Nuestra segunda experiencia "Cuckold" (Basado en hechos reales)

Tema en 'Relatos Eróticos' iniciado por GranCornudo, 6 May 2017.

  1. GranCornudo

    GranCornudo Usuario Nuevo nvl. 1
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    Hola a todos…

    Antes de que lean este relato, quisiera recomendar a quiénes no han leído la primera historia, remítanse a ella antes de leer esta (y dejar sus impresiones), ya que esta es nuestra segunda experiencia y en el anterior relato explico el porqué de esta sensual y excitante vida.

    Aclarado lo anterior, paso a relatar… Después de nuestra primera experiencia “Cuckold” (Cornudismo, en inglés), con el Flaco en una Hostal en Viña (historia anterior), mi señora y yo quedamos con muchas ganas de más. Después de retornar de las vacaciones, pasaron algunos meses y siempre hablábamos del tema, recordando detalles, sobre todo cuando hacíamos el amor. Mientras ella gemía le preguntaba cosas como: “Que sentías cuando te tenía en cuatro patitas?” y cosas por el estilo, pero lo más importante es que sin que nos lo dijéramos explícitamente, ambos teníamos las ganas de repetir la experiencia. Como la primera vez fue absolutamente circunstancial y fortuita, la segunda tenía que ser una situación fabricada. Hablamos de muchos detalles, de cómo tendría que ser el próximo encuentro; con quién, dónde, cómo y etc… hasta que decidimos por la internet: Dejamos un anuncio en un foro que fue respondido por miles de calientes que querían su oportunidad para penetrar a mi bella mujer. Los detalles los dejaban locos, ya que el anuncio decía:

    “Buscamos tercero para participar en un trío HMH, con mi mujer. Ella: blanquita de piel, rubia de ojos azules, bellos senos, hermosísimo rostro y culoncita”.

    Uff.. nos llenaron el correo con solicitudes, hasta que finalmente elegimos a un galán de fuera de nuestro círculo. De otra ciudad, que se ofreció a viajar especialmente para este motivo. Nos gustó la opción y preparamos una cita a ciegas. No sabíamos ni de físico, ni rostro, ni edad, ni nada. A la suerte de la olla. Cuento corto, concertamos por teléfono los detalles y fijamos un punto de encuentro en un horario nocturno.


    Llegado el momento, nos preparamos con mi mujer para el encuentro… bañaditos, perfumados, sobre todo ella. Se tomó su buen tiempo para quedar “tiki-taka”. Se veía hermosa. Eligió un conjunto íntimo de color negro con encaje que resaltaba su piel clara. Se veía hermosa. Se peinó, se maquilló, sus labios rojos resaltaban sobre su rostro, de manera muy notoria, embelleciendo aún más sus facciones. Vistió casual y salimos. Wn, no sé cómo describir lo hermosa que se veía. Yo ya estaba caliente con la sola idea de que se había tomado todo ese cuidado para un hombre, el cual no conocía y estaba dispuesta a tener sexo con él. Nada más calentón.


    Llegamos al lugar, reconocimos al personaje dentro de su auto. Nos bajamos. Mi señora y yo nos tomamos de la mano y cuando él se bajó y se dirigió a nosotros para saludarnos, mi señora me presionó la mano como tratando de decir: “Mira eso. Que susto”!. El tipo era, digamos, lo más anti-galán que hubiéramos podido encontrar. Uno hombre de unos 35 años, chico (1,60 aprox), gordito, pelo corto tipo flaite, negrito y medio feucho. Medio mucho, en realidad. Nos saludamos, y el tipo puso una cara y unos ojos al ver a mi mujer, que no pudo evitarse el disimulo. No era para menos. Era un tipo de mujer, que seguramente estaba fuera de su alcance. Rubiecita natural, tez blanca, ojitos azules, culoncita y maquillada, se veía hermosa. El enano simplemente no se aguantó la expresión de asombro. Aunque debo reconocer que fue muy respetuoso en todo, aunque sí se mostraba un poco ansioso. Y para qué engrupir, nosotros también.


    Luego de unos minutos, concertamos arrendar una cabaña y ambos fuimos en nuestros respectivos autos. Mientras nos dirigíamos a destino, tuve la oportunidad de preguntarle a mi señora si estaba arrepentida de ir, o si quería cancelar todo y me dijo tajante: “Nop, vamos no más”.



    Cuando llegamos a la cabaña, hicimos el trámite de arriendo de la cabaña. En la noche, nadie cuestiona nada. Estacionamos y entramos. Habíamos comprado unos bebestibles, así que nos acomodaos: Mi señora y yo nos sentamos en una cama y frente a nosotros, en un sofá, estaba el Enano. Sirvió los tragos y socializamos. Conversamos un par de minutos, alrededor de media hora y un poquito más. Hablamos de todo para entrar en onda y confianza. Total, era la primera vez que nos veíamos. Le hablamos de nuestra experiencia y él de que esta también era su fantasía. No paraba de echarle flores a mi mujer: “Que ella es muy linda, que tiene lindos ojos y blá y blá”. Nada que yo no supiera, por supuesto.



    Luego de un rato, mi señora rompió la conversación para ir al baño. Habíamos bebido su resto, así que se levantó y fue. La cabaña en cuestión, era muy pequeña y el baño quedaba casi al lado de donde estábamos. Cuando mi mujer entró y cerró la puerta del baño, el Enano y yo nos quedamos en silencio y escuchamos con lujo de detalles los sonidos que ella hacía dentro del baño, desde: desabrocharse el cinturón, bajarse el pantalón y calzones hasta el chorrito de pichí cayendo. El Enano me miró y sonrió. Entonces me di cuenta que él también disfrutaba hasta de esos morbosos detalles fetichistas. Así que ambos seguimos escuchando en silencio. Disfrutando. Luego volvió a vestirse y salió del baño. Volvió a acomodarse y el Enano aprovechó la instancia de ir al baño él también. Yo me quedé con mi señora tendidos en la cama (vestidos). Me volví hacia a ella y le acaricié una mejilla. Me acerqué y le dije: “Te ves hermosa”, a lo que ella me respondió con una sonrisa muy coqueta y un beso apasionado con lengua.


    Nos besamos muy lentamente, mientras el Enano aún estaba en el baño. Mi esposa hipnotizada besándome, comenzó a actuar como si no hubiera nadie más. Sus ojos cerrados, completamente entregada. Yo le acariciaba el brazo, los muslos, la cintura y su mejilla, muy suavemente. En eso el Enano sale del baño. Ve que ya habíamos comenzado y se sienta muy cerca de nosotros, al borde de la cama, en silencio, observándonos. Los sonidos de los besos, ropa moviéndose parecían muy ruidosos en un silencio casi absoluto.


    Luego de unos minutos besándonos, comienzo desabrochando su chaqueta. Ella se la quitó. Luego, sigo con su blusa, lentamente… botón por botón. Mientras eso ocurría, el Enano me ayudó con sacarle las botas y demás. Yo terminé de desabrochar completamente su blusa, quedando en sostén, expuesta, mientras aún nos besábamos. Yo le acariciaba sus pechos, por encima del sostén. Luego me fui a sus jeans. Lo desabroché y comencé a bajárselos por las caderas. Ella se movía para facilitar la operación y el Enano, siempre atento ayudó a tirarlos desde los tobillos. Así siguió hasta que quedó totalmente en calzón y sostén, frente a nosotros. Mi mujer se acomodó para sacarse el sostén y el Enano se adelantó y le ayudó por atrás en la acción. El sostén cayó y las tetas de mujer, quedaron al aire. Expuestas. Mi señora volteó la mirada hacia el Enano y le dijo con un sutil y muy coqueto: “Gracias”. Después de eso se tendió en la cama, sólo en calzones, dejándose observar. El Enano y yo nos acercamos. La acariciamos; sus muslos, sus caderas, hombros, brazos, mientras la cara de mi señora se deleitaba. En eso, el Enano empezó a sacarse la ropa, frente a nosotros y yo seguía con las caricias. Cuando hubo terminado, quedando en calzoncillos, aproveché para hacer lo mismo. Desvestirme y en eso, él me reemplazó con las caricias, de tal manera, que mi señora nunca quedó desatendida. Yo me saqué toda la ropa. Me incorporé y esta vez le dije al Enano que si quería podía sacarle los calzones. Él tomó de un costado el tirante, yo del otro y mi señora levantó el potito y listo. Calzoncitos fuera. No parábamos de mirarla. Completamente desnuda y tendida sobre la cama, se veía como una Diosa. Yo me acomodé. Ella abrió las piernas de tal manera de quedar frente a su pubis. Me acerqué y comencé a darle un delicioso sexo oral. Dada la situación, me daba la impresión que su vagina estaba más jugosa que de costumbre y además sentía que tenía un sabor delicioso, que no puedo describir. Cuando miraba hacia arriba, veía como el Enano no perdía el tiempo y no sólo estaba besando a mi mujer, sino que también, acariciando una teta, y con mucho énfasis. Combinaba la acción con besos en el cuello, para luego seguir más abajo, y continuar chupando una tetita. Sus pezones estaban muy erectos.


    Luego de unos minutos, me incorporé y con el Enano intercambiamos de lugar. Mi mujer abrió aún más las piernas y el Enano se acomodó. Se acercó y suspiró… “Mmmm, que delicia”, dijo. Mi mujer movía la pelvis y me miraba a los ojos extasiada, como consecuencia de ese sexo oral. Luego miró hacia abajo, hacia los ojos del Enano, como si le dijese… “Wow, me sorprendes. No pensé que te la comías tan bien”. Luego mi señora volteó hacia mí y asintiendo con su cabeza, me dijo: “Me la sabe chupar”, a lo que yo le respondí: “Disfruta con todo”.


    Mientras el Enano comía y comía… mi mujer y yo disfrutábamos de su espectáculo oral, hasta que después de un rato se incorporó, dejándome el lugar a mí. Mi señora seguía con las piernas muy abiertas, esperando por la siguiente acción. Yo ya tenía el pico durísimo. Me incorporé para metérselo. Ella recostada, abierta y yo a punto. Acaricié su vagina, y sentí que estaba increíblemente mojada. Mezclada entre su lubricación y la saliva del Enano. Cuando la penetré, el rostro de mi mujer cambió, ante la primera estocada… se retorció y dio un rico y gran gemido. Comencé a penetrarla suavemente. Entrando y saliendo. El Enano estaba de rodillas, en pelota, muy cerca de ella, pajeándose observando la situación. Mi señora le dirigió una mirada muy directa a su pene, mientras se pajeaba, al momento que acariciaba sus bolas. Él disfrutaba el masaje, hasta que fue ella que comenzó a pajearlo y el liberó las manos. Yo miraba como no quitaba la mirada hipnotizada hacia la pichula del Enano. Cuando ella lo miró a los ojos y le preguntó: -“Te gusta?”, a lo que él le respondió: -“Pajeas exquisito”.


    -Te lo puedo chupar? – le dijo, mirándolo directamente y sin detener la suave pajita que le estaba dando.


    Él se acercó y le puso la pichula en la cara y se la refregó suavemente… Ella inspiró y se dejó acariciar por la carne de esa verga. Luego abrió la boca bien grande y él aprovechó para introducirla en su boca. Ella cerró los ojos y comenzó a chupar suavemente… gimiendo “mmmmm”, muy despacio mientras la tomaba del pelo para empujarla suavemente, afuera y adentro, mientras yo seguía penetrándola.


    Luego de un rato, me salí y le pregunté al Enano, mientras todavía se la estaban chupando… -“¿La quieres penetrar?”, él asintió, a lo que yo respondí: -“Prepárate”. Él fue en busca del condón, mientras yo miré a mi mujer y me dijo en voz muy baja: -“Mi amor, estoy que reviento de caliente”.


    Mi señora se puso en cuatro patitas, con el culito bien parado y el Enano ya listo se puso atrás. Refregó la punta de la pichula en la puerta de la vagina de mi mujer, suspiró y con una mano le agarró el culo, como para que no se moviera y la penetró, a lo que ella reacción con un gemido fuerte… Y comenzó a penetrar. De a poco, cada vez más… Luego la agarró de las caderas y la trató como si fuera suya, con toda propiedad. Yo me quedé acompañando a un lado a mi mujer, en pelota, entre pajeándome suavemente y acariciando una teta, mientras mi señora se balanceaba, en cuatro, cada vez que la penetraban. Hubo un momento en que el Enano, se entusiasmó tanto que comenzó a acelerar la cachita, al punto que parecía un taladro, cuando de pronto la agarró con más fuerza, empinándosela.


    -¿Te gusta?- le decía jadeando sin parar de metérselo rápidamente.

    -Sí, me encanta. Está muy rico, sigue, no pares –Jadeó ella.

    -¿Quieres más?

    -Síi, lo quiero todo, no pares, no pares… hasta el fondo – Dijo entre gimiendo y jadeando.

    -¿Lo quieres suave o fuerte? – le preguntó él.

    -¡¡¡Fuerte, con todas tus fuerzas, métemelo hasta el fondo!!!- dijo ella muy caliente, con los ojos cerrados, como concentrada en lo que sentía.


    Todo este diálogo, mientras yo estaba al lado de mi señora, dándole besitos en la cara, viendo como gozaba, entre pajeándome suavemente y acariciando una teta, que se movía con el vaivén de la fuerte cachita que le estaban dando, cuando de pronto, sonó un: ¡¡¡PAFFF!!!! El Enano, le había dado un nalgazo que sonó y sonó fuerte… yo miré a mi señora, que aunque se quejó del dolor, siguió gimiendo y pareció no molestarle, sino todo lo contrario.


    -¿Te gustó? - Le preguntó, mientras la intensidad no bajaba, sino que subía.

    -Me encanta, papi. Me encanta tu castigo- Gimió.


    Cuando de pronto, sonó otro: ¡¡¡PAFF!!!, en el culo.


    Yo miré a mi mujer para cerciorarme de si verdad lo estaba gozando. Me acerqué muy suave a su oído y le pregunté: “¿De verdad te gusta que te cachetée?”, a lo que me respondió, sin parar de gemir: “Síii, me gusta mucho, quiero más y más fuerte”.


    -¿Lo quieres más fuerte?- le dijo él.

    -Sííiii – respondió ella.


    El Enano, teniéndola en cuatro, la agarró del cabello y la tironeó. Entre mechoneo, nalgazo tras nalgazo y monoseo, mi señora sólo se entregaba con más placer, gemidos y desinhibición.


    En medio del espectáculo sexual, yo quedé relegado nada más que al agarrón de teta y besos.


    El Enano, una vez satisfecho con la posición, tomó el culo de mi mujer y la acomodó para estar recostada, lista para el misionero. Ella abrió sus piernas de par en par, para estar lista, mientras lo miraba con la boca abierta y muy excitada. De hecho, todavía estaba moviendo suavemente la pelvis para no perder el ritmo, como invitando a que la volviera a penetrar. Él se acomodó encima de ella, agarró su pene, lo sacudió frente a la vagina de mi mujer… acarició sus labios vaginales con su glande… luego, busco el orificio vaginal y se dejó caer, suavemente. En ese momento mi mujer cambió su expresión, frunció el ceño, lo miró fijamente y dio un profundo: “Oooohhhh… que riiiicoooo”. Todo eso mientras aún estaba yo relegado a segundo plano, ya sólo acariciando teta.


    -Me lo metes muy rico-, le dijo ella.

    -¿Te gusta?- le respondió, subiendo cada vez más la intensidad y agarrando sus caderas.

    -Si. Me encanta… no pares… hazme acabar-, le dijo jadeando cada vez más…

    -¿Quieres acabar?- continuó él.

    -Sí… lo quiero, hazme chillar…-, le respondió.


    El Enano sin bajar la intensidad, estuvo así durante un buen rato. De hecho, hasta vi unas gotas de sudor que caían de su frente a las tetas de mi mujer, mientras seguía y seguía penetrándola, mientras que mi esposa no paraba de gozar y gemir de manera fuerte y expresiva.


    Ya se encontraba totalmente entregada… Entonces me di cuenta que ya venía su orgasmo, por la forma de gemir y sus espasmos. Claro, ya la conozco.


    -¡¡Uff que rico, ya me voy a ir cortá. Más rápido y fuerte, por favor!! - dijo, entre gemidos y suspiros.


    El Enano aplicó más fuerza, para que le entrara más profundo, a lo que mi mujer respondió abrazándolo con las piernas para empujarlo aún más hacia dentro de ella. El Enano no paraba de sudar y mi mujer lo tomó con sus manos la cara y fijó su mirada directamente sobre sus ojos y le dijo, muy caliente y fuerte:


    -¡¡¡Hazme acabar, hazme acabar ya!!!!-


    Ahora el sudor caía en su cara. Yo no paraba de pajearme ante la situación tan caliente, mientras el Enano se dejaba caer con todo su peso. Mi señora se movía de tal manera que sus tetas parecían arrancar de su cuerpo en cada embestida, hasta que finalmente evidenció su orgasmo con un retorcimiento de cuerpo, gemido y un fuerte grito:


    -¡¡¡AAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHH!!!-, grito que se escuchó hasta una cuadra, para finalmente dejarse desvanecer.


    El Enano bajó la intensidad, haciendo un masaje de zorrita con su pene, muy suave para destensarse, sin salir de encima… Mi señora le tomó la cara, se la acercó y le dio un beso en la boca, cual pololo:


    -Gracias-, le dijo.

    -¿Te gustó?. Preguntó él.

    -Sí, me encantó… estuvo rico, Gracias. - Le dijo ella, tiernamente.


    El Enano, no paraba de penetrarla, pero muy suave, como un masaje, hasta que ella le preguntó:


    -¿Quieres acabar rico tú, ahora?.

    -Sí-

    -Ubícate abajo-, le ordenó ella.


    El Enano se salió y se recostó, todavía erecto. Ella se montó arriba, en posición de cabalgar. Agarró su pene, se lo ubicó ella misma en la entrada de la vagina y se auto penetró, quedando frente al Enano, quien aprovechó la posición para acariciar sus tetas, pezones y sus caderas.


    Mi señora, comenzó a moverse suavemente, cabalgando, moviendo su pelvis y dejándose querer por el Enano, que no paraba de manosearle las tetas y darle pellizcones suaves en los pezones.


    -Que montas rico, así me vas a hacer acabar rápido-, le dijo él.

    -Esa es la idea-, dijo ella, sin parar de cabalgar.


    Estando totalmente sentada en el pene del Enano, se inclinó un poco hacia delante, afirmándose con sus dos manos sobre el pecho de él, para facilitar el meneo de pelvis, hacia arriba y abajo, aumentando lentamente la intensidad. Él estaba enfermo de caliente y yo también, que no paraba de pajearme suavemente, tratando de contenerme, para no irme cortado antes de tiempo.


    Mi señora había subido el ritmo de fuerte a muy fuerte. Con mucha agilidad, se levantaba y se dejaba caer sobre el pene del Enano, como tratando de exprimir esa eyaculación, por la fuerza. Él no daba más de caliente y ya no le manoseaba las tetas, sino que se agarró de sus caderas, cerró los ojos y como tratando de concentrarse en no acabar, y durar así lo más posible.


    No sé cómo explicar la forma en que mi mujer saltaba y saltaba, sin parar. Parecía conejita de juguete con las pilas recién puestas. Sus tetas se movían de forma violenta para todos lados en cada subida y bajada, mientras hacía contacto visual con el Enano, de manera desafiante, como diciendo: “A ver, guachito, cuánto puedes aguantar así”, mientras saltaba y saltaba y se dejaba caer con todo su peso y su maravilloso culo sobre el pene del Enano, hasta que llegó el momento:


    -¡¡¡Uuuuuhhhhhh, me voy, me voy…. Aaarggggg!!! -, hasta que se fue cortado


    Vi en la cara de mi mujer, como disfruto esa eyaculación que ocurría dentro suyo, mientras que ahora cabalgaba más despacito, mirándolo con cara de satisfacción, esta vez como diciendo: “No pudiste conmigo y mi culo, ah”.


    Luego de un meneo suave, ella se desmontó, su ubicó a su lado, mientras el Enano estaba tendido y rendido… su pene flácido, cubierto con el condón, que ya se le salía. Mi mujer lo tomó, se lo sacó y como una travesura, comenzó a jugar con el semen al interior del condón. Luego tomó el pene flácido y totalmente lubricado del Enano, y lo acarició, mientras yo me seguía pajeando suavemente, tratando de contener aún mi inminente eyaculación.


    Mi mujer me dirigió la mirada, me dedico una coqueta sonrisa y luego miró mi pene, que aún estaba erecto. Se acercó a mí (sus movimientos estando totalmente desnuda eran alucinantes), me acomodó para estar recostado, quedé a un lado del Enano, quien ahora sólo miraba la situación. Mi señora me reemplazó en la paja. Comenzó ella a pajearme. Ella sabe cómo hacerlo, sabe cómo me gusta. Desde el tronco, hacia arriba, y acariciando de cuando en vez, la cabecita con el pulgar. Luego subió la intensidad de la paja, a lo que yo me estremecí. La paja que me estaba dando me estaba haciendo acabar, esa era su intensión. Ya sentía que se venía, y cuando estuve a punto, mi mujer lo notó, me dio un suave y preciso apretón de bolas, agitó aún más la paja y se echó la cabecita de mi pichula dentro de su boca, quedando el glande dentro y lo que remató todo: es que me miró furtivamente a los ojos. ¡Me fui de una!


    No vi mi eyaculación, pero sentí que expulsé violentamente tres chorros de semen dentro de la boca de mi mujer. Lo sentí fuerte, como tres mini orgasmos, contenidos en uno. Y en cada uno de esos tres disparos, vi los ojos de mi mujer que pestañaron, como señal de que así había sido.


    Luego, siguió pajeándome, pero muy suave, sin sacar la boca, presionando más el tronco, para exprimir hasta la última gotita de semen. Todo se lo bebió.

    -Déjenme un espacio-, nos dijo.

    Se ubicó en medio de nosotros dos en la cama, estirada, desnuda en todo su esplendor.


    El Enano y yo nos volteamos hacia ella, acariciándola. Sus tetas, su estómago, caderas, pubis, piernas. Luego de una agradable conversa, sobremesa y besos, nos vestimos.

    Mi señora fue la primera en vestirse. Obvio, teníamos que aprovechar esa hermosa situación para cuarteárnosla. Cómo se ponía el calzón, el sostén y la ropa. Que belleza.

    Después de un rato, nos despedimos y nos fuimos. El Enano, quedó encantado.


    Camino a casa, en el auto, seguí conversando con ella acerca de la reciente experiencia. Le pregunté si le había gustado y me manifestó que fue de todo su gusto. Me dijo que se había sentido, según ella: “muy sexy y puta”. Y eso le encantó. Le pregunté si estaría dispuesta a otra experiencia y me dijo que sí. Le propuse reunirnos con otras personas, o sumar más, a lo cual me manifestó estar dispuesta. La sola idea, me volvió a calentar y cuando llegamos a casa, nos desvestimos, nos acostamos y cuando estábamos ya listos para dormir, la conversación en el auto nuevamente me puso tieso. No aguanté las ganas, me monté sobre ella nuevamente, abrí sus piernas, apunté mi pico en su vagina y me la volví a culiar.
     
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  2. setro

    setro Usuario Casual nvl. 2
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    Que rico relato. Que bien se pasa cuando tu pareja se comporta asi. Como una verdadera porno star y se deja llevar por la excitacion del momento.
    Sigan pasandolo asi de rico.
     
  3. ropert murdog

    ropert murdog Usuario Casual nvl. 2
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    :awesome::awesomehands::sexo::sexo:weno el meneo
     
  4. MORBORITAN1989

    MORBORITAN1989 Usuario Casual nvl. 2
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    QUE MARAVILLA DE RELATO DEBE SER ESQUISITA SU MUJER AMIGO .... AVISEN CUANDO NUEVAMENTE Y ESTAREMOS ATENTOS AL RELATO :1313::1313::1313::santo:
     
  5. RoshieL

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    ah no.... te las mandaste... tremendo relato viejo...
    siga aportando
     
  6. dodgeboy

    dodgeboy Usuario Nuevo nvl. 1
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    Muy bueno, aumnque en lo personal me mato que le pusieras enano al otro compadre.
     
  7. cuarenton_1

    cuarenton_1 Usuario Casual nvl. 2
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    Excelente relato, como dicen la vida da sorpresas ....

    Que bueno que le dieron la oportunidad al Enano .... me siento identificado , cuando uno no es muy agraciado tiene que tener su gracia ... como tanta mala suerte....

    Saludos.
     
  8. jessy0

    jessy0 Usuario Nuevo nvl. 1
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    rica historia me calenté mucho...
     
  9. dodgeboy

    dodgeboy Usuario Nuevo nvl. 1
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    Primero que todo agradecer tu aporte. Buen relato a pesar de que me gusto mas el primero. Me mato que le pusieras enano al 3ro. En lo personal me cortaba la excitación.

    Pregunta, ¿cuantas aventuras de este tipo has realizado con tu señora?
     
  10. GranCornudo

    GranCornudo Usuario Nuevo nvl. 1
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    Hola... Con mi mujer llevamos cerca de 8 años en el mundo Cuckold. Y han sido varias las experiencias. Que bueno que les haya gustado. En estos momentos estoy ordenádolas y redactando la tercera experiencia. En cada una de nuestras sesiones que hemos realizado, la experiencia va de menos a más... así que el morbo espero sea del agrado de todos. Como yo también lo he gozado... cuando la veo en acción.
     
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  11. Pablosoy

    Pablosoy Usuario Casual nvl. 2
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    Buena historia, me éxito demasiado.
    Coincido en que en un ppio arruinaba el hecho de leer como apodaste al tercero, sin embargo de igual forma almenos yo comprendo que a veces las personas dan sorpresas......de un mal aspecto físico, pasó a ser un amante genial para tu mujer.
    Los felicito!
     
  12. Pabloperukla

    Pabloperukla Usuario Nuevo nvl. 1
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    Buena historia estimado se agradece esperamos las próximas historias