El sexo casual no es ninguna casualidad. Es un proceso de selección y planeación. Los escenarios son casi siempre los mismos: bares, fiestas y reuniones, vacaciones y/o pequeñas estancias fuera de tu ciudad. Todos ellos amenizados con altos porcentajes de alcohol y si hay dinero, algo más sintético. Si bien esto aumenta el riesgo de liarte con algún gato mamarracho, facilita todo lo demás. Ese es un riesgo que estamos dispuestos a correr. El requisito es encontrar atractivo a quien te encuentre atractivo aunque sea por unas horas. Tendrás el resto de tu vida para arrepentirte. El objetivo en común: tener sexo. Las mujeres sólo necesitamos lucir sexys y sonreír. Ejemplo: Entras al bar. Sabes que ese vestido te queda de maravilla y tu cabello amaneció de buenas. Los hombres te ofrecen esa mirada lasciva que tanto te ofende pero que secretamente disfrutas. Identifica al que más te guste y cuándo hagas contacto visual, sonríe. Esto le dará la confianza necesaria para dar el siguiente paso. Quizás intenten abordarte un par de tipos con los que no te irías a la cama aunque tu vida dependiera de ello. Pero no te preocupes, que otros hombres te encuentren atractiva sólo te vuelve más atractiva. Al cabo de unos minutos tendrás al elegido a un costado, preguntando tu nombre y en dónde vives. A partir de ese punto ambos mantendrán una conversación que seguramente rayará en el aburrimiento, pero vamos, el chico es lindo y esta noche follas porque follas. A continuación, es su trabajo garantizar que siempre tengas un trago en la mano pagados por él saben mucho mejor. Pronto habrás perdido el pudor y cuándo llegue la hora de irse lamentarás no traer condones. Pero ese es ahora su problema. El proceso se repite, con algunas variaciones, en los distintos escenarios. En las fiestas y reuniones es más sencillo entablar una conversación con un desconocido y las bebidas sobran. Es muy probable que tengan amigos en común, garantía de que, por lo menos, podrán hablar sobre alguien más. El alcohol en el torrente sanguíneo hará su magia y voilà. En pocas horas estarán teniendo sexo en el incómodo asiento de un auto. Ahora bien, ¿cómo saber que él está interesado en penetrarte? Las señales son claras. Si el sujeto no menciona a su novia/esposa. Si te dice que le encanta como luces y obviamente no es gay. Si está pagando los tragos. Si no deja de mirarte los pechos. Si hace la pregunta de siempre: ¿tienes novio? já, cómo si eso fuera un impedimento. Si sólo se retira de tu lado para eventuales visitas al baño. Si mientras bailan te manosea más que cualquiera de tus amigos gays. Si te regala una o varias de esas baratas rosas rojas. Los hombres no sólo deben pagar la cerveza. Ejemplo: Entras al bar. Sabes que no estás tan tirado al catre y como siempre tienes ganas de follar. Escaneas el lugar en busca de alguna mujer que no te represente gran dificultad. Te gustan muchas, pero sabes que están completamente fuera de tu alcance. Te encanta la rubia de senos grandes al fondo del bar, pero debes mantener la búsqueda en el plano de lo real. Para tu buena suerte, en la mesa contigua esta una chica en mini falda que te sonríe aunque no la conoces. Haces una breve cuenta mental sobre cuánto puedes gastar esta noche y si el resultado es alegre, le das un buen trago a tu cerveza y te diriges hacia ella. Iniciarás la conversación con la primera frase cliché que te venga a la cabeza. Si no te manda al diablo, ya la hiciste. En este punto, es necesario que le demuestres cuán interesado estás en conocerla mientras ella bebe como vikingo los tragos que te dejarán corto el resto de la semana, pero vale la pena, está cada vez más sueltita y una teibolera te habría costado mucho más. Van a cerrar el bar y empiezas a pensar si será necesario pagar el motel o si se dejará follar en tu tsuru 95. Pronto lo averiguarás. ¿Cómo estar seguro que ella está interesada en que la penetres? Tendrás que esperar al final de la noche. Sólo entonces lo sabrás. Las mujeres somos una inversión de tiempo, dinero y esfuerzo. Eventualmente alguna aprovechada beberá tu cerveza y se irá a casa a dormir. Pero descuida, son las menos. Durante las vacaciones y viajes cortos tu rutina cambia. El anonimato te libera y desinhibe. Nadie te espera en casa. Y esto sólo puede facilitar el proceso. Inclusive hay quienes lo han convertido en un deporte y en un estilo de vida. Que llevado con responsabilidad que palabra tan fea es mucho más seguro. El sexo casual es un albur, nunca sabes lo que el otro guarda entre las piernas hasta que lo tienes entre tus piernas. En ocasiones deberás improvisar y algunas veces retirarte a tiempo, pero muchas otras disfrutarás de una intensa intimidad sin intimidad. Todo es cuestión de instinto y sentido común. Algo difícil, más no imposible de mantener cuándo te encuentras embrutecido por el licor y las drogas de tu preferencia. Durante el sexo casual cada quién vela por sus intereses, entiéndase, su orgasmo. El que termine primero gana. No es obligación de ninguno satisfacer al otro. Sino todo lo contrario. Ambos están ahí para disfrutar de lo ajeno. Si ambos la pasaron excepcionalmente bien algo que ocurre en uno de cada seis encuentros, y deciden intercambiar correos, quizás vuelvan a verse, pero difícilmente se convertirá en algo serio. Es un error muy común buscar el amor en los resortes del colchón. Y muy difícil sentir amor por alguien de quien no recuerdas ni el rostro. Créeme, la mayoría de las veces no querrás hacerlo. Fuente: http://diez4.com/diez4/?p=4108 Esta infomacion es muy cierta, pruebenla en sus casas y veran los resultados
a mis 22 años aún ne he vivido la vida loca, porque he preferido pololear, pero creo que ahora que trabajo, tengo tiempo y plata, me daré un lanzazo a la vida en un tiempo más gracias por la info
gracias por el aporte, pero no soy partidaria del sexo casual. creo que la cuestión no me la pille bota como para tirarla a la chuña.
"El que termine primero gana" xd y esta info wn , son las experiencias de un puro personaje . algunos tips rescatables pero muy subjetivo todo