Carta de un hincha azul: ¡¡emocionante, el jueves lo damos vuelta, todos juntos!!

Creo que fue viernes. Cinco o seis de la tarde de un día del que sólo recuerdo esto: yo saliendo del edificio, Sampaoli entrando. Me detuve frente a él, le estiré la mano y le dije: Fuerza. Le dije sólo eso: Fuerza. Y en un primer momento me sonó tonto, me sigue sonando tonto, pero era lo quería decirle: Fuerza.
El partido por la final del campeonato nacional era el Domingo. La Católica nos había ganado dos a cero. Y remontar ese marcador requería una cosa: Fuerza. No hay más lógica detrás de esa palabra y de ese encuentro.
Sampaoli me miró una décima de segundo y respondió con un gracias. Yo seguí mi camino y él, el suyo. Ya sabemos de sobra lo que pasó después. Nuestras gargantas saben claramente lo que pasó después.
Hoy está relativamente nublado. El cielo es mas bien gris, no azul como quisiera y me es inevitable recordar la situación que me llevó a hablarle a nuestro entrenador. Lo más probable es que él no recuerde nada: soy sólo un hincha, como millones más. Pero un hincha marcado con un par de sabias y enormes palabras: romántico viajero. Y es tan cierto eso. Hemos viajado desde la derrota a la gloria, desde la tristeza a la máxima alegría. Y vamos a seguir viajando, esperando siempre mejores puertos a los cuales llegar. Teniendo la fe del romántico que ama y que cree y que hace caso omiso a la tormenta y al mal tiempo. Porque es lejos más importante viajar que arribar.
Ya hemos jugado contra la adversidad y le ganamos. Le hemos propinado gloriosas goleadas a la incredulidad. Hoy día la tarea no es menor: tenemos que hacer tres goles, pero también tenemos algo con que no todos los equipos cuentan: una fe gigantesca.
Pienso en los valientes que fueron al aeropuerto a recibir a nuestro equipo. Pienso en los que siguen gritando aún cuando vamos perdiendo. Pienso en los que, allá lejos, acompañan a la escuadra con el oído pegado a una radio. Pienso en los que no le temen a la lluvia, en los que no hacen caso a los pronósticos, en los que saltan antes, durante y después del partido. Pienso en los que hicieron la gran bandera, en los que viajan más allá del horizonte para alentar. Pienso en el gran Leonel, en nuestro Matador, en el inmenso Diego. Pienso en ellos y tengo la más absoluta certeza de que no estoy solo. A los once que van a salir a la cancha este jueves les digo: no están solos.
El viento nos dio de lleno en la cara y el viento trajo malas noticias. Pero yo soy un hincha azul y actúo como tal y alentado por el rugido de un león decido a luchar contra el viento y decirle frente a frente, hoy día no. Hoy día no me vas a ver agachar la cabeza, hoy no me vas a ver llorar de pena. Para ese día falta mucho. Muchísimo. Hazte de paciencia, porque el jueves me vas a ver luchar, alentar y correr. Y cuando veas que me quedo sin voz de tanto gritar, vas a ver como levanto los brazos para apoyar y si se me cansan los brazos vas a ver que otro hincha, al lado mío, va a cantar por mí. Y en el estadio lleno te vas a dar cuenta que tus malas noticias no se van a escuchar cuando los cuarenta y cinco mil que vamos a estar ahí comencemos a entonar:

Ser un romántico viajero…

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