(Reseña) La excelente nota de Marca sobre Marcelo Salas: “La leyenda chilena”

"Nunca un jugador chileno ha triunfado en Argentina". Esta frase pronunciada por Carlos Bilardo en 1996 aún resuena en La Bombonera. Esa certeza puesta de relieve por el técnico argentino fue destrozada por un pequeño delantero de 1,74 cm de estatura que surcaba los cielos con un poderío asombroso en los años 90. Marcelo Salas es una leyenda chilena, el único mito chileno que sí triunfó en Argentina.



Su carrera profesional arrancó un 10 de abril de 1993 cuando debutó con Universidad de Chile en un partido de Copa ante Colchagua. Poco tiempo después, el estadio Nacional de Chile bailaba al ritmo de 'Los Cadillacs' y su tema estrella de entonces 'Matador'. Con esa canción 'Los de Abajo', la barra del club chileno, identificaba a su nuevo ídolo. En la "U" consiguió ganar dos campeonatos nacionales y llegar a unas semifinales de la Libertadores, donde River Plate les apartó de la gran final. Curiosamente el club Millonario sería su próximo destino.

Por aquel entonces, otro chileno despuntaba en el fútbol español. Iván Zamorano acaparaba portadas mientras 'El Matador' buscaba su sitio en el fútbol. Sus caminos se encontrarían más adelante para dar lugar a la pareja más letal que se recuerda en la historia de la selección chilena.



Tras explotar en la "U", Boca Juniors decidió interesarse por su incorporación. Tuvo el gravísimo error de solicitar una cesión a modo de prueba con ese argumento de Bilardo recurriendo a la historia de los futbolistas chilenos que probaron suerte en Argentina. Salas se negó en rotundo y pocas semanas después, concretamente el 30 de septiembre de 1996, Salas marcaba su primer gol en La Bombonera, pero con la camiseta del eterno rival. "Aceptaba que aquí no me conocieran, pero yo ya había metido 99 goles en la U de Chile y no tenía que probarme para nada".

En River se desató su instinto goleador. Inteligente en el área, con enormes recursos en el remate y un olfato goleador único, Salas demostró que el mundo estaba ante el mejor goleador chileno de la historia. Ganó dos torneo Apertura, un Clausura y una Supercopa Sudamericana en dos años.

De ahí dio el salto a Europa. La Lazio fue su siguiente destino. Allí marcó época junta a una colonia mágica de jugadores sudamericanos. Junto a los Simeone, Verón, Claudio López, Hernán Crespo, Sensini y Almeyda, unido a la calidad de otros futbolistas superlativos como el checo Nevded, los italianos Alessandro Nesta y Christian Vieri o el croata Sinisa Mihajlovic, marcó una de las épocas más gloriosas de la historia del club romano. Allí volvió a ser idolatrado por una afición. "Estaban locos, pero eran locos geniales. Sé que me recuerda aún hoy en día y eso es recíproco. Es por eso que después, durante mi carrera siempre he dicho que mi sueño era volver a ponerme la camiseta del Lazio".



Un Scudetto, una Coppa de Italia, una Recopa y una Supercopa de Europa, donde su gol decidió el choque ante el Manchester United, fueron su amplio bagaje en el legendario equipo del sueco Sven-Goran Eriksson.



Sus exhibiciones le llevaron hasta la Juventus, donde se truncó su carrera. Su relación con el técnico de entonces, Marcello Lippi, nunca fue del todo buena. Lippi decidió en la Juve que, al ser el delantero más bajito del equipo, debía lanzar los saques de esquina. Salas le dijo: "Si yo sé cabecear, no tengo nada que hacer tirando córners". En su primer partido, en el primer córner a favor de la Juve, Salas se instaló en el área. Su enfrentamiento con el entrenador italiano no había hecho más que comenzar.




Sin embargo, Lippi no fue quien desvió su prometedor camino hacia un destino cargado de frustración. El 20 de octubre del 2001, 'El Matador' se rompió el ligamento cruzado en un partido ante el Bolonia. "Cuando me ponga bien físicamente volveré a ser el de antes, me lo he propuesto y lo lograré". Pero Salas no volvió a ser el de antes. Ganó dos 'Scudettos' más, aunque su participación fue testimonial.



Aún jugó dos años más en River Plate y cuatro en su Universidad de Chile, pero 'El Matador' de Chile se había ido para siempre. "Mira que era bueno yo, pero ese no era yo, era mi primo que ya no juega", llegó a decir el propio Salas en una ocasión.



Para el recuerdo quedan sus goles, su infinidad de remates que aún hoy le mantienen como el máximo goleador de la historia de Chile con 37 goles en 70 partidos. En la retina permanecen sus cuatro dianas en cuatro encuentros en el Mundial de 1998, donde Chile no estaba desde hacía 16 años. Y la dupla con Zamorano todavía hoy es recordada con nostalgia por la afición de 'La Roja'. En el estadio Nacional, de vez en cuando alguien tararea esa gran canción de los Cadillacs "Dónde estás Matador (...) no te vayas Matador" y el recuerdo de Salas vuelve a la mente de todos los chilenos.

Video referencia (10 mejores goles):


Fuente:
Marca