Si Piñera no fuera Piñera - Opinión

Si Piñera no fuera Piñera
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“¡Hasta cuándo Piñera hace el ridículo!”, protesta una colega en Facebook; “ya no aguanto la vergüenza”, lloriquea otro. La excusa esta vez es un video trucado donde el mandatario, por decirlo de manera elegante, afirma que lo pasó chancho apareándose con cada uno de los 33 mineros. Un burdo montaje, claro está, pero incluso fruncidos profesionales de la prensa son incapaces de distinguir fantasía de realidad.
Para el “Movimiento popular del teclado”, el rescate no pudo estar peor organizado. Echaron de menos, parece, los “gestos simbólicos”.
Antes de sacar a los mineros, debió convocarse un comité de bienvenida que reuniera a lo mejor de lo nuestro: pueblos originarios, cineastas experimentales, artistas plásticos, pingüinos solidarios, la directiva de la ANEF y twitteros influyentes. En estricta justicia, a los rescatados de la mina San José debió haberlos recibido Michelle Bachelet; como se sabe, “Mami” aún es Presidenta moral de Chile y merece la dignidad y respeto que nunca le brindaremos a su usurpador. El malvado gobierno de derecha -que nada tuvo que ver en el rescate- debió quedarse encerrado en La Moneda, donde corresponde.
Dejémonos de tonteras: lo importante hoy no es ser eficiente, sino tiernecito. Da lo mismo que el 98% de los chilenos apenas champurree dos palabras en inglés; si Sebastián Piñera no pronuncia al estilo Oxford, acá los políglotas se lo comerán vivo. Si quiere pasear su orgullo por haber ganado una apuesta en la que se jugó el pellejo político, nos burlaremos sólo porque nos cae mal. Y cualquier cosa que haga o diga será objetada, pues en el año 2010 todos somos expertos en todo: energías renovables, derechos de tierras ancestrales, sondaje minero, caridad desinteresada y maquiavelismo.
Si Piñera no fuera Piñera la hubiese tenido más fácil.
Hagamos política ficción: un par de días después del derrumbe, el “Presidente dijecito” vuela en un helicóptero militar a Copiapó para entregar sus condolencias. Asediado por las cámaras, solloza junto a las viudas y promete pensiones de gracia. “Nunca más al abuso patronal”, proclama. Esa tarde anuncia el envío al Congreso de un proyecto de ley antitragedias; en Santiago, escultores a contrata deciden el presupuesto fiscal de un “monumento que honrará la memoria de los mártires”. Bajo tierra los mineros se almuerzan entre ellos; mientras, la popularidad del mandatario sigue en alza. Y punto.
Jamás seré de derecha, pero dudo que baste odiar a Piñera para gozar de una autoridad moral que permita dictar cátedras de buen gobierno. Nuestro cinismo es tal que -en vez de enorgullecernos por el éxito fabuloso de un trabajo evidentemente bien hecho- nos abochornamos porque el Presidente no suena “espontáneo”. Cada día cuesta más entender la tirria contra alguien que no lo está haciendo peor que sus antecesores: me basta pensar en las vacilaciones criminales de la madrugada del 27 de febrero para valorar a las actuales autoridades que al menos son capaces de hacerse responsables de algo más que de “gestos”.


FELIPE PUMARINO

LUN

WWW.LUN.COM

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No puedo más que sumarme a la opinión de este caballero. Me dí la libertad de destacar con colores las cosas que más acertadad me parecen.

 

Leyó el tema o sólo el título ?

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A mí me pareció super acertada la opinión del Sr. Pumarino, y para muestra, tenemos lo que acabo de quotear.
Ojo, Pumarino dice claramente que no es de derecha.