En Estados Unidos utilizan las heces de los cachupines para iluminar un parque. Uno siempre les hace el quite y en otros casos dice guácala cuando la ve, pero en Gringolandia ya no arrancan de ellas, al contrario, las buscan y les sacan provecho. No piense mal, ni mucho menos en cochinadas: la caquita de perro sirve para iluminar. Increíble, pero cierto. El pupu de los cachupines es utilizado para darle brillo a un parque para perros en Cambridge. La iniciativa nació del artista Matthew Mazzotta, quien convenció a la gente para que no desperdicie los desperdicios de sus mascotas. La idea es simple: la caquita de los perros suelta un gas que va a dar a un convertidor, el que está integrado por dos tanques de acero de 1.900 litros unidos con una tubería diagonal y conectada a una lámpara. La unidad, en la que los excrementos de los cachupines se convierten en metano, fue colocada en el Parque para Perros Pacific Street, y en el lugar hay unos tanques con letreros en los que se instruye a los dueños de los perros sobre lo que deben hacer cuando sus mascotas hagan lo que saben hacer. Como naad está al azar, se proporcionan bolsas biodegradables para que las personas recojan los excrementos de sus canes y los depositen en uno de los "envases". Luego, se debe de girar un llave que agita el interior del tanque, el cual contiene los desperdicios y agua. El metano, un gas sin olor que liberan los microbios en las heces, es enviado de los tanques a la lámpara para su combustión, la que finalmente termina por iluminar el parque. El proyecto fue financiado con una donación de 4.000 dólares del Consejo de las Artes, en el Instituto de Tecnología de Massachusetts, donde Mazzota hizo en el 2009 su maestría en estudios visuales.