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Tema en 'Rincon Literatura' iniciado por Kaeleme, 13 Ago 2016.

  1. Kaeleme

    Kaeleme Usuario Habitual nvl.3 ★
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    La tensión constante en su cuello, dificultaba su movilidad. Ya no podía moverse a gusto, sobre todo cuando trataba de mirar hacia los costados.
    Aburrida de la molestia, cerró los ojos y se concentró en el dolor.
    Presionó sus párpados, tensó todo su cuerpo para que éste estuviese en armonía con el dolor en su cuello, cuando sintió que el oxigeno estaba faltando en su torrente, cuando la sangre disminuyó la velocidad del flujo, cuando los latidos del corazón parecían más lento, liberó la tensión.



    Un sonido que sólo su mente podía reproducir llenó su cuerpo. Ella lo denominó "el sonido del silencio", pues no pudo definir ni describir su origen ni tono. Se asemejaba en algo al pulso en su cuerpo, al ser sólo un sonido que ella escuchaba y los demás no, pero no era tan fuerte como el pulso, era mucho más suave, casi inaudible.
    Aquel sonido se propagó por todo su cuerpo, devolviendo el flujo de sangre a sus venas y arterias, hasta el más pequeño vaso sanguíneo fue llenado con aquella sensación. Cuando la onda llegó al lugar donde se encontraba el dolor una palpitación desde el fondo de su pecho la dejó paralizada.


    Su torso se expandió y sus brazos se tensaron hacia atrás, era como si algo dentro de esa mujer quisiese salir por su pecho. Los omóplatos se contrajeron de tal medida que llegaron a toparse y agrietarse con la presión que se ejercían mutuamente. Sus dientes se estaban presionando los unos con los otros, sus encías comenzaron a crujir como si en cualquier momento alguno de sus dientes se rompiera. Los músculos de su cuello se tensaron hasta provocar calambres en su boca. La doble dirección en la que era presionada su mandíbula provocó que un corte súbito declarase un ganador. Su mandíbula se desencajó y quedó abierta mientras el resto de su cuerpo se seguía tensando.


    Su nuca tocaba su espalda y en cierta parte topaba con el sector donde se ubicaba originalmente el dolor, pues a esas alturas, su cuerpo sufría de constantes calambres. Aquel sector no se sentía tenso, si bien estaba agitado, no se comparaba con el resto de su cuerpo.


    Todos sus músculos y extremidades estaban apretadas, con tal nivel de tensión que muchos de sus músculos se desgarraron por la presión ejercida. El sector de su cuello parecía mantener encapsulado aquel sonido y cuando se dio cuenta de aquello, su cabeza se desgarró de la parte derecha de su cuello.


    La imagen fue grotesca, como si una figura espectral hubiese tomado la cabeza de la chica y luego con una monstruosa fuerza, presionara su hombro para ir viendo como la piel cedía milímetro a milímetro mientras se desgarraba. Las pequeñas manchas rojas comenzaron a salir en su blanco cuello, primero eran por la presión y luego por la sangre que emanaba. Sólo medio segundo bastó para que una cuarta parte de su cuello fuera salvajemente arrancada.


    La cabeza de la chica quedó ladeada hacia el lado izquierdo, la tensión desapareció de su cuerpo mientras por su cuello comenzaba a salir una especie de larva, de unos doce centímetros de largo y una pulgada y media de ancho. Estaba cubierto totalmente por la sangre de la mujer, que seguía fluyendo por su torso, pecho, espalda y brazo. La larva descendió buscando un ángulo donde los ojos de la chica pudiesen verla. Cuando estuvo en su campo visual, apuntó, lo que parecía ser su cabeza, hacia la muchacha.


    Allí ella pudo comprender lo que era ese dolor. Era una especie de oruga, con regordeta forma, algo aplastada, pero que al momento de contraerse para avanzar, aumentaba su volumen. De apariencia viscosa y áspera, la mujer fue incapaz de llegar a percibir algún otro color que no fuese el de su sangre, tampoco tuvo el valor de extender su mano y tocar a la criatura, pero de algo estaba segura, ella la conocía.


    La impresión de la chica era acertada, pues aquel tipo de larva/oruga se tensó, al igual que lo había hecho la chica, hasta convertirse en una especie de óvalo, para luego producir un crujido y comenzar a descascararse. Del interior emergió una especie de libélula transparente que emitía un sonido en particular, el sonido del silencio.
    Las alas del insecto vibraban como el sonido que la muchacha había sentido dentro de su cuerpo. El bicho se elevó y se posó en su cuello desgarrado y en un accionar que sus ojos no pudieron pesquisar, lo sanó en unos minutos.


    Ella sólo pudo percibir una especie de masticar y regurgitar en su cuello. Una vez terminada la tarea, lo que parecía una libélula volvió al campo visual de la chica y se posó en una de sus manos, poco a poco, su transparente forma se fue fundiendo con el fondo del color de la mujer, luego ella fue incapaz de verla.


    Cuando inhaló profundamente al momento de parpadear, pudo recobrar la postura normal de su cabeza, y visualizar lo que tenía al frente de su escritorio. Aún estaba su computador y una carpeta con documentos que debía traspasar, pero el dolor se había desaparecido.
    Consciente de que aquella experiencia sólo había sido fruto de su imaginación, condicionada por el estrés del trabajo y su simpatía por el mundo de los insectos, volvió a su rutina diaria.


    Sus dedos danzaban sobre el teclado, cada vez más rápidos y silenciosos, como si la energía que fluyese por su cuerpo fuese la necesaria sólo para marcar la tecla y no hacerla sonar. Cada vez más rápido y silencioso y su trabajo se volvió una canción de melódico ritmo, un ritmo y sonido similar al del silencio.

    Atte
    Klm
     
  2. Kaaarloz

    Kaaarloz Usuario Avanzado nvl. 4 ★ ★
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