Cuando era joven... NUM 1

Tema en 'Relatos Eróticos' iniciado por bohemian23, 9 Mar 2015.

  1. bohemian23

    bohemian23 Usuario Nuevo nvl. 1
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    Ya hace tiempo que deje de ser un estudiante. Ahora cuento con carrera y un buen trabajo, no puedo quejarme de nada. Bueno, si de una cosa. Ahora soy mas viejo y con mi edad tengo nuevas responsabilidades (siempre que digo algo así, recuerdo al tío del hombre araña). Me puedo quejar de muchas más cosas pero hay algo que siempre me relaja. Recordar mi época de estudiante, mi época donde tuve muchas experiencias que, en ese entonces eran nuevas y emocionantes. Y así , mis queridos amigos, tengo muchas historias que contar, pero que mejor que contar el principio, desde el principio, no lo creen?

    Tenía por ahí de los XX años de edad (aun era menor de edad, un año y medio menor de lo reglamentado en mi país MX), era un chico muy aplicado en todo sentido, hasta que conocí la buena vida.
    Tuve una novia de la que ya llevaba tiempo acomplejado, enamorado no pues me caía mal pero había algo que me llamaba la atención. Sus ojos, hermosos ojos color miel.

    Con el paso del tiempo me di cuenta que llevábamos muchas clases juntos así que me animé a hablarle. Nos hicimos amigos, buenos amigos y así fue subiendo de grados, como debe ser, hasta que llegue al punto donde ya no hay retorno.

    Un día, ya que éramos una pareja estable, si así se le puede llamar, estábamos ya por salir de clases. Con las miradas nos poníamos de acuerdo, de acuerdo en que nos quedaríamos entre los salones después de clases y pues, que pasaría después? Además de esos ojos que en mi vida he vuelto a ver, con el tiempo me pude percatar de que también poseía un par de colosales tetas las cuales ocultaba siempre con un suéter y un abrigo muy holgado (así comencé a entrenar “el ojo de buen cubero” que tengo ahora) recuerdo que cada día que pasábamos juntos la abrazaba solo para tocar esas enormes “lolas” que tenia. Amigos, ella tenía una piel muy blanca, un aroma muy dulce y una voz que me hacía empalmarme (erección) en el momento. Usaba ropas muy finas pues sus padres, su familia era de buenas posibilidades y, eso hacía que siempre llevara blusas de seda o de lycra muy delgada y suave lo que hacía, el tocarla, una sensación de un buen par de piernas enfundadas con esas suaves medias que a la mayoría de nosotros nos ha tocado colocar en nuestros hombros (saben de que hablo…).

    Ya habíamos quedado en ocasiones anteriores después de las clases pero solo platicábamos y pues, un par de besos candentes y nada más. Bueno, está bien. Una buena manoseada que siempre dejó húmedo mi pantalón y su entrepierna. Al mismo tiempo, siempre que nos íbamos, por maña dejaba que ella se levantara primero del suelo, esto con el fin de ver ese joven y redondo, magnifico trasero, un trasero tan perfecto acompañado de una cintura tan liza y tersa a la vista, tan blanquita, sin ninguna línea de esas que a una edad mayor les comienzan a salir, o buen, si están muy gordas también las tienen.

    Ella era delgada, pero con carne magra donde debía de haber. A eso súmenle que éramos jóvenes… fui afortunado.

    Recién salíamos de la clase de filosofía. Ella, sentada casi en la puerta del salón, salió primero que yo. Entre los alumnos aglomerados en la puerta, apresurados por salir, la perdí de vista. Caminé casi por inercia. En ese momento sentí unos bultos firmes y esponjosos en mi espalda y, aprovechando el poco rango de visión que provocaban los alumnos al salir, su mano deslizándose en mi pantalón.

    La tome de la mano y me apresuré. Casi corriendo pues algo en mi pantalón había cambiado de estado. Algo se había puesto sólido. Platicando en el camino me dijo que si “la había traído”. Una falda de color negro, entallada justo por debajo de la cintura y muy holgada bajo ésta, perfecta para lo que tenía en mente.

    Era lo bueno de esa escuela, eran edificios separados por grandes pasillos solitarios donde podían pasar buenas cosas si ponías atención a las oportunidades.

    Llegamos al lugar. Ella sacó de su mochila la falda ya descrita. Se la coloco como si se pusiera un suéter, la bajó hasta donde debe de ir y por debajo quitó su hermoso pantalón café ajustado. Por primera vez vi esos tobillos y una parte mas. Si en ese momento ya estaba duro, créanme que ahora podía cortar diamantes.

    Mi corazón latía con fuerza, me senté en el piso de concreto frio. Me recargue en la pared del salón último del edificio. Desabroche mi cinturón y mi pantalón, lo bajé un poco para poder sacar el rifle. Al mismo tiempo ella se sentaba encima mío acomodando sus tiernas piernas al rededor de mi. Su falda se corrió hacia su parte y pude ver ese magnífico paisaje por primera vez.

    Ya a centímetros del contacto, la abracé lentamente. De tal forma que pude notar todos los cambios que en ella pudieron suceder. Ese olor dulce que siempre percibí cambió por el aroma a mujer que es tan especial cuando el fluido ya está en su punto. Sentí su a su respiración cambiar, de un rápido inhalar y exhalar a un momento de quietud. Se acerco a mí con ayuda de sus piernas y con la punta de mi pene pude sentir su piel mojada. Mis ojos se entrecerraban no por completo, por el morbo de verla sentir. Ella, cerró sus ojos lentamente y su boca se abrió dejándome sentir su aliento caliente. Mi cadera, como si fuera experta, comenzó a empujar y ella se empezó a menear lentamente de arriba abajo, provocando un roce muy húmedo, aun sin penetrar.

    Sus muslos se pusieron muy duros y sus respiración a través de su boca comenzó a acelerarse y súbitamente se acerco a mí, como con un brinco. Un movimiento rápido y certero. Sentí como me envolvió su cálida y muy mojada vagina. Tan apretada y suave a la vez.

    Lo metía a su propio ritmo, acercándose y alejándose de mí utilizando sus piernas que, para generar los movimientos, tensaba y relajaba esos muslos blancos. Ella jadeaba de forma callada y, por el esfuerzo de su movimiento, en ocasiones salían pequeños sonidos como de gritos que alcanzaba a ocultar. Se mordía los labios y me miraba de una manera como si quisiera comerme (cosa que ya estaba haciendo) cuando de pronto con sus manos acaricio mi nuca, a lo que respondía con un estremecimiento corporal y un “ahh” que ella ahogo con si mano izquierda en mi boca y con la derecha, posando un dedo en forma de “cállate” en su boca.

    Se movía cada vez más rápido y me abrazó fuertemente, comenzó a apretarme con sus piernas y a encajarme sus uñas en la espalda. Ya no eran movimientos como de vaivén, ahora eran una especie de saltos muy cortos y fuertes sobre mí, a lo que ya no pude aguantar.

    En el preciso instante que ella me presionó con su límite de fuerza, en ese momento en el que aguanto el aire y dejo de respirar, yo sentí como todo de mi se iba hacia ella, sentí como mi semen la inundaba provocando que ella se moviera un par de veces más, como pausada. Como recibiéndome. Como, pues todos sabemos, como.

    Se retiro un poco, salió todo un chorro de dentro de ella y mi pene más brillante que un foco, por lo lubricado que todo estuvo. Aun jadeando, nos levantamos y nos acomodamos las ropas, fuimos al baño, bueno ella. Y mientras ella estaba dentro acomodándose, yo pensaba en lo del condón, tema que en ese momento ya me preocupaba nada porque la situación ya había pasado. Salió del baño con su pantalón puesto, me tomo de la mano y nos fuimos de la escuela.

    De los embarazos no me preocupe nunca, la razón la explicaré en otra ocasión porque hay más de un método de… aunque si me preocupe en dos ocasiones, pero esa es otra muy buena historia, con final muuuuuy feliz, jajajaja.

    Si les gustó, comenten. Son historias reales. Puntúen, critiquen, y hagan todo lo que saben hacer. Saludos. Ah, díganme si quieren más.
     
  2. vilumilla

    vilumilla Usuario Nuevo nvl. 1
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    buen relato, pero al leer se pone latero en partes
     
  3. Magic_DaFrE

    Magic_DaFrE Usuario Habitual nvl.3 ★
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    Estuvo buena la historia aunque a veces las palabras que usas te enredan un poco la lectura