Desinfectado: Los rescates, una tradición diferente a cualquier otra

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Hace doce años, los bancos pidieron un rescate después de años de préstamos irresponsables y altamente apalancados. El Departamento del Tesoro publicó una hoja de términos de tres páginas buscando dinero del Congreso sin condiciones, incluso eliminando la revisión judicial. Los demócratas se negaron, lo llamaron un fondo para sobornos y algo peor, y luego aceptaron después de unos pocos descuidos sin sentido y algunas promesas de ayudar a la gente común. Ese rescate de US$700.000 millones fue un escaparate para los trillones que vinieron de la Reserva Federal, pero mantuvo al Congreso callado, enganchándolos al rescate del sistema.

Doce años más tarde, prácticamente el mismo curso de los acontecimientos está teniendo lugar. Después de sólo un par de semanas de medidas extremas de distanciamiento social, el Departamento del Tesoro pidió un gran rescate, esta vez de todo el sector corporativo. El proyecto de ley tal como fue escrito inicialmente habría hecho que todas las actividades de rescate fueran secretas por seis meses. Los demócratas se resistieron, lo llamaron un fondo ilícito y peor, y luego aceptaron unos pocos trozos de supervisión sin sentido y algunas promesas de ayudar a la gente común. De hecho, son las mismas partes de supervisión del rescate de TARP de 2008: un panel de supervisión de cinco miembros y un inspector general del programa.

La enormidad de este rescate está siendo poco reportada. El número que están escuchando es de US$500.000 millones. De eso, US$75.000 millones van a la industria de las aerolíneas y a los misteriosamente llamados “negocios críticos para la seguridad nacional”. Los otros US$425.000 millones ayudan a capitalizar un servicio de préstamos apalancados de US$4,25 billones [sí, ‘billones’] en la Reserva Federal. Los dólares de los contribuyentes absorberían cualquier pérdida de ese programa de préstamos. Los préstamos ya no serán secretos, pero la supervisión es en gran parte después del hecho, sin poder de citación, y principalmente se reduce a escribir informes. ¿Cómo exactamente se espera que un pequeño panel con fondos insuficientes encuentre fraude en un préstamo de US$4,25 billones de dólares? Especialmente cuando la actual administración cree explícitamente que no están obligados a entregar nada al Congreso.

Así que no es un proyecto de ley de US$2 billones, está más cerca de los US$6 billones, y US$4,3 billones vienen en forma de bazuca dirigida a los directores generales y los accionistas, casi sin condiciones. Por el momento nadie ha visto el lenguaje, pero aparentemente sólo hay una prohibición de recompra por el plazo del préstamo. Por lo tanto, el cañón de dinero puede ir a la compensación de ejecutivos o a fusiones o compras al por mayor de empresas en dificultades o a cualquier otra ingeniería financiera que el departamento de contabilidad pueda reunir. Y una vez que la empresa recupere la salud, puede filtrar el dinero a los inversores (y también durante el préstamo, en forma de dividendos). No es necesario mantener a los trabajadores contratados; de hecho, la disposición (necesaria) de aumentar el seguro de desempleo durante cuatro meses hasta el 100 por ciento del salario medio (incluyendo a los trabajadores con licencia, los trabajadores temporales y los autónomos) significa que estas empresas pueden despedir con relativa impunidad. Los miembros de la familia de Trump no pueden obtener fondos de rescate, así que, ‘¡hurra!‘

Esto es un robo en progreso. Y no es un rescate para el coronavirus. Es un rescate por doce años de irresponsabilidad corporativa que hizo a estas compañías tan frágiles que unas pocas semanas de interrupción las destruirían. El corto plazo y la falta de reservas de capital canalizaron ganancias récord en una bañera de dinero para los inversores. Eso es lo que se está haciendo entero, los financieros y la pequeña parte del público que posee más que una cantidad trivial de acciones. De hecho, ya se han recuperado; ayer Wall Street recibió la noticia de que se salvarían y las acciones y los bonos se volvieron locos. BlackRock, el mayor administrador de activos del mundo, está llevando a cabo estos programas de rescate para la Reserva Federal, y podría beneficiarse explícitamente si la Reserva Federal compra sus fondos, lo que probablemente hará.

Este es un sello en un sistema desigual que ha traído terribles dificultades a la mayoría de EE.UU.. La gente recibe un pago de US$1.200 a prueba de medios y un pequeño seguro de salario por cuatro meses. Las corporaciones obtienen una cantidad transformadora de dinero para sostener su sistema y acabar con la competencia.

Las pequeñas empresas tienen su propio programa, y no pueden participar en la bonanza de US$4.3 billones. Obtienen US$300.000 millones, así que haga las cuentas de a quiénes han apoyado más. Obtienen préstamos condonables si mantienen al personal en nómina; no hay tales requisitos para las corporaciones. Mientras que la Reserva Federal, que puede transferir dinero del cañón de efectivo con facilidad, dirige el rescate corporativo, la desafortunada Administración de Pequeñas Empresas (Small Business Administration) se ocupará de las pequeñas empresas; han sido criticadas sin cesar por los retrasos en su par de miles de millones de dólares de programas de garantía de préstamos, por lo que para qué hablar de los US$300.000 millones. Los monopolistas tienen servicio de conserjería, las pequeñas empresas tienen que tomar un número. Y el resultado casi seguro será una concentración masiva de poder.

También hay US$150.000 millones para los gobiernos estatales y locales y US$130.000 millones para los hospitales (aunque no es mucho para el equipamiento real, parece que arregla ciertos problemas existentes en sus empresas).

Los progresistas con los que he hablado en el Capitolio están apopléjicos. “Dinero de supervivencia temporal para los trabajadores, billones en desigualdad económica permanente salvando a un montón de ejecutivos y élites”, dijo un ayudante demócrata de la Cámara. Hay un enojo particular reservado para el gran espectáculo hecho del proyecto de ley de los Demócratas de la Cámara, un espectáculo secundario que nunca fue parte de la negociación del lado del Senado.

“Durante este momento de crisis sin precedentes, quien es valorado por la cruel administración de Trump se está haciendo más claro que nunca”, dijo Maurice BP-Weeks, Co-Director Ejecutivo del Centro de Acción sobre la Raza y la Economía. Eso es cierto, pero también es cierto para todo el sistema político, no sólo para Trump. “Los líderes demócratas que acceden a un fondo para sobornos administrado por Mnuchin se revelan demasiado cansados y débiles para que se les confíe el poder”, afirma acertadamente Jeff Hauser del Proyecto Puerta Giratoria.

Este proyecto de ley es una traición escandalosa, un testimonio de cómo el poder funciona y se salva a sí mismo. Y el Congreso está a punto de ponerse a sí mismo en el anzuelo por ello. Schumer tiene al Senado bajo su pulgar, y elogió este proyecto de ley a las 2 am de esta mañana, así que es un hecho. Cualquier miembro de la Cámara podría negar el consentimiento unánime y detener esto, pero eso requeriría llegar a Washington, obligar a todos los demás a volver a Washington en medio de una pandemia, y retrasar lo que se necesita (si es temporal) el alivio para la gente común. Dudo que alguien lo haga. Pelosi puso esto en marcha a propósito antes de recurrir al voto remoto para que tal acción sea tóxica.

Los demócratas en cambio se quejarán desde el margen mientras el dinero es empujado a las manos de las elites corporativas. Así es como les gusta: sin agencia y con una grandilocuencia ineficaz. Algún día Larry Kudlow escribirá un libro llamado “Firefighting”(Lucha Contra el Fuego) sobre cómo salvó la economía entre las reuniones del consejo de las seis compañías que quedan en el país. Y nos preguntaremos cómo se descarrilaron tanto las cosas. Usted no se pregunte.

Fuente: Unsanitized: Bailouts, A Tradition Unlike Any Other

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