Alexandra en la oficina

Tema en 'Relatos Eróticos' iniciado por Cain_lt, 3 Abr 2024.

  1. Cain_lt

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    A cada línea tu corazón se agitaba, tus manos se humedecían, tus labios se secaban deseando ser humectados por un beso o algo más, tus dientes mordiendo tus labios a medida que avanzabas en la lectura. Podía seguir tu lectura en cada like que dabas a cada parte del relato, a la distancia te observé en tu escritorio, incómoda, queriendo acomodarte de otra forma, cruzaste una y otra vez tus piernas buscando roce con algo.

    Avanzaste a la mitad del relato y tu mano se posicionó entre tus muslos, con tus piernas cruzadas, pude ver como tus muslos se tensaban y de seguro tus dedos rozaron tu entrepierna buscando darle una salida a tu deseo incontrolable.

    Tu mano subió a tu cuello y acariciaste tu pecho disimuladamente, casi por un segundo pensé que pellizcarías tu pezón sobre la ropa que cubre tus turgentes pechos.

    Ya vas casi al final del relato y los movimientos de tus piernas son cada vez más frecuentes. Cruzas tus piernas y te acomodas en el asiento esperando sentir más...

    Cruzas tus piernas y te acomodas en el asiento esperando sentir más, pero estás en esta oficina que detiene tus deseos e impulsos… nada que una parada al baño no pueda resolver, pero eres una mujer con deseos incontrolables y que cuando se excita nada al rededor puede quedar indiferente de tus gemidos y muestras de tu pasión. Así es que sola no podrías con esta situación. No acá.

    Te pones de pie y caminas a mi oficina, esos jeans claros con esa blusa negra, más tus tacones, me matan. Si supieras que escribí pensando en ti todo eso. Estás visiblemente acalorada - ¿estás bien? - te preguntó desentendido. Asientes con la cabeza y culpas al calor. Una pregunta breve y te marchas.

    Llegas a tu asiento de vuelta y sigues leyendo. Lees ese nuevo post, una perfecta descripción de tu lectura anterior. No lo soportas y llevas tu mano a tu entrepierna. Puedo ver cómo te balanceas lentamente con ese breve texto.

    Puedo ver cómo te balanceas lentamente sobre la silla y tu mano con ese breve texto que has leído. Estás sola en el cubículo y el resto de tus compañeros se han ido a almorzar. No puedo evitar mirarte a lo lejos y desearte.

    Ven a mi oficina ahora por favor - dice mi mensaje. En cuanto lo recibes te pones de pie, acomodas tus jeans y tu blusa mientras caminas. Entras a la oficina y te pido que tomes asiento, mientras paso a tu lado casi rozando nuestra piel para cerrar la puerta. Pongo llave a la puerta y puedo notar cómo al escuchar pasar el seguro te exaltas y acomodas en el asiento, abriendo tus piernas bajo la mesa.

    ¿Qué hacías recién allá? - te pregunto acercándome a ti por detrás de la silla - ¿necesitas ayuda con algo? - te digo al oído mientras mi mano izquierda sujeta tu hombro izquierdo y con mi mano derecha llego hasta tu entrepierna rozando la zona púbica. Lanzas un gemido casi ahogado, pero no puedes ocultar tu excitación y mis dedos no pueden sino sentir tu humedad...

    Lanzas un gemido casi ahogado, pero no puedes ocultar tu excitación y mis dedos no pueden sino sentir tu humedad - Si, necesito un poco de ayuda... por favor - dices entre gemidos mientras tomas mi mano y la sujetas con fuerza entre tus piernas pidiendo sin decir palabra que continúe con mi maniobra. Las yemas de mis dedos se enroscan sobre si mismos para rozar la tela de tus jeans que protege tu entrepierna de un intruso como yo, que desea atacar sin piedad. Te tomo del brazo y te pongo de pie. Quedamos frente a frente, y tomándote de la cintura me acerco a ti, aprisionándote contra mi escritorio, empujo mi cadera con fuerza hacia tus caderas para que sientas lo que has provocado en mí. Te miro con ternura, pasión y deseo, no quiero controlarme ni detenernos. Comienzo para besarte mordiendo tus labios y masajeando tu lengua con mi lengua; empujo mi pelvis contra tu pelvis y mis manos cogen tus caderas y tus nalgas hacia mí. Gimes entre cada beso, tu respiración se acelera sin control...

    Tu pelvis se mueve para chocar con mi pelvis, tus manos buscan despojarme de mi pantalón, pero no te lo permito. Tomo tus manos y con mi mano derecha las sujeto atrás de tu espalda, me quito la corbata y las ato para que no las uses. Este momento es de placer para ti, lo sabes, pero será a mi manera. Te tomo de tu abundante cabello ondulado y te pongo contra la pared, tus manos atadas atrás me excitan de sólo saber que tengo el control sobre ti. Desabrocho tu pantalón y vuelvo a besarte, mis dedos desabrochan tu blusa y mi pelvis golpea tu pelvis para que sigas sintiendo mi excitación por ti. Mi mano izquierda comienza a acariciar tu entrepierna sobre la ropa mientras mi mano derecha desabrocha tu sostén, esa tela de encaje hermosa que llevas puesta y me encanta. Tus pechos saltan libres y bajo tu sostén para dejar el camino abierto. Tomo tu cabello en mis dedos y sujetándote firme, mi boca comienza a succionar tus pezones y al instante tus piernas tiemblan y lanzas un largo gemido

    Mi mano derecha se cuela bajo tu ropa interior azul con diseños que me fascina, mientras mi boca devora tus pezones entre lamidas, chupones y mordidas que jalan ese botón de placer que me encanta por su forma y contundencia. Me detengo un instante y me acerco a tu oído - ¿Está bien esta ayuda? - te digo mientras mis dedos se han colado hasta tu perineo y abriendo tus labios comienzan a subir lentamente ayudados por tu humedad - Quiero más - me reclamas mientras gimes y empujas tu cadera contra mis dedos deseando más profundidad en mi ataque. Te tomo del cuello y te beso mientras te ordeno quedarte quieta. Mis dedos húmedos de tu excitación y placer comienzan a recorrer el camino arriba abajo a través de tus labios, como si fuera un camino sólo de ellos; tus labios calientes y húmedos marcan la ruta perfecta. Mi boca no para de devorar tus pechos y morder tus pezones, sincronizando las mordidas de tus pezones con mis dedos rozando tu clítoris, una y otra vez, más duro, más rápido...

    Tus piernas se doblan y tus gemidos ya no se controlan. La imagen de tenerte ahí me fascina, totalmente entregada a mis manos y boca, dándome tus fluidos como recompensa por la labor. Saco mis dedos húmedos de ti y los saboreo. Es inexplicable la sensación del sabor, aroma y textura de tu excitación en mi boca; quiero devorarte más mi amor exquisita

    Te llevo a mi escritorio nuevamente, te bajo el pantalón y te siento sobre el mueble. Tomo tus muslos, los dejo sobre mis hombros y sin aviso, introduzco mis dedos dentro de tu vagina para darte un masaje a tu punto G y tu cérvix, mientras mi lengua devora tu clítoris y tus labios hinchados y húmedos de excitación. Gimes sin control y me dices que no aguantas mientras yo continúo con mi faena. Succiono y aprieto tu clítoris con mis labios y la yema de mis dedos te rozan sin control dentro de ti. En un segundo, te estremeces y aprietas tus muslos contra mí, gimes más y más y un rio de placer llena mi boca junto al temblor de tu cuerpo...

    En un segundo, te estremeces y aprietas tus muslos contra mí, gimes más y más y un rio de placer llena mi boca junto al temblor de tu cuerpo, mi boca se abre y recibe la miel que emana desde las profundidades de tu sexo, mis dedos están empapados de ti y mientras bebo tus fluidos los comienzo a mover lentamente dentro de ti, otra vez, tu espalda permanece arqueada sobre mi escritorio, escurre hasta la madera y puedo ver cómo algunas gotas incluso caen al suelo.

    La yema de mis dedos se concentra en tu punto G con movimientos penetrantes y en circulo, despacio, sin prisa, pero sin pausa. Comienzas a mover tus caderas contra mis dedos nuevamente y mi boca se presta a besar tus labios color rosa, carnosos, calientes y húmedos de excitación. El sonido en tu vagina con mis dedos es indescriptible, deseo más de ti. Mi lengua recorre tus labios, jugando en tu perineo y subiendo lentamente por sus paredes internas, suaves, de un color muy intenso, un aroma y un sabor que me embriagan...


    Tus muslos aprietan mi rostro de vez en cuando, como queriendo buscar más roce, igual que mientras leías en tu puesto de trabajo. Con mis manos te termino de quitar los tacones, jeans y tu ropa interior, tomo tus pies y los pongo en mis hombros, pudiendo abrir tus piernas aún más desde tus rodillas. La imagen es maravillosa, tu vagina completamente abierta, rosada y húmeda, con un brillo maravilloso producto de la humedad de tu excitación. Me miras desconcertada con tus manos aún atadas hacia atrás de tu cabeza, acerco mi boca a tu entrepierna y mirándote a los ojos te lanzo una lamida muy lenta pero firme, presionando cada milímetro, desde tu perineo, subiendo lentamente por entre tus labios que ahora se abren para darme total acceso, y llegando hasta tu clítoris que recibe una dosis de caricias con mi lengua que provocan un largo gemido lanzándome un “Amor” junto a una ola de nuevos gemidos que se aceleran al ritmo que toma mi lengua mientras te abro completamente frente a mi…

    Me encanta ejercer presión sobre tus rodillas abriéndote como el envase que contiene la miel y leche que me alimentan, que alimentan mis deseos más perversos contigo, por y para ti. Mi lengua se concentra sólo en tu clítoris, lamiéndolo desde su base, sus costados y hasta su puntita erecta y rosa; el aroma de tu sexo en completa entrega y pasión me encanta y embriaga, quiero más de ti, quiero más de tu placer. Suelto una de tus rodillas y con mi mano libre tomo uno de tus pechos, lo acaricio y aprieto, amasándolo y presionando sobre él hasta sentir los latidos acelerados de tu corazón, gimes sin control, no importa donde estamos, sólo importa tu placer en este instante eterno. Aprieto tu pezón entre mis dedos y lo jalo hacia arriba, mientras mi lengua presiona con más fuerza tu clítoris, tus gemidos se alternan con “Amor” y nada más, te mueves al ritmo de mi lengua entre tus labios vaginales carnosos haciendo el amor con mi lengua…

    ¡Ay! ¡¡No aguanto, mi amor!!… me harás acabar otra vez – lanzas de una vez y sin más, tu espalda se arquea y tus muslos se contraen presionando tus pies en mis hombros, aprieto tu pezón en mi mano y jadeas rápido mientras puedo ver como brotan tus fluidos por entre tus labios, recogiéndolos con mi lengua, siguiendo con el estímulo sobre tu clítoris. Tu cuerpo se contorsiona de placer sobre la mesa y yo no paro de lamer y buscar otro orgasmo que te inunde de placer. Gimes largamente, ahogada y tus muslos se aprietan contra mi nuevamente, es el signo de un nuevo orgasmo, te miro y tu mirada está perdida, totalmente entregada, totalmente extasiada. En un instante tus pies caen rendidos y apoyas tus muslos en mis hombros, parece que tu cuerpo sigue con estertores de placer y estás agotada en este instante. Me encanta la imagen, me encanta el sabor, el aroma y tu cuerpo repleto de placer en cada partícula.

    Te yudo a ponerte de pie, a limpiarte y ponerte tu ropa interior, tus jeans y tus tacones. Me dices que tú lo haces, pero insisto, quiero dejarte tal y como entraste a esta oficina. Termino con los tacones y me pongo de pie. Sin notarlo, te liberas del nudo de mi corbata y sin darme tiempo a reaccionar desabrochas mi pantalón y lo jalas hasta los tobillos junto a mi bóxer. La erección de mi pene salta delante de ti y sin pensarlo lo engulles en tu boca. Lo acaricias con movimientos circulares de tu lengua, mientras aprietas con ambas manos mis muslos jalándome contra ti para penetrar tu boca aún más. El placer es indescriptible, todos esos minutos, completamente excitado, mientras te arrancaba cada uno de esos deliciosos orgasmos. No aguanto más, enredo mis dedos en tu largo cabello negro y penetro tu boca de manera salvaje, quiero usarte para mi placer, pero recibes hábilmente cada embestida provocándome inmensas olas de placer y deseos de acabar dentro de tu boca…

    Notas cómo me has puesto con tu deliciosa boca, tu lengua y sus movimientos perfectos, me acaricias y estimulas de manera espectacular y mi glande recibe cada caricia de tu lengua juguetona. Mis dedos no sueltan tu cabello y dejo que tu cabeza se mueva al ritmo de la felación; engulles cada centímetro de mi miembro venoso, duro y caliente, y puedo sentir como pequeñas gotas de líquido preseminal ya se asoman y las lames como si fueran miel para ti. Me miras a los ojos y esa vista de tu carita excitada aun engullendo mi pene, bien afirmada de mis caderas, me enloquece. Tomo tu cabello en mis dedos y sin vacilar comienzo a bombear mi miembro dentro de tu boca, te uso por completo para mi placer, tu boca recibe sin vacilar cada estocada y mi excitación aumenta al máximo dentro de tu tibia y suave boca, tus labios acarician el tronco de carne y, sin poder aguantar más, exploto dentro de ti lanzando sendos chorros de semen dentro de tu boca, uno tras otro, los bebes sin vacilar...

    Es indescriptible la sensación de acabar en tu boca, cómo ese orgasmo que me has arrancado se extiende por largos segundos, cada descarga de semen dentro de tu boca y la forma en que tu lengua se asegura de limpiar cada gota de mi pene enrojecido por la estimulación recibida. Como puedo me apoyo en el escritorio y te ayudo a poner en pie. Tú haces lo mismo que yo, y me ayudas a subir mi ropa. Nos arreglamos en completo silencio, con nuestros rostros extasiados de placer, nuestros cuerpos aun temblando de las bocanadas de placer que nos infringimos y con el sabor de nuestros sexos latente. Me excita saber que tienes mi sabor y aroma, así como yo los tuyos en mi boca, nariz y dedos. Podré sentirte muy íntimamente, aunque estés a la distancia en tu puesto pensando quizás en qué.

    Abro la puerta para que puedas ir a tu puesto – Cuando quiera me pide ayuda – Digo sonriendo mientras caminas. No lo sé, lo pensaré – lanzas a unos metros de mi volteando la mirada hacia atrás sonriendo.