Guardia colombiana solitaria se deleita con mi pene

Tengo 23 años, soltero, complexión media y no porfiado de cara, pero tampoco me atrevería a decir q un deleite pa las minas.

Trabajé en una bodega en el área de Calidad. Todo el día redactando documentos y peleando con los viejos, así que por lo general mis días se finiquitaban no de muy buen humor. Un poco pasadita la finalización de mi turno había un cambio de guardia, donde el compadre por defecto de mi horario laboral, un loco de lo más normal, es relevado por una mujer. De esto no me di cuenta hasta que ya llevaba medio año trabajando ahí.

Bajita, blanca, unas tetas que te incitan a imaginarte el desbrochar de la camisa para hundir la cara en ellas... en fin. Ya había escuchado a mis compañeros culearse mentalmente a esta mina, especialmente porque les llamaba la atención que fuera colombiana, o 'paisa' (una especie de totum pro parte donde cualquier colombiana es paisa). Si bien me llamaba más la atención sus tetas que su voz -que no había escuchado todavía- no encontré que fuera un mal agregado, aparte le daba un poco más de diversidad visual a la pega pq no trabajaba ninguna mujer.

La frustración y el cansancio con el q terminaban mis días poco a poco se empezaba a reemplazar por la calentura que me generaba el imaginarme toparme con ella cuando salía en los días que me quedaba hasta más tarde. Empecé a arreglarme más, cambiar la polera corporativa por la camisa bien ordenadita debajo del pantalón, lucir los tatuajes, etc. En el fondo, sacarle el provecho a que la mina se veía casi empezando sus cuarenta y que si quería un colágeno era cosa de que mirara nomás. Cuando la veía, la saludaba y me despedía, y noté que cada vez me sostenía un poco más la mirada. A veces intencionalmente me hacía el q no la veía y ella muy cordialmente me saludaba. No diré su nombre ni un sustituto de porque me da paja pensar en uno.

Un día se me alargó por arreglar cagás ajenas. Salí varias veces durante la jornada a fumar a la zona designada para ello, que convenientemente estaba a la vista de la caseta de guardias. Entre la rabia y calmar la ansiedad con el tercer cigarro del día, la vi llegar y hacer cambio de guardia. Toda esa sangre que tenía en la cabeza se me fue a donde pueden imaginar donde. La saludé, me saludó; se instaló en la caseta, dejó todas sus cosas y no bien se retiró su colega ella se acercó y me preguntó que por qué aún no me iba.

-Ahí, arreglando algunos condoros.

Le ofrecí un cigarro mientras le respondía, también le ofrecí fuego para prenderlo una vez lo sacó de la cajetilla.

- ¿Suyos o del resto?

El 'ustedeo' no es propio únicamente de las paisas, pero que te traten así con ese acento calienta hasta a una estatua.

-A estas alturas ya ni sé de quien, sólo de que los tengo que arreglar.

Conversamos un rato y le pregunté de donde era. Bogotá. "Usted es 'cachaca' entonces" le dije. Se sorprendió un poco de q supiera como le dicen a los de Bogotá. "No, soy Rola, mi familia es de otro lado". Le sonreí nomás mientras apagaba el cigarro y me despedí a terminar mi pega, más caliente que la chucha. Pasé al baño a lavarme el compañero que ya se había aguantado una larga jornada y a ver si el agua fría me ayudaba con el evidente bulto en el pantalón.

Terminé mi pega y me dirigí a su caseta a despedirme.

-No se demoró nada en arreglar esos 'condoros' -se le veía una sonrisa media coqueta.
-Uno es bueno pa' la pega. Pero a esta hora voy a tener que pelear para llegar a la casa, y para eso no soy tan bueno. ¿Tú en qué te vai'?
-Mañana en la mañana, en micro. Peleo mejor que usted.
-Toda la noche aquí, ¿no te da miedo?
-Al principio me pasaba, cuando lanzan pirotecnia
-AH, cuando "llega la merca"

De ahí empezó una conversación super distendida y entretenida donde yo estaba desde la puerta de su caseta y ella sentada. Poco a poco se habían vaciado todas las bodegas y parecía que quedábamos nosotros nomás.

-Ya, me voy. Voy a tener que pedir un uber.
-Pero si se va en uber qué lo apura? ¿lo esperan en la casa?
-Mis papás ya están durmiendo.
-¿Y la 'polola' como dicen?
-En algún lugar del planeta, todavía no la conozco.
-Venga, tráigase una silla del toldo para fumadores y conversemos.
-¿Y no la retan?
-Estas mariqueras de cámaras no sirven, llevamos meses peleando pa' que las arreglen...

No creo encontrar las palabras para expresar la calentura que me produjo el imaginar todos los escenarios en los que me culeaba a esa colombiana en la caseta de guardias. Como pingüino por culpa de la erección caminé lo más disimuladamente posible a buscar una silla y quedarme conversando con la mina, los dos solitos. La conversación se reinició un poco, pero ella ni tonta ni perezosa volvió más pronto q tarde al tópico de las relaciones.

-¿Y usted no quiere saber si tengo pareja que no me ha preguntado?
-Estoy mejor sin saber, me rompería el corazón saber que tiene marido. Pero si trabaja toda la noche yo asumo que no tiene alguien que la espere.

Se rio y me ofreció un 'tintico' (café). Me negué porque quería llegar a mi casa a descansar y con el café me costaría.

-Que pena dormir solo.
-Que pena trabajar sola también.
-Si, trabajar sola y dormir sola a una le hace daño.

Me empezaba a molestar un poco la erección por tenerla ahí hace tanto rato, pero el ambiente sutil y sugerente al mismo tiempo no ayudaba. Ya, mucho rato dije.

-¿Es verdad que las cámaras no sirven?
-Sí, ya le dije. ¿por qué le importa tanto?

Me acomodé un poco haciendo obvia mi erección sin decir nada.

Miró disimulada, la v i de reojo, Despueś caché que ya no hacía ningún esfuerzo en ocultar la mirada.

-¿Qué tiene por aquí? -se acercó y me empezó a tocar la pierna subiendo la mano por los muslos hasta llegar a mi paquete que no daba más.

Se puso encima mío y nos empezamos a besar con todo, sin ningún reparo en que podría venir algún auto (después ella me diría que tras determinado horario tenían que pedir permiso por correo y no había nada agendado). Le agarré el culo que no era tan gordo como salta a la imaginación cuando uno piensa en colombianas', pero era mejor para mí. Más natural, y estaba super rico de agarrar también. Le saqué la chaqueta rojay le levanté la polera de piqué negra de la empresa de seguridad; unas enormes tetas apenas sotenidas por un sostén blanco. Blanquitas, que albergaban pezones grandes y duros. Las chupé como si fuera la última comida de un condenado a muerte. Se quitó de encima y me bajó el pantalón y el boxer, a lo cual mi pene q llevaba horas pidiendo su vagina salió en todo su esplendor. Se sorprendió porque si bien es un poco sobre el promedio (y me imagino que ha visto muchos más grandes) es bastante estético. "Que chimbo más lindo" me dijo, y se lo mandó a la boca. "Y rico" murmruó con la boca llena.

Estaba tan extasiado que sentía me podía ir en cualquier momento, y como no soy ningún semental como algunos aquí lo dicen ser, aguanté poco de la chupada antes de tomarla de la cara y sacarla suavemente de lo q estaba haciendo para no irme muy antes.

-¿No le gusta?
-Me encantaría estar así toda la noche, pero más quiero probarla de lo que usted quiere probarme

Se rio y se empezó a empelotar ayudada por mí. La puse en cuatro, me hinqué en el suelo y empecé a lamer su sexo con una cadencia progresiva, calmando un poco mi ansiedad para no ir demasiado fuerte y disgustarla. Su vagina tenía pelitos de unos días nomás y estaba bastante estrecha, me costó un poco entrar con mi lengua. Despedía un olor hipnotizante, como adictivo, se notaba que la mina era muy higiénica y de estas personas que tienen un olor natural rico. O quizá eran las f eromonas y la calentura, en fin Empezó a gemir muy agudo y casi me voy ahí mismo sólo con sus jadeos, lo que me hizo ir de menos a más. Unos minutos así, no más de tres, bastaron para que me pidiera por favor que se la metiera; y un caballero no se puede negar a una propuesta así. Saqué un condón de mi mochila mientras ella pedía que por favor me apurara, me protegí el amigo (con un dejo de tristeza por no poder hacerlo a fierrito pelado, pero así es la vida) y la penetré lentamente. Ella dio un largo gemido sostenido hasta que mi pubis chocó con su culito a todo mi esplendor. Empecé de a poco sacándola casi toda menos la punta y metiéndola despacio. Ella gemía desesperada, ansiosa también de que lo hiciera más fuerte y más rico. Fui subiendo la velocidad sacándola y metiéndola entera y sus gemidos se volvían cada vez más desesperados. Miraba por la ventana por si venía alguien y sentía como que la posibilidad de ser descubierto me hacía querer penetrarla más fuerte y rápido. Le agarraba el culo le daba nalgadas, la agarraba del pelo y la tiraba, la tomaba de la cintura y la apretaba hacia mí con cada embestida...

Finalmente ya no dí más y eyaculé. Saqué altiro a mi amigo para que no se le fuera la fuerza dentro suyo y cayera algo adentro. Ella estaba muy agitada y contenta.

Se repitió varias veces despueś de eso. En mi casa, en la suya, en moteles, ahí mismo en la caseta. Se empezó a enganchar pero no la quería como polola así que nos distanciamos, pero escribiendo esto me dan ganas de hablarle para concretar de nuevo.