La acusación de nepotismo que pesa sobre el futuro subsecretario de Redes Asistenciales

El primer flanco del gabinete de Piñera: la acusación de nepotismo que pesa sobre el futuro subsecretario de Redes Asistenciales



La designación de los cargos de las subsecretarías estuvo rodeada por una promesa de rigurosidad administrativa y ética que fue largamente publicitada por el Presidente electo, Sr. Sebastián Piñera. Sin embargo, debemos suponer que tal rigurosidad no fue respetada. La subsecretaría de Redes Asistenciales del Ministerio de Salud sería ocupada por el Dr. Juan Toso Loyola, quien ya fuera Director del Servicio de Salud Metropolitano Sur en el anterior gobierno del entonces Presidente Piñera. En el ejercicio de su cargo, el año 2013, el Dr. Toso Loyola participó en forma directa en la designación de cargos de formación de especialistas utilizando fondos públicos, en la Universidad de Santiago de Chile con asiento en el Hospital El Pino, del área sur de Santiago”, señala a través de una carta el presidente de la Sociedad Chilena de Dermatología, Nelson Navarrete, en alusión a los antecedentes que afectan al recién nombrado para ser el futuro subsecretario de Redes Asistenciales, Juan Manuel Toso.

Navarrete se refiere a un asunto que el equipo de Piñera no consideró a la hora de evaluar el nombramiento. Según una denuncia presentada en agosto de 2014, el doctor Toso consintió graves irregularidades en la creación del Servicio de Dermatología del Hospital El Pino, a fines del año anterior, 2013, cuando ese recinto estaba bajo su jurisdicción como director del Servicio de Salud Metropolitano Sur, cargo que ocupó entre 2011 y 2014.

La situación, que motivó un sumario interno y una moción de censura desde el Colegio Médico –una sanción ética–, se dio a partir de que se comprobó que varios beneficiados con las becas de especialización en el hospital eran parientes directos de autoridades del Servicio de Salud correspondiente, incluida la hija del futuro subsecretario, Stefanía Toso. En la misma situación estaban los hermanos Alfredo y Sebastián Cardemil, hijos del dermatólogo del hospital, Alfredo Cardemil, y Gabriela Morán, hija de la dermatóloga María Graciela Cárdenas. Todos se saltaron el concurso público correspondiente.

El proceso se tramitó por dos años en el tribunal del Colegio Médico. En 2016 se dieron a conocer las sanciones de primera instancia contra los tres médicos: Francisco San Miguel, entonces director del Hospital El Pino; Rodrigo Loubies, docente de la Universidad de Santiago; y Juan Manuel Toso. Los dos primeros apelaron a la sanción. San Miguel era cuestionado por no haber avisado que estaba beneficiando a la hija de Taso, el director del Servicio de Salud. Luego de apelar, se le rebajó la sanción solo a una amonestación. En el caso de Loubies, quedó libre de cargos.

Pero a Toso le cayó la segunda sanción más dura, de acuerdo al código de ética del gremio. El futuro subsecretario no se presentó a ninguna de las etapas del proceso. La sanción consistió en “la reprensión por escrito y con publicidad por su conducta contraria a la ética profesional”, según manda el Colegio Médico. Los beneficiados con las becas no fueron sancionados porque no estaban asociados a la señalada entidad gremial.

En la resolución que confirmó la absolución del doctor Rodrigo Loubies y rebajó la sanción al doctor San Miguel, se confirmó que distinto "es el grado de culpabilidad que le cabe al Director del Servicio de Salud Metropolitano Sur, Dr. Juan Manuel Toso Loyola, quien no solo era la autoridad superior del referido Servicio, sino que, además, padre de una de las profesionales beneficiadas con la beca de formación en dermatología”. Por lo tanto, la entidad gremial, “además de confirmar la sanción de censura en contra del Dr. Juan Manuel Toso Loyola, ordenó al Tribunal de Ética del Consejo Regional Santiago investigar la participación que pueda caber en los hechos denunciados a médicos de la Universidad de Santiago que detentaban facultades de decisión en el otorgamiento de las becas cuestionadas".

Lo que dijo Contraloría
Además, a partir de una denuncia por los mismos hechos, se pronunció la Contraloría General de la República. El organismo fiscalizador ordenó una auditoría al hospital en un informe de 2016, donde además refutó la defensa del hospital, desde donde aseguraron que las becas eran parte de un convenio con la universidad. Pero Contraloría objetó este argumento, afirmando que el convenio no incluye un campo de dermatología y que, dado que los beneficios involucran fondos públicos, deben otorgarse a través de un concurso.

El informe del organismo contralor, fechado en febrero de 2016, cuestiona en primer término la materialización del convenio con la Universidad de Santiago, vigente desde septiembre de 2013, cuando Toso dirigía el centro de Salud. Se comprobó que "el HEP (Hospital El Pino) no contó con una capacidad formadora debidamente sancionada para acoger la actividad docente y de investigación”, detalla el informe y agrega que "pese a las medidas adoptadas por el centro hospitalario, se mantiene la observación formulada, por cuanto aún no se regulariza el acto formal que apruebe la capacidad formadora”, destaca.

La indagatoria de Contraloría determinó, con respecto al convenio entre la Universidad de Santiago y el Hospital El Pino, que se detectó que este último no gestionó los cupos de becas anuales por parte de la casa de estudios superiores, durante los 3 años de vigencia del convenio, "en los programas de la Facultad de Ciencias Médicas, lo cual denota una vulneración a lo pactado en la cláusula octava del aludido convenio”, consigna el escrito.

El 22 de octubre de 2015, el hospital reconoció que para las becas de dermatología no se efectuó el concurso que correspondía, pero que la situación se enmarcaba dentro de lo permitido por el convenio. Sin embargo, el órgano contralor aclaró que se advirtió que “lo indicado por dicho establecimiento de salud no es efectivo, debido a que la revisión de esta Entidad de Control permitió comprobar que las becas de especialización de dermatología, no forman parte de aquellas consideradas como retribución en la cláusula octava de dicho convenio, sino que corresponden a beneficios de origen ministerial”.

Como respuesta, el hospital se defendió afirmando que los médicos que cursaron para la especialidad, incluida la hija del subsecretario Juan Manuel Toso, “fueron ingresados como becarios por el Ministerio de Salud, a petición del Director del servicio de la época, mediante la modalidad de 'captados', la cual, según lo argumentado por el aludido subdirector, permitía incluir como becados a médicos que no habían concursado a través del MINSAL, lo que era de común usanza en ese entonces”.

Pero el organismo de control volvió a objetar este argumento, citando para tal efecto el Reglamento de Becarios, que obliga a que “la selección deberá efectuarse a través de la Subsecretaría de Salud, o de los servicios de salud respectivos, mediante concurso público, de acuerdo con las bases de selección que corresponda, y las que señale la circular del llamado a concurso respectivo, con la difusión que se establezca en la convocatoria”, puntualiza el informe. El hospital finalmente reconoció el error y se comprometió a ejecutar las acciones necesarias para remediarlo. De todas maneras, Contraloría mantuvo la observación.

Para el diputado Juan Luis Castro, ex presidente del Colegio Médico, la beca de dermatología en el Hospital El Pino se creó “de manera muy poco ortodoxa, sin tener la acreditación suficiente. Se hizo con un convenio que el propio director del Servicio de Salud supervisaba y puso a su hija”.

En este sentido, Castro reconoce que “me sorprende que las autoridades que hicieron estos nombramientos no hayan reparado en estos fallos que son de conocimiento público, no son privados ni reservados. Esto viene hace tres años, del 2014. Es un hecho que se pudo haber chequeado con anterioridad. Ahora, no constituye un impedimento legal, porque no hay una inhabilidad administrativa. Esto entra de lleno en el terreno de las idoneidades profesionales y éticas de las personas. Al leer el fallo, me sorprende que el doctor Toso nunca haya querido ir a prestar declaración al Colegio Médico, siendo afiliado a la institución. Es una expresión de indiferencia hacia su propia institución. Me parece un poquito preocupante, porque lo normal es que haya un sentido de pertenencia con la institución a la que uno pertenece voluntariamente y que acepta sus reglamentos y sus códigos. Esto pertenece al terreno subjetivo de qué tipo de persona está nombrando el Presidente Piñera. Me imagino que, si lo vieron, lo habrán sopesado, y entiendo que está ratificado”, afirmó.


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