Posesiones y exorcismos

Tema en 'Cementerio De Temas' iniciado por shub-niggurath, 6 Feb 2007.

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  1. shub-niggurath

    shub-niggurath Usuario Casual nvl. 2
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    Posesiones y Exorcismos

    "Caín fue muerto por Lamech, el cual, yendo de caza, lo tomó por una fiera: Se puede, pues, imaginar que Caín haya sido el primer poseso y el primer licántropo, como fue el primer ciudadano y el primer homicida..."
    El miedo a quedar poseído por un demonio es tan antiguo como la misma humanidad; en numerosos escritos sumerios, asirios y babilonios se describían procedimientos para proteger a las personas de la penetración de los demonios en el cuerpo, y se detallaban los métodos para expulsar a los seres malignos, una vez que habían ingresado en el organismo y permanecían en él.
    La posesión diabólica es sin duda el dominio que Satán ejerce directamente sobre el alma humana, representa la manifestación extraordinaria más grave y terrible; los demoníacos o energúmenos son aquellos en quienes escoge el diablo su morada y los cuales son atormentados más o menos según el curso de la Luna. Se dicen haber visto demoníacos a los cuales los diablos arrancaban las uñas de los pies, doblarse por la espalda hacia atrás, arrastrarse sobre el vientre; mujeres marchar con la cabeza abajo y los pies en alto, correr otras por las calles, desmelenadas, casi desnudas y arrojando agudos gritos.

    El hombre puede ser poseído sin culpa suya. Cinco causas suelen señalarse para la posesión:

    - Para mayor mérito propio.
    - Por leve delito de otro.
    - Por pecado venial propio.
    - Por grave pecado ajeno.
    - Por gran maldad propia.

    La acción que el demonio puede ejercer es un influjo genérico sobre la materia y entonces se padece la infestación diabólica local, o bien una posesión del ser humano, en cuyo caso se tiene la infestación diabólica personal, que se divide en Posesión y Obsesión. La posesión se sufre cuando el demonio invade y domina el cuerpo humano y el hombre, por lo tanto, realiza acciones que denotan una fuerza enorme o una sorprendente agilidad, puede levantar objetos muy pesados o romper enormes cadenas; el demonio puede además levantar a la persona y mantenerla suspendida en el aire; las partes del cuerpo pueden ser accionadas en los modos más extraños e inusitados, se pueden tener contorsiones que no respetan las normales facultades de articulación. El lenguaje es falso, blasfemo e indecente; estas crisis son violentas pero de poca duración, y al final el afectado pierde la noción de sus actos anteriores y siempre le queda un debilitamiento físico o agotamiento difícilmente curables.
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    En la obsesión, la presencia demoníaca se impulsa más allá del campo físico para ejercer un influjo sobre las actividades espirituales, llegando indirectamente al intelecto y a la voluntad. Es más difícil de descubrir que la posesión, porque se infiltra hasta las esferas más profundas del ser humano.
    En la Edad Media se confeccionó una lista de señales que habían de hallarse presentes para tener la certeza de que la persona estaba poseída por uno o varios demonios, éstas eran:

    - Xenoglosia, o posibilidad de hablar o entender idiomas que la persona no conocía.

    - Facultad de poder descubrir cosas secretas, de leer los pensamientos y de poder adivinar acontecimientos futuros (telepatía, clarividencia y precognición).

    - Escupir toda clase de objetos que los espíritus hubieran obligado a tragar a las personas.
    Las facciones de los energúmenos eran repugnantes. Cuando hablaban sacaban la lengua, echaban maldiciones, emitían voces imitando animales, tenían la boca cubierta de espuma, los labios azulados, la mirada iracunda y cuerpo tenebroso; también vomitan una especie de "goma" verde, que aparece en muchos casos, cuyo origen se desconoce, pero se objeta que proviene del abdomen, tal vez sea un jugo o humor emanado por el hígado (bilis) o por el estómago (jugos gástricos). Le tienen terror a los objetos sagrados, cuando ven alguno se convulsionan, se retuercen, sienten total aversión a todo lo santo. Sus cuerpos se hinchan desmesuradamente, sus cabezas dan vueltas de 360º sin alguna fractura, permanecen coléricos, atacados de un delirio de furor. No oran jamás; los nombres de Jesús, María, el Espíritu Santo, pronunciados por los presentes, les hacen agitarse y temblar llenos de temor.
    Los casos de endemoniados son, en este sentido, tan impactantes y tan obviamente anormales, ilógicos y ocultos que su realidad polariza la atención contemporánea. Sin embargo, como por ejemplo el poseso habla sin mover los labios y con voz totalmente cambiada, hay evidentemente auxilio diabólico si se descarta eventualmente el ventrilocuismo. En fin, aún es prematuro para dogmatizar nada al respecto.

    Catálogo de epidemia de posesión desde fines del siglo XV

    1491-1494: En un convento de monjas de Cambrai (Condado de La Marche).
    1526: Lyon; monjas exorcizadas.
    1551: Uvertet (Condado de Hoorn).
    1550-1556: En el claustro de Santa Brígida, cerca de Xanten.
    1552: Kintorp, cerca de Estrasburgo.
    1554: Roma (84 personas afectadas).
    1555: Roma (80 niñas de un orfelinato).
    1560-1564: En el convento de Nazareth, en Colonia.
    1566: En Findlingsheim, en Amsterdam (30 ó 70 niños).
    1590: Milán (30 monjas).
    1593: Friedeberg, Neumark.
    1594: En la Marca de Brandeburgo (80 casos).
    1609-1611: Las Ursulinas de Aix-en-Provence.
    1613: Santa Brígida de Lille.
    1628: Varias monjas de Madrid.
    1632-1638: Ursulina de Loudun, con casos también en Chinon, Nimes, Aviñón.
    1639: Elizabeth Allier, poseída durante 20 años; fue liberada después de seis exorcismos.
    1640: Chiton; muchachas exorcizadas.
    1642: Monjas de Louviers (18 personas).
    1652-1662: Monjas de Auxonne.
    1670: Niños de Mora (Suecia), y en un orfelinato de Hoorn (Holanda).
    1677: Christoph Haizmann. Después de exorcismos incesantes, su estado mejoró, pero sus ansiedades pronto volvieron.
    1681: Toulouse.
    1687-1690: Lyon (50 hermanos).
    1732: Bayeux; epidemia que duró 10 años.
    1744: Les Landes.
    1740-1750: Diez casos entre las mojas de Unterzell, en la Baja Franconia.
    1816: Amiens; una muchacha embarazada.
    1857-1862: Morzines, en la Alta Saboya (120 personas endemoniadas).
    1864-1869: Illfurt; dos hermanos posesos.
    1878: Verzeguis, en el Friul.
    1881: Pledrau, cerca de Saint-Brieuc, y en Jaca (España).

    Listado de los espíritus diabólicos posesores más frecuentes

    Ancitif Consague Grongade Faetón Calconix Eassai Cham Acaos Zabulón Nephtalim Usyá Uriel Achas Maklat Gresil Putifar Anirdafón Aminadab Khema Sonnilon Lissi Elimi Chaim Boifanni Dálmata Motelu Butadieu Anigrón Arfaxat Belsam
    Grappin Belusyá Istemaá Babujal

    La Iglesia Católica ha mantenido un verdadero orden sacro, el tercero de los menores, el Exorcistado, para sus ministros que se utiliza, en casos raros, para expulsar a los demonios del cuerpo de una persona. Los exorcismos son conjuros, es decir órdenes dirigidas en nombre de Dios al demonio, a fin de que desista de todo influjo maléfico producido sobre personas o cosas; este conjunto de plegarias, ceremonias y ritos es usado por la Iglesia para expulsar a los demonios.
    En la base del exorcismo se halla el concepto de no descender jamás a pactos con el diablo; sino ordenarle como a una criatura, sometida por lo tanto a la voluntad de Dios, hay que dirigirse siempre a él en tono autoritario y de repulsa.
    En el Derecho Canónico constituyen exorcismos todos los conjuros que hace el ministro encargado, en nombre de la Iglesia, contra las fuerzas malignas. Los exorcismos pueden ser de dos tipos: Solemnes o Simples; es solemne cuando sólo puede ser hecho por aquellos sacerdotes que tienen la licencia del obispo diocesano. El simple puede ser hecho por todos los sacerdotes sin necesidad de autorización.
    El exorcismo solemne se refiere solamente a personas poseídas por el demonio, mientras que el simple es aplicado a las infestaciones de personas, cosas o lugares; existe además un exorcismo privado, al que muchos se dirigen: En efecto, cualquiera puede exorcizar sin recurrir a las fórmulas del Rituale Romanum. Por el contrario, para la Iglesia existe una disciplina severa.
     
  2. UBOUR

    UBOUR Invitado

    muy buena info compadre, muchas gracias
     
  3. murieta

    murieta Usuario Nuevo nvl. 1
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    interesante, se agradece!!
     
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