatividad son enormes. La historia que vemos en la pantalla suele ser totalmente irreconocible a la versión original, a menos que se trate de un libro que ya ha probado su poder en ventas. Dentro de esa falta de creatividad hay que enfatizar la obsesión de Hollywood por querer cambiar los conceptos que hemos tenido hasta hoy. Así, hemos visto cómo el superhéroe ha sido alterado para convertirse en un mazacote de ideas ambiguas, algo que ya se veía venir con Phenomenon, de John Travolta y que ha continuado en XxX con Van Diesel y Hellboy, de Guillermo del Toro. Para su mala fortuna, al espectador no han logrado cambiarle esa mentalidad: los héroes definidos son lo que llevan más gente al cine, ya sean Spiderman y Ironman, los cuales están basados en cómics, crónico ejemplo de la falta de creatividad hollywoodense para crear sus propias historias.

    7. Divorcio con las convicciones del espectador

    El presidente Obama se atrevió a decir que Estados Unidos "no era un país cristiano", un tremendo disparate al compararlo con el último Censo Nacional donde señala que un abrumador 62 por ciento de los estadounidenses confiesan profesar una fe afín al cristianismo, desde católicos hasta mormones (en contraste, los musulmanes, a quienes se quiere construir una mezquita cerca de donde estaba el World Trade Center, constituyen apenas el 3.6 por ciento). Ese país nació bajo esquemas religiosos muy claros, con convicciones cristianas que, si bien bastante erosionadas, permanecen hasta hoy. Pero Hollywood finge demencia y, antes bien, emborrachado de secularización, ha realizado una abierta embestida antirreligiosa, más bien, anticristiana: a quienes pertenecen a esta fe se les retrata como ultraderechistas, intolerantes y racistas prejuiciados, lo cual viene a ser una abierta ofensa a buena parte de quien se supone es su público. ¿Extrañaría entonces el enorme descrédito que Hollywood tiene ante la sociedad norteamericana?

    Al estrenarse controvertidas cintas como El Exorcista (1973) y La Porfecía (1986) se retaba a la fe cristiana pero ésta al final resultaba vencedora. Pero a partir de los noventa la óptica cambió, como puede apreciarse en Cabo de Miedo (1991) donde un asesino en serie lleva tatuada una cruz en la espalda y donde los símbolos religiosos son equiparados con la intolerancia y la locura. En otras cintas el mensaje era menos violento pero ya mucho más ambiguo o matizado en Dogma (1998), en la cual El Vaticano era expuesto como el villano.

    La mejor prueba de la religiosidad del pueblo norteamericano quedó manifiesta con The Passion of the Christ (2005) de Mel Gibson, que llegó a recaudar 750 millones de dólares. El Hollywood izquierdoso la tachó de "hiperviolenta" sin fijarse por un momento en que los estudios Miramax habían estrenado, entre vítores de la crítica, cintas como Kill Bill, o bien todas esas cintas gore de Freddie Krueger, Jason o The Texas Chainsaw Massacre.

    Igualmente, cintas críticas del aborto como Juno han tenido buena taquilla, algo que se contrapone a lo que Hollywood defiende arduamente en su agenda. "Es un grave divorcio entre los estudios y los espectadores, quienes ya se han dado cuenta que el cine norteamericano tiene una posición ideológica muy específica que no necesariamente va de acuerdo con sus convicciones", dice Mirano.

    8. El Internet

    Aunque Hollywood no ha sufrido tan devastadoramente los efectos que el Internet ha tenido sobre las compañías disqueras también le ha pegado duro, sobre todo con las "filtraciones" que le han costado millones de dólares en pérdidas. De hecho, y con un poco de paciencia y suerte, es posible encontrar y bajar los próximos estrenos de Hollywood, lo cual (ver más adelante) podría convertirse en la peor amenaza para los estudios una vez que sea posible ver cintas tridimensionales en la pantalla de un computador (y si Hollywood sigue empecinado en pensar que el 3-D es su tabla de salvación).

    Desde que comenzó el auge del Internet la afluencia de espectadores adolescentes al cine disminuyó drásticamente dado que prefieren las opciones del Facebook, Messenger, los videojuegos y, por supuesto, el bajar películas ilegalmente. "Lo que mantiene vivas a las salas de cine son, por un lado, el público infantil y, por el otro, los adultos jóvenes cuyas edades van de los 25 a los 40 años mientras que en el segmento adolescente existe una baja considerable", expresa el especialista en medios Armando Ríos. "No se necesita ser un experto en mercadotecnia para ver cómo Hollywood tendrá serios problemas en el futuro pues una vez que los niños de hoy se conviertan en adolescentes optarán por las novedades de la red y los jóvenes de hoy se acerquen al medio siglo de vida dejarán de ir cada vez menos al cine. Para acabarla de amolar los adolescentes de hoy a quienes no interesa tanto ir con frecuencia a las salas tendrán de aquí a unos años amplio poder adquisitivo que emplearán para otras cosas. Es verdad que ha habido películas recientes que atraen a los adolescentes, como la saga de Twilight, pero no olvidemos que están basadas en unos libros".

    El Internet, agrega Ríos, "es un enemigo formidable que puso en la lona a los grandes periódicos y a las compañías disqueras. ¿Pasará lo mismo con el cine? Quién sabe, pero es muy posible. Sin embargo no pasemos por alto que estos medios fueron noqueados no tanto por la red en sí sino porque no supieron adecuarse a los cambios y optaron por mantener estrategias que funcionaron en otros tiempos pero que hoy son obsoletas". ¿La solución? "Qué Hollywood promueva los valores humanos en vez de querer destruirlos, como lo ha hecho hasta ahora. Si los estudios piensan que Tarantino los va a sacar del atolladero están muy equivocados... esa sería una manera con la cual podrían enfrentar con más fuerza el embate del Internet...".

    9. Los clichés

    Un tipo enciende la luz de un cuarto oscuro y lo esperan varios tipos malencarados que le propinan una tunda. Unos sujetos encapuchados corren a un estacionamiento donde llega rechinando una van que abre la portezuela y se cierra una vez que entran en ella mientras el vehículo se retira con un patinar de llantas (y en la siguiente escena los tipos se quitan sus capuchas). Los protagonistas se besan al final de la película y todos quienes los rodean aplauden. En una escena que se desarrolla en México oímos como fondo música de mariachis.

    Es irónico cómo Hollywood se ha convertido en uno de los sitios mayormente plagados por lo políticamente correcto y que a la vez esté saturado de estereotipos y clichés. Todo aquél que sea hispano y aunque ya se pueda comunicar en inglés terminará toda frase con un "sí señor",. Los clichés, lo sabemos, son el primer síntoma de una imaginación en vías de extinción, sólo que ahora el problema se ha agudizado pues anteriormente eran más o menos perdonables pues las historias eran mucho mejores que las actuales. Pero también esta es una actitud que refleja los prejuicios de Hollywood en torno al mundo que supuestamente representan sus películas. "Es de risa loca que estos clichés se nos quieran presentar como algo nuevo en una película de estreno", dice Mirano, "por ejemplo, que una bolsa negra necesariamente estará retacada de dólares o que cuando alguien llega al aeropuerto siempre lo veremos corriendo por los pasillos, o uno de los más socorridos, donde el villano de la película es un ente corporativo, o que cuando hay una persecución alguien saca medio cuerpo por la portezuela del auto y se pone a disparar. Es de risa loca porque son clichés ya muy parodiados y de muchos directores insisten en presentárnoslos como nuevos".

    10. Tercera Dimensión: Reencuentro con un viejo veneno

    Cuando Avatar se convirtió en la película que más dinero ha recaudado en la historia los altos jerarcas de Hollywood gritaron de gusto: ¡ahí estaba la combinación perfecta, una película con un tema "progresista" con efectos especiales sofisticados y, mejor aún, en tercera dimensión! Nadie parece recordar cómo, en 1956, The House of Wax (La Casa de Cera) provocó igual sensación al convertirse en la primera película tridimensional de la historia y un hit enorme en taquillas. Pero para finales de esa década varios estudios que habían apostado esa novedad presentaban números rojos, al borde de la quiebra. ¿La razón? El cine en tercera dimensión es incapaz de atraer la atención del público por un tiempo prolongado. Así ocurrió en 1980 cuando se estrenaron cintas tridimensionales en 1980 (Assault) y 1986 (Jaws III).

    La obsesión actual con el 3-D se debe a que Hollywood se divierte con esta arma que le proporciona los efectos especiales más recientes, siempre con la esperanza de que ello sirva de gancho para ir al cine. Pero es que el asunto es sencillo: Si la película es buena, la tercera dimensión será siempre un extra bienvenido, pero si es mala no habrá nada que la salve del desastre. "Hollywood cree que la alta recaudación de Avatar se debió a que se filmó en 3-D, pero no: se debió a que la película fue recomendada y porque la historia es entretenida. Lo mismo pasa con Up: su estándar de calidad es tan alto, que de todos modos habría sido un éxito aunque no fuera tridimensional", dice Mirano.

    Igualmente, el juego tridimensional podría revertírsele a los estudios igual que ocurrió con las compañías disqueras cuando vieron una ganancia adicional de varios millones de dólares una vez que los CDs, que costaban hasta diez dólares más que un cassette, se impusieron como formato de venta. "Igualmente hoy, a Hollywood no le enfada que por cada película tridimensional se lleve un extrita dado que el costo del boleto es más alto. ¿Pero qué pasará una vez que comiencen a diseminarse las imágenes tridimensionales en la red --algo que inevitablemente ocurrirá dentro de los próximos diez años-- y con ello se prefiera ver películas bajadas ilegalmente en la computadora en vez de ir al cine? Hollywood le está apostando mucho a una fórmula con la que ya se envenenó en el pasado y parece no importarle", apunta Mirano.



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  2. carokage

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    :pulento:...No es un tema de que no les importe la política, el tema es que cuando su paradigma socio-político es cuestionado, aunque sea indirectamente, se asquean altiro, pero anda a ponerles una película de la segunda guerra mundial o de judíos, o de terroristas extranjeros VS soldaditos americanos, porque aunque esté archi manoseado, te la van a celebrar altiro y hasta ahí no más queda la teoría de la inteligencia gringa, es tan tan bien entrenados que sus reacciones son estúpidamente predecibles....
     
    #2 carokage, 10 Nov 2016
    Última edición: 10 Nov 2016
  3. shamahell

    shamahell Moderador
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    cada vez que sale una película con tono militar tiene tremendas ganancias en taquilla e incluso nominaciones al Oscar como el el caso de Breadley Cooper, en una película donde usaban guaguas de plástico. Como es eso posible?
    Los gringos y su veneración a sus militares se rinden apenas les muestran la bandera. Acá sea de la época que sea un militar siempre será un "milico culiao" independiente de si la película trata de política o no. Allá todo lo contrario, grito y plata.
    En lo personal hace rato que no termino de ver una pelicula de milicos gringos. Simplemente me aburre. Todos con su acento sureño sobreactuado.