El hombre que se ha afeitado por primera vez desde el 11S

Tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, Gary Weddle, un profesor de secundaria de de East Wenatchee (Washington), realizó una curiosa promesa y que ha cumplido al pie de la letra durante 3.454 días o lo que es lo mismo: 10 largos años.
Ese hecho le afectó tanto que, los primeros días después de los atentados terroristas, se había olvidado de afeitarse. Creía que la captura del asesino sería en cuestión de días o quizás de semanas y por eso decidió no afeitar su barba hasta que Bin Laden fuese apresado o asesinado.



A treinta minutos de la media noche del pasado 1 de mayo (franja horaria de la costa atlántica), el presidente norteamericano, Barack Obama, anunciaba por televisión la muerte de Osama Bin Laden.

En ese mismo momento, cuando aún faltaba poco menos de tres horas para la medianoche (en el huso horario del Pacífico), Gary Weddle se encontraba trasteando en el jardín de su casa, y su esposa Donita le avisó de que tenía una llamada telefónica de un compañero de trabajo. Este le anunció con nerviosismo la noticia que acababa de dar por televisión el presidente de los Estados Unidos: Bin Laden, fundador de la red terrorista Al Qaeda y cerebro de los atentados del 11S, había muerto en manos del ejército norteamericano en Pakistán.



3.454 días después y con una barba que alcanzaba los 38 centímetros de largo, el señor Weddle se echó a llorar de la emoción.
Sus piernas no eran lo rápidas que él deseaba en ese momento para llegar cuanto antes al cuarto de baño de su casa y afeitar su larga y canosa barba en presencia de su esposa e hijas; una década después de la última vez que lo había hecho.
Era un momento solemne. Prepararon todo para el afeitado, y mientras él rasuraba su barba y pasaba la maquinilla de afeitar, le iban tomando fotografías que inmortalizarían el momento.
Los nervios le traicionaron un poco… o quizás fue la falta a práctica después de diez años sin afeitarse, pero la cuchilla hizo algún que otro corte en su cara.
Fue un hombre consecuente con una promesa que le provocó infinidad de burlas por parte de innumerables personas que no entendían su postura y se rieron de ella.
Se había hecho justicia y el responsable del atentado más cruel y sanguinario sufrido jamás por los Estados Unidos, había muerto en manos del ejército de su amado país. Por fin su rostro volvería a lucir rasurado; tal y como a su querida esposa tanto le gustaba.