La consecuencia del error moral: El estatismo y la destrucción de la libertad y la propiedad. T odos los errores cuestan. Esto resulta más evidente con las leyes de la naturaleza. Si una persona yerra con respecto a las leyes de la naturaleza, esa persona no será capaz de alcanzar sus propios objetivos. Sin embargo, dado que el fracaso de lograrlo tiene que cargarlo cada individuo que se equivoca, prevalece en este mundo un deseo universal de aprender y corregir los propios errores. Los errores morales también cuestan. No obstante, a diferencia del caso anterior, su costo no debe, al menos no necesariamente, ser pagado por cada una y todas las personas que cometieron el error. En realidad, este sería el caso sólo si el error involucrado fuera el de creer que todos tienen el derecho a cobrar impuestos y a la toma definitiva de decisiones referentes a la persona y la propiedad de todos los demás. Una sociedad cuyos miembros crean esto estaría condenada. El precio 26 Hans Hoppe Libertad o Socialismo a pagar por este error sería la muerte universal y la extinción. Sin embargo, la cuestión es claramente diferente si el error involucrado es el de creer que una agencia el Estado sola tiene el derecho de cobrar impuestos y de la toma definitiva de decisiones (en lugar de todos, o, correctamente, ninguno). Una sociedad cuyos miembros creyeran esto o sea, que debe haber leyes diferentes que se apliquen en forma desigual a amos y siervos, cobradores y pagadores de impuestos, legisladores y legislados puede de hecho existir y perdurar. También hay que pagar por este error. P ero no todos los que sostienen este error deben pagar por él de igual manera. En su lugar, algunas personas tendrán que pagar por él, mientras otras los funcionarios del Estado realmente se benefician del mismo error. Por ende, en este caso sería erróneo asumir un deseo universal por aprender y corregir los propios errores. Al contrario, en este caso habría que asumir que algunas personas, en lugar de conocer y promover la verdad, tienen un motivo constante para mentir, es decir, para mantener y promover falsedades aún si ellos mismos las reconocen como tales. E n cualquier caso, entonces, ¿cuáles son las consecuencias mixtas de, y cuál es el precio desigual a pagar por, el error y/o la mentira de creer en la justicia de la institución del Estado? Toda vez que el principio del Gobierno monopolio judicial y poder de cobrar impuestos es admitido incorrectamente como justo, cualquier noción de restringir el poder gubernamental y salvaguardar la libertad individual y la propiedad es ilusoria. Más bien, bajo auspicios monopólicos el precio de la justicia y la protección aumentará continuamente y la calidad de la justicia y la protección caerá. Una agencia financiada mediante impuestos es una contradicción en términos un expropiador protector de la propiedad y llevará inevitablemente a más impuestos y menos protección. Aún si, como algunos estatistas liberales clásicos han propuesto, un gobierno con sus actividades limitadas exclusivamente a la protección de derechos de propiedad preexistentes, surgiría la cuestión de cuánta seguridad producir. Motivado (como todos) por el interés personal y la fatiga del trabajo, pero con el único poder de cobrar impuestos, la respuesta de un funcionario del Gobierno será invariablemente la misma: M aximizar los gastos en protección y casi toda la riqueza de la nación puede ser concebida como consumible por el costo de la protección y al mismo tiempo minimizar la producción de la protección. Cuanto mayor dinero uno pueda gastar y menos se deba 27 Hans Hoppe Libertad o Socialismo trabar para producir, se saldrá más ganador. A demás, un monopolio judicial llevará inevitablemente a un constante deterioro de la calidad de la justicia y la protección. Si nadie puede apelar a la justicia excepto la del Gobierno, la justicia será pervertida a favor del Gobierno, incluyendo las constituciones y las cortes supremas. Las constituciones y las cortes supremas son constituciones y agencias estatales, y cualesquiera que sean las limitaciones a la acción estatal que puedan tener o encontrar, es invariablemente decidido por agentes de la misma institución en cuestión. Presumiblemente, la definición de la propiedad y la protección serán continuamente alterados y el espacio de jurisdicción será expandido en ventaja del Gobierno hasta que, finalmente, la noción de derechos humanos universales e inmutables y especialmente de derechos de propiedad desaparecerán y serán reemplazados por los de la ley como legislación gubernamental y los derechos como garantías brindadas por el Gobierno. L os resultados, todos predichos por Rothbard, están ante sus ojos, para que todos los vean. La carga impositiva impuesta sobre los propietarios y los productores ha aumentado continuamente, haciendo que la carga económica de incluso esclavos y siervos parezca, en comparación, moderada. La deuda gubernamental y por lo tanto, futuras obligaciones impositivas han aumentado a niveles espasmódicos. Cada detalle de la vida privada, la propiedad, el comercio y el contrato es regulado por cada vez mayores montañas de leyes. De todas formas, la única tarea que se suponía que el Gobierno tenía que asumir la de proteger nuestra vida y propiedad no la realiza. Por el contrario, los cada vez más altos gastos en seguridad social, pública y nacional han aumentado, cuanto más se desgastan nuestros derechos de la Propiedad Privada, más ha sido expropiada, confiscada, destruida y devaluada nuestra propiedad. Cuantas más leyes se producen, se crea mayor incertidumbre legal y daño moral, y la falta de derechos ha desplazado a la ley y al orden. En lugar de protegernos del crimen doméstico y la agresión externa, nuestro Gobierno, equipado con enormes cantidades de armas de destrucción masiva, ataca contra siempre nuevos Hitlers y supuestos simpatizantes de Hitler en cualquier parte fuera de su territorio. En resumen, mientras nos hemos convertido en cada vez más indefensos, empobrecidos, amenazados, e inseguros, nuestros gobernantes estatales se han hecho cada vez más corruptos, arrogantes y peligrosamente armados. 28 Hans Hoppe Libertad o Socialismo La restauración de la moral: Sobre la liberación. ¿ Q ué hacer, entonces? Rothbard no sólo ha reconstruido la ética de la libertad y explicado a la ciénaga actual como resultado del estatismo, también nos ha enseñado el camino hacia la restauración de la moral. Lo primero y más importante es que nos ha explicado que los Estados, por poderosos e invencibles que puedan parecer, en definitiva deben su existencia a ideas, y dado que las ideas pueden, en principio, cambiar instantáneamente, los Estados pueden ser derribados y destruidos casi de la noche a la mañana. Los representantes del Estado son siempre y en todas partes, sólo una pequeña minoría de la población sobre la cual gobiernan. La razón de esto es tan sencilla como fundamental: cien parásitos pueden vivir vidas confortables si chupan la sangre vital de miles de anfitriones productivos, pero miles de parásitos no pueden vivir confortablemente de una población anfitriona de sólo cien miembros. Sin embargo, si los agentes gubernamentales son meramente una pequeña minoría de la población, ¿cómo pueden forzar su voluntad sobre esa población y salir airosos? La respuesta que da Rothbard al igual que de la Boetie, Hume, y Mises antes que él, es: sólo por virtud de la cooperación voluntaria de la mayoría de la población con el Estado. Pero aún ¿cómo puede el Estado asegurarse tal cooperación? La respuesta es: sólo debido a que, y en tanto que, la mayoría de la población crea en la legitimidad del Gobierno estatal. Esto no quiere decir que la mayoría de la población debe estar de acuerdo con cada medida estatal. En realidad, bien puede considerar que muchas políticas estatales están equivocadas e incluso son despreciables. No obstante, la mayoría de la población debe creer en la justicia de la institución del Estado como tal, y por ende, que aún si un Gobierno particular se equivoca, estos errores son meros accidentes que deben ser aceptados y tolerados en miras a un bien mayor, provisto por la institución del Gobierno. P ero ¿cómo se hace para que la mayoría de la población crea esto? La respuesta es: con la ayuda de los intelectuales. En la antigüedad eso significaba intentar moldear una alianza entre el Estado y la iglesia. En la actualidad y en forma mucho más efectiva, esto implica la nacionalización (socialización) de la educación: a través de escuelas y universidades estatales o subsidiadas por el Estado. La demanda del mercado de servicio intelectuales, especialmente en el área de humanidades y ciencias sociales, no es precisamente alta, estable y segura. Los intelectuales estarían a la merced de los valores y las 29 Hans Hoppe Libertad o Socialismo decisiones de las masas, y las masas generalmente no están interesadas en cuestiones filosófico-intelectuales. El Estado, por otro lado, destaca Rothbard, acomoda su ego típicamente exacerbado y está gustoso de ofrecerle a los intelectuales, una cama cálida, segura y permanente en su aparato, un ingreso seguro, y la panoplia del prestigio. Y realmente, el Estado democrático moderno en particular, creó una masiva sobreoferta de intelectuales. S u comodidad no garantiza un pensamiento correcto estatista - por supuesto; y por bien y de más, que generalmente que estén pagados, los intelectuales continuarán quejándose de cuán poco aprecian los poderes su tan importante trabajo. Pero seguramente ayuda para llegar a las conclusiones correctas si uno se da cuenta de que sin el Estado la institución del cobro de impuestos y la legislación uno podría quedarse sin trabajo y tendría que probar las propias manos en la mecánica de los surtidores de combustible, en lugar de preocuparse con cuestiones tan estresantes como la alienación, la equidad, la explotación, la deconstrucción del género y los roles sexuales, o la cultura de los esquimales, de los hopis y de los zulúes. E incluso si uno se siente menospreciado por esto o eso incumbe al Gobierno, uno aún se da cuenta de que la ayuda sólo puede venir de otro Gobierno, y seguramente no de un asalto intelectual sobre la legitimidad de la institución gubernamental como tal. Entonces, no es de sorprender que, como hecho empírico, la abrumadora mayoría de los intelectuales contemporáneos sean directamente izquierdistas e incluso que los intelectuales más conservadores o de libre mercado, como Friedman o Hayek, por ejemplo, sean fundamental y filosóficamente estatistas. D e esta perspectiva de la importancia de las ideas y el rol de los intelectuales como guardaespaldas del Estado y del estatismo, entonces, resulta que el papel más decisivo en el proceso de liberación la restauración de la justicia y la moral debe recaer sobre los hombros de lo que se podría llamar intelectuales anti-intelectuales. Sin embargo, ¿cómo podrían tener éxito los intelectuales anti-intelectuales en deslegimitar al Estado en la opinión pública, especialmente si la gran mayoría de sus colegas son estatistas y harán todo lo que esté a su alcance para aislarlos y desacreditarlos como extremistas y locos? El tiempo me permite sólo hacer unos pocos comentarios breves sobre esta pregunta. 30 Hans Hoppe Libertad o Socialismo Primero: D ado que uno debe contar con la viciosa oposición de los propios colegas, para poder enfrentarla, sacársela de encima, es de suma importancia no basar la propia postura en economía y utilitarismo, sino en argumentos éticos y morales. Esto es debido a que sólo las convicciones morales lo proveen a uno del coraje y la fuerza necesarios en la batalla ideológica. Pocos están inspirados y dispuestos a aceptar sacrificios si aquello a lo cual se oponen es simple error y derroche. Más inspiración y coraje pueden surgir de saber que uno está involucrado en la lucha contra el mal y las mentiras. (Volveré sobre esto en breve). Segundo: R esulta importante reconocer que uno no necesita convertir a los colegas, es decir, persuadir a los principales intelectuales. Tal como Thomas Kuhn ha demostrado, esto ya es bastante raro en ciencias naturales. En ciencias sociales, las conversiones de visiones previamente sostenidas entre los intelectuales establecidos son casi inexistentes. En su lugar, uno debería concentrar los esfuerzos personales en los jóvenes que aún no están comprometidos intelectualmente, cuyo idealismo también los hace particularmente receptivos de los argumentos morales y del rigor moral. Y así, uno debería esquivar al mundo académico y llegar al público general (es decir, el hombre común educado), que sostiene algunos prejuicios anti-intelectuales generalmente saludables en los cuales se puede dar fácilmente. Tercero: (volviendo a la importancia de un ataque moral contra el Estado): E s esencial reconocer que no se puede ceder en el nivel teórico. Es cierto que uno no debería negarse a cooperar con personas cuyos puntos de vista estén definitivamente equivocados y confundidos, en tanto y en cuanto sus objetivos puedan ser clasificados, claramente y sin ambigüedades, como un paso en la dirección correcta de la desestatización de la sociedad. Por ejemplo, uno no debería querer negarse a cooperar con personas que buscan introducir un impuesto a las rentas plano del 10 por ciento (aunque no deberíamos querer cooperar con aquellos que quieren combinar esta medida con un aumento del impuesto a las ventas para lograr neutralidad impositiva, por ejemplo). Sin embargo, bajo ninguna circunstancia dicha cooperación debe 31 Hans Hoppe Libertad o Socialismo llevar a, o alcanzarse mediante, el sacrificio de los propios principios. El cobro de impuestos es justo o injusto. Y una vez que se lo admite como justo, ¿cómo se hará para oponerse a un aumento de impuestos? Por supuesto, la respuesta es que no se puede. P uesto de otra manera, negociar en el nivel de la teoría, como se encuentra, por ejemplo, entre los defensores moderados del libre mercado como Hayek o Friedman o incluso entre los llamados minarquistas, no sólo es filosóficamente insatisfactorio sino también ineficiente y contraproducente en la práctica. Sus ideas pueden ser y de hecho lo son fácilmente cooptadas e incorporadas por los gobernantes estatales y la ideología estatista. Realmente, cuán a menudo oímos por parte de estatistas y en defensa de una agenda estatista, gritar cosas como incluso Hayek (Friedman) dice o ¡ni siquiera Hayek (Friedman) niega que tal y tal cosa debe ser realizada por el Estado! P ersonalmente, pueden no estar contentos al respecto, pero es innegable que su trabajo se presta a este propósito, y por lo tanto, que ellos, de grado por fuerza, de hecho contribuyen al continuado e imbatible crecimiento del poder estatal. E n otras palabras: negociar en la teoría o el incrementalismo sólo llevará a la perpetuación de las falsedades, males y mentiras del estatismo, y sólo el purismo en la teoría, el radicalismo, y la intransigencia pueden y deben llevar primero a la reforma práctica gradual, la mejora y la posible victoria final. Por ende, como intelectual anti-intelectuales en el sentido Rothbardiano uno nunca puede estar satisfecho con criticar varios locuras gubernamentales, aunque puede que haya que empezar con eso, pero uno siempre debe proceder de allí a un ataque fundamentalista sobre la institución del Estado como un ultraje moral y a sus representantes como fraudes morales y económicos, mentirosos e impostores como emperadores sin ropa. E n particular, uno nunca debe dudar de atacar al mismo corazón de la legitimidad del Estado: su supuesto rol indispensable como productor de protección de la propiedad y la seguridad. Ya he demostrado cuán ridículo es este reclamo en términos teóricos: ¿cómo es posible que una agencia que puede expropiar la propiedad privada sostenga ser protectora de la propiedad privada? Pero dudosamente sea menos importante atacar la legitimidad del Estado sobre este aspecto en términos empíricos. Es decir, destacar y dar por descontada la cuestión de que, después de todo, los Estados, que son nuestros 32 Hans Hoppe Libertad o Socialismo supuestos protectores, son la misma institución responsable por 170 millones de muertes aproximadas sólo en el siglo XX más que las víctimas del crimen privado en toda la historia de la humanidad (y este número de víctimas de crímenes privados, de los cuales el Gobierno no nos protegió, hubiese sido aún mucho menor si los gobiernos en todas partes y en todos los tiempos no se hubieran esforzado constantemente en desarmar a sus propios ciudadanos para que los gobiernos por su parte ¡pudieran convertirse en máquinas asesinas cada vez más eficientes!) En lugar de tratar a los políticos con respeto, entonces, la crítica hacia ellos debería aumentar significativamente; no sólo son ladrones sino también asesinos en masa. Cómo se atreven a exigir nuestro respeto y lealtad. ¿ P ero una radicalización ideológica categórica y distintiva traerá los resultados buscados? De hecho, sólo ideas radicales y en realidad radicalmente sencillas pueden movilizar los sentimientos de las masas oscuras y apáticas y deslegitimar al Gobierno ante sus ojos. M e permito citar a Hayek sobre este aspecto (y al hacerlo, espero también dar a entender que mi crítica bastante fuerte hacia él más arriba, no debe ser malentendida en el sentido de que no se puede aprender nada de autores que están fundamentalmente equivocados y confundidos): D ebemos construir una sociedad libre, una vez más, un emprendimiento intelectual, a acto de valentía. Carecemos de una Utopía liberal, un programa que no parezca una mera defensa de cosas como son, ni tampoco una suerte de socialismo diluido, sino un radicalismo verdaderamente liberal que no desperdicie las susceptibilidades del hábil , que no sea demasiado severamente práctico y que no se confine a sí mismo a lo que hoy parece políticamente posible. Necesitamos líderes intelectuales que estén preparados a resistir las lisonjas del poder y la influencia, y que estén dispuestos a trabajar por un ideal, por más pequeñas que puedan ser las perspectivas de su temprana realización. Deben ser hombres dispuestos a aferrarse a principios y a luchar por su completa realización, por más remota que sea. El libre comercio y la libertad de oportunidades son ideas que aún pueden causar imaginaciones en muchas personas, pero una mera razonable libertad de comercio o una mera disminución de los controles no es ni intelectualmente respetable ni es probable que inspire ningún entusiasmo A menos que podamos hacer que los fundamentos filosóficos de una sociedad libre sean una vez más una cuestión intelectual, y su implementación una tarea que desafíe 33 Hans Hoppe Libertad o Socialismo la ingenuidad e imaginación de nuestras mentes más despiertas, las perspectivas de la libertad son realmente oscuras. Pero si podemos recuperar esa fe en el poder de las ideas que fue el logro del liberalismo en su mejor momento, la batalla no está perdida. H ayek por supuesto no siguió su propio consejo para proveernos de una teoría consistente e inspiradora. Su Utopía, desarrollada en su C onstitución de la Libertad, es la visión bastante poco inspiradora del Estado de bienestar sueco. En su lugar, fue Rothbard quien hizo lo que Hayek reconoció como necesario para una renovación del liberalismo clásico; y si hay algo que pueda revertir la marea aparentemente incontenible de estatismo y restituir la justicia y la libertad, es el ejemplo personal brindado por Murray Rothbard y la difusión del Rothbardianismo.
¿Cuál es la diferencia entre el ancap y el liberalismo clásico? No conozco mucho -casi nada- el ancap... Saludos. PD: En palabras mas menos simples, no estudio nada relacionado con economía. Sólo me gustaría saber lo básico.
La Idea de una Sociedad de Derecho Privado S ólo, en su isla, Robinsón Crusoe puede hacer cualquier cosa que le plazca. Para él no existen preguntas con respecto a reglas organizadas de conducta humana cooperación social simplemente no salen a flote. Esta pregunta sólo puede surgir una vez llegue una segunda persona a la isla, Viernes. Mas aún, la pregunta en gran parte no es pertinente mientras no exista escasez. S upongamos que la isla es el Jardín del Edén; todos los bienes externos están disponibles en superabundancia. Son bienes gratuitos, tal como el aire que respiramos el cual es normalmente gratis. Cualquier cosa que Crusoe haga con estos bienes, no tendrán repercusiones ni con respecto a su futuro suministro ni al suministro presente ni futuro de bienes para Viernes (y viceversa). De ahí que, es imposible que haya conflictos entre Crusoe y Viernes con respecto al uso de tales bienes. El conflicto es posible solamente si los bienes son escasos. Sólo entonces surgirá la necesidad de formular reglas que hagan posible una cooperación social ordenada y libre de conflictos. E n el Jardín del Edén existen sólo dos bienes escasos: el cuerpo físico de la persona y el espacio en que se para. Crusoe y Viernes tienen sólo un cuerpo y pueden pararse sólo en un lugar en determinado momento. De ahí que, aún en el Jardín del Edén puedan surgir conflictos: Crusoe y Viernes no pueden ocupar el mismo espacio simultáneamente sin entrar en conflicto físico el uno con el otro. P or consiguiente, aún en el Jardín del Edén deben existir reglas de conducta social ordenada reglas con respecto a la ubicación y al movimiento apropiado de los cuerpos humanos. Fuera del Jardín del 35 Hans Hoppe Libertad o Socialismo Edén, en el reino de la escasez, debe haber reglas no sólo para el uso de los cuerpos personales sino también para todo bien escaso, y así poder excluir toda posibilidad de conflictos. Este es el problema del orden social. La concepción liberal clásica del orden social. E n la historia del pensamiento social y político, se han hecho innumerables propuestas para solucionar el problema del orden social, y esta variedad de propuestas, mutuamente incompatibles, con frecuencia ha contribuido a que la búsqueda de una solución única y correcta se haya considerado ilusoria. Pero si existe una solución correcta. No hay razón para sucumbir al relativismo moral. La solución ha sido conocida durante centenares de años. En tiempos modernos esta solución sencilla ha sido íntimamente asociada con el liberalismo clásico. P ermítanme formular la solución, primero para el caso especial representado por el Jardín del Edén y subsiguientemente para el caso general representado por el mundo real donde todo es escasez y luego indicaré brevemente porqué esta solución debe ser considerada justa y además, económica. E n el Jardín del Edén, la solución es proporcionada por una sencilla regla que establece que todos puedan colocar o mover su propio cuerpo dondequiera les plazca, con la condición que nadie esté ocupando ese mismo espacio al mismo momento. Fuera del Jardín del Edén, en el reino de la escasez, la solución es aportada por cuatro reglas correlacionadas. P rimero, cada persona es la dueña adecuada de su propio cuerpo físico. ¿Quién más, si no Crusoe, debería ser el dueño del cuerpo de Crusoe? De otro modo, se constituiría en un caso de esclavitud, y ¿no es acaso la esclavitud injusta sino, además, antieconómica? E n segundo lugar, cada persona es dueña adecuada de todos los bienes recibidos de la naturaleza, que él mismo haya percibido como escasos y haya puesto en uso antes que cualquiera otra persona, por medio de su cuerpo. ¿En verdad, quien más, sino el primer usuario, debería ser su dueño? ¿El segundo o el tercero? S i fuera esto así, la primera persona no realizaría su acto de apropiación original, y así la segunda persona llegaría a ser la primera, 36 Hans Hoppe Libertad o Socialismo y así sucesivamente. A nadie, nunca, le sería permitido realizar un acto de apropiación y la humanidad original desaparecería al instante. Alternativamente, el primer usuario, junto con todos los rezagados, llega a ser copropietario de los bienes en cuestión. Entonces no podría evitarse el conflicto, porque, ¿qué hace uno si varios copropietarios tienen ideas incompatibles acerca de lo que quieren hacer con los bienes en cuestión? Esta solución sería también antieconómica porque reduciría el estímulo para utilizar por primera vez aquellos bienes percibidos como escasos. E n tercer lugar, toda persona que con la ayuda de su cuerpo y sus bienes originalmente apropiados, genere nuevos productos, llegará a ser en consecuencia el dueño adecuado de éstos, provisto sólo que en el proceso de producción no dañe físicamente los bienes de otras personas. F inalmente, una vez que los bien han sido apropiados por primera vez, ó han sido producidos, su propiedad puede ser adquirida sólo por medio de transferencias voluntarias y contractuales del título de propiedad de un dueño previo a otro posterior. L a institución de la propiedad privada y en particular el establecimiento de la propiedad privada por medio de la apropiación original se han catalogado con frecuencia como convenciones. Sin embargo, debe aclararse que esta premisa es falsa. La convención sirve un propósito siempre que exista una alternativa. Por ejemplo el alfabeto latino sirve el propósito de comunicación escrita. Existe una alternativa, el alfabeto cirílico. Por esta razón el alfabeto es una convención. ¿ C ual, es entonces, el propósito de las normas de acción? ¡Evitar todo conflicto posible! Las normas que generan conflicto son contrarias al verdadero propósito de las normas. Sin embargo, con respecto al propósito de evitar conflictos, las dos instituciones mencionadas no son convencionales; ninguna alternativa a ellas existe. Sólo la propiedad privada hace posible evitar conflictos que de otra manera son inevitables; y sólo el principio de adquisición de la propiedad por acción de la apropiación original, realizada por individuos específicos, en tiempos y ubicaciones específicos, han hecho posible evitar conflictos desde el principio de la humanidad. 37 Hans Hoppe Libertad o Socialismo La aplicación del orden social: El papel del Estado en el liberalismo clásico. T an importante como es este descubrimiento, sin embargo, nos deja con otro problema aún más difícil. Incluso si todos sabemos cómo evitar todo conflicto posible, e incluso si todos sabemos que al hacerlo así, a largo plazo, la prosperidad de todos en derredor llegará al máximo, no es cierto que siempre todos estemos interesados en evitar los conflictos ni las consecuencias de nuestras acciones. De hecho, siendo la humanidad como es, siempre existirán asesinos, ladrones, asaltantes, maleantes, y estafadores, o personas que no actúan de acuerdo con las reglas establecidas, y la vida sería imposible en la sociedad si los criminales no son disuadidos de sus actuaciones. Para mantener la ley y el orden, es necesario que los miembros de la sociedad estén preparados y equipados para presionar a cualquiera que no respete la vida y la propiedad de los demás, para que respete las reglas de la sociedad. ¿Cómo y a través de quién se llega a la aplicación de la ley y del orden? L a respuesta dada por los liberales clásicos y por casi todos los demás es bien conocida. La tarea imprescindible de mantener la ley y el orden es la única función del Estado. ¿Cómo se define el Estado, entonces? Un Estado no es simplemente una firma especializada. Convencionalmente, el Estado está definido como una agencia que posee dos características únicas. Primero, el Estado es una agencia que ejercita un monopolio territorial con toma de decisiones de última instancia. E so es, es el último árbitro en todo caso de conflicto, incluyendo los conflictos que el mismo Estado implica, y no permite apelación superior a si mismo. Además, el Estado es una agencia que ejercita un monopolio territorial de impuestos. Eso es, es una agencia que fija unilateralmente a los particulares el precio que se debe pagar por el servicio de mantener la ley y el orden. Errores del liberalismo clásico. E s muy difundida la visión liberal clásica con respecto a la necesidad de la institución del Estado como proveedor de la ley y del orden, sin embargo, argumentos bastante elementales, económicos y morales, muestran como esta visión puede estar enteramente sesgada. 38 Hans Hoppe Libertad o Socialismo E ntre economistas y filósofos políticos, una de las tesis más extensamente aceptadas es la de que todo monopolio es malo desde el punto de vista de los consumidores. Aquí, el monopolio es entendido como un privilegio exclusivo otorgado a un sólo productor de bienes o servicios, o como la ausencia de libre entrada en una línea particular de producción. Por ejemplo, sólo una agencia, A, puede producir un bien dado o servicio, X. Tal monopolio es malo para los consumidores porque, protegido contra la entrada de nuevos participantes potenciales en un área dada de producción, el precio del producto será más alto y de calidad más baja que en condiciones competitivas. Por consiguiente, es de esperarse que la ley y el orden proporcionados por el Estado sean excesivamente costosos y de calidad particularmente baja. S in embargo, este es sólo el más leve de los errores. El monopolio
del gobierno no es como cualquier otro monopolio, tal como el de la leche, ni como el monopolio de coches que saca productos de baja calidad con precios altos. La agencia del gobierno es extraordinaria entre todas las otras agencias porque produce no sólo cosas buenas sino también malas. En realidad debe producir cosas malas para poder producir algo que pudiéramos considerar un bien. C omo hemos anotado, el gobierno es el juez último en todo caso de conflicto, inclusive en conflictos en que él mismo está implicado. Consecuentemente, en vez de prevenir y resolver conflictos, un monopolio de última instancia provocará conflictos adicionales para resolver el caso a su favor. Eso es, si uno sólo puede apelar al gobierno por justicia, la justicia estará pervertida en favor del gobierno, a pesar de la constitución y los tribunales supremos. De todas maneras, se trata de constituciones y tribunales del gobierno, y cualquier limitación en la acción del gobierno que ellos puedan encontrar será decidida invariablemente por agentes de la mismísima institución. Previsiblemente, las definiciones de propiedad y protección serán alteradas continuamente y la escala de la jurisdicción ampliada en favor del gobierno. El concepto de una ley eterna e inmutable que debería primar, desaparecerá y será reemplazada por la idea de la ley como legislación una ley tan flexible como toda ley emanada del Estado.
T odavía peor, el Estado es un monopolio de impuestos, y mientras los que reciben los impuestos los empleados del gobierno la consideran como algo bueno, los que deben pagar los impuestos 39 Hans Hoppe Libertad o Socialismo consideran el pago como algo malo, como un acto de expropiación. Como agencia en términos de protección de vida y propiedades, sostenida con impuestos, la mera institución del gobierno no es nada menos que una contradicción. Es un expropiador protector de propiedades, que produce cada vez más impuestos y siempre menos protección. Incluso si el gobierno limitara sus actividades exclusivamente a la protección de la propiedad de sus ciudadanos, como los liberales clásicos han propuesto, surgiría la pregunta adicional de cuánta seguridad debe producir. Motivados, como están todos, por intereses personales y la inutilidad del trabajo, pero equipados con el poder extraordinario de imponer tasas e impuestos, la meta de un agente de gobierno será invariablemente llevar al máximo los gastos en protección, y es concebible que gran parte de la riqueza de una nación pueda ser consumida por el costo de dicha protección, reduciéndose al mismo tiempo su alcance. Mientras más dinero pueda uno gastar y menos deba uno trabajar para producir, mejor se estará. E n suma, la estructura de los estímulos inherentes a la institución del gobierno no es una receta para la protección de vida y propiedad, sino una receta para maltratos, opresión, y explotación. Esto es lo que nos muestra la historia de los Estados. Es primordialmente la historia de incontables millones de vidas humanas arruinadas. Errores multiplicados: Liberalismo democrático. U na vez que el liberalismo clásico asumió erróneamente que la institución del gobierno era necesaria para la conservación de la ley y del orden, surgió la siguiente pregunta: ¿Cuál forma convencional de gobierno es mejor para la tarea entre manos? Mientras la respuesta liberal clásica a esta pregunta no fue de manera alguna unánime, fue aún perfectamente fuerte y clara. La forma tradicional de gobierno señorial o real era aparentemente incompatible con la idea añorada de derechos humanos universales, porque se trataba de un gobierno basado en el privilegio. Por consiguiente, fue excluida. ¿Cómo, entonces, podría encuadrarse la idea de universalidad de los derechos humanos con el gobierno? La respuesta liberal fue la de abrir la participación y la entrada en el gobierno de igual a igual, para todos, por la vía de la democracia. A cualquiera ni siquiera se limitó a alguna clase hereditaria de nobles le fue permitido llegar a ser funcionario del Estado y ejercitar todas las funciones del gobierno. 40 Hans Hoppe Libertad o Socialismo S in embargo, esta igualdad democrática ante la ley es algo enteramente diferente e incompatible con la idea de una ley universal, igualmente aplicable a todos, en todas partes, y en todos los tiempos. De hecho, el cisma y la desigualdad objetables anteriormente de la más alta ley de los reyes versus la ley subordinada de sujetos ordinarios se preservan completamente bajo la democracia en la separación del derecho público versus el derecho privado y la supremacía del anterior sobre el último. Bajo la democracia, todos son iguales en lo que se refiere a que la entrada está abierta para todos en términos igualitarios. En una democracia no existen privilegios personales ni personas privilegiadas. Sin embargo, existen los privilegios funcionales y las funciones privilegiadas. Siempre y cuando actúen en calidad oficial, los funcionarios públicos son gobernados y protegidos por la ley pública, con lo cual ocupan una posición privilegiada en relación con personas que actúan bajo la mera autoridad del derecho privado, fundamentalmente en que les es permitido sostener sus propias actividades por medio de impuestos cargados a sujetos de derecho privado. El privilegio y la discriminación legal no desaparecerán. Al contrario. Antes que estar restringidos a príncipes y nobles, el privilegio, el proteccionismo, y la discriminación legal estarán disponibles para todos y pueden ser ejercitados por todos. P revisiblemente, entonces, bajo condiciones democráticas la tendencia de todo monopolio de aumentar los precios y disminuir la calidad es más pronunciada. C omo monopolio hereditario, el rey o el príncipe consideraban el territorio y las personas bajo su jurisdicción como sus bienes muebles y se dedicaban a explotar monopolísticamente su propiedad. Bajo la democracia, el monopolio, y la explotación monopolística no desaparecen. Incluso si a todos se les permite entrar el gobierno, no por eso se elimina la distinción entre gobernantes y gobernados. El gobierno y el gobernado no son uno y la misma persona. En vez de un príncipe que considera el país como su propiedad privada, un guardián temporal e intercambiable es puesto monopolísticamente a cargo del país. El guardián no es dueño del país, pero mientras esté en su oficio le es permitido utilizarlo para ventaja de si mismo y de sus protegidos. Tiene el uso actual el usufructo pero no su capital social. Esto no elimina la explotación. Al contrario, hace la explotación menos calculada, llevada a cabo con poca o ninguna consideración del capital social. La explotación es miope y se promueve sistemáticamente el consumo del capital.
E n particular, una vez que un lugar o un bien fue apropiado por primera vez mediante, en palabras de John Locke, mezclar el propio trabajo con él, la propiedad sobre esos lugares y bienes sólo puede ser adquirida mediante una transferencia voluntaria contractual del título de propiedad del propietario originario al otro. A la luz del ampliamente difundido relativismo moral, vale la pena destacar que esta idea de apropiación originaria y propiedad privada como solución al problema del orden social concuerda completamente con nuestra intuición moral. ¿No es sencillamente absurdo sostener que una persona no debería ser el dueño indicado de su propio cuerpo y de los lugares y bienes que él originariamente, es decir, antes que nadie más, se apropió, utiliza y/o produce mediante su cuerpo? Dado que ¿quién más, si no él, debería ser el dueño? ¿Y no es también obvio que la abrumadora mayoría de las personas incluyendo a los niños y a los primitivos actúan de hecho según esta regla, y lo hacen sin cuestionamiento y en forma natural? S in embargo, una intuición moral, más allá de su importancia, no es una prueba. Pero también hay prueba de que nuestra intuición moral es correcta. L a prueba puede ser provista de dos maneras. Por un lado, describiendo las consecuencias de que uno niegue la validez de la institución de la apropiación originaria y la propiedad privada: si una persona A no fuera dueña de su propio cuerpo y de los lugares y bienes originariamente apropiados y/o producidos con su cuerpo, como así también de los bienes voluntariamente (contractualmente) adquiridos a otro propietario anterior, entonces existen dos alternativas. O tra persona B tiene que ser reconocida como dueña del cuerpo de A, como así también de los lugares y bienes apropiados, producidos y adquiridos por A. O sino todas las personas, A y B, deben ser 19 Hans Hoppe Libertad o Socialismo consideradas copropietarias iguales de todos los cuerpos, lugares y bienes. E n el primer caso, A quedaría reducido al nivel de esclavo de B y objeto de explotación. B es el dueño del cuerpo de A y de todos los lugares y bienes apropiados, producidos y adquiridos por A, pero A, por su parte, no es dueño del cuerpo de B y de los lugares y bienes apropiados, producidos y adquiridos por B. Entonces, bajo esta regla se constituyen dos clases de personas categóricamente distintas Untermenschen (Subhombres) como A y Übermenschen (Superhombres) como B a las cuales se aplican leyes diferentes. Por lo tanto, ese tipo de reglas debe ser descartado como ética humana igualmente aplicable a todos qua seres humanos (animal racional). Desde el mismísimo comienzo, cualquier reglamentación similar puede ser reconocida como no aplicable universalmente y por ende, no puede sostener representar al derecho. P orque para que una regla aspire al nivel de derecho una regla justa es necesario que dicha regla se aplique igual y universalmente a todos. E n forma alternativa, en el segundo caso de propiedad universal y copropietaria, se cumple el requisito de igual derecho para todos. Sin embargo, esta alternativa sufre de otra deficiencia, incluso más severa, porque de aplicarse toda la humanidad perecería instantáneamente. (Y dado que toda ética humana debe permitir la supervivencia de la humanidad, esta alternativa también debe ser rechazada.) Toda acción de una persona requiere la utilización de un medio escaso (al menos el cuerpo de la persona y el lugar en que está parada). Pero si todos los bienes fueran copropiedades de todos, entonces ninguno, en ningún momento y ningún lugar, tendría permiso para hacer nada salvo que haya asegurado previamente el consentimiento de todos los demás copropietarios; y aún así, ¿cómo podría alguien brindar dicho consentimiento si no fuera el dueño exclusivo de su propio cuerpo (incluyendo sus cuerdas vocales) mediante las cuales debe expresar su consentimiento? En realidad, primero necesitaría el consentimiento de otros para poder expresarse, pero estos otros no pueden dar su consentimiento sin antes tener el de él, etc. E sta mirada a la imposibilidad praxeológica del comunismo universal, tal como Rothbard se refirió a esta propuesta, me lleva de inmediato a una segunda forma alternativa de demostrar la idea de la apropiación originaria y la propiedad privada como la única solución 20 Hans Hoppe Libertad o Socialismo correcta al problema del orden social. Si una persona tiene o no algún derecho y, si los tiene, cuáles son, sólo puede ser decidido mediante la argumentación (intercambio lógico). La justificación prueba, conjetura, refutación es una justificación argumentativa. Q uien quisiera negar esta proposición quedaría envuelto en una contradicción en términos, porque su negación constituiría en sí misma un argumento. Incluso un relativista ético, por lo tanto, debe aceptar esta primera proposición, a la cual acordadamente se la denomina a priori de la argumentación. D e la innegable aceptación el nivel axiomático de este a priori de la argumentación, surgen, por lo tanto, dos conclusiones igualmente necesarias. Primero, se sigue del a priori de la argumentación cuando no hay solución racional al problema del conflicto que surge de la existencia de la escasez. En mi anterior escenario de Crusoe y Viernes, supongamos que Viernes no era el nombre de un hombre sino el de un gorila. O bviamente, de la misma forma en que Crusoe puede entrar en conflicto respecto de su cuerpo y el lugar que ocupa con Viernes, el hombre, también puede suceder con Viernes, el gorila. El gorila puede que quiera ocupar el mismo espacio que Crusoe está ocupando. En este caso, al menos si el gorila es la clase de entidad que conocemos como gorilas, no hay, de hecho una solución racional a su conflicto. O gana el gorila, y devora, destruye, o empuja a Crusoe a un lado esto es la solución del gorila al problema o Crusoe gana, y mata, golpea, ahuyenta o domestica al gorila esto es la solución de Crusoe. En esta situación, uno podría hablar, de hecho, de relativismo moral. Uno podría concordar con Alasdair MacIntyre, un prominente filósofo de la persuasión relativista, preguntando lo mismo que el título de uno de sus libros, ¿La justicia de quién? ¿Cuál racionalidad? (Whose Justice? Which Rationality?) la de Crusoe o la del gorila. Dependiendo del lado de cual uno elija estar, la respuesta será diferente. Sin embargo, es más apropiado referirse a esta situación como una en la cual la cuestión de la justicia y la racionalidad simplemente no surge: es decir, como una situación extra-moral. La existencia de Viernes, el gorila, le impone a Crusoe, sencillamente un problema técnico, no moral. Crusoe no tiene otra opción que aprender a manejar y controlar exitosamente los movimientos del gorila de la misma forma en que debe aprender a manejar y controlar a los objetos inanimados de su entorno. 21 Hans Hoppe Libertad o Socialismo P or implicancia, sólo si las dos partes del conflicto son capaces de presentarse argumentos mutuamente, se puede hablar de un problema moral y surge la cuestión de si existe o no una solución significativa. Sólo si Viernes, más allá de su apariencia física (es decir, sin importar si se ve como un hombre o como un gorila) es capaz de argumentar (aún si se ha mostrado capaz de hacerlo una sola vez) puede ser considerado racional y tiene sentido la cuestión de si existe una solución correcta al problema del orden social o no. No se puede esperar que nadie dé una respuesta realmente ninguna respuesta a alguien que nunca ha hecho una pregunta o, más puntualmente, que nunca ha declarado su propia postura relativista en forma de un argumento. En ese caso, este otro no puede ser visto y tratado como otra cosa que no sea un animal o una planta, es decir, como una entidad extra-moral. Sólo si esta otra entidad puede en principio detener su actividad, cualquiera que sea, pararse para hablar y decir sí o no a algo que uno ha dicho, le debemos a esta entidad una respuesta y por lo tanto, podemos sostener que nuestra respuesta es la correcta para las dos partes involucradas en el conflicto. M ás aún, en segundo lugar y positivamente se sigue del a priori de la argumentación que todo lo que debe ser presupuesto en el curso de una argumentación como precondición lógica o praxeológica de la argumentación no puede ser discutido argumentativamente respecto de su validez sin caer, así, en una contradicción interna (en términos). Ahora, los intercambios lógicos no están hechos de proposiciones aisladas, sino que constituyen una actividad humana específica. La argumentación entre Crusoe y Viernes requiere que ambos posean, y se reconozcan mutuamente como poseedores de, control exclusivo sobre sus respectivos cuerpos (sus cerebros, cuerdas vocales, etc.) como así también del lugar que ocupan sus cuerpos. Nadie podría proponer nada y esperar que la otra parte se convenza de la validez de esa proposición o la niegue y proponga algo diferente, a menos que se presupongan y asuman como válidos el control de uno y otro sobre sus respectivos cuerpos y lugares que ocupan. De hecho, es precisamente este reconocimiento mutuo de la propiedad del propio cuerpo y del lugar que ocupa, por parte del proponente al igual que del oponente, lo que constituye el characteristicum specificum de toda disputa proposicional: que mientras uno puede no estar de acuerdo respecto de la validez de alguna proposición, uno puede acordar de todas formas en el hecho de que uno está en desacuerdo. 22 Hans Hoppe Libertad o Socialismo A demás, este derecho a la propiedad del propio cuerpo y el lugar que ocupa debe ser considerado a priori (o indiscutible), justificado tanto por el proponente como por el oponente. Dado que quien quisiera sostener cualquier proposición como válida vis-à-vis con un oponente ya estaría presuponiendo el control exclusivo de él y el de su oponente sobre sus respectivos cuerpos y lugares que ocupan, simplemente para decir: C onsidero que tal y tal cosa son ciertas, y te desafío a que me demuestres lo contrario. [Suficiente para el reclamo de John Rawls, en su celebrada Una Teoría de la Justicia (Theory of Justice), respecto de que no podemos más que reconocer como primer principio de justicia el que requiere una distribución igualitaria (de todos los recursos), y de su comentario de que este principio es tan obvio que sería de esperar que se le ocurra a inmediatamente cualquiera. Acabo de demostrar aquí que cualquier ética igualitaria tal como esta propuesta por Rawls no sólo no es obvia sino que también debe ser vista como absurda, es decir, un sin sentido contradictorio. Dado que si Rawls estuviese en lo correcto y todos los recursos estuvieran realmente distribuidos en forma igualitaria, entonces él literalmente no tendría piernas sobre las cuáles pararse y sostenerse para proponer la mismísima sonsera que manifiesta.] E s más, sería igualmente imposible involucrarse en una argumentación y descansar en la fuerza de los propios argumentos, si uno no pudiese poseer (controlar en forma exclusiva) otros medios escasos (más allá del propio cuerpo y del lugar que ocupa). Ya que si uno no tuviese ese derecho, entonces todos pereceríamos inmediatamente y el problema de justificar reglas como así también cualquier otro problema humano sencillamente no existiría. Ergo, por virtud del hecho de vivir, se deben presuponer como válidos también, derechos de propiedad sobre otras cosas. Nadie que esté vivo podría argumentar lo contrario. Y si a una persona no se le permitiera adquirir propiedad sobre estos bienes y espacios mediante el acto de la apropiación originaria, es decir, estableciendo un vínculo objetivo (comprobable intersubjetivamente) entre él y un bien o espacio particular anterior a cualquier otro, pero si, en su lugar, la propiedad sobre esos bienes y espacio estuviera garantizada para quienes llegan más tarde, entonces nadie tendría el permiso jamás para comenzar a utilizar ningún bien 23 Hans Hoppe Libertad o Socialismo a menos que se asegure previamente el consentimiento de quienes llegan luego. ¿Pero cómo puede alguien que llegará más tarde, consentir las acciones de quien llegó antes? Más aún, todo el que llega más tarde necesitaría a su vez el consentimiento de otros que llegarán aún más tarde, y así sucesivamente. O sea que, ni nosotros, ni nuestros antepasados o nuestra descendencia seríamos, ni serían, capaces de sobrevivir si hubiese que seguir esta regla. Sin embargo, para que cualquier persona pasada, presente o futura argumente cualquier cosa debe serle obviamente posible sobrevivir, entonces y ahora; y para hacerlo simplemente estos derechos de propiedad no pueden concebirse como carentes de tiempo e inespecíficos respecto del número de personas involucradas. M ás bien, los derechos de propiedad necesariamente deben concebirse como originados mediante la actuación en puntos definidos en tiempo y espacio para individuos definidos. De otra forma, sería imposible para cualquiera decir algo en un determinado punto en el tiempo y el espacio y para que alguien más sea capaz de responder. En otras palabras, entonces, que la regla del primer-usuario-primer- dueño de la ética de la propiedad privada pueda ser ignorada o sea injustificada, implica una contradicción en términos, ya que al ser uno capaz de decirlo se debe presuponer la propia existencia como unidad independiente tomadora de decisiones en un punto dado en tiempo y espacio.
Muy bueno el primer post de este tema. El "anarco capitalismo" es una contradicción. Pretende liberarse de la explotación pero a la vez fomenta la desregulación del mayor factor de explotación en la historia: el capital.
responda mi tema ANARCOCAPITALISMO VS ESTATISMO le aseguro q no superara el desafio, y el capitalismo es lo mas efectivo para distribuir los recusos escasos
A norteindependiente le dio ataque de histeria, no pudo evitar su trastorno obsesivo compulsivo y no encontro nada mejor q un ataque de copy/pasteo a gran escala, llenado una pagina entera de cosas q el no ha leido y q tampoco es capaz de interpretar... pq de lo contrario respondería con sus propias palabras
Lo leí y no tiene nada que ver con el asunto. Allá hablas del monopolio estatal. Aquí exponemos que la mayor explotación de todas se genera desde el capital.
leo todo lo q pongo y un millon mas d libros d todo tipo d temas, y leyes sin estado no se puede explicar con pocas palabras no es explotacion si voluntariamente aceptas la transaccion, ese solo echo elimina la idea d explotacion, en el capitalismo se colabora voluntariamente