Trump prohíbe la polémica y arriesgada investigación con virus que probablemente originó la pandemia

Trump prohíbe la polémica y arriesgada investigación con virus que probablemente originó la pandemia de COVID

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El presidente Trump firmó este lunes una orden ejecutiva para prohibir todo financiamiento federal a la peligrosa investigación de «ganancia de función» en China, Irán y otros países sin supervisión adecuada, más de cinco años después del inicio de la pandemia de COVID-19, que agencias de inteligencia de EE.UU. atribuyen con alta probabilidad a un accidente de laboratorio.

La orden retirará fondos de «cualquier investigación actual o futura» de ganancia de función —dinero que las agencias federales han tenido dificultades para rastrear— y autorizará a los Institutos Nacionales de Salud (NIH) y otras agencias a identificar investigaciones biológicas que dañen la salud pública o amenacen la seguridad nacional.

«Estas medidas reducirán drásticamente el potencial de incidentes relacionados con laboratorios que realizan investigaciones de ganancia de función, como las llevadas a cabo con coronavirus de murciélagos en China por la Alianza EcoHealth y el Instituto de Virología de Wuhan», según un documento de la Casa Blanca revisado por The Post.

«Desde el primer día dije que se filtró, ya sea por un científico que salió a almorzar con su novia o estuvo con otras personas… así fue como se escapó, en mi opinión», declaró Trump tras firmar la orden en el Despacho Oval.

«Nunca cambié esa opinión. Puede filtrarse de manera inocente, estúpida e incompetente, pero inocente, y aun así medio destruir el mundo».

El FBI, el Departamento de Energía y la CIA —junto con exfuncionarios de salud pública como el exdirector de los CDC, Dr. Robert Redfield— han señalado que una fuga de laboratorio es la explicación más probable del brote que paralizó al mundo en 2020.

Otros, como el exdirector de los NIH, Dr. Francis Collins, y el exdirector del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas, Dr. Anthony Fauci, sostienen que el contagio natural de animales a humanos es la explicación más plausible.

Funcionarios de la administración Trump también criticaron al gobierno de Biden por permitir experimentos que aumentan la peligrosidad de virus y bacterias, potencialmente capaces de desatar una pandemia global.

Además, toda investigación con patógenos y toxinas infecciosas se pausará hasta que el director de la Oficina de Política Científica y Tecnológica, Michael Kratsios, y el asesor de seguridad nacional —cargo ocupado interinamente por el secretario de Estado Marco Rubio— establezcan una nueva política de requisitos y supervisión.

Biden había firmado en diciembre de 2022 una prohibición de la investigación de ganancia de función en China y otros países de interés, aunque los secretarios de Salud podían anularla tras revisión y notificación al Congreso.

«Hoy es un día histórico: el fin del financiamiento federal a la investigación de ganancia de función y también del control de corporaciones privadas sobre estos estudios», dijo el secretario de Salud, Robert F. Kennedy Jr., tras la firma.

Kennedy explicó que estos experimentos, conocidos como «investigación de doble uso» por sus aplicaciones militares, se usaron intermitentemente desde la Segunda Guerra Mundial hasta 2001.

«Tras los ataques con ántrax [en 2001], aprobamos la Ley PATRIOTA», señaló, que incluía una «cláusula poco conocida» que eximía de cargos a quienes violaran tratados sobre armas biológicas.

«Eso reinició una carrera armamentista biológica, impulsada por la investigación de ganancia de función», agregó, hasta que el expresidente Barack Obama declaró una moratoria en 2014.

«Pero gran parte de esa investigación se trasladó al laboratorio de Wuhan», continuó Kennedy. «China, Rusia, Irán y otros países la usan para desarrollar armas con tecnologías como IA y CRISPR, muy destructivas».

«No podemos señalar ni un solo beneficio de esto», afirmó, citando más de 20 millones de muertes y US$25.000 millones en costos por la pandemia. «Felicito al presidente Trump por su valentía al terminar con la investigación estadounidense en armas biológicas».

El director de los NIH, Dr. Jay Bhattacharya, declaró: «Este peligroso juego de manipular patógenos para hacerlos más virulentos y transmisibles en humanos, muchos científicos creen que causó la pandemia de COVID».

«Esta investigación no nos protege de pandemias, como algunos dicen. Siempre existe el riesgo de que se filtre», advirtió.

«La inmensa mayoría de la ciencia seguirá funcionando con normalidad».

Desde que surgió el SARS-CoV-2 —causante de más de un millón de muertes en EE.UU.— autoridades y expertos han debatido si se originó por investigaciones de ganancia de función financiadas por EE.UU. en el Instituto de Virología de Wuhan (WIV).

Entre 2014 y 2021, el NIAID (dirigido entonces por Fauci) y USAID canalizaron más de US$1.4 millones a través de EcoHealth Alliance al WIV para un proyecto titulado “Understanding the Risk of Bat Coronavirus Emergence” (‘Entendiendo el riesgo de aparición de coronavirus de murciélagos’).

Esto dio lugar a lo que el Dr. Lawrence Tabak, ex subdirector principal del NIH, afirmó que eran experimentos de ganancia de función en el WIV, aunque él y otros funcionarios han negado cualquier relación directa entre el proyecto y la pandemia de COVID.

Otra propuesta de subvención de EcoHealth conocida como Proyecto DEFUSE, que ahora se considera la «prueba irrefutable» de que el COVID se creó en un laboratorio chino, no se incluyó, a pesar de no estar clasificada, en un informe final de la Oficina del Director de Inteligencia Nacional (ODNI) sobre los orígenes del virus publicado en agosto de 2021.

Borradores obtenidos por US Right to Know revelaron que el presidente de EcoHealth, Dr. Peter Daszak, buscó «minimizar» el papel de los investigadores de Wuhan.

«Simplemente quería enfatizar el lado estadounidense de la propuesta», declaró Daszak ante el Congreso el año pasado, antes de admitir que las regulaciones chinas de bioseguridad eran menos estrictas que las exigidas en Estados Unidos.

EcoHealth Alliance, una organización sin fines de lucro con sede en Manhattan, presentó la propuesta a la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada de Defensa (DARPA) en mayo de 2018 y nunca fue financiada – pero Redfield ha sugerido desde entonces que incluso los proyectos no financiados pueden ser probados bajo otras subvenciones de investigación.

Daszak, en su audiencia ante el Subcomité Selecto de la Cámara sobre la Pandemia de Coronavirus, también testificó que no tenía acceso a todos los datos genómicos del WIV y que todavía puede haber muestras de coronavirus no publicadas en el laboratorio.

Un informante del Departamento de Defensa divulgó el año pasado que los detalles sobre DEFUSE no fueron utilizados por el ODNI para compilar una evaluación de la Comunidad de Inteligencia de EE.UU. en agosto de 2021 que afirmaba que las agencias estaban «divididas» sobre la cuestión de los orígenes de COVID.

Científicos del FBI y del Departamento de Defensa también afirmaron que fueron «silenciados» por recopilar otras pruebas que apuntaban a una filtración de laboratorio que se omitió en un informe crítico que la entonces directora de Inteligencia Nacional, Avril Haines, entregó al entonces presidente Joe Biden ese mismo mes.

Daszak y Fauci siempre han rechazado que el COVID se originara en un accidente de laboratorio, tachando a los defensores de esta teoría de «conspiranoicos».

Una investigación del Inspector General del Departamento de Defensa en 2023 reveló que el gobierno no ha podido rastrear cuánta investigación de ganancia de función —que implica potenciar patógenos pandémicos— se realiza en China u otros países.

El organismo de control interno del Pentágono citó «limitaciones significativas en la adecuación de los datos» y señaló que dicha investigación está técnicamente clasificada como «trabajo biológico ofensivo», según el informe de 20 páginas, y concluyó que «se desconoce el alcance total» de la financiación de defensa para ello.

Sin embargo, la revisión del inspector general descubrió que al menos siete subvenciones de más de US$15,5 millones habían fluido a través de subreceptores a «organización[es] de investigación contratante en China u otros países extranjeros para la investigación relacionada con la mejora potencial de patógenos de potencial pandémico».

De esa cantidad, US$46,7 millones procedentes de 13 proyectos financiados por la Agencia de Reducción de la Amenaza de Defensa (DTRA) fueron a parar a EcoHealth Alliance.

En total se examinaron unas 12.660 subvenciones, por un importe de más de US$1.400 millones financiados por los contribuyentes estadounidenses.

Funcionarios de Defensa afirmaron que los experimentos no implicaban «reforzar» ningún virus.

La senadora republicana por Iowa Joni Ernst forzó la auditoría incluyendo una disposición en la Ley de Autorización de Defensa Nacional de 2024.

«He estado luchando durante años para poner fin a la práctica demencial de enviar dólares de los contribuyentes a China para pseudociencia incompleta», dijo Ernst. «Afortunadamente, el presidente Trump está poniendo fin a los experimentos chiflados, como los realizados en Wuhan, que son peligrosos y derrochadores».

«Esta es una gran victoria para el pueblo estadounidense y el sentido común», añadió. «¡Continuaré trabajando para exponer y detener toda investigación de riesgo de potencial pandémico financiada por los contribuyentes en países extranjeros malignos!».

Una fuente cercana a la Casa Blanca afirmó que el FBI y el HHS trabajarán para identificar la próxima amenaza del «Laboratorio Wuhan» en el futuro.

Fuente: Trump bans risky — and controversial — virus research that likely led to COVID pandemic

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