Mi primer flor cortada

Todo sucedió cuando yo esta de cajero en un autoservicio. En ese entonces yo acababa de cumplir dieciocho y entraba a la facultad. Cubría el turno de noche, que era de seis de la tarde al cierre, que en teoría se realizaba a las diez de la noche pero que con el corte de caja veníamos saliendo a las once. El punto que es que siempre hay un empacador en cada caja, y siempre son jóvenes entre doce y diecisiete años.

En esa época yo era delgado y hacia algo de ejercicio además de ser el cajero más joven de la tienda, entonces los paqueteritos me tenían más confianza; siempre me ponía a platicar con ellos, por lo cual no me extraño que una de ellas se pusiera a hablar conmigo, lo que si se me hizo raro es que siempre estuviera en mi caja, ya que normalmente los rotan.
Total para no hacer el cuento largo, estuvo en mi caja varias semanas. Ella tenía quince era muy atractiva, de tez blanca, cabello castaño, ojos color miel y siempre tenía una sonrisa en su rostro (luego me entere de que era porque le gustaba). No tenía muy grande el busto pero ya estaba formadito y paradito, lo compensaba con unas pompis super paradas y redonditas. A mí me encantaba verla de espaldas y me trataba de imaginar su culo, suave y firme.

Un día me dijo que ella a veces esperaba que saliera pero nunca me veía yo le pregunte que cuanto esperaba y me dijo que media hora, le comente que casi siempre salía hasta una hora después y ahí quedo. Esa noche la vi paradita en la puerta de salida de personal. Me dijo hola, y le pregunte que a quien esperaba y me dijo que a mí y me abrazo. Nos abrazamos durante unos minutos. Cuando nos separamos la bese. A la fecha aún me cuesta trabajo describir la sensación de esos labios llenos de deseo e inexpertos al mismo tiempo. Luego del beso le pregunte que si quería hacer algo y me dijo solo quería estar contigo. Le dije que tenía helado en mi casa que si quería acompañarme por un poco, y acepto.

Llegamos a mi casa y todo estaba oscuro y callado, porque yo vivía solo, en ese tiempo en ese tiempo mi familia se fue a vivir a otra ciudad. Como al entrar encendí luces y puse el radio y ella me pregunto que si no despertaba a mis viejos, le dije que vivía solo y le quedaron los ojos como platos. Y le dije no tengas miedo no te voy a violar ni nada. Y se me quedo mirando, se sonrojo y me dijo ¿y si yo quiero que me violes?, le respondí entonces no sería violación y acto seguido la bese, le desabotone la blusa, le bese el cuello y baje hasta sus pecho acaricie sus rodilla y luego sus piernas por debajo de su falda.

Me senté en el sofá y ella quedo arriba mío, yo ya tenía el miembro bien duro, y ella al sentirlo se levantó. No tengas miedo le dije, anda tócalo, y comenzó a tocarme la polla tímidamente y luego ya con más confianza entre beso y beso y manos por aquí y por allá, en sus piernas su espalda sus pechos entre sus nalgas. Trate de ponerla a mil antes de avanzar más, aun así cuando le saque el sujetador tapo sus tetas con sus manos. La tome de las muñecas para quitar las manos de ahí, debo decir que no hubo resistencia salvo esa picara de mezcla de pena y esas cosas. Así que cuando tuve esos pequeños pechos ante mí los acaricie a conciencia, luego los bese, los lamí y hasta le di unas leves mordiditas.

Pase una mano a su virginal coño, y lo comencé a frotar por encima de su pantaleta, ya estaba bien mojada mi niña, y como gemía la cochinota. No paraba de decir “así”, “así que rico”, “nunca me habían tocado”, “aaaaaah”. Esa última era la más constante, cuando mi mano paso debajo de la pantaleta, fui recompensado con un intenso beso y un intento de ella de liberar mi miembro.

La recosté, y le saque las bragas, y me dijo, “métemela”, y le dije espérate te voy hacer otra cosa primero, y me empecé a comer su coñito. Y puta madre cosa más deliciosa ese coño, jugoso, suave, cerradito, labios bien rositas. Estuve ahí afanado hasta que ella comenzó a retorcerse, fue cuando baje mis pantalones, algo difícil al estar hincado. Saque el condón de la cartera y como pude me lo puse. Creo que ella llego al orgasmo en ese momento que terminaba de darle unas lengüetadas más a su coño. Le dije, te la voy a meter, y ella solo movió si cabeza asertivamente y gemía, frote mi pene con su rajita y la fui abriendo, poquito a poquito empujando y ella más excitada, así seguí hasta que sentí que topaba y empuje con un poco más de fuerza. Nunca olvidare ese glorioso momento de su desfloramiento. Empuje más hasta tener toda mi verga dentro, y comencé un lento mete saca, ella ponía caras de dolor, pero me decía sigue, sigue. Y yo pues seguía. Poco a poco aumente la velocidad, y ella volvía a gemir y a pedir más duro. Seguimos no sé por cuento tiempo, hasta que ella termino, y yo unas embestidas más tarde. Nos abrazamos y nos quedamos dormidos, al despertar nos duchamos, juntos aún era de noche y al verla salir desnuda no quedo más que repetir. A lo que ella accedió sin problemas.

Después de esa noche, ella no fue a trabajar como por 2 semanas. Cuando volvió le pregunte qué había pasado y me dijo que la habían castigado por no avisar que se quedaría con una amiga. Pero como su papá no llevo plata esa semana la mandaron de nuevo a trabajar.

Seguimos saliendo, bueno solo íbamos a mi casa a puro coger, eso hasta que me salí de trabajar de ahí, le dije que podía ir cuando quisiera a mi casa, pero nunca fue. Tiempo después supe que andaba con otro, y de hecho salía con él desde antes de que yo me saliera de la soriana. Toda una fichita esa niña.