Un cliente fue a un negocio y le dice al vendedor: -oiga a cuánto tiene los huevos? -a tres dedos del hoyo y los tengo depilados y aceitosos. El vendedor se bajó los pantalones y comenzó a meterse los dedos en el ano viscoso. Pero estaba tan rica la sensación de calentura que comenzó a correrse la paja y acabó encima del mostrador. Todo a vista del cliente.