Antr.omusica

Tema en 'Cementerio De Temas' iniciado por Heces, 1 Sep 2009.

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  1. Heces

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    Antr.opomúsica #27: Eh rica - Mauricio Redolés

    Ramiro: “¿Así que estai saliendo con la Paulina?”

    Wilson: “Shis, la Paulina es entera rica, me tiene loco la loca”

    Ramiro: “Sí, igual está como quiere”

    Wilson: “Cacha que la otra vez anduvimos por Estación Central y todos esos hueones que se ganan afuera de los trenes se daban vuelta pa sapearla”

    Ramiro: “¿Y tú no hiciste nada?”

    Wilson: “No, ¿Por qué?”

    Ramiro: “Es que si viene un chuchasumare a cuartearme a la peuca, yo me le tiro de una al cogote, la dura, sin giles la hueá”

    Wilson: “Ah, pero na que ver puh comparito, si la Paulina es demasiado rica y ni cagando me puedo ir en mala con los longis, si es imposible no mirarla, así que relajao no más puh sociate, sacando pecho como los reyes no más puh, si al final, el que come pulento ahí es papá”

    Ramiro: “En todos los casos puh comparito... igual está rica la Pauli, ese manso ni que pavo que tiene que cuando va de espalda te invita a seguirla...”

    Wilson: “¿Ah?”

    Ramiro: “Ven, ven, ven”

    Wilson: ¿Qué volá, guatcho?”

    Ramiro: “Es que comparito, la dura, está pa partirla con la uña... como parrón... como...”

    Wilson: “¿Sabe qué comparito? No es por nada, la pulenta, pero no se pase de vovi conmigo puh compare, está bien que yo le diga que no me enoje que en la calle los chuchasumares se den vuelta pa cuartearla, porque la hueá es inevitable y la loca es buena pa menear la raja, pero usted no se me vaya en volá, mire que me olvido que somos yuntas y aquí mismo afilamos quiscas...”

    Ramiro: “¿Pa qué en esa, guatcho?”

    Wilson: “Yo le aviso no más, no se me agile”

    Ramiro: “Ya, calmao, estamos vivos que la hueá pasó y la hueá y pa... ¿Adonde conoció a la Paulina?”

    Wilson: “En un local de papas fritas, ella estaba ahí y yo llegué pa comprarme un cuarto de pollo con papas y depenterre la loca se da vuelta y chocamos y botó su paquete de papas y quedó la cagá puh loco, y yo ahí, entre mirándole las gomas y ayudándola y guaaa, quedé re loco, la mina se pone a reir, porque me cachó mirándole el escote, papurri... si está de miedo la flaca... entonces le dije que le compraba otro paquete, porque lo de ella ya no servía y me dijo que no y la hueá, entonces pa, fui detrás de ella y pa, la agarré del brazo y le dije que no se fuera puh, si igual era peligroso andar de noche... que estaban volviendo los locos de la Garra y era pelua la hueá”

    Ramiro: “¿Y qué le dijo la otra?”

    Wilson: “Que si puh comparito, tonce volvimos y pa, le compré una paquete de luca de papas con harto ketchup y la hueá y una bebida de tres litros, de esas Kontiki de granadina, todo maestro yo puh y pa, la fui a dejarla a la casa, hasta la mismísima puerta puh... shiaaaa... yo entero loco con el medio filete por la calle, que ni un longi se nos acercaba... terrible pecho parao yo, más pecho que el pato del silabario, jajaja... y la hueá es que nos vimos al día siguiente y la invité al persa Estación y las minas de ahí nos miraban caleta, las perras terrible envidiosas por la nami y shiaaa... me acordé, en una estaban tocando reggaeton y la Pauli se puso a bailar y todos los hueones vueltos locos y las minas enfermas de envidia y la loca se me acerca y me empieza a bailar cerquita y guaaa yo terrible loco comparito, la pulenta, como que quería y no quería, quería y no quería y en una le pegué su perreo y todos se cagaron de la risa y me gritaban ‘Ídolo, ídolo, ídolo’ y yo terrible loco puh y la loca re contenta y pa nos fuimos a tomar unas pilsen y pa depenterre me da un pato y yo guaaaaa más feliz que maricón con dos potos... la pulenta”

    Ramiro: “Shiaaaa... la media volá comparito... la pulenta, que buena compare, a lo campeón”

    Wilson: “Crá de crá puh socio... crá de crá”

    Ramiro: “Guaaa... usted es un crá, un crá... shiaaa la volá, como el Mati Fernández”

    Wilson: “Y lo más mejor de toda la volá es que la misma Paulina sabe que es ricarda puh, tonce con ella ni un drama, todo pulento”

    Ramiro: “¿Cómo eso?”

    Wilson: “Es que ella me dijo que se sentía rica y la hueá, que tenía... ¿Cómo era que me dijo que era? Deje acordarme... ah... que tenía el sersapil sacervao, sacervao... algo así”

    Ramiro: “Ersacerbado”

    Wilson: “Esa hueá compare, uta, usted que es culto comparito, podría estar en la universidad estudiando pa abogado o pa doctor”

    Ramiro: “No pasa... ya puh y... ¿Qué más le dijo?”

    Wilson: “Eso puh, que se sentía cotota y con eso del sersapil era imposible... ¿Cómo me dijo? Es que ella también es terrible culta comparito, a veces saca unas palabras difíciles y yo hago como que la entiendo, pero no cacho una... me dijo... ah... me acordé... que era imposible pasar inadvertida... esa hueá... y parece que es cierto, aunque ni se lo que significa y yo con la cara de jetón no más puh...”

    Ramiro: “En todos los casos socito, pareque le voy a comprarle un babero... jajajaja”

    Wilson: “Yo feliz con ella, si pudiera, me subía al San Cristóbal y ahí al lado de la virgencita, calmao tome el vaso, deje persinarme, al lado de la virgencita se lo grito pa los siete vientos que la loca me tiene loco... la pulenta... cache compare que se compró una colonia que venden en Avon, terrible rica la hueá, me deja como toro y yo me compré una Wild Country, pa no ser menos puh... ahí con ella, por la calle, sacando pecho puh socio... cache que pa verme más pulento me abro los botones de arriba de la camisa pa que se me le vean los pelos y la cadena a lo Daddy Yanquee que me compré en el persa y agarro a mi pierna re fuerte de la mano pa que ella también se sienta mi mujer puh y bien hembra, cosa de que quede mojaita puh loco, si igual estoy verde por hincarle el diente y la socia se hace la Miss Universo y se junta de piernitas, pero filo comparito, cuando me de la pasá, lo publico en La Cuarta...”

    Ramiro: “No le vayan a comerle la color no más comparito, usté sae que siempre sale el longi cara bonita con buena percha y tocomocho y cagaste y te mandó saludos”

    Wilson: “No pasa... la Paulina no es maraca con ruedas... es rica, pero no de esas... y no me jorobe la siqui, que estoy pulentito, hace más de un año que no pasaba na con ni una mina, después de la chica Rosa, así que shiaaa... está diciembre que la loca la voy a cuidarla como hueso santo”

    Ramiro: “De maikel... pero de que es rica..."

    Ambos: “Es rica!!... salud!!!”
     
  2. Heces

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    gracias por pasar, que no se pierda esto
     
  3. rojo2580

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    oye saints es todo uno solo???

    para juntarlos
     
  4. Heces

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    no... son distintas historias... cuentos unitarios en un solo proyecto...

    se nota que no has leído ni wea... ni la intro :D
     
  5. rojo2580

    rojo2580 Usuario Habitual nvl.3 ★
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    Dejame decirte que no :XD:
     
  6. Heces

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    Antr.opomúsica #28: Sacrifice - Elton John

    Han pasado dos años y Sebastián (*****poMúsica #09) ha seguido su vida como ha podido. El recuerdo de su mujer sigue intacto y de vez en cuando despierta producto de las pesadillas cargadas de culpa. El abandono, el accidente y muerte de Cecilia, el verse solo con su pequeña de tres años en un extenso cementerio, etc, lo mantienen en un eterno estado de letargo emocional.

    Desde un tiempo a esta parte, sus padres, hermanos y amigos, incluso la familia de Cecilia, lo han estimulado a que rehaga su vida, busque a una nueva pareja y sea feliz de nuevo, pero al parecer, para Sebastián no es tan sencillo. La presencia de un fantasma lo impide.

    Esta vez están todos reunidos en el cumpleaños de Javiera, la hija de ambos y los cuestionamientos nacen solos...

    “¿Cómo puedo hacer tal aberración? No puedo buscar otra mujer, sería traicionar nuevamente a Cecilia”, dice Sebastián mientras mira a su hija que juega con sus primitos y amigos.

    “Hijo, escucha – dice su suegra –. Necesitas estar acompañado. Todos necesitamos estar con alguien que nos quiera”.

    “Pero yo tengo a Cecilia que nos cuida desde donde está y eso es suficiente”, replica Sebastián con fuerza.

    “A Javierita le haría bien tener más hermanitos con los cuales crecer y jugar”, insiste su madre.

    “Pero tiene a sus primos”, contesta Sebastián.

    “No es lo mismo. Ten en cuenta que nosotros nos iremos a otra ciudad muy pronto y los niños ya no estarán juntos como hasta ahora. A Javierita le va a faltar compañía más tarde. ¿Cómo vas suplir eso? Solo no podrás”, acota su hermana, tomándole el hombro a su hermano que de a poco se desmorona.

    “No sé, pero no insistan, para mi Cecilia sigue tan viva como siempre y mientras eso esté sucediendo no hay nada que pueda hacer. Ya ha sido bastante complicado criar solo a la Javi y no me siento capaz de estar con nadie más”, musita con voz quebrada Sebastián y se echa un trago de gaseosa a la garganta.

    Jorge, suegro de Sebastián, se acerca y tiernamente lo toma del hombro y habla con él.

    Jorge: “Sebastián, hijo, escucha, no te estamos diciendo que olvides a Cecilia, sino que sería bueno que estés acompañado”

    Sebastián: “Pero don Jorge, usted debería entenderme”.

    Jorge: “Te entiendo totalmente. Cuando murió mi primera mujer estuve tan mal como tú, pero la vida sigue y uno está vivo y necesita del amor de otra persona”.

    Sebastián: “Pero con el amor de ustedes, de mi familia, mis amigos y de mi niña me basta... no necesito más”.

    Jorge: “No seas testarudo. Al igual que tú, me demoré dos años en guardar el luto, pero mi pequeño Ricardo estaba creciendo y me hacía preguntas. Se sentía muy solo y ansiaba una nueva madre y más hermanitos”

    Sebastián: “Pero a Javierita le da lo mismo, me tiene a mi y yo la tengo a ella y estamos bien así”

    Jorge: “No te creo. Mira, te lo mostraré”

    Jorge alza la vista y vigoroso llama a su nieta, la que al oírlo, deja a sus amigos y primos de lado y corre hacia el grupo que acompaña a Sebastián

    Jorge: “Mi amor, dígale al papi, ¿Usted quiere una nueva mamita?”

    Javiera no responde y se limita a mirar a su padre. Sebastián no dice nada, solo la mira esperando una respuesta, la que no llega. Javiera sale corriendo y se va a jugar con los demás niños.

    Sebastián: “No insista, para mi esto es muy duro y ya se dio cuenta que a Javiera no le falta nada, me tiene a mi y con eso basta. Ella es feliz así”.

    Todo han callado y el tema pareciera haber terminado. En eso Javiera se para nuevamente de donde está y se dirige hacia Jorge, su abuelo, al que abraza con mucho cariño. “Yo ya tengo una mamá. Ella está allá arriba y me cuida para que no me pase nada. En las noches duerme conmigo y me hace cariño hasta que yo estoy soñando y en mis sueños juega conmigo”, le dice con la cordura que tienen los niños de estos tiempos. Todos quedan atónitos y toman de sus vasos para refrescar sus anudadas gargantas. La tensión y emoción es palpable. Sebastián la toma en brazos y comienza a bailar con ella. Emocionado conversa con ella.

    Sebastián: “¿Cierto que somos felices los dos?”

    Javiera: “Sí, papito”

    Sebastián: “¿Y la mamá nos cuida siempre?”

    Javiera: “Sí, y le llevamos flores todos los fines de semana. ¿Mañana iremos?”

    Sebastián: “Sí, mi amor, mañana iremos”

    Javiera: “Te quiero mucho, papito hermoso”.

    Sebastián: “Y también, mi princesa hermosa”.

    Javiera: “Pero yo quiero una hermanita para peinarla y hacerle vestiditos y darle comida y jugar con ella”

    Sebastián: “Pero tienes tus muñecas”

    Javiera: “Papito. Las muñecas no hablan y no dan cariño. Una hermanita si”

    Sebastián: “¿Quién te dijo eso?”

    Javiera: “Mi mamita”

    Sebastián: “¿Tú mamá? ¿Cuándo?”

    Javiera: “Anoche. Me fue a desear un feliz cumpleaños y me dijo que tú estabas muy solito y que yo necesitaba una hermanita. Yo quiero una hermanita”

    Sebastián besa a su hija y la deja en el suelo para que regrese donde los niños que están jugando. Los demás miran a Sebastián que no logra contener las lágrimas, Jorge lo abraza y le dice: “Los niños no mienten. Ella crea esas fantasías sobre Cecilia en su mente para disfrazar sus propios deseos. No seas tonto, tienes 34 años y una vida por delante. Dános más nietos, porque tus próximos hijos no tendrán cuatro abuelos, sino seis”. “Suegro, no insista. No volveré a casarme. No volveré a amar a nadie más. Yo amo a su hija y eso nadie podrá destruirlo”, responde Sebastián entre sollozos. Javiera lo mira desde lejos, le hace una seña y le sonríe. Sebastián responde entre lágrimas. Ella se levanta, corre donde su padre y lo besa tiernamente. “No estés triste, papito, yo estaré contigo para siempre y la mamá también”. Luego, se retira a jugar.
     
  7. Miss__Shine

    Miss__Shine Usuario Habitual nvl.3 ★
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    Que enternecedor, me sacó un leve sollozo.

    De una u otra forma lo senti tan real, tan cercano, siendo que jamas eh vivido algo así, y tampoco ni uno de mis cercanos.


    Meeehhhh, sentimientros encontrados.


    Mis felicitaciones Misan.tropo
    ;) Nuevamente !


    ¡ Me encantó !
    La soberbia y la ambición desde una perspectiva sensual, como aquella mujer tan fria tan caliente.

    *____*



    ( Chaucha, me van a retar por el doblepost -_- So sorry )
     
    #55 Miss__Shine, 1 Jun 2010
    Última edición por un moderador: 2 Jun 2010
  8. LordDamasta

    LordDamasta Usuario Casual nvl. 2
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    wenna vitu

    no habia leido tu @ntropoproyect

    lei el primeo i kon tiempo leere los demas (aunke tel vez no)

    gracias viejo
     
  9. Heces

    Heces Usuario Habitual nvl.3 ★
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    Antr.opomúsica #29 - Mi niña bonita - Lucho Barrios

    Alfredo está en una esquina del salón, contemplando el espectáculo. En sus manos tiene un vaso de Brandy. Todo es fiesta. Todo el mundo disfruta del gran banquete. Pero sus ojos están brillantes, cristalinos, como si contuvieran un aluvión de lágrimas. Pero no eran de pena. Todo lo contrario.

    Al medio del salón estaba ella, Ximena, que de un reluciente blanco danza junto a un joven apuesto, ambos con una sonrisa que pareciera no acabar nunca y ojos cómplices. Se ve realmente hermosa.

    Pasan las horas y el banquete continúa. Alfredo está conversando en una gran mesa junto a varios comensales, hablando de sus pasadas aventuras, pero especialmente de la hermosa mujer de blanco que destacaba segundo a segundo. de pronto la conversación termina. La bella muchacha se ha unido a la conversación, pero el silencio también se unió a la mesa. Es entonces cuando Ximena toma de la mano al canoso hombre. Él se resiste, argumentando cansancio y un leve lumbago, pero es animado por los demás hombres cuando ella insiste en acompañarla al medio de la pista. Alfredo le sonríe y con una reverencia le acompaña.

    La música comienza a sonar y ambos están juntos al resto de los bailarines, que de a poco comienzan a abandonar la pista para dejarlos a ambos, en el centro y así admirar el show. No se despegan las miradas y aunque no se dicen nada, saben perfectamente lo que se están comunicando. Es amor. Un profundo amor. Los aplausos se suceden con cada paso de la pareja danzarina y todo estallan en algarabía con alguna que otra locura de Alfredo y Ximena.

    Cuando concluye la canción, ambos se abrazan y de inmediato comienza a sonar la guitarra de unos mariachis que de la nada aparecen, entonando el mismo tema que adorna este capítulo. Alfredo mira emocionado a Ximena. Le acaricia el rostro y le besa la frente. La emoción que se vive al centro de la pista inunda cada rincón del gran salón, pero nadie es capaz de saber lo que ambos conversan, pero por el modo en que se miran y sonríen debe ser algo hermoso y que de seguro Ximena nunca olvidará.

    Ya es tarde y la pareja se retira, pero antes de eso, Alfredo le pide que espere un par de minutos y parte raudo hacia el interior de una habitación posterior del salón de baile. Luego de un momento vuelve, agitado, demostrando que ya no está para esos menesteres y con una sonrisa le entrega un sobre a la joven. Se despide de ella y del joven con mucho afecto y se aleja, con la cabeza gacha, hacia el interior del edificio. Estando adentro oye la eufórica despedida a los jóvenes novios. Alfredo toma aire y con fuerza contiene las lágrimas. Un vaso de whisky seco calma la emoción.

    Al interior del vehículo, intrigados, Ximena y Fabián, su novio, abren el sobre para salir de las dudas respecto a su contenido. Un cheque con varios ceros a su derecha los deja perplejos, impresionados por el acto. Luego, Ximena nota que hay otro papel dentro del sobre, lo abre y nota que es una pequeña carta, la que comienza a leer:

    “Mi niña bonita:

    Primero que todo, perdona si no logro hacerme entender, sabes bien que tu padre es y ha sido un bruto y estas cosas no son muy frecuentes en mi. Han pasado veinticuatro años desde que naciste y es bueno que sepas ciertas cosas. Por alguna razón, cuando tu madre estaba embarazada decidimos no saber que sexo tendrías. Preferimos dejar todo en las manos de Dios y así llevarnos una gran sorpresa, pero en mi interior siempre quise que fueras un niño. Cosas de machos. No se si me entiendes. Llevarlo al club deportivo y verlo crecer junto al balón o enseñarle a defenderse así nadie le haría daño, incluso salir a caballo a cazar tórtolas por el bosque. Llevarlo a algún lugar por ahí cuando cumpliera la edad suficiente para que se iniciara, que se yo, tanta cosa que un hombre debe hacer por su hijo macho, pero naciste tú. Debo reconocer que el verte en la sala de parto me rompió el corazón, tanto que cuando te vi salir del vientre de tu madre y la enfermera preguntó si quería tomarte en brazos, yo le dije que no, sintiendo un profundo rechazo. Me costó bastante poder asimilar que en realidad eras una señorita y no un varoncito. Todos mis sueños y proyecciones ya no serían posibles. Muchas noches lloré en silencio, renegando del Dios que te trajo, reclamándole el por qué no cumplió con mi petición, pero al pasar el tiempo, comencé a entender las razones. Recuerdo la primera vez que me dijiste papá. Estábamos en un almuerzo familiar y tu jugabas con la comida, desparramando para todos lados, lo que me tenía casi exasperado, pero cuando te fui a reprimir solo atinaste a sonreír y decirme “Papá”. En ese momento, te tomé de los brazos y no te solté más. Te besé tanto que comenzaste a pegarme porque te apretaba sin querer y ahí supe que nunca nada ni nadie nos separaría.

    Cada tarde al regresar del trabajo me recibías con una gran sonrisa y gritando “Papá! Papá!” corrías hacia mi abrazándote de mi piernas y yo te tomaba y era una obligación, casi un rito jugar al caballito, sentada en mis piernas y tu afirmada de mi corbata, que varias veces terminaban con un nudo ciego, pero no me importaba. Creciste y las actividades que tenía pensado para el varoncito las comenzamos a realizar nosotros. Si bien no te llevé al club deportivo a jugar fútbol, te llevé con ese hermoso tutú rosa a las clases de danza que tanto anhelabas, donde desde el comienzo te destacaste y eras mi orgullo. Sí te enseñé a defenderte de cualquier daño, aunque eso acarreara que me rompieras el tabique nasal, pero era el costo y quizás era el castigo por mi error del comienzo de tu vida. Muchos fines de semana partíamos al bosque y a caballo salíamos a cazar tórtolas y conejos, aprendiendo a la perfección el uso del rifle. Cuando terminaste el cuarto medio, estuve presente, emocionado cuando te destacaban como una de las mujeres alumnas del colegio, así asegurando una beca para ingresar a la más prestigiosa de las universidades. En resumen, tú misma te has encargado de enamorarme eternamente de ti, porque eres una bella joven, sana y con grandes valores. Mi niña bonita.

    Ahora te vas y junto a Fabián comienzas una nueva vida. Debo reconocer que al comienzo no me gustaba para ti, pero son los prejuicios y celos que todo padre tiene por su hija, especialmente si es la hija mayor. Temía que cualquier hombre te hiciera daño y eso me negaba aceptar la llegada de algún novio a nuestra casa, pero Fabián tuvo que luchar mucho para poder convencerme, hasta que lo logró. Incluso me acompañó al estadio a apoyar a Unión Española, siendo que él es hincha de Cobreloa y eso me demostró que era capaz de cualquier cosa para confirmar su amor por ti. Ahora, sabiendo que Fabián es un buen tipo, solo le pido que siempre te haga feliz y se que así será, así es que me quedo tranquilo, aun con mucha pena en mi corazón, porque ya no estarás conmigo, literalmente hablando, pero se que en tu corazón estaré, así como lo estás desde que naciste.

    Una sola cosa les pido. Están obligados a que su primer hijo sea varón y lleve el nombre de su Abuelo, Alfredo.

    Te ama, tu padre”.

    Ximena y Fabián dejan de leer y en silencio guardan el sobre y se miran. Una carcajada nace de ambos, se abrazan y comentan: “Este viejo está muy loco”, dice Ximena. “Pero es un tipo que a pesar de su rudeza, siempre ha sido dulce contigo”, replica Fabián. “Lo que me emociona, es que fue sincero”, continúa ella. “A todo esto, ¿Te parece bien el nombre Alfredo?”, pregunta el joven. Ambos quedan en silencio. Pasan los segundos y al unísono responden: “Nooooooooooo”.
     
  10. Heces

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    Antr.opomúsica #30 - Still loving you - Scorpions

    Un pequeño rayo de luz entra en la oscura habitación. Todo está en silencio, hasta que el ring del teléfono quiebra la calma. La silueta de una delicada mano aparece y toma el auricular...

    Bárbara: "Alo?"

    Iván: "Bárbara?"

    Bárbara: "Iván?"

    Iván: "Bárbara!, hola..."

    Bárbara: ...

    Iván: "Por favor, no me cuelgues... necesito hablar contigo"

    Bárbara: "Qué quieres ahora?"

    Iván: "Por favor... no cuelgues"

    Bárbara: "Hasta cuando me molestarás? No te basto con..."

    Iván: "Voy a ser breve..."

    Bárbara: "Iván... entiende... no quiero nada contigo"

    Iván: "Yo he cambiado"

    Bárbara: "Esperas que te crea eso?"

    Iván: "En serio... te lo puedo demostrar..."

    Bárbara: "Lo mismo me dijiste la última vez que te creí... que cambiarías y te duró una semana y después ya andabas tomando todos los días... ya no... no te creo más... menos con lo que pasó la otra vez..."

    Iván: "Estoy arrepentido de eso"

    Bárbara: "No sacas nada con decirlo"

    Iván: "Créeme... he cambiado"

    Bárbara: "No te creo y no quiero creerte... Iván... por favor... déjame tranquila"

    Iván: "Pero yo te amo... y te necesito... necesito estar contigo... te amo"

    Bárbara: "Entiende... quiero estar sola"

    Iván: "Es que tienes que creerme... he cambiado... dame una oportunidad... te prometo que no voy a fallar... quiero que veas mi cambio..."

    Bárbara: "No... en serio... no"

    Iván: "Por qué eres tan ciega y no ves que he cambiado? No te entiendo... cada vez que te equivocabas, yo tenía que perdonarte y tú no lo haces"

    Bárbara: "Ves? No has cambiado... sigues siendo el mismo obsesivo de siempre... Iván... en serio..."

    Iván: "Te prometo que nunca más..."

    Bárbara: "Iván... me pegaste!!! Entiende eso... me pegaste... me rompiste la nariz... cómo te voy a creer que has cambiado? Aun tengo dolores..."

    Iván: ...

    Bárbara: "En serio... has tu vida por otro lado... yo no te quiero cerca..."

    Iván: "Yo... te amo..."

    Bárbara: "Adios"

    ...

    Por un lado, Bárbara llora desconsolada. Ese energúmeno al que le acaba de colgar el teléfono, es el gran amor de su vida, que debido a los reiterados golpes de él, ha abandonado a su suerte, terminando una larga y tormentosa relación. Po el otro, Iván mastica la rabia, saca un cigarro y nervioso, entre cada pitiada, se dice a si mismo:

    Iván: "Si tan solo creyeras que he cambiado, que me dejes demostrarte ese cambio... Me siento tan estúpido... estúpido... Por qué eres tan orgullosa? Por qué? Por qué?"

    El teléfono vuelve a sonar. Esta vez, Bárbara mira por el visor de llamados y con cara de hastío, contesta el teléfono...

    Bárbara: "Iván..."

    Iván: "Oye... te amo"

    Bárbara: "Por favor... no me atormentes más..."

    Iván: "Dime que no me amas y te dejo tranquila..."

    Bárbara: "Iván... déjame..."

    Iván: "Por qué eres tan orgullosa?"

    Bárbara: "Me pegaste... me hiciste daño... entiende eso"

    Iván: "Pero yo he cambiado... comencemos de nuevo... partamos de cero..."

    Bárbara: "Estás loco?"

    Iván: "Dime que no me amas y te dejo tranquila"

    Bárbara: "No sigas... por favor"

    Iván: "Dilo... dilo... dime que no me amas y te dejo"

    Bárbara: ...

    Iván: "Viste? Me amas... por eso dame una oportunidad puh... yo te amo... en serio que te amo y quiero recuperar el tiempo perdido y mejorar todo lo malo"

    Bárbara: "En serio... no!"

    ...

    Todo está en silencio... Bárbara vuelve a llorar. Del otro lado, Iván se maldice por la mala suerte. El teléfono vuelve a sonar... Bárbara no contestará...
     
  11. Heces

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    Antr.opomúsica #31: Ahora es Miguel - Alberto Plaza

    Ha pasado el tiempo y la vida de Sebastián parecía mejorar. Aun queda el recuerdo de su mujer, que falleció en un accidente automovilístico (Antr.opomúsica #09), pero ahora tiene una nueva ilusión. Hace un mes está saliendo con María Eugenia, pero su hija Javiera desconoce la novedad. Era necesario que ella supiera la actual situación amorosa de su padre y de paso, que no sea tan traumática a sus noveles años. Es por eso, que Sebastián programó un paseo por el zoológico con Javiera y María Eugenia.

    El día esperado llegó y camino a casa de su nueva “amiga”, Sebastián prepara el terreno contando algunos detalles a su hija, que no se veía muy entusiasmada con la idea.

    Sebastián: “María Eugenia es muy agradable, ya verás”

    Javiera: “¿Es linda?

    Sebastián: “Sí, hay que reconocer que es muy linda”

    Javiera: “¿Más que la mamá?”

    Sebastián: “Tu mamá siempre será la más hermosa del mundo”

    Javiera: “¿Te acuerdas de ella?”

    Sebastián: “Siempre. Además, estás tú y al verte a ti, la veo a ella”

    Javiera: “¿Tengo que querer a esta?”

    Sebastián: “María Eugenia”.

    Javiera: “Yo tengo mamá. Está en el cielo, pero la tengo”

    Sebastián: “No tienes que ser tan desagradable”

    Javiera: “No puedes obligarme a quererla”

    Sebastián: “Dale la oportunidad de conocerte, luego decides”

    Javiera: “Sí, claro. Debe ser más fea”

    Estando en casa de María Eugenia y esperando que termine de arreglarse, Javiera y Sebastián continúan la conversación.

    Javiera: “Le podrías decir que se apure”

    Sebastián: “No seas impaciente”

    Javiera: “Pero tengo hambre, papá”

    Sebastián: “Ya comerás algo muy rico y tomarás helado”

    Javiera: “Yo no voy a querer a tu amiga”
    Sebastián: “Como quieras, no me preocupa”

    Javiera: “Mamá se sentiría muy mal si supiera lo que estás haciendo”

    Sebastián: “Según recuerdo, eras tú quien quería tener una hermanita (Antr.opomúsica #28), ¿o no?”

    Javiera: “En ese tiempo yo era una niña y no sabía lo que decía”

    Sebastián: “Seguro ahora eres muy grande”

    Javiera: “Papá, ubícate, ya tengo diez años”

    Sebastián: “Lo siento, olvidaba lo grande que eres”

    Javiera: “Dile que se apure”

    Sebastián: “Mira, ahí viene. Que guapa te ves, María Eugenia”

    Javiera: (En voz baja) “Cierra la boca, pareces un baboso así”

    Ya en el lugar, Javiera se mantuvo en silencio, mostrándose evidentemente incómoda con toda esta nueva situación. María Eugenia, por su parte, notó lo enrarecido del ambiente y de igual modo se incomodó, pero su actitud siempre fue positiva, tratando que todo continuara grato. Sebastián, por su parte, no le dio importancia.

    En un momento que Sebastián fue a comprar algunas cosas para comer, Javiera abordó a María Eugenia.

    Javiera: “Yo no quiero que seas mi mamá, yo tengo mi mamá”

    María Eugenia: “Pero podemos ser amigas, ¿Qué te parece?”

    Javiera: “No me parece”

    María Eugenia: “Cuando quieras puedes ir a mi casa y jugar con mis muñecas, las tengo desde niña y con mi perrita, es muy linda y juguetona”

    Javiera: “Te dije que no quiero ser tu amiga. Mi papá es mío y de nadie más”

    María Eugenia: ...

    Javiera: “Yo no lo voy a compartir con nadie y menos contigo”

    María Eugenia: “No quiero pelear contigo”

    Javiera: “Mi mamá es mucho más linda que tú”

    Regresa Sebastián, con unas bebidas y unos sandwichs para las chicas. María Eugenia está molesta, pero disimula de buen modo y Javiera se come rápido el ave – mayo y se va a jugar cerca de la jaula de los leones. Era el momento de desahogarse.

    María Eugenia: “No quiero que te pelees con tu hija, pero se ha mostrado muy insolente conmigo”

    Sebastián: “Creo saber el por qué”

    María Eugenia: “Yo la entiendo, pero...”

    Sebastián: “No te preocupes, ella tiene que entender que tengo el derecho a rehacer mi vida. Quédate tranquila, que esto no se repetirá”

    María Eugenia: “Gracias, eres muy lindo y ella también lo es”

    Sebastián: “Está bien. Ven, dame un beso”

    Estaban en eso, cuando irrumpe Javiera, que grita desconsolada a la pareja y se rompe a llorar.

    Javiera: “Suelta a esa mujer, papá. Tú no puedes besarte con ella. ¿Olvidaste a mi mamá? Tú estabas casado con ella. Suéltala, ¡Suéltata!”

    Consolar a la niña fue una tarea titánica y al final, el que parecía ser un grato paseo, terminó siendo un total fracaso. Sebastián fue a dejar a María Eugenia, que se despidió con timidez y Javiera no habló durante el resto del día.
     
  12. Heces

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    Antr.opomúsica #32: Mi caramelo - Versuit Vergarabat

    La vida es cíclica. Muy bien dicen eso y es justamente lo que sucedió con Rubén, donde, por culpa de la vida o de él mismo, no tuvo lo que quiso en su momento y el tiempo le dio una segunda oportunidad.

    Rubén, en el tiempo del colegio, tenía una compañera que le quitaba el sueño. Sus adolescentes años estaban perturbados por esta virginal belleza. Pelos dorados y sonrisa amplia. Unos grandes ojos almendrados y una figura hecha a mano. El cuerpo ideal, voluptuoso, con mente de niña. Mezcla perfecta, pero Rubén no estaba a la altura de las circunstancias y no pasó de ser un buen amigo de Pilar. Ella disfrutaba mucho de la compañía de este ansioso joven, se reía a gusto con las infantiles bromas de él, pero cuando Rubén aparecía con los juegos de conquista, ella daba marcha atrás y se escabullía entre sus compañeros. En una oportunidad, Rubén se declaró, pero ella, solo atinó a sonreírle y dar las gracias. Nada más podía entregar.

    Pasó el tiempo, el suficiente para que él hiciera su vida. Comenzó a estudiar en la universidad, de hecho, se cambió de ciudad. Luego, sin detenerse, entró a una prestigiosa empresa y en ella conoció a la que finalmente fue su esposa. Todo marchaba bien en la vida de Rubén. Veinteañero y exitoso, pero como todo lo que está arriba, baja, lo que baja, en algún momento debe subir.

    Cierta tarde, después de la jornada de trabajo y cuando Rubén se dirigía a los estacionamientos de la empresa, ve pasar por las afueras a Pilar, junto a dos mujeres más, que entre la conversación y el apuro del destino de quien sabe donde, se pierde entre las sombras del escenario. De inmediato, Rubén se congela y su corazón se detiene. El amor de infancia, el primer amor, la persona que le revolucionó las hormonas por primera vez, esa rubia que aprendió a usar el jumper ajustado y a caminar sinuosamente, la misma que le dijo que no cuando estaban en último año de enseñanza media, pasó frente a él. Hermosa y vaporosa. El pasado se hace presente, pero nuevamente, deja de ser.

    Han pasado los días y a Rubén aun le ronda por la mente ese fugaz encuentro. Encuentro para él, porque para ella, él es parte del pasado. Rubén no logra conformarse con aquello y comienza a estar atento a cada persona que pasa junto a él. Quizás cuantas veces se toparon y no se vieron. Quizás en cuantas oportunidades él pudo tenerla entre sus brazos, pero no se dio cuenta. Esta especie de obsesión lo hizo ir al psicólogo. La solución era sencilla. Si él deseaba despejar su mente y recuperar el vacío en su matrimonio, era necesario alejarse un tiempo de ella, aunque sea mentalmente.

    La terapia no dio resultado.

    Todas las tardes esperaba en su automóvil, pero Pilar no pasó más. Se metió a Internet, con esto de las tecnologías y la conectividad virtual, era posible encontrarla y justamente, ella apareció. El corazón del encandilado Rubén se detuvo nuevamente, como aquella vez en el estacionamiento o como cada vez que ella, en la sala de clases, se acercaba en silencio y le susurraba al oído, que le ayudara con alguna tarea.

    “Eres mi caramelo, eso lo sabes desde siempre. Cada vez que podía decirlo en clases, lo hacía. Sonreías, pero te alejabas. Nunca supe si llegaste a quererme, pero mi corazón me dice que sí, que aunque lo niegues, algo sentías por mi. Pilar, el otro día te vi cuando salía de mi trabajo y quedé estupefacto. Nunca pensé que volvería a verte y menos en este momento, que mi vida está llena de cambios. Te cuento que estoy casado y tengo un par de preciosos hijos, pero la verdad es que si me dieras la oportunidad, dejo todo botado, por estar un segundo a tu lado. Espero me respondas este mensaje, porque la verdad es que me estoy volviendo loco. Se que el tiempo avanza rápido y no hay marcha atrás, pero necesito soñar un poco. Soñar que te tengo entre mis brazos y sentir tu respiración sobre mi piel. Acepta un café y luego vemos que pasa. La vida no puede ser tan cruel, como para no darme esta oportunidad. Te juro que dejo toda mi vida de lado, por estar solo en un hotel, motel, en mi auto o donde sea, aunque sea por medio segundo, contigo. Estás tan linda. No has cambiado nada desde que dejé de verte. Rubén, el mismo que te hacía reír en clases, se despide. Al menos por ahora. Un beso. Chao”, fue el mensaje que Rubén escribió en el Facebook de Pilar, pero al momento de hacer click, canceló.
     
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