Experiencia previa: La otakuTenía ya el

Tema en 'Relatos Eróticos' iniciado por Aventurero26, 13 Feb 2014.

  1. Aventurero26

    Aventurero26 Usuario Nuevo nvl. 1
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    Hola a todos. Vengo a contarles de algunas experiencias que tuve hace años que me venía acordando en los tiempos muertos de la micro y cosas así. No tengo taaaantas experiencias previas porque nunca tuve muchas pololas, pero las que tuve eran casos muy extraños. Este es uno de esos casos.


    Sucede que en mi época de otaku (antes que surgieran las famosas tribus urbanas en la tele) yo salía por un año y algo con una tipa que también disfrutaba de ver monos japoneses, y coleccionaba peluches, figuras, montones de cosas. La mina era no tan exquisita, pero tenía lo suyo. Lo mejor que tenía eran las caderas, que al ojo medían unos 110. El culito entero era redondito, y pese que no tenía la caluga que todos los fanáticos del porno adoran ver, si era lo suficientemente delgada de cintura como para apreciar bien esa ricura. De pechuga tampoco era malo, tipo 85, pero como era bajita se le veían enormes. Cuando se maquillaba tenía cara de chiquilla inocente completamente virgen de cuerpo y mente (no lo era para nada), y más con su pelito negro corto. El detalle de esta chiquilla es que tenía unos problemas mentales muy extraños, al punto de ser muy necesitada de compañía y a veces pegote. A veces la pillaba en su pieza (la mamá me tenía buena por alguna razón), y cuando entraba estaba cortándose los brazos llorando a mares y ensangrentando todo, o estaba haciendo coreografías de las máquinas de baile.


    Todo eso me dejó en un punto muy, muy extraño: era muy difícil desligarse de la mina en cierto punto, pero también dejaba las ventajas de la necesidad, especialmente cuando quedaba la crema en las discusiones que teníamos y ella al final me pedía que no la dejara sola, y que la mina siendo otaku tenía algunas perversiones no muy frecuentes pero que aprendí a gozar en cierto punto. Por lo general no me gusta tratar así a las mujeres, más que nada porque no me gusta ponerlas en humillación. Esta llegaba incluso a pedirlo. Eso no es fácil de negar.


    Una noche específica habíamos tenido un problema grave, porque había un gallo que la estaba acosando en el grupo de ella y tuve que ir a parar carros siendo mayor de edad y porte. Ella lloraba a mares pensando que estaba enojado con ella porque la pensaba infiel, asi que la llevé a la casa y le ofrecí quedarme hasta cierta hora de la noche para que estuviese tranquila. La mamá no estaba muy ahí con lo que hiciéramos, así que llegamos y pasamos altiro a la pieza de ella. Ahí fue donde dio uno de sus mejores ejemplos de sumisión.


    Apenas entramos cerró la puerta con llave y prendió la luz de la lámpara del velador. Se sacó toda la ropa excepto unos collares y pulseras que tenía puestas, pero me pidió que me dejara la mía puesta un rato. Me pidió que le atara las manos con el cinturón de ella, y se arrodillo frente a mi. Me pidió que la tirara de las tetas con sus pezones, asi que las tomé como me dijo y empecé a empujarlas de a poco porque me daba miedo que le pudieran doler, pero ella me decía que las tirara fuerte incluso si llegasen a doler, porque ese era el castigo para ella. Al empezar a ser más agresivo me fue entrando el gusto por la dominación, asi que le vendé los ojos y empecé a jugar con sus tetas tomándolas de los pezones y moviéndolas, sacudiéndolas y estirándolas. Ella lloraba de dolor a veces, pero me decía que siguiera. Es un placer muy extraño, pues pese a que no hay tanto contacto sexual si puedes sentir una excitación rara siendo el maestro de la situación. Eso me llevó a soltarle las tetas y a buscar una regla de medir. La tomé del pelo firmemente y la levanté lo suficiente para fregar las puntas paraditas de sus pezones con la regla, lo que pareció excitarla también pues gemía de dolor y placer. Empecé con golpes suaves en los pezones, y según ella pedía yo la iba azotando en las tetas y en el culo. Fue sublime, pues ella estaba erotizada al punto de gotear de su vagina y yo estaba durísimo. No era mi intención castigarla porque no había hecho nada malo, pero ahora que probaba y me gustaba tener el control absoluto, empezamos a tener más instancias de dominación, siendo siempre ella la esclava.

    --

    Una semana de invierno llovía a mares en Santiago y era re difícil moverse, especialmente porque estaba trabajando e ir donde esta mina era casi una odisea. No tocó mucha acción en ese tiempecito, pero me llevé una sorpresa de aquellas cuando a ella se le ocurrió ir a una convención durante el día, y en la noche me dijo que me iba a tocar del bueno y que me iba a tener una sorpresa.

    Cuando voy a buscar a esta mina a la casa porque ella me lo había pedido, me hizo pasar a la pieza como de costumbre y la veo vestida con una camisa blanca de cuello ancho, un corset negro, una falda camoana negra y botas hasta la mitad del muslo. Estaba tan exquisita que tuve una erección instantánea, pero ella me paró en seco cuando la fui a tocar. Me sentó en la cama y me hizo ver que su sorpresa era un acto erótico que jamás había soñado, pero que mientras duró me dejó listo para penetrarla.

    Ella había comprado un dildo corriente con forma de pene sin base. Ella me enfrenta, se da vuelta y se agacha, dejándome ver que llevaba la conchita al aire. Me dio una tentación enorme de empalarla ahí mismo, pero ella era la que mandaba esa vez. Ella tomó el dildo, se lo metió a la boca hasta donde pudo más profundo, y luego se lo ensartó en la vagina hasta el fondo y se puso unas pantaletas ajustadas. Me pregunté de que iba todo eso, pero ella no me dio pista de nada. Simplemente me dijo que fueramos en camino para estar temprano allá y participar de lo que más se pudiera.

    Una parte de la sorpresa me la llevé en la micro. Al principio todo era normal y conversamos como si nada pasara, pero después de un rato ella empezó a apretarme los brazos y morderse los labios por el placer de sentir el dildo vibrando y moviéndose dentro de ella. Cuando me di cuenta me dio otra erección, y ella simplemente me palmoteó el pene por debajo de la mochila y me dijo que le tuviera paciencia.

    Llegamos al lugar, y nos fuimos a juntar con los grupos de nosotros. Entre la conversa, la caminata, el constante sentarse y pararse para probar los juegos que tenían, descansar, jugar en las máquinas de baile y otras cosas que requerían que ella se moviese y se sentase, pude notar que las manos y las piernas le temblaban levemente, y que suspiraba más de lo normal. Todo eso duro por unas seis horas, después de lo cual nos devolvimos a su casa en micro, con todo lo que conlleva y que les expliqué antes. Pasamos a su pieza, me vendó los ojos y me dijo que le diera un poco de tiempo. Escuchaba como gemía cuando se desvestía, y eso me empezó a poner duro como roca nuevamente. Cuando me sacó la venda, vi que se había puesto un cintillo con orejas de gato en la cabeza y se había sacado toda la ropa. Tenía las piernas levemente separadas, y con ambas manos estaba tomando el dildo, enterrándolo en la vagina rápidamente. Ella literalmente temblaba de la excitación de casi todo un día de masturbación indirecta sin parar. Me saqué la ropa y la tiré en la cama. Apenas la rocé con la punta del pene en la vagina, golpeó la cama con la mano y se le arqueó la espalda. Fue la primera vez que tenía sexo con una mujer tan excitada. Creo que ella acabó unas tres o cuatro veces antes que yo, y cuando yo acabé sobre sus tetas ella las frotó para cubrirlas enteras con mi semen. Después de eso durmió unas 13 horas.

    --

    La última cosa memorable que alcancé a hacer con ella antes que se pusiera insoportable fue algo muy similar a lo primero: la había esclavizado, pero ahora con más artefactos a mi disposición. Tenía ya el dildo que nos había acompañado en varias ocasiones después de lo que pasó en la historia anterior, y tenía un set de juguetes de dominación. A ella la tenía amarrada de manos y pies, arrodillada en la alfombra, vestida solo con collares de púas y las orejitas de gato que ella insistía en usar cuando salíamos. Ya la había torturado con los reglazos en las tetas, en el culo y en la conchita, y la tenía sentada sobre el dildo, obligándola a metérselo con movimientos de cola. Ella gemía de placer entre medio de las lágrimas que salen naturalmente del dolor físico.

    La idea había salido de un juego hentai que le mostré llamado Super Deepthroat (búsquenlo, es buenísimo). En el juego, los personajes de animé estaban esclavizadas y obligadas a chupar un pene. El juego consiste en mover el personaje, hacer que el tipo acabe en ella, e incluso en provocarle arcadas y desmayos a la chica metiendo hasta el fondo el pene. Teniendo a mi disposición una esclava dispuesta, experimenté con cuanto del juego podía ser verdad.

    La tomé del pelo para levantarla un poco, y ella gimió un poco por el dolor. Aproveché cuando abrió la boca para meterle el pene, y la dejé chuparlo como ella ya sabía. Ella tenía un gusto especial por pasar la lengua por los bordes de la cabeza, pero no se trataba de eso ahora. Con ambas manos la tomé de la nuca firmemente, y empecé a moverme de forma que el pene penetrase su boca. Ella cerró los ojos y siguió chupando, e incluso me fue siguiendo el ritmo. A los minutos, empecé a entrar un poco más profundo en ella, dejando que tomara aire cada cierto tiempo. Cuando ya hubiese tomado aire, seguía entrando en su boca e intentando ir más profundo.

    Todo esto llegó al punto de mi introduciendo todo el pene en su boca y garganta, generando las arcadas que suceden comúnmente a esa altura. Dejé que tomara aire por última vez, y empecé a follarle la boca rápidamente, metiendo el pene hasta el fondo. Ella se retorcía de desesperación porque no podía respirar bien, pero también seguía chupando y gimiendo de placer. Cuando estuve a punto de terminar, le tomé la cabeza y la apreté contra mí y dejé que mi eyaculación pasara dentro de su garganta. El placer que me produjo esto me hizo tenerla en esa posición durante unos buenos minutos, y cuando me retiré pude ver que tenía los ojos casi blancos y las manos en el dildo. Al parecer mientras yo actuaba arriba ella también estaba actuando abajo, y eso la había llevado a un par de orgasmos según ella después. Dejé que descansara y respirara bien para luego limpiarnos.

    --

    Fue una buena esclava durante su tiempo, pero sus atados mentales me terminaron aburriendo. Sin embargo, hubo otros momentos memorables del sexo que me van a hacer recordarla por siempre, incluso ahora que estoy casado y con hijos.
     
    #1 Aventurero26, 13 Feb 2014
    Última edición: 13 Feb 2014
  2. Richardox

    Richardox Usuario Nuevo nvl. 1
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    sumisa la amiguita wn ...... xd

    buena historia
     
  3. altarnocturno

    altarnocturno Usuario Nuevo nvl. 1
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    que lata que historias tan buenas como ésta no tengan mas comentarios. Buena narración y gran experiencia.
     
  4. Jandreles

    Jandreles Usuario Casual nvl. 2
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    Weeen relato ;) podrias soltarte su face si es que aun lo tienes :p
     
  5. elseductor

    elseductor Usuario Nuevo nvl. 1
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    Excelente relato! me dejaste a full!! ;)
     
  6. Magic_DaFrE

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    Buen relato de sumisión y más cuando es la mujer que te pide hacer eso
     
  7. phenixeterno

    phenixeterno Usuario Casual nvl. 2
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    Buenisima loca y todo igual disfrutaron arto saludos
     
  8. Nena_cfh

    Nena_cfh Usuario Avanzado nvl. 4 ★ ★
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    Guau !! me fascina ese tipo de relatos =OO