El bucle de baal (concurso terror)

- Dime algo, es esto un sueño?

-Te diré algo, ¿Qué hay si en realidad eres un tipo cualquiera que está encerrado en una habitación de un hospital durmiendo sin poder salir de ese sueño?, No podrías distinguir lo que es real y lo que no. Simplemente estarías viviendo en tu sueño.

- Mmm...te entiendo, como Cerati, por ejemplo, que no estaba ni muerto ni vivo, que estaba en un limbo, probablemente soñando un sueño interminable por tantos años.

- Jajajaja algo así, pero Cerati era real, yo lo vi en vivo. Pero tú, cómo sabes quién eres?, sabes realmente quién eres?

- Claro que sí, la pregunta tonta...

- Quién eres?, o dime quién soy yo?

- (Silencio) Mmm...tt..tú eres, tú eres....ehm...

-Qué pasa?, no recuerdas quién soy?

- pp...pero cómo.....no, yo sí te conozco, si se quién eres, pero no me acuerdo bien, no me puedo acordar, pero estoy seguro que te conozco.

- Nunca más vas a despertar.

2 SEMANAS ANTES.

He intentado armar el rompecabezas desde entonces. Camino de regreso a la casa, y me encuentro con Fidel, un amigo al cual no veo desde hace mucho tiempo. Prende un cigarro y me invita a fumar, pero le digo que no. Siento ese olor del humo de cigarro saliendo por sus narices. Disimulo mi sensación de asco para que no lo note. Me insiste en invitarme, como si creyera que podría convencerme con un par de intentos, pero no. No fumo nada y cruzo la calle.

Mientras cruzo, adelantándome a Fidel, me quedo mirando hacia el frente de la calle. Pienso en algo, aunque no recuerdo bien; sigo sintiendo el olor del humo de cigarro. Fidel, que camina detrás de mi, dice algo, pero no puedo oírlo. Veo todo lentamente. Por el frente de la calle está este tipo, viste de negro como un metalero, trae el pelo largo y una barba blanca bien grande, como de viejo pascuero. Me descoloca su pelo tan negro y su barba tan blanca. Su cara tiene rasgos indígenas, y un extraño tatuaje que sube por su cuello, como una especie de lombriz.

No puedo dejar de verlo. Se acerca. Me entrega algo que oculta en sus manos. Estoy sorprendido, pero no digo nada. Conversamos de algo durante mucho rato. Incluso reíamos. No recuerdo qué ocurrió con Fidel, ni con la calle, ni con la gente que pasaba. Sólo recuerdo que hablábamos de algo. No estoy desdoblado de mi cuerpo viendo la situación desde lejos. Estoy ahí, en primera persona, hablando con este tipo metalero, pero no puedo oírme a mi mismo ni controlar mis movimientos, estoy como de visita en mi propio cuerpo.

El sonido vuelve. Me dice un nombre mientras me mira y sonríe: "Baal". Vuelve a repetir el mismo nombre, esta vez poniendo más énfasis en él: "BAAL"

-No te entiendo, qué quieres decir con eso?

- No hagas más preguntas. Responde con tono molesto.

Pierdo la conexión del tiempo, no tengo más recuerdos de ese momento. Sólo puedo recordar esa conversación, ese nombre, y luego estoy en mi casa, junto a él.

Somos amigos, pero por alguna razón siento que me molesta. Siento que me miente. Que conspira en contra mía. Se reúne con mis amigos, incluso mi familia, y hablan a mis espaldas. Por las noches se reúnen todos en la mesa mientras yo estoy en mi cuarto. Hacen ritos extraños y pronuncian mi nombre. Por alguna razón yo me he quedado encerrado, sin poder salir de mi cuarto, pero no hay nada que me impida salir, sólo soy yo el que no quiere verlos.

Viene otro recuerdo. Baal está dentro de mi cuarto. Me observa con esa mirada cínica, casi malvada. Estoy tranquilo y lo desafío con la mirada. No me dejo amenazar.

Entra mi polola. Lo hace con su cabeza mirando al suelo, y riendo. Entre sus piernas comienza a salir sangre. Un pequeño chorro, como si estuviera orinándose. Baal me mira y dice algo incomprensible para mi. No alcanzo a ver todo, pero bajo las piernas de mi polola yace envuelto en sangre o una placenta, un cría como si fuera de un bebé, pero no es un bebé normal, tiene su cabeza como la de un caballo y sus manos y piernas con pezuñas.

Entro en shock. Salgo arrancando y bajo unas escaleras interminables. Me siento mareado. La casa se llena de humo, como de cigarro, y apenas veo la puerta para salir. Nadie intenta seguirme, porque ahora todos están en la mesa, conspirando, haciendo sus ritos, gritando mi nombre y haciendo gestos extraños. El bebé con forma de caballo está ahora sobre la mesa, y lo están mutilando. Como si lo fueran a comer. Cierro mis ojos y salgo a la calle corriendo.

Todo lo que veo es la calle, no recuerdo otros detalles más. Sigo corriendo con fuerzas. Veo a Fidel, que está esperando cruzar un semáforo. Está sacando algo de su bolsillo, pero no veo bien qué es. Lo alcanzo y sigo de largo cruzando la calle. Me grita algo al pasar, pero yo sigo, sintiendo ese desagradable humo de cigarro y justo frente a mi a ese tipo de negro, como metalero, con la barba blanca como de viejo pascuero. Intento razonar, no puedo creer que esté pasando esto. Miro alrededor, y todo se ve tan real, tan normal. Los colores, la gente transitando, Fidel que viene caminando fumando, pero todo se ve tan lento, como en cámara lenta. No me muevo del lugar, en medio de la calle. Llega este tipo de negro y me da algo que trae en sus manos. Lo miro y le digo:

-Dime algo, es esto un sueño?

 

Arigato. Y sí, no me gusta ser simple, pero tampoco lo encuentro muy rebuscado.

 

no, porque una imagen distrae la lectura.

 

Yo también la encuentro corta, me hubiese gustado desarrollarla un poquito mas, pero no quise salirme de lo que pedían pal concurso.