Experiencias pasadas: La amiga les-bi

Hola a todos. Para variar, vengo a contar una historia que me pasó hace un tiempo, especificamente hace algunos años en la universidad.

En esos tiempos teníamos un grupo de estudio de cálculo bien numeroso que después de un tiempo empezó a reducirse porque todo mundo se quedaba en los ramos, etc. De unos 12 que éramos terminamos siendo 4 o 5, entre ellos yo y una chica de mi edad que era lesbiana reconocida. Nadie nunca tuvo rollos con ella, sino todo lo contrario: era muy común que los hombres del grupo le preguntaran el sabor del chorito cuando ya se había acabado la segunda botella de tequila, y que las mujeres hetero del grupo coquetearan con ella por huevear.

La chica no era rica tipo modelo, pero se defendía: medía 1,60, tenía el pelo crespo y largo hasta los muslos (no se lo había cortado nunca), lindo perfil, ojitos claros y ojerosos, senos como naranjas, muslos gruesos y una cola redondita y paradita pero no de caderas mu anchas. Solía vestirse de calzas de cuerina negra ajustadas algunas veces, y cuando tomábamos era lo suficientemente deshinibida como para agarrar y dejarse agarrar. Era común que estuviese sentado y enfermo de ebrio y ella se sentase encima mío y me dejara agarrarla del culo. Nunca logré amasar sus senos porque la polola (una mina alta y flaca, algo porfiada de cuerpo pero al menos linda de cara) le había rayado la cancha de hace rato tanto a ella como a los amigos.

Recuerdo que teníamos examen de cálculo y estuvimos estudiando por dos días completos en su casa, y cuando volvimos lo único que quisimos fue tomarnos un copete. Aún quedaba vodka en la casa, así que nos bajamos eso con un jugo de naranja y nos terminamos curando raja porque no habíamos comido nada. Estuvimos hablando de la vida sentados en un sillón, abrazados y bien apretados, cuando ella me dice "tengo re mucho sueño, me voy a echar una siesta". Yo le digo "dale, yo me voy a echar en el sillón un rato a dormir también". Le saco un cobertor de la pieza y me tiro en el sillón a echar una siesta cortita.

Al rato, despierto por el ruido de la puerta de la pieza que se abre y la voz de mi amiga que me dice "ven para aca un rato, te vas a pasar de frio allá y aquí te puedes abrigar un poquito más". Yo le dije que estaba bien así pero ella insistió en que fuera a la pieza y me acostara a dormir un rato a su lado.

Se había cambiado de ropa a una polera negra suelta con un escote no tan pronunciado, pero que delataba sus tetas casi por completo cuando se acostaba de lado. Llevaba puestos unos pantalones de tela sueltos, como los que usan los pseudo-hippies hoy en día: se meten en el culo de apretados arriba, y luego se van soltando y anchando cuando bajas a los pies. Yo me saqué las zapatillas y me acosté al lado de ella, y me puse a dormir un rato más.

Desperté después de un rato, y la veo acostada de lado dándome la espalda. Vi para abajo y la poca luz de la ventana me reveló el culazo paradito de mi amiga lesbiana. Como yo aún estaba medio feliz, me acerqué a ella y la abracé haciendo cucharita, y ella se despertó diciéndome "¿tienes frio?". Yo le contesté que si, una porque hacía frio de verdad y porque me había calentado un poco. Ella se rió un poco y se acomodó más apretada conmigo. Tenía la mano en su cintura, y la bajé a sus caderas de a poco, acercándome cada vez más a tener toda su nalga en mi palma. Le digo "¿sabes qué? siempre te agarro el culo cuando hueveamos... ¿porqué no me dejas agarrarte una tetita ahora que tu polola no está?". Ella se rió de nuevo y me tomó la mano dejándola en su cintura...

...y luego la metió adentro de la camisa, y la dejó justo en medio del escote.

"Te lo mereces por ayudarme a estudiar".

A esas alturas yo estaba completamente erecto, aunque los jeans ayudaban a disimularlo estando apretado a ella. Sin embargo, no sabía si iba a poder disimularlo demasiado porque estaba re caliente.

"¿porqué me dejai agarrarte ahora? tu sabi que yo soy peligroso" le dije en tono de hueveo. En la carrera tenía una cierta reputación de jote, y muchas veces comenté lo que quería hacer con algunas minas de la facultad.

Ella me respondió "porque igual me gusta que juegues conmigo. ¿o acaso tu crees que a mi solo me gusta el chorito?"

Fue ella misma la que se empezó a desnudar de a poco. Debajo de la polera y el pantalón no llevaba ningún tipo de ropa interior, así que en menos de 30 segundos estaba desnuda, apretada contra mi, y yo aferrado a su escote y a su cola con cada mano.

"Dale, hace rato que no me toca un hombre."

Me desvestí lo más rápido que pude. No me puse condón sabiendo que ella estaba limpia de cualquier cosa, así que le puse la verga en medio de las nalgas y la subí acostada encima mío. Froté mi miembro en su clítoris y no pudo evitar gemir un montón. Me pedía que lo hiciera cada vez más rápido porque se sentía como la lengua de la polola. Eso nos calentó a ambos, y cuando movía mi pene para frotarla me daba cuenta que estaba bastante húmeda.

"¿Has sentido esto?"

No le avisé que la iba a penetrar, así que cuando lo hice soltó un grito placentero y encurvó su espalda en éxtasis.

"Si, pero hace rato que no sentía uno de verdad".

Le tomé las tetas con las manos, mientras mi movimiento hacía el resto del trabajo. Cuando aumentaba la velocidad, su espalda se arqueaba y yo aprovechaba de jugar con sus pechos y sus pezones, tomándolos fuertemente, o empujándola hacia mi boca para meterle la lengua en medio de sus labios.

El ritmo de nuestro coito empezó a aumentar, y podía notar que su mandíbula y sus manos temblaban cada pocos minutos por los orgasmos que le producía tenerme dentro de ella. Por mi parte, sentía lo que hasta ahora ha sido una de las mejores folladas de mi vida: ella estaba muy húmeda, al punto que no tenía que hacer ningún esfuerzo para penetrarla cuando ella se sacaba mi pene para ponérselo de nuevo, sino que entraba sin más trabajo.

Estuvimos en esa posición por casi media hora, follando como animales desatados, cuando le dije que yo estaba listo para acabar.

"Pero yo quiero más", me dijo.

"No po, tengo que acabar en alguna parte", le dije yo.

"Pero si ya estás ahí... acaba dentro mío porfa..."

No había terminado ella de decir "porfa" cuando mi verga la empaló hasta lo más profundo. Sentí que su vagina se apretó para excitarme más de lo que ya estaba excitado, y pude sentir el fondo de ella cuando descargué mi semen dentro de ella. Cuando sintió que había eyaculado ella tuvo un orgasmo enorme, al punto de levantarse solo por el arco de su espalda. Seguí penetrándola, y ella me miró desde algo más abajo, su boca temblando por el placer del orgasmo final, como pidiéndome que me detuviese y que siguiera al mismo tiempo.

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Después de ese día armamos un sin fin de carretes para celebrar que habíamos terminado con el semestre (no importando si nos fuese bien o no), y tuve que hablar del tema de nuestro encuentro en algún punto. Favorablemente para mí, la polola supo y no tuvo atados porque ella sabía de entrada que mi amiga no era realmente lesbiana sino bisexual, y eran bastante liberales sobre sus encuentros sexuales siempre y cuando se tuvieran una a la otra.

Estuve con un miedo feroz durante un tiempo pensando que la había dejado embarazada, pero la casualidad de las fechas del periodo combinado con las pastillas hizo que a las dos o tres semanas mis miedos desaparecieran. Luego de terminar la universidad tuvimos más contactos para carretear y hacer locuras (no del todo sexuales), pero dejamos de vernos porque viajaron a Europa a vivir. Siempre soñé con la fantasía de ella y su pareja pidiéndome que embarace a mi amiga para que ellas puedan tener un hijo, pero creo que después de todo este tiempo no lo crean una tan buena idea.