El padre de mi mejor amiga (Parte 1).

Discussion in 'Relatos Eróticos' started by Javian, May 18, 2020.

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  1. Javian

    Javian Usuario Casual nvl. 2
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    Hola, soy Javi. En esta historia soy una mujer de 20 años, mido 1,68 cms y siendo bien sincera y franca con ustedes, mi cuerpo está ejercitado puesto que entreno a menudo. Me gustan mucho mis piernas porque gracias al entrenamiento tengo mi potito bien paradito y firme, algo que a los hombres les fascina según mi experiencia. No tengo mucho busto, pero no es problema para mi vida sexual. Tengo unos labios carnosos, soy pecosa y mi cabello es de color negro. No tengo ninguna muralla para conversar sobre cualquier tema referente al sexo, en realidad me gusta mucho compartir experiencias con mis amigas e incluso mis amigos que me usan como psicóloga para darles consejos amorosos jaja.

    Después de aprobar todo el primer semestre, Cata me invitó a pasar las vacaciones de invierno con su familia y Fred. Como ya estaban más tranquilas las cosas, conversé con mis padres para que ellos también pudieran disfrutar por su cuenta solitos.
    En fin, ordené mi bolsito con ropa y mis útiles personales y partí a la avenida en donde pasa la locomoción, ahí nos encontraríamos los tres para partir al terminal.
    Cata se veía muy contenta mientras Fred cargaba los bolsos de ambos con una cara de agotamiento.

    Yo: Oye, ¿pero por qué no ayudas a tu hombre? se está muriendo con tanta cosa encima.
    Cata: Naa, si él tiene fuerza.
    Fred: Ten piedad de mi, mujer.

    Cuando llegó la micro nos pudimos subir, tuve que ayudar a Fred con una mochila de Cata porque él se veía muy incómodo. Nos fuimos a la parte de atrás en donde tuvimos que irnos de pie porque la micro venía llena, era un completo asco, con bolsos pesados y de pie durante el viaje.
    Menos mal el viaje fue rápido y pudimos llegar al terminal, me quedé sentada con Fred mientras Cata iba a comprar nuestros pasajes de ida a la ciudad a la que teníamos que llegar. Estábamos los dos agotados y él sacó una botella con bebida heladita, yo me hacía la tonta y miraba de reojo para ver si él reaccionaba. Cuando bebió su sorbo giró la cabeza hacia mi y me ofreció, fue lo mejor de la tarde porque estaba muy helada la bebida y fue un completo alivio para el cansancio de la semana y el viaje en micro.
    Cata había vuelto con los tres pasajes y no tuvimos que esperar mucho para que nuestros bus estuviera listo para recibirnos, así que nos levantamos y partimos a sentarnos en nuestros lugares. Fred y mi amiga quedaron sentados juntos y yo quedé sentada junto a la ventana al otro costado del bus, mirando hacia fuera si es que encontraba algo interesante.
    Al sentir que alguien se había sentado junto a mi, desvié la mirada sutilmente y descubrí a un chico super lindo que se estaba abrochando el cinturón de su asiento. No le presté mayor atención hasta que me saludó con una sonrisa y se acomodó para leer un libro.
    No reaccioné a nada más que responderle el saludo y echarme en mi asiento con la mirada regresando al exterior, lo que había ocurrido fue muy espontáneo y no me lo había esperado jaja.
    Para ser muy sincera me había puesto a pensar en cómo hablarle, porque me había saludado y además era muy lindo a mi parecer jaja. No perdía nada con intentar conversarle algo y quizás quién sabe salía algo bonito de ahí, pero no me atrevía, simplemente me quedé sentada con mis audífonos mirando hacia fuera pensando que era parte de un videoclip con mi super música.
    Habrá pasado un buen rato y sentí que algo me estaba presionando el hombro, y noté que se trataba del muchacho que estaba sentado junto a mi. Su cabeza estaba apoyada sobre mi hombro y por lo visto se había quedado dormido.
    Lo dejé ahí sin molestarlo porque supuse que estaría cansado, así que seguí en lo mío escuchando música. Fue más tarde cuando se despertó y notó que estaba durmiendo en sobre mi hombro, me pidió disculpas y fue cuando entablamos una conversación. Era muy simpático y amable, así que no le vi lo malo al chiquillo.
    Al final del viaje terminamos dejándonos nuestros números de Whatsapp y nos despedimos para bajar del bus.
    Ya estábamos listos con nuestros bolsos y teníamos que salir del terminal, nos estaba esperando el papá de Cata. Un hombre alto, de cabello café con canitas por los costados y hombros anchos abría los brazos para recibir a Cata que iba corriendo hacia él. Con Fred nos quedamos mirando mientras esperábamos la invitación para unirnos al viaje, fue cuando el padre de Cata venía a saludar a su yerno con un abrazo al igual que a mi, ayudó a mover los bolsos y nos fuimos en su camioneta en dirección a la cordillera.
    El viaje se me hizo eterno, no llegábamos nunca y me estaba muriendo de sueño. Como Fred iba en medio, Cata y yo nos apoyamos en él y nos fuimos Zzz todo el camino mientras nos movíamos entre los leves saltos que daba la camioneta en el camino.
    Después del largo viaje llegamos a una cabaña super bonita, ahí nos estaba esperando la mamá de Cata con una cena muy rica que nos devoramos en cosa de minutos del hambre que teníamos. La madre de Cata es una mujer de mi misma estatura, de cabello rubio y ojos verdes muy hermosa. Su piel es muy suave y tiene un cuerpo delgado.
    Habíamos terminado de comer y no nos quedaba más energía que para mover nuestras cosas a nuestras piezas, a nosotros nos había quedado una que tenía una cama matrimonial así que caeríamos los tres sin ningún problema.
    Dejamos a Fred en medio de la cama y apagamos las luces para dormir por fin. Al día siguiente, me sentía muy relajada mientras me movía contra el cuerpo de un hombre, sentía un pene duro frotándose con mi trasero hasta que empecé a despertar del todo y recordé que estábamos en la cordillera con la familia de Cata y Fred estaba haciéndome cucharita en ese momento. Dejé de moverme e intenté hacer como que me acomodaba en la cama para dormir mejor, sentí que Fred igual se había detenido y se cambió de lugar, quizás se dio cuenta de lo que había pasado y prefirió hacer que pasara piola.
    Me moría de vergüenza al pensar en lo que había pasado, pero luego se me pasó y me hice la loca no más, había que seguir con la vida jaja.
    Ese día comimos y salimos a caminar por el bosque con el papá de Cata como el guía. Me parecía increíble que los dos a su edad tenían tanta resistencia como nosotros, quizás mucha más que nosotros.
    No se cuánto caminamos pero al llegar de regreso a la cabaña me dio un calambre terrible, el papá de Cata que a todo esto le pondré el nombre Daniel, me dio un masaje en la pierna que me ayudó a quitar el malestar. La mamá de Cata me dio un plátano para comer y poco a poco me fui recuperando.
    El resto de ese día nos fuimos a bañar a unas posas que había por ahí cerca y para qué les voy a decir, el día estaba hermoso pero el agua venía HELADÍSIMA.
    Mi cuerpo temblaba de lo frío que estaba pero me hacía la valiente para meterme a nadar, mientras observaba que Daniel se zambullía sin ningún problema como si fuera un pez dentro del agua. La madre de Cata tomaba sol y Fred con mi amiga pololeaban como tortolitos en un rincón junto a una cascada que caía cerca de ahí. De pronto llega Daniel para conversar conmigo.

    Daniel: ¿Y qué le parece mi niña?
    Yo: Está super bonito el lugar.
    Daniel: ¿Cierto? Es maravilloso aquí.
    Yo: Aunque estoy muerta de frío.
    Daniel: ¿Le paso mi chaqueta para que se tape?
    Yo: Nooo, no se preocupe. Si me tengo que acostumbrar al clima no más.
    Daniel: Bueno, como quiera. ¿Y cómo va todo en la U? Cata me ha hablado harto de usted.
    Yo: ¿En serio? Pues va muy bien, hasta ahora he aprobado todo.
    Daniel: Aaah es super inteligente entonces jaja.
    Yo: Obvio.

    Ya estaba a punto de oscurecer y el viento que corría se volvía cada vez más helado, así que regresamos a la cabaña para tomar una ducha caliente y abrigarnos para pasar la última noche. Ahí comimos y jugamos juegos de mesa entre todos, donde perdí de las primeras y no tuve más opción que observar como jugaban y ganaba la madre de Cata. Me sentía bien estando con ellos y era bastante agradable el ambiente que se vivía ahí.
    Al otro día nos habíamos levantado temprano con Cata y Fred porque queríamos salir a caminar, el problema fue que me había olvidado mi botella con agua y subí muy silenciosamente por las escaleras para no despertar a los papás de Cata.
    De pronto escuché unos quejidos super suaves y me llamó la atención. Me puse a escuchar y por lo que pude entender, dentro de la pieza estaban ocurriendo cositas bien sensuales jaja. Escuchaba a la mamá de Cata gimiendo y me tentaba de la risa porque ellos de seguro pensaban que nosotros estábamos lejos de la cabaña y podían hacer sus travesuras.
    Hice lo que pude para no hacer ruido, tomé mi botella y me fui caminando lentito por las escaleras hasta que sonó un crujido. Escuché que los papás de Cata se detuvieron y casi al instante reaccioné a bajar para arrancarme, pero al oír que la puerta se había abierto di media vuelta y descubrí el cuerpo desnudo de Daniel frente a mi.
    Mis ojos se fueron hacia su pene erecto e intenté hacerle señales de que no se precipitara y disimulara como que yo no estaba ahí. Él me levantó el pulgar e hizo como que buscaba por todas partes para después entrar a su pieza otra vez.
    Yo tenía mis mejillas rojísimas y no paraba de pensar en lo que había visto, me había dado mucha vergüenza y partí sin pensarlo hacia donde estaban Fred y Cata. Ya habían avanzado un largo trecho pero con suerte logré alcanzarles el paso, íbamos caminando entre medio de un sendero con muchísimos árboles y era realmente hermoso.
    Habremos estado sus tres horas caminando hasta que regresamos a la cabaña, en donde estaba Daniel preparando un asado y la madre de Cata, que aun no le he puesto nombre jaja y ya me aburrí de llamarla "mamá de Cata", así que le llamaré Cristina.
    Cuando llegamos me hice la loca y saludé a ambos como si nada hubiera pasado, pero Daniel me miraba con un rostro de preocupación por lo que había pasado en la mañana. Los había descubierto en sus travesuras pero por mi parte no tenía mayor importancia, no era un tema de mi incumbencia.
    Después de comer todos decidieron irse a dormir para reposar menos Daniel, él estaba leyendo un libro y le avisé que saldría a caminar para pensar un poquito. Me dijo que me acompañaría para que no anduviera sola por ahí, porque podría pasarme algo malo en el camino y era mejor andar con un adulto que conociera el lugar.

    Daniel: Oye Javi, ¿tú eres muy amiga de Cata, cierto?
    Yo: Si, obvio. Diría que es mi mejor amiga.
    Daniel: Ella te quiere mucho, me ha hablado harto sobre ti.
    Yo: ¿Y qué le ha dicho?
    Daniel: Que siempre has estado ahí para ella, en resumen.
    Yo: Ah, bueno... Si, no iba a dejarla sola tampoco.
    Daniel: Ahora, sobre lo que pasó en la mañana... Te pido por favor que no le vayas a contar nada, por favor.
    Yo: ¿Por qué tendría que decirle que escuché a sus papás teniendo sexo?
    Daniel: No me refiero a eso, hablo sobre lo que viste.
    Yo: Yo no vi nada, no se preocupe.
    Daniel: Jaja, por favor no le vayas a decir que me viste así.
    Yo: No vi nada, así que no tendría que comentarle nada tampoco.

    Seguimos caminando hasta que mientras pasábamos por un pasillo muy estrecho, había que ir con cuidado porque si llegaba a dar un mal paso podría caerme cerro abajo y llegar quizás hasta dónde.
    De pronto me topé con una culebra negra que se había cruzado en mi camino y de un salto creí que me había lanzado hacia atrás, pero mi equilibrio falló y vi como iba cayendo por el borde hacia abajo. Fui resbalándome por la tierra que se removía junto conmigo y gritaba del terror porque creí que iba a morirme.
    No podía frenarme con nada, intentaba agarrar lo primero que sintiera mi mano a menos que se cruzara otra culebra.
    Cuando sentí que me detenía por fin, empecé a buscar alguna rama de donde sujetarme. Lo siguiente que vi fue a Daniel sujetándose de los árboles que había dispersos hasta que llegó hacia mi, me estiró su brazo para que lo tomara y así pude estar fuera de seguir cayéndome.
    Lo abracé tan fuerte como pude, estaba llena de terror y no quería abrir los ojos. Daniel acariciaba mi mejilla y en un abrazo me ayudó a mantenerme calma, hasta que una vez que los volví a abrir ya estaba mirando su rostro que tenía una sonrisa.
    Yo también sonreí y volvimos a subir. Él me comentó que podríamos ir a las posas a mojarnos las patitas y así pasar el susto que nos habíamos dado, algo como el frío no lo veía tan relajante que digamos, pero era mejor que nada así que acepté la invitación.
    Una vez allí, Daniel se quitó la polera y las zapatillas y se lanzó un piquero directo al agua. Era increíble ver que el frío no le afectaba en lo más mínimo, era como si fuera su hábitat natural. Yo estaba sentada en una roca a todo sol cuando él me invitó a meterme al agua, y a pesar de que no quería meterme él insistió.
    Me quité la polera, el pantalón y las zapatillas y fui entrando muy despacio, como si eso fuera a evitar que me diera más frío. Necesitaba aclimatarme pero no podía, incluso tras el consejo de Daniel me metí del todo al agua y me había dado más frío jaja.
    Él se acercó a mi para abrazarme y fui sintiendo que mi cuerpo se calentaba un poco, pero era la nada misma, el agua era más helada. Me aferré a él mientras se puso a nadar, me estaba llevando por debajo de la cascada hasta que llegamos a estar detrás de ella. Ahí nos pusimos junto a unas rocas y no lo soltaba hasta que sentí que podía quedarme sentada sobre una de ellas.

    Daniel: Está bonito aquí.
    Yo: Si... y muy helado.
    Daniel: ¿Y por qué está tan rojita?
    Yo: Por nada jaja.
    Daniel: ¿Segura? ¿Qué pasó?
    Yo: Es que, se le levantó algo ahí abajo.
    Daniel: Aaah pero no se preocupe jaja, es que como íbamos nadando pasé a llevarla, disculpe.
    Yo: Si po, la tenía tan levantada que me pasó a llevar.
    Daniel: Es que mi niña, para serle sincero... usted me tiene vuelto loco, es super bonita.
    Yo: Pero usted está casado po jaja
    Daniel: Si se, pero uno no puede hacer nada tampoco. Hay que aguantarse no más.
    Yo: Además soy la mejor amiga de su hija.
    Daniel: También pues, ¿ve?
    Yo: ¿Le puedo preguntar algo?
    Daniel: ¿Qué?
    Yo: ¿Por qué no se tapó cuando lo pillé desnudo en la cabaña?
    Daniel: Chuta... es que si me tapaba, Cristina iba a notar que había alguien y se habría muerto de vergüenza si pasaba eso.
    Yo: Y dejó que yo le viera su cosa jaja.
    Daniel: Yo no la mandé a que mirara, ¿o si?
    Yo: Es que... igual... tampoco es algo tan pequeño que digamos jaja.
    Daniel: Ah chuta, me halagas, Javi jaja
    Yo: No quería hacer eso, o sea... es que para serle sincera, me prendió igual un poco eso.
    Daniel: ¿Ah si?
    Yo: Si.
    Daniel: ¿Y qué va a hacer entonces?
    Yo: Se lo que quisiera hacer, pero se que no debo hacerlo.
    Daniel: ¿Pero y si hacemos algo escondidos? nadie va a saber, estamos detrás de la cascada.
    Yo: Jaja, no me voy a meter con el papá de mi mejor amiga, está loco. Además le puede hacer eso a la tía Cristina.
    Daniel: Si, tiene razón. Mejor nos devolvemos a la cabaña.

    Cuando Daniel empezó a prepararse para nadar, reaccioné y simplemente no pensé en nada más que agarrarlo y plantarle un beso. Él me lo correspondió y empezamos a besarnos muy tiernamente, mientras me posicionaba encima de él.
    Me abrazó contra él y nuestro beso se volvió más apasionado mientras yo empezaba a moverme de forma muy sensual. Metí mi lengua en su boca y él me presionaba haciéndome sentir su pene erecto debajo de sus calzoncillos, luego él besaba mis pechos y yo gemía de lo excitada que estaba en el momento.
    Estuvimos frotándonos un buen rato hasta que siento que su mano se mueve hacia su calzoncillo, se lo estaba intentando quitar hasta que lo detuve.

    Yo: Noo, esto no está bien.
    Daniel: ¿Quiere que pare?
    Yo: Si, es mejor dejarlo así. Esto no puede pasar.
    Daniel: ¿Segura?
    Yo: Si, volvamos a la cabaña mejor.

    Con un poco de vergüenza me fui a secar para volver a ponerme mi ropa, mientras él hacía lo mismo con la suya. Estuvimos callados durante todo el camino hasta que por fin llegamos a la cabaña, aún estaban todos durmiendo así que nadie se percató de nuestra salida.
    Así estuvimos sentados en el living, él leyendo su libro y yo me había puesto a resolver un rompecabezas de no se cuántas piezas. La primera en despertarse fue Cata, luego Fred y Cristina bajaron para preparar comida, las cosas al parecer iban tan normales como siempre.
    El resto de esa semana fue extraña e incomoda para mi, porque por un lado pensaba en lo que pudo haber pasado con Daniel detrás de esa cascada y nadie se habría enterado de ello. Pero mi mente me decía que había hecho bien, era el papá de mi amiga y no tenía nada que ver conmigo tampoco. Así que simplemente desistí de pensar más en eso.
    Esa semana se pasó muy lento hasta que llegó la hora de regresar a la ciudad, como Daniel tenía que hacer un viaje a la capital pasó a dejarnos con nuestros bolsos a nuestros respectivos hogares. Primero dejamos a Cata, después a Fred y por último a mi.

    Gracias por leerme hasta esta parte de la historia, pero creo que tendré que hacer dos partes para no alargarme tanto con esto. Sigo agradeciendo a todos los que han sido lectores de mis publicaciones y espero que sigan siéndolo de las próximas.
    Nos vemos en la siguiente parte.
    Bye <3
     
  2. Pichunchito

    Pichunchito Usuario Nuevo nvl. 1
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    Como siempre.. Buenisimo... Cada relato tuyo es mejor!!! Saludos
     
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  3. IJAA

    IJAA Usuario Casual nvl. 2
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    Buena, haz mejorado tus redación con los relatos, un siete, espero la segunda parte.
     
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  4. snipher

    snipher Usuario Nuevo nvl. 1
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    Exelente a la espera de l segunda parte
     
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  5. carpedian

    carpedian Usuario Casual nvl. 2
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    Excelente relato
     
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  6. DON PEPE

    DON PEPE Super Moderador
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    Gracias por el relato.
     
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