quien realmente es el diablo

Quien realmente es el diablo


Pregunta Frecuente: La Biblia, e incluso la literatura secular, contiene muchas referencias al “Diablo”, “Satanás”, y “demonios”, y aun así conozco algunos cristianos que no creen que exista un Diablo verdadero y personal. ¿Qué enseña la Biblia al respecto?
Entre las personas que creen en Jesucristo pero no en la existencia de un Diablo personal, sin duda hay muchos individuos que sostienen esta idea, pero como grupo, el más prominente sea probablemente el de los Cristadelfianos. Para explicar el incalculable mal y sufrimiento que prevalecen en el mundo, aquellos que niegan la existencia de un ser conocido como el Diablo suelen decir que toda referencia bíblica a él y a sus socios demoníacos es figurativa. Su credo básico es que todo el mal se origina en las mentes y los corazones de los hombres y que “Satanás”, etc., es el modo en que el hombre lo explica.
Ante todo, la Biblia no surgió de las mentes de hombres (2 Pedro 1:20 y 21), por consiguiente “Satanás” no fue idea de Marilyn Manson. En segundo lugar, no hay justificaciones lingüísticas o textuales para atribuir interpretaciones no literales a muchas de las sencillas referencias que el Nuevo Testamento hace del Diablo y sus demonios.
En tercer lugar, cualquiera con un poco de sentido común cae en la cuenta de que hay indescriptibles males, tragedias y sufrimiento en todo el mundo. Los periódicos de cada día están repletos de trágicas historias de guerra, hambre, huracanes, tornados, bombarderos suicidas, genocidio, accidentes hogareños fatales, abuso infantil, pornografía, incontables clases de enfermedades, asesinatos, destrucción, odio, prejuicio racial, ad infinitum ad nauseam. ¡Y no todo es culpa del azúcar!
Bien, admito que el presidente de los EE.UU., George W. Bush, no es un experto en teología y que además camina por una cuerda floja política, pero a mí me resultó tanto irónico como inconcebible que tras el ataque a las Torres Gemelas del 11 de Septiembre, entre él y tantas otras figuras públicas (incluyendo teólogos) que hablaban del “bien” y el “mal”, nadie se dio cuenta de que la respuesta a por qué suceden estas cosas era muy evidente. Lo que vemos a nuestro alrededor es la manifestación de la encarnizada batalla entre Dios y el Diablo.
¿Por qué pelean? Por el destino eterno de la humanidad. Cada uno desea la alianza de la mayor cantidad posible de gente. La diferencia es que Dios quiere que los seres humanos Lo amen libremente para Él poder hacer cosas buenas por ellos, y el Diablo quiere controlar a las personas para hacerles mal.
Todo asunto de la “demonología” debería ubicarse dentro del contexto de que el Diablo es el archienemigo de Dios, y de que Dios es sabio en lo que nos dice sobre él. De todas formas, un simple estudio del Nuevo Testamento, en especial de la vida y el ministerio de Jesús, nos muestra con claridad que hay un ser (un ángel caído, un ser espiritual) conocido como Diablo o Satanás quien, junto con sus demonios, hace todo lo posible por frustrar los propósitos de Dios. Al igual que con cualquier tema bíblico, Dios nos dice todo lo que necesitamos saber sobre quien también es nuestro archienemigo, sus métodos y cómo podemos contrarrestarlo victoriosamente.
La razón básica por la que Dios no develó la existencia del Diablo a la gente en la época del Antiguo Testamento es porque antes del día de Pentecostés (Hechos 2:1ss) no había, por supuesto, cristianos, por consiguiente sólo unas pocas personas tenían el don de espíritu santo (que inherentemente le otorga a uno poder espiritual; Lucas 10:19; Juan 7:39; Hechos 1:8, etc.), algo que cada uno de los cristianos posee en la actualidad. No estaban espiritualmente preparados para combatir al Enemigo de la manera en que nosotros lo estamos.
Tampoco puede trabajar en contra de Sí Mismo. Por ejemplo, Dios envió a Moisés a decirle al faraón egipcio que dejara en libertad a Su pueblo. ¿Entonces por qué dice la Escritura que “Dios endureció el corazón del faraón” para que se negara a liberarlos? ¿Dios es esquizofrénico? No. Fue el Diablo quien en realidad influenció al faraón para que endureciera su corazón, pero Dios aún no podía develar la existencia del Diablo a su pueblo, por lo cual usó la figura de dicción Metonimia profética (artículo en inglés), que está explicada en detalle en ¡No culpen a Dios! Quienes no logran reconocer esto son forzados a tomar la inevitable posición de tener que explicar cómo un Dios misericordioso y justo puede ser culpable de causar que el hombre peque para luego castigarlo por eso.
A diferencia del Antiguo Testamento, la Escritura dirigida a los cristianos tiene secciones como Efesios 6:10-17, algo así como un plan para la batalla. Aquí hay un extracto: “Pónganse toda la armadura de Dios para que puedan hacer frente a las artimañas del diablo. Porque nuestra lucha no es contra seres humanos, sino contra poderes, contra autoridades, contra potestades que dominan este mundo de tinieblas, contra fuerzas espirituales malignas en las regiones celestiales.”
En cuanto a la existencia real del Diablo y sus demonios, no solo hay claros testimonios bíblicos sino evidencia empírica también. El desenfrenado mal existente en el mundo hoy es una forma de evidencia tangible, pero hay otras evidencias, como puede atestiguar cualquier persona que esté involucrada en el “ministerio de liberación”, como puede relatar todo aquel que fue poseído por demonios y como cualquier satánico verdaderamente comprometido puede confirmar. Muchos cristianos previamente involucrados en brujería han visto con sus propios ojos suficientes fenómenos sobrenaturales como para convencerlos por demás de la existencia de los demonios y del Diablo.
Para concluir esta breve exposición, aquí hay algunas preguntas pertinentes con respuestas muy breves, cada una de las cuales está documentada bíblicamente.

¿De dónde provino el diablo?
Originalmente era “Lucifer”, el ángel de luz, uno de los tres ángeles principales (junto con Gabriel y Miguel).

¿Cómo llegó el diablo a la Tierra?
Fue expulsado del cielo (junto con un tercio de los ángeles) después de liderar una rebelión de ángeles contra Dios. En el Edén se le apareció a Eva como “la serpiente” (sabemos que esto es lenguaje figurativo porque literalmente es un ángel caído, pero su manera de actuar se asimila mucho a una serpiente).

¿Qué está haciendo ahora?
Está, y siempre estuvo, en contra de Dios en cualquier forma posible. Es un asesino y padre de mentiras, y está en el centro mismo del implacable mal que prolifera en el mundo hoy. Satanás no ejecuta personalmente todas las acciones malignas, pero las orquesta a todas.
¿Qué le sucederá durante los 1000 años del reino de Cristo en la Tierra?
Apocalipsis 20 dice que estará “encadenado”, lo que significa que no estará libre para actuar en la Tierra. Por consiguiente habrá paz, seguridad y prosperidad sobre la Tierra (para saber más sobre esto lea nuestro libro La esperanza del cristiano [en inglés])

¿Qué le sucederá después de que Cristo le presente a Dios un Paraíso restaurado?
Será lanzado al Lago de Fuego y quemado “por los siglos de los siglos” (Ap. 20:10). Aparentemente tomará mucho tiempo que Satanás sea destruido, pero así será, como está escrito en Ezequiel 28:18, donde dice que será “reducido a cenizas&#8221.

¿Los “demonios” de las Escrituras son las huestes del Diablo?
Sí, son espíritus diabólicos que cumplen sus órdenes, y se los llama “sus ángeles” en Mateo 25:41 y en Apocalipsis 12:7-9. A ellos les espera el mismo destino que a Satanás.
1 Juan 3:8 dice que el Diablo ha estado pecando desde el principio y que la razón por la cual Jesús vino fue para destruir sus obras. Ir a la cruz fue un prerrequisito para cumplir ese propósito. Ahora Jesús, como Señor, “se levantó del cuadrilátero”, por así decirlo, y está esperando para dar un golpe mortal a Satanás. Usted y yo veremos cómo se hace justicia. Mientras tanto, caminando con el Señor Jesucristo podemos dañar severamente su reino y liberar a la gente de su poder. Amén.

 

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