Hoy les cuento una historia que me fue enviada por una persona que sigue mi trabajo. Al parecer es una experiencia real con un fantasma que se dio en Valdivia - Chile. Esta entidad se le apareció en repetidas ocasiones a esta persona, y siempre actuó para protegerla de la maldad y engaños de aquellos que la rodeaban. Un caso de actividad paranormal que da para un buen vídeo de terror. [FONT=&]La venganza del fantasma. Historia real[/FONT] [FONT=&] De pequeña, fui una niña muy feliz: era amada e hiperprotegida por mi abuelo. Él me enseñó a contemplar la naturaleza y el firmamento, y yo crecí como la niña risueña y soñadora que me sentía. Me casé con 22 años; todo aquel mundo de fábula se esfumó de repente. Yo, que sabía tan poco de la vida, conocí el lado negro de las personas. Mi marido estaba a punto de cumplir sus 25 y yo marché a vivir a su casa, ya que él tenía que cuidar de su madre quien se había quedado viuda. [/FONT] [FONT=&]Aún recuerdo aquel día. Estaba muy enferma; me dolía mucho, pero mucho, la cabeza. Estaba en cama junto a mis dos hijitos, y oía las voces de mi suegra y de mis cuñados que hablaban en la cocina. Sin ni siquiera quererlo, escuché cómo me criticaban. «¡Siempre se pone enferma!», decían. «Esa muchacha lo que es es una floja inútil». Y se carcajeban al burlarse de mí a mis espaldas. Sentí sus palabras como cuchillos que me apuñalaban hasta el alma. De nada sirvió que lo hablara con mi marido: él parecía vivir en su mundo, y total, no hacía sino darle crédito a su familia antes que a mí. Pasaron los días, y mi salud se restableció. Una mañana vino a casa el hermano de mi marido. Estaba muy alarmado, al darnos la noticia de que su madre había sido ingresada de urgencia en el hospital. Los médicos no acababan de entender qué le pasaba exactamente. Ella sufría unos dolores de cabeza terribles; parecía que iban a acabar con su vida de un momento a otro. En las miradas de los familiares, en sus indirectas, pude intuir lo que ellos insinuaban. Alguna fuerza invisible había consumido su venganza por las crueles ofensas que mi suegra me había dirigido mientras yo estaba ausente. Yo en ese momento no supe qué pensar ni qué hacer, salvo rezar a Dios.[/FONT] [FONT=&]Pero no tuve que esperar mucho tiempo para descubrir qué, o quién, había consumado esa venganza. Una mañana, al salir de la cocina hacia el patio, lo vi parado en la puerta. Una silueta alta, con sombrero de copa y un abrigo largo, negro. No alcancé a verle el rostro, pues lo tenía como difuminado De buenas a primeras me asustó su figura, pero enseguida sentí que su presencia no era malévola. Llevaba una especie de bastón de paseo y se quedó mirándome durante un rato. Aparté la mirada, y cuando volví a voltear la cabeza, ya no estaba. En los días que siguieron percibí su presencia varias veces, aunque no lo viera. No sabría describir la sensación que experimentaba: notaba su presencia fuerte y segura, de entidad protectora.[/FONT] [FONT=&] A los pocos días tuve una discusión violenta con mi marido. Fue terrible; él estuvo a punto de pegarme, pero no fue capaz. Aún recuerdo cuánto me hirieron sus palabras. Terminé encerrada en el dormitorio, enojada y entre lágrimas. Ya no podía más de tanta maldad a mi alrededor. Recuerdo haberme quedado dormida en la cama, yo sola. Cuando de pronto desperté, serían las 2 o las 3 de la madrugada. Me di la vuelta y entreví ese cuerpo grande, ataviado con ropa oscura. Estaba acostado a mi lado, dándome la espalda. Supuse que estaba descansando junto a mí. La lógica me hubiera impulsado a huir corriendo; sin embargo no lo hice, pues sentí que de alguna manera estaba ahí para protegerme. Volví a recostarme y logré conciliar el sueño. El día siguiente me fui a casa de mi madre: ya no podía seguir con esa vida. Pasaron dos días, y vino a casa un trabajador, compañero de mi marido. Dijo que le había caído encima un árbol, y él había salido con una pierna rota. Se recuperó bastante pronto, pero a mi suegra no se le pasó apuntar ese hecho como una venganza mía por haber sido atacada. [/FONT] [FONT=&] A partir de ese periodo, esa presencia misteriosa fue una constante en mi vida. Tuve que regresar a la casa donde vivía con mi marido. Ya no sé cuántas veces, al andar por el pasillo, sentía esa entidad a mis espaldas. Caminaba junto a mí, y hubo veces en que se volvía agobiante ir a dormir sabiendo que él (o eso) estaba ahí.[/FONT] [FONT=&] Pero al fin y al cabo yo no fui la única en percibir la presencia de ese ser. Una tarde estaba yo tan tranquila, cuando me alcanzó un grito de terror desde el desván. La empleada doméstica estaba tendiendo la ropa ahí. Me la encontré a punto de desmayarse por el miedo. Balbuceaba cosas como que había algo ahí que había intentado matarla lanzándole una pala. De hecho había una pala clavada en la pared; ella dijo que de no haberle dado tiempo a agacharse, esa pala le habría cortado el cuello. Ese hecho me dejó muy asombrada. ¿Por qué ese espíritu debería haber atacado a mi empleada? Ella siempre había sido muy buena persona conmigo. Casi era una amiga y ahora, debido a aquel accidente, ya no quería estar sola en mi casa. Claro, yo en aquel entonces no tenía idea de que esa mujer no era el tipo de persona que aparentaba ser.[/FONT] [FONT=&] Lo entendí una mañana, después de almorzar con ella. Estábamos tomando the, y de pronto comenzó a gritar aterrada. Esta vez yo estaba presente, y pude ver cómo la taza empezó a moverse sola: daba vueltas, dibujando círculos encima de la mesa. Luego se paró y se salió el the. La taza no estaba ni siquiera rajada. No sé cómo podía estar pasando aquello. El caso es que la taza se había vaciado sin que nadie la tocara. Me costó horrores tranquilizar un poco a la empleada, y qué se sirviera otro the. ¡Imagínense! Volvió a ocurrir exactamente lo mismo; la taza se vació sola. Por lo pronto, me pareció oportuno que la mujer se fuera a su casa. En el fondo, yo empezaba a sospechar el por qué de lo que estaba pasando, así que decidí investigar. Y no estaba equivocada. Por desgracia e ingenuidad, esa mujer era una gran causante del deterioro de mi matrimonio. Metía cizaña, sin que yo ni siquiera me diera cuenta. El fantasma lo sabía, y por eso había intentado matarla. Por suerte mía y suya no lo logró; pero sí hizo que esa mujer tan dañina se fuera definitivamente de mi casa.[/FONT] [FONT=&] Finalmente, mi fantasma me acompañó hasta hace no mucho. Una noche en que estaba al ordenador, buscando música, se me abrió un video con una melodía muy suave y unas imágenes de campos y flores muy relajantes. Yo les juro que ni había tocado el mouse; sin embargo esa música estaba reproduciéndose en mi ordenador. Busqué otros videos, y siempre me volvía a aparecer el mismo, con esa canción en un idioma que no entendía. Ya empecé a preocuparme, al ver que se reproducía esa melodía repetidas veces, hiciera lo que hiciera. En eso se me ocurrió buscar la letra y traducirla como mejor pude.[/FONT] [FONT=&] Cuando por fin tuve ante mí el texto, lo leí... y no pude contener las lágrimas. Este fue el texto de la canción traducida: «He estado a tu lado para cuidar de ti. Ahora debes buscar tu propio camino. Ya no habrá más maldad en tu vida, pues yo te protegí como se protegen las flores de un jardín. A partir de este momento tendrás que recorrer el sendero de tu vida con tu propia luz». Al leer esas palabras, supe que mi espíritu protector se despedía de mí. Pero ya sabía que iba a ser capaz de encontrar en mi misma la felicidad que me haría falta en la vida.[/FONT]
alguien sabe si se puede poner algun post en favoritos? si es que hay algún favoritos, se agradece la historia compadre! muy wena!
