Cuenta una leyenda de Camelot, como su rey Arturo y el caballero Lanzarote estaban ambos enamorados de la bella Lady Ginebra. Y cuenta esa leyenda como la doncella se enamoró profundamente de Lanzarote, aunque se casó con Arturo, al que siempre había querido. Eran tiempos de honor y lealtad. La palabra de un caballero y las decisiones de su rey eran de gran valor. Las batallas se libraban con el corazón. El pueblo luchaba por su patria tal si fuera su propia familia. Sus vidas se ponían al servicio del soberano sin cuestionar las decisiones de éste, porque sus principios eran designios de Dios y su rey el guía de sus destinos. El amor era puro. El corazón es como un tesoro que se envolvía de cariño, comprensión y sentimientos verdaderos. Y cuenta la leyenda que el caballero, decidió alejarse por siempre de su amada, para no romper su vida, su futuro, su compromiso con el rey. Así pues, fue a despedirse de aquella mujer que le había cambiado la vida y le dijo: - Ahora sé lo que debo hacer. Antes no creía en nada y ahora creo en Camelot, y le serviré mejor marchándome. Decirle al rey que siempre recordaré que vio lo mejor de mí. - ¿Qué me digo a mí misma? –preguntó la dama. - Deciros –contestó el caballero- que hubo un hombre que os amó demasiado para cambiaros. - No le olvidaré –dijo ella-, en cierta ocasión me refugié de la lluvia bajo un árbol, junto a él... Os debo un beso... os lo pido... Lady Ginebra, notaba como se le rompía el corazón mientras aquel ser maravilloso, que iba a perder para siempre, le besaba apasionadamente y le estrechaba entre sus brazos. Pero el destino quiso que su esposo supiera de aquel amor y dolido le preguntó por lo que había hecho mal para con ella que, llorando le contestaba: - En nada me habéis fallado. - Cuando una mujer quiere a dos hombres –siguió diciendo el rey- debe elegir entre ellos. - Yo os elegí a vos –se apresuró Ginebra. - Vuestra voluntad me elige a mí –susurró Arturo- pero vuestro corazón a él. - Vos teneís la mejor parte, porque mi voluntad es mas fuerte. Haré lo que me pidáis. - Sólo los tontos sueñan con lo que no pueden tener. Para mí –terminó diciendo el rey- fuisteis un sueño y fue un sueño hermoso mientras duró. Aún así, la reina siguió con su esposo, y el caballero se rindió a la realidad y a la voluntad de su rey: - Si mi vida o mi muerte es útil para Camelot, tomarla, haced lo que os plazca conmigo. Cuenta la leyenda... Pero la historia ha ido repitiéndose con el paso de los años, hasta llegar a nuestros días. Porque, al igual que Lady Ginebra, intentamos mentirle al corazón para no herir el de los demás. Porque confundimos el amor, cuando le decimos a una persona que la queremos. Porque amamos y no seguimos los impulsos del corazón... A todos los desamores, para que un día se enamoren de su propio corazón, para que así sean amados por otra persona con tanta pasión que nunca sea posible confundir lo más bello de sus vidas. A ti, que jamás sabré si leíste estas palabras... a ti ojalá seas feliz.
TOT te odio !!!! u u en serio, me encantó .. no se porque esta clase de escrito siempre me aturde ( de buena manera x3 ) .... bueno obviamente no soy para quien está dirigido x3U .. ojala no te moleste q yo lo comente primero ^^ creo que en realidad hemos habído muchas Lady Ginebras ... cuidate y ojala prueda leer pronto otra cosa tuya suerte ^^.
Muchas gracias por tu comentario y no pos para nada me molesta por el contrario es bueno conocer y que la gente opine sobre historias como estas saludos D.T.B.